Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

18Dic/080

Slavoj Zizek

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“¿cuándo se produce en política la experiencia de lo sublime? Se produce cuando, contra su mejor juicio, la gente descarta el balance de ganancias y pérdidas y se arriesga a la libertad; en ese momento se vuelve milagrosamente posible algo que, literalmente, es imposible explicar en función de las circunstancias... El sentimiento de lo sublime es suscitado por un acontecimiento que suspende momentáneamente la red de la causalidad simbólica “ (Zizek, 2001: 55)

18Dic/080

Theodor Adorno

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Si el discurso debe hoy dirigirse a alguien no es a las llamadas masas ni al individuo, que es impotente, sino más bien a un testigo imaginario, a quien se lo dejamos como herencia para que no desaparezca por entero con nosotros” (Dialéctica del iluminismo, Sur, Buenos Aires, 1969, p.301)

18Dic/080

Karl Marx

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Todo lo sólido se desvanece en el aire, todo lo sagrado es profanado, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”

17Dic/080

Bertolt Brecht

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El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado, y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales

17Dic/081

El discurso de la Crisis

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Por Sonia E. Durand

Los medios nos informan que se lucha contra la crisis o que la crisis económica se extiende o usan distintas tipos de expresiones (tembladeral, caída del muro de Wall Street, terremoto, colapso, tsunami, etc.) para señalar sus consecuencias negativas  y con esto, si pensamos bien, no nos dicen mucho.

Sobre todo si buscamos, en estas expresiones, y otras más, el agente de la acción. Este ha desaparecido detrás de impersonales (se) o nominalizaciones. Por ejemplo cuando decimos: La crisis ataca a los más pobres (¿quién es el agente que ataca?) o La globalización financiera hace que la crisis se extienda (¿quién es el sujeto o los sujetos que hace que la crisis se extienda?). Con todo esto, intentan explicarla como un suceso natural que ocurre sin que nadie, concretamente, sea responsable.

Analicemos la primera afirmación: se lucha contra la crisis A poco de repetirla, aparecen los gobiernos como agentes de la acción y un solo nombre que se repite Bush, como el gran salvador, siguiendo con la saga de las películas norteamericanas. Son pocos los que lo creen.

¿Qué significa que los gobiernos, que administran el Estado, hayan intervenido en las cuestiones económicas? O mejor, ¿Por qué, cuando todos esos mismos medios nos rociaron con la idea de que el mundo económico no debía regirse por el Estado sino por el Mercado, nos dicen ahora que los estados deben resolver la crisis? Da toda la impresión de que se trata de una cuestión ideológica que nos permite afirmar que no es solamente lo económico lo que está en crisis, sino también lo ideológico. Pero, si los Estados han comprometido su accionar en este aspecto, no podemos menos que agregar que se trata, también, de una cuestión política (entendiendo a política en su sentido estrecho como la acción del Estado).

Veamos primero qué quieren decir con la palabra crisis porque este concepto tiene una larga historia. En Grecia, significaba oportunidad, decisión o cambio y, además, estaba referida, sobre todo en la Estética de Aristóteles, aquellos personajes cuya toma de decisiones ponían en juego su destino.

El concepto moderno de crisis corresponde a las reflexiones nacidas, en torno a la historia, (Vico). En el siglo XIX, comienza a considerársela como un hecho natural de toda civilización que atraviesa momentos de estabilidad, (crecimiento lento) y cambios bruscos que la colocan frente a la situación de tomar decisiones, las cuales abren nuevos horizontes hundiendo los viejos. Por esta razón, el concepto de crisis posee, desde su comienzo, un aspecto negativo y otro positivo.

Pero la manera cuasi natural de entenderla - que es reinterpretada por Marx quien considera, a estos estados, como condiciones históricas específicas del desarrollo del capitalismo -  aun perdura en las metáforas que se usan para designar la crisis: tembladeral, caída del muro de Wall Street, terremoto, colapso, tsunami, etc. No hay responsables son fenómenos naturales o cuasi naturales que de pronto aparecen y afectan a todos.

Tomemos por ejemplo la Caída del muro de Wall Street. La metáfora lleva una comparación casi explícita con la caída del muro de Berlín. Pero, en este último caso, supimos quiénes lo construyeron, quiénes tomaron la decisión política de hacerlo caer (o casi) y vimos quienes lo iban demoliendo: parte del pueblo. ¿En qué se parece esta caída? En nada: ni sabíamos que  Wall Street  podía compararse con un muro (más bien nos habían dicho de la globalización y de la apertura económica) ni quienes construyeron el muro, ni para qué, ni quienes tomaron la decisión de hacerlo caer ni quiénes, concretamente, se encargaron de ello. Es solamente una metáfora ideológica y, como tal, encubridora. Se pueden interpretar varias cosas, seguramente muy enriquecedoras (como cuando nos dicen que con la URSS había un equilibrio mundial y con su caída EE.UU. pareció triunfar y extenderse pero esa burbuja lo llevó a esto. Y otras cosas por el estilo) pero nos alejan del acontecimiento real.

Volvamos a nuestra primera expresión. luchar contra la crisis puede querer decir, por lo menos dos cosas diferentes: oponerle a los cambios bruscos un dique tomando decisiones que permitan la vuelta a la misma forma de estabilidad o intentar una nueva manera de integración de los distintos subsistemas sociales y de los sujetos. Nada nos dice la fórmula sobre cuál de las dos cosas se están haciendo al respecto.

Por las medidas que tomaron los gobiernos de los países centrales,  pareciera que son del primer tipo y que a todos nos conviene una contención que garantice el orden anterior a la crisis.

Más aún, si unimos esto, a la insistencia en las consecuencias negativas. Tal vez habrá que decir, que esas medidas las toman personas y el carácter negativo de las consecuencias debería estar ligado a esas decisiones, o por lo menos a aquellas otras que provocaron la crisis. Cosa que no sabemos.

No es solamente eso, sino que, además, las decisiones se toman dentro de un sistema, el capitalismo, que, en tanto sistema, no puede transponer sus propios límites sin que esto provoque nuevas formas de reestructuración. Pero entonces, debemos aceptar, y esto va de la mano del concepto mismo de crisis, que también hay un aspecto positivo: la resolución de viejos conflictos que, dentro del sistema no se han podido resolver. O mejor, la manifestación de contradicciones implícitas.

Tal vez, para poder dar una última palabra sobre esta afirmación de negatividad, conviene que abordemos la segunda afirmación de nuestro comienzo: la crisis económica se extiende. Esto parece más claro porque todos los países se han visto involucrados. Pero, ¿quién o quiénes hacen que se extienda? Otra vez sin sujeto, otra vez abstracciones que más que informar, encubren. Y ¿se extiende solamente de país a país o también de subsistema a subsistema social? Para responder esta interrogación sería conveniente recurrir a Jürgen Habermas, último representante de la escuela de Fráncfort.

Habermas considera que las crisis implican una doble dificultad de integración, propia del capitalismo. Por un lado es una dificultad social y por otra es una dificultad sistémica. Y esto, porque pueden diferenciarse dos formas diferentes de integración.

La integración social está vinculada a las instituciones en donde el sujeto se socializa a través de la interpretación (hermenéutica) de símbolos y la comunicación. A este aspecto, que pertenece al sistema socio-cultural, Habermas lo denomina el mundo de la vida. Es decir, el sujeto asume normas y analiza acontecimientos relacionados con su situación. En tanto, la integración sistémica está relacionada con las características de todo sistema de conservar sus límites y reducir la complejidad de los fenómenos inestables.

Por tal motivo, en Habermas, la crisis no es, solamente, algo exterior al sujeto sino que, así como afecta a las estructuras sistémicas, también afectar al mundo de la vida. Aquí está la explicación de por qué predomina el aspecto negativo: la dificultad de integración sistémica y subjetiva, que acarrea.

El desplazamiento de una crisis de un subsistema social a otro es característico de las crisis sistémicas de modo que ésta puede empezar en cualquier subsistema social y desplazarse a otro.

Así, por ejemplo, la crisis del subsistema económico se desplaza al subsistema político y hace renacer las luchas políticas y la oposición entre las diferentes clases sociales. El desplazamiento hacia lo político es la lógica consecuencia de la imposibilidad de solucionar la crisis económica con medios de carácter económico ya que no es posible transformar el sistema de apropiación privada del beneficio, propio del capitalismo. De aquí su reenvío hacia lo político.

En el subsistema político, la crisis se manifiesta tanto en torno a la racionalidad  del subsistema como a la legitimación del mismo pero, mientras las crisis de racionalidad pueden analizarse como crisis sistémicas (en tanto incapacidad para regular la integración de los otros subsistemas), las de legitimación, son crisis de identidad y, por lo tanto no son sistémicas. Representan una amenaza directa a la integración social en tanto que, la legitimación del subsistema político, requiere de una lealtad difusa de las masas que otorgue, a los gobiernos, cierto margen de acción consensuado. Cuando la legitimación no alcanza el nivel de lealtad de masas requerido, se produce ineludiblemente una crisis de legitimación, es decir una crisis de identidad. Muchas de las medidas en torno a la racionalidad sistémica son tendientes a evitar esta afectación.

Pero, la crisis de racionalidad de la Administración pública, significa que el aparato del Estado, en determinadas condiciones, no puede aportar al sistema económico rendimientos positivos, ya que actúa para intereses no generalizables. De este modo, el sistema político desplaza sus límites hacia el interior del sistema sociocultural con lo que la crisis afecta a todas las esferas incluidas las del mundo-de-vida y sus procesos ideológicos y simbólicos.

Ahora se ve más clara la aseveración de la extensión de la crisis. Si se extiende de país en país no es solamente por la globalización financiara sino también porque afecta al subsistema político global y puede comprometer al sistema socio-cultural y el mundo de la vida.

            Después de este recorrido teórico, podemos concluir que cuando se sostiene que los gobiernos luchan contra la crisis una de las posibles lecturas sería que alguien o algunos (que no sabemos bien quienes son) están intentando ocultar, otra vez, las contradicciones del sistema, para lo cual han tenido que producir cambios a nivel de las representaciones ideológicas. Cuando nos informan que la crisis económica se extiende pueden querer decirnos que se han afectado varios modos de integración social lo que también explica la insistencia en las consecuencias negativas.

 

            Ahora pareciera que sabemos algo más. Pero detengámonos un poco en lo que hemos dicho. Sabemos que se ha desestabilizado el sistema y que esto significa problemas de integración. Sabemos que hay consecuencias negativas para el sistema y para los individuos. Pero seguimos sin  saber de quienes nos hablan. Me refiero a los sujetos reales (no las instituciones), los responsables, los que, durante décadas acumularon capital sin que nadie los controlara y que, ahora, solamente pueden salvarse con más capital; condición, para que nos salvemos todos. Pero salvarnos ¿de qué y de quiénes? No lo sabemos. No sabemos si en ese nosotros estamos incluidos o somos simplemente extorsionados, empujados a la aceptación de las diversas acciones por la ambigüedad del pronombre: nosotros: ¿ese nosotros está referido a los que hablan o incluyen también a los que escuchan el mensaje por los medios? Cuando nos dicen: Nosotros ¿se trata del pueblo norteamericano, de los grandes financistas, de los presidentes de los países centrales, o de todos los integrantes del mundo? Vaya uno a saber……..

 

Master en análisis del discurso UBA. Titular en pos grados UTN

 

17Dic/080

EN DEFENSA DEL TRABAJO NACIONAL

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Tengo el agrado de invitarlos a una exposición que desarrollará el Lic. Amado Boudou, el próximo martes 23 de diciembre de 18 a 20 hs., en la Sede del Club del Progreso,  Sarmiento 1334 de la Ciudad de Buenos Aires,   donde analizaremos las medidas dispuestas por el Gobierno Nacional para afrontar la crisis internacional y sostener el trabajo nacional.  Nuestro objetivo es contribuir a fortalecer la capacidad de debate social y la participación de los actores políticos, empresarios y sociales a favor de dichas acciones.
Esperando contar con la presencia de Uds. los saluda con gran afecto:
                                                                                                              Lic. Kelly Olmos
La reunión comenzará y finalizará puntualmente en el horario previsto.
Acceso con inscripción previa al mail: mail@kellyolmos.org.ar