SOBRE LA ESTRATEGIA DE LA IZQUIERDA EN AMÉRICA LATINA
MARTA HARNECKER
6 DE OCTUBRE 2004
Este artículo aparecerá en inglés en la revista Science & Society, Vol. 69, No. 2, verano de 2005. Ese número está dedicado a un symposium realizado en torno al libro de Steve Elner sobre el tema.
INDICE
1. PRECISANDO EL CONCEPTO DE IZQUIERDA 2
2. IMPERIALISMO Y GLOBALIZACIÓN: RECONOCER LO NUEVO 2
3. DEFINIENDO EL CONCEPTO DE ESTRATEGIA POLÍTICA 4
4. FIN DE LA ERA DE LAS REVOLUCIONES ANTIIMPERIALISTAS 5
5. LA ESTRATEGIA POLÍTICA PARA EL ACTUAL PERÍODO: UN AMPLIO FRENTE ANTINEOLIBERAL 6
6. COMO VENCER LOS OBSTÁCULOS EN SISTEMAS DEMOCRÁTICOS ACTUALES 7
7. ESTRATEGIA DE ACUMULACIÓN DE FUERZAS DE LA IZQUIERDA: EL PAPEL DE LOS GOBIERNOS LOCALES 8
8. PROCESO BOLIVARIANO VENEZOLANO Y LA CREACIÓN DEL SUJETO REVOLUCIONARIO 9
1. El artículo de Steve Ellner “Metas de la izquierda y debate sobre la estrategia neoliberal en América
latina“sostiene que en nuestro subcontinente surgen a partir de los noventa tres estrategias de la izquierda en la lucha contra el neoliberalismo. La centrista de Jorge Castañeda; la que prioriza la lucha contra el neoliberalismo de Marta Harnecker” y la de James Petras en la que las tareas antineoliberales no opacan las muchas antiimperialistas o anticapitalistas.
2. Y cuando se refiere a la estrategia que se deriva de mis escritos la resume en las siguientes tesis: ha llegado el fin del ciclo de las revoluciones antiimperialistas; son grandes las dificultades de una victoria en un período ultraconservador; es necesario concentrar los esfuerzos en las luchas antineoliberales y no en luchas antiimperialistas o anticapitalistas y privilegiar los espacios locales para acumular fuerzas; Hay que plantear alianzas amplias. Ellner sintetiza la estrategia que yo postulo a partir de una serie de textos donde abordo sólo tangencialmente el tema. Es una lástima que no haya conocido mi libro “La izquierda después de Seattle” (Harnecker, 2001), donde explícitamente me refiero a esta materia. De hecho el primer nombre con que circuló el borrador de este libro fue: Tarea estratégica: articular a la izquierda política y la izquierda social para conformar un gran frente antineoliberal.
3. Quiero aprovechar estas páginas para desarrollar más algunas ideas que permitan al lector comprender
mejor mi pensamiento sobre el tema.
1.PRECISANDO EL CONCEPTO DE IZQUIERDA
4. Pero ya que estamos hablando de izquierda y que este término tiene diferentes significados para los distintos autores, quisiera empezar por precisar qué entiendo por ella. Cuando hablo de izquierda estoy pensando en el conjunto de fuerzas que se oponen al sistema capitalista y su lógica del lucro y que luchan por una sociedad alternativa humanista y solidaria, construida a partir de intereses de las clases trabajadoras, libres de la pobreza material y de las miserias espirituales que engendra el capitalismo. La izquierda no se reduce, entonces, a la izquierda que milita en partidos u organizaciones políticas de izquierda, sino que incluye a actores y movimientos sociales.
- 2 - 1IMPERIALISMO Y GLOBALIZACIÓN: RECONOCER LO NUEVO
5. Una vez aclarado esto me parece importante dejar clara mi posición frente al tema de la globalización y el imperialismo.
6. Creo que es fundamental que la izquierda sea capaz de dar cuenta de lo nuevo que ha ocurrido en el mundo en las últimas décadas. Pienso que vivimos en un mundo muy diferente al de los inicios de la revolución cubana, lleno de obstáculos, pero también de oportunidades. Tener presente los primeros, para elaborar una estrategia que nos permita superarlos, y conocer las segundas, para construir a partir de ellas propuestas alternativas solidarias, es crucial para la izquierda. Estoy convencida –como lo he repetido muchas veces que “el único camino para estar a la altura de los desafíos que nos plantea el mundo de hoy y poder avanzar en la lucha por crear las condiciones de una profunda transformación social es evitar caer en una actitud nostálgica hacia el pasado y partiendo de la nueva realidad en la que estamos insertos decidirnos a construir creativamente el porvenir.”
7. Y es en este tema donde tengo serias discrepancias con James Petras para quien resulta sospechoso todo aquel que afirma que han ocurrido cambios importantes en el mundo y la necesidad de que la izquierda tenga respuestas nuevas a estos cambios.
8. Me parece irrefutable que algo nuevo ha pasado a partir del momento en que, gracias a la revolución de la información, se ha revolucionado el sistema mundial de comunicaciones. “El capital, hoy, no sólo se traslada a los lugares más alejados del mundo ¾como lo ha hecho ya desde el siglo XVI—, sino que es capaz de funcionar como una unidad en tiempo real a escala planetaria. Cantidades fabulosas de dinero —miles de millones de dólares— se transan en segundos en los circuitos electrónicos que unen al mundo de las finanzas. Se trata de un fenómeno nuevo que sólo comienza a ser posible en las últimas décadas del siglo XX gracias a la nueva infraestructura proporcionada por las tecnologías de la información y la comunicación y a las nuevas condiciones institucionales que hacen posible ese gran desplazamiento de capitales, al eliminarse las trabas implantadas luego de la Segunda Guerra Mundial. Este fenómeno toma un impulso cada vez mayor con la desagregación del bloque soviético y los cambios económicos llevados adelante por esos países. El mundo puede funcionar en la actualidad cada vez más como una unidad operativa única, como un mercado global de capitales.”
9. Pero más allá del terreno de las finanzas “algo cualitativamente nuevo ha ocurrido también en el terreno de la producción: la internacionalización del propio proceso de producción, es decir, la fabricación de diferentes partes del producto final en diversos lugares geográficos. Y esto mismo ha ocurrido en el área de muchos servicios. Este desplazamiento o relocalización del proceso productivo y de los servicios, ha determinado que muchos procesos se desplacen hacia los países que ofrecen ventajas comparativas, determinando que los más intensivos en mano de obra se localicen en los países del sur donde se encuentra mano de obra más barata. Y esto, a su vez, ha provocado una gran difusión de las relaciones capitalistas de producción que desplazan a las relaciones precapitalistas allí donde se instala el capital transnacional.”
10. Como dice William Robinson, “En la nueva dinámica de capitales que ha surgido, la lógica no es la absorción o incorporación de países sino la absorción de sólo partes de los circuitos económicos nacionales. Es decir, ya no se trata de dos circuitos con base nacional acoplados vía comercio mundial, sino de un acoplamiento de sistemas productivos, es decir, de procesos productivos y de trabajo que operan internacionalizadamente al depender de un capital transnacionalizado. [...]
11. “Estas empresas, que tratan de liberarse de las amarras de los estados para poder operar libremente, recurren, sin embargo, a éstos para que les faciliten los negocios, convirtiendo a los ministerios de relaciones exteriores y otras dependencias del estado nacional en verdaderas oficinas de negocios a su servicio.”
12. Y por eso pienso que aunque el término globalización haya sido inicialmente acuñado por los estadounidenses, no por eso tenemos que rechazarlo. Me parece que permite dar cuenta de los nuevos
fenómenos que han surgido en las últimas décadas y que caracterizan una nueva etapa de desarrollo del capitalismo que debemos confrontar con estrategias y tácticas adecuadas a las nuevas situaciones que se crean. El fenómeno imperialista no ha desaparecido, pero ha adquirido nuevas formas.
13. No era lo mismo actuar en un mundo bipolar como el que existía en el momento en que triunfó la
revolución cubana, donde el campo socialista servía de retaguardia a los movimientos revolucionarios, y e muro de contención para poner freno a la expoliación capitalista de los trabajadores de occidente en general, que actuar en el actual mundo globalizado unipolar en el que polo capitalista desarrollado no tiene contrincante.
14. No era lo mismo actuar en un mundo en que los obreros tenían mucho más poder de negociación porque si paraban la industria causaban graves daños a sus dueños, a actuar en un mundo en que la revolución de la información permite instalar industrias en los países que ofrecen mayores ventajas y cualquier alza de salarios o alza de la tasa de impuesto en el país donde está instalada puede determinar que el capital emigre a un país más prometedor.
15. Existiría según Noam Chomsky, una especie de Senado virtual de especuladores financieros. Si un país decide poner más énfasis en sus programas de desarrollo social, el senado virtual puede votar instantáneamente [contra esa política], sacando montos enormes de capital fuera de ese país con las consecuencias desastrosas que ello puede tener para un pequeño país.
2.DEFINIENDO EL CONCEPTO DE ESTRATEGIA POLÍTICA
16. Por otra parte, debemos precisar lo que entendemos por estrategia, ya que este término es usado para dar cuenta de distintos fenómenos.
17. Puede emplearse, por ejemplo, como lo hago yo en mi libro, La izquierda después de Seattle, para
señalar cuál debe ser el camino para acumular fuerzas o para construir la unidad de la izquierda.
18. Puede hablarse de estrategia comunicacional, de estrategia económica, cultural, etcétera.
19. Cuando Ellner habla de estrategia de la izquierda se está refiriendo a la estrategia política.
20. Si usamos el término en este sentido me parece que no se debe confundir estrategia política con objetivo estratégico final a alcanzar en la lucha política.
21. La estrategia política es el arte definir quienes son nuestros enemigos, quienes son nuestros aliados y quienes son aquellos sectores que podríamos neutralizar en un determinado etapa o período histórico. Por ello no puede elaborarse ahistóricamente. Hay que tener en cuenta lo que está ocurriendo en el mundo y en cada país.
3 FIN DE LA ERA DE LAS REVOLUCIONES ANTIIMPERIALISTAS
22. Por eso me parece importante que el lector tenga la información completa de la tesis que menciona
Ellner acerca del fin de la era de las revoluciones antiimperialistas que plantearon los líderes sandinistas en 1990 y que yo asumo en mi libro: "La izquierda en el umbral del Siglo XXI. Haciendo posible lo imposible".
23. En los párrafos 205 al 207 de este libro planteo:
24. El 3 de diciembre de 1991 se desintegra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.. [...] nadie puede ignorar que se ha producido un drástico cambio de la correlación mundial de fuerzas. Se entra en
una era de unipolarismo militar y nortecéntrico desde el punto de vista económico, político y cultural. Ya no existe un contrapeso efectivo al predominio de los Estados Unidos y las grandes potencias occidentales en las relaciones internacionales. La izquierda ha perdido su aliado estratégico fundamental.
25. En este contexto los movimientos armados quedan sin retaguardia y la mayoría de ellos se ve obligada a buscar salidas negociadas para poner fin a los enfrentamientos militares que había emprendido hacía ya más de una década.
26. Dada esta nueva correlación de fuerzas a nivel mundial, aparece la tesis del cierre del ciclo de las revoluciones antimperialistas, entendiéndolas como enfrentamiento total, militar y económico con el imperialismo. Esta tesis, que nos desconcertó a muchos cuando fue planteada por primera vez en 1990 por el comandante Víctor Tirado —en el contexto de la derrota electoral sandinista y antes de la debacle soviética—, hoy es compartida por crecientes sectores de la izquierda. Aceptarla no tiene por qué significar el abandono de la convicción de que sólo mediante un programa antimperialista nuestros países podrán lograr su plena soberanía y desarrollo nacional, sólo se trata de reconocer las dificultades que existen para la victoria en este período ultraconservador en el que estamos viviendo. Quizá sería entonces más preciso decir que dada la actual correlación de fuerzas a nivel mundial se cerr temporalmente la posibilidad de la consolidación de un proceso revolucionario antimperialista en laregión.”
27. Aunque hoy, a casi cinco años de haber escrito estos párrafos, la correlación de fuerzas a favor de las fuerzas progresistas ha mejorado algo, sigo pensando que es muy difícil sino imposible que se consolide un proceso revolucionario antimperialista en América latina. Quiero aclarar que cuando planteo esto estoy pensando en la posibilidad del triunfo antiimperialista en uno de nuestros países en forma aislada. La lucha antiimperialista, que a mi entender hoy no es otra cosa que la lucha contra la globalización neoliberal, sólo puede avanzar si a este mundo global se le confronta con una resistencia global y en el caso concreto de nuestra región, si no se logra previamente una articulación de los países más fuertes de América latina: Brasil, Argentina, Venezuela, Colombia. Lo que ha llegado entonces a su fin es la era de las revoluciones nacionales antiimperialistas; no de las luchas de toda una región articulada.
28. Constatar la existencia de una negativa correlación de fuerzas a nivel mundial y la necesidad que de ella deriva de entender que las tareas que la izquierda puede proponerse en una tal situación deben ser tareas más limitadas que antaño es algo que algunos autores no admiten.
29. En contra de mis argumentos se sostiene que “ninguna revolución se ha iniciado en condiciones favorables” y se pone como ejemplo a la revolución cubana.
30. Yo soy la primera en aceptar esta afirmación. Debo recordar aquí que el concepto de política que expongo en mi libro “La izquierda en el umbral ...” está relacionado justamente con esto. Allí afirmo que el arte de la política es el arte de construir fuerzas, es decir, de cambiar la correlación de fuerzas que permita hacer posible en el futuro lo que aparece como imposible en el presente. Pero esto no significa que todo sea posible. Los propios dirigentes cubanos han expresado múltiples veces que la revolución cubana no hubiera sido posible si no hubiese existido en ese momento el llamado campo socialista. Fue la correlación de fuerzas mundial de fines de los años 50 y de los años 60 con un campo socialista en plena expansión lo que hizo posible el fenómeno cubano y los procesos nacional liberadores de Asia y África.
3LA ESTRATEGIA POLÍTICA PARA EL ACTUAL PERÍODO: UN AMPLIO FRENTE ANTINEOLIBERAL
31. Pero, si bien es cierto que nuestros enemigos son muy poderosos, al mismo tiempo “cada vez es más
intenso el rechazo de la mayoría de la gente contra el modelo de globalización que se impone en nuestro continente, por su incapacidad para resolver los problemas más acuciantes de nuestros pueblos. Las políticas neoliberales, implementadas por el gran capital financiero transnacional respaldado por un gran poderío militar y mediático, cuyo centro hegemónico son los Estados Unidos, no sólo no han resuelto estos problemas sino que han agudizado vertiginosamente la miseria y la exclusión social, mientras las riquezas se concentran en cada vez menos manos.
32. “La profundidad de la crisis y la amplitud y variedad de los sectores afectados [...] configuran un
escenario altamente favorable para empujar hacia la conformación de un bloque social alternativo, de amplísima composición social y de enorme fuerza, habida cuenta de la legión de sus potenciales integrantes.”
33. Este bloque podría reunir a la inmensa mayoría de la población. Además de los sectores tradicionales de la clase obrera urbana y rural, y de los sectores más pobres y marginados, podría convocar a: los estratos medios empobrecidos, la constelación de pequeños y medianos empresarios y comerciantes, el sector de los informales, los productores rurales medianos y pequeños, la mayoría de los profesionales, la legión de los desocupados, los cooperativistas, los jubilados, la policía y los cuadros subalternos del ejército (suboficiales y cuadros que les están subordinados).
34. En él podrían entrar sectores capitalistas cuya situación en el mundo de los negocios ha entrado en contradicción objetiva con los capitales transnacionales. No se trataría de sectores burgueses capaces de levantar un proyecto propio de desarrollo nacional, sino de sectores que para sobrevivir como tales no tienen otro camino que insertarse en un proyecto nacional popular, recibiendo apoyo crediticio por parte del gobierno popular y favorecidos por un ampliado mercado interno producto de las políticas sociales de dicho gobierno.
35. Por otra parte, no sólo debemos tener presente a los sectores económicamente afectados, sino
también a todos los discriminados y oprimidos por el sistema: mujeres, jóvenes, niños, ancianos, indígenas, negros, determinadas creencias religiosas, homosexuales, etcétera.
36. El neoliberalismo empobrece a la gran mayoría de la población de nuestros países, los empobrece desde el punto de vista socioeconómico y desde el punto de vista de su subjetividad.
37. En él este bloque deben tener cabida, como se expresa anteriormente, “todos aquellos que sufren las consecuencias del sistema y están dispuestos a comprometerse en la lucha por detener en un primer momento su avance y, luego, tratar de revertirlo.”
38. Pienso que para articular a tan diferentes actores es necesario que seamos capaces de proponer tareas concretas y limitadas, que prioricen los puntos de convergencia.
39. Deberíamos elaborar un programa o lo que algunos han llamado: una plataforma de acumulación para el período, que cumpla el papel de instrumento aglutinador de todos los “perdedores” y perjudicados por el modelo neoliberal. Una plataforma que se plantee: frenar el desarrollo del proyecto neoliberal y ofrecer alternativas concretas a los graves problemas del presente, como por ejemplo de ello sería el programa de la lucha contra el hambre de Lula.
4 COMO VENCER LOS OBSTÁCULOS EN SISTEMAS DEMOCRÁTICOS ACTUALES
40. Por otra parte, tenemos que entender cuán frágiles son nuestras actuales democracias. Se trata de
democracias restringidas o tuteladas, donde las grandes decisiones no son adoptadas por los parlamentos
sino por entidades que escapan a su control: las grandes agencias financieras internacionales (FMI, BM); los bancos centrales, los organismos de seguridad nacional. Hoy pareciera ser que los grupos dominantes toleran mejor el triunfo de candidatos de izquierda, porque éstos tienen cada vez menos posibilidades reales de modificar la situación imperante.
41. Para vencer estas limitaciones se hacen cada vez más actuales las ideas de Bolívar acerca de la necesidad de la articulación de nuestros países. Aislados conseguiremos poco, articulados nos haremos respetar y podremos encontrar soluciones económicas, políticas y culturales que nos hagan cada vez menos dependientes de los grandes bloques mundiales.
42. Aunque Lula gana en Brasil aún con más apoyo electoral que el de Chávez en 1998, no hay que olvidar que estos resultados fueron producto de una amplia política de alianzas, necesaria para ganar en las urnas, alianza que se hace aún más necesaria para poder gobernar el país. Hay que recordar que su partido, el Partido de los Trabajadores, es minoría en ambas cámaras del poder legislativo y que, aunque controla un número importante de alcaldías y significativos gobiernos de estado, también es minoría en los órganos locales. A esto hay que agregar Brasil depende en mucho mayor medida del capital financiero internacional que Venezuela con su petróleo.
43. ¿Quiere decir entonces que gobiernos como el de Lula no pueden hacer nada o pueden hacer muy poco por transformar las cosas?
44. Volviendo nuevamente al concepto de política anteriormente anunciado, si ésta es el arte de construir la fuerza social y política nacional e internacional que permita cambiar las actuales correlaciones de fuerza para así poder hacer posible en el mañana lo que aparece como imposible en el presente, el futuro del gobierno de Lula ¾un gobierno que está en disputa entre las fuerzas que realmente quieren una transformación de esa sociedad y aquellas que creen que no hay otra alternativa que subordinarse a las exigencias del capital financiero internacional ¾, dependerá en gran medida de la capacidad que tenga el movimiento popular de organizarse, crecer y transformarse en una decisiva fuerza de presión que incline la balanza hacia las fuerzas progresistas. Sólo así el compromiso programático adquirido por Lula se llevará adelante.
45. Los gobernantes latinoamericanos de izquierda o progresistas deberían entender ¾como me parece que lo ha entendido muy bien el presidente Chávez ¾, que necesitan de un pueblo organizado, politizado, que presione para hacer avanzar el proceso y que sea capaz de combatir los errores y desviaciones que vayan surgiendo en el camino. Tienen que entender que nuestros pueblos tienen que ser actores de primera línea y no sólo de segunda.
3. ESTRATEGIA DE ACUMULACIÓN DE FUERZAS DE LA IZQUIERDA: EL PAPEL DE LOS GOBIERNOS LOCALES
46. Ellner sostiene con razón que yo rechazo los argumentos de sectores de la izquierda radical que consideran que el control de alcaldías o gobiernos estadales sólo sirven para administrar el capitalismo. Por el contrario, creo que hay que aprovechar estos espacios locales, que los gobiernos locales en mano de la izquierda pueden desempeñar un importante papel en su estrategia de acumulación de fuerzas.
47. Ésta debe tener los pies bien puestos en la tierra y tomar en cuenta “las importantes transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales ocurridas en los últimos tiempos en el mundo. Entiende que las nuevas formas de dominación del capitalismo van mucho más allá del ámbito económico y estatal; que éstas se infiltran en todos los intersticios de la sociedad cambiando las condiciones de la lucha.
48. “Hoy debemos enfrentar más que antes no sólo los aparatos de coerción política de las clases dominantes sino su hegemonía sobre importantes sectores populares, su dirección cultural sobre la sociedad, la subordinación ideológica de las clases dominadas. [...] No sólo tenemos que distinguir la
coerción de la fuerza estatal, la intervención legislativa y la represiva, sino los mecanismos e instituciones presentes en la sociedad civil que generan una aceptación popular del orden social capitalista.” Y que tienden a desprestigiar ante la opinión pública el pensamiento y el proyecto de la izquierda,
49. La influencia de los medios es tal que han logrado que amplios sectores populares acepten de buen agrado la conducción capitalista del proceso. La represión es menos necesaria que antes para la reproducción del sistema. Por eso es tan válida la afirmación de Chomsky de que la propaganda es tan necesaria a la democracia burguesa como lo era la represión en el estado totalitario.
50. A esto hay que agregar la desconfianza que la gente común tiene de la política y de los políticos. La gente está harta de promesas que no se cumplen. Hoy la mera propaganda de una sociedad alternativa no basta. Hay que demostrar en la práctica aquello que se predica. Y esto “sólo es posible si desarrolla procesos de construcción popular alternativos al capitalismo, que busquen romper con la lógica del lucro y las relaciones que ella impone, tratando de instalar lógicas solidarias, humanistas, en territorios y espacios que se mantengan en manos de la izquierda [...].” Es necesario gestar en ellos auténticos grados de poder y de democracias populares, “que sean tangiblemente superiores a la democracia burguesa. Es necesario luchar por un nuevo tipo de democracia, desde abajo y para los de abajo.”
51. Los gobiernos locales en manos de la izquierda podrían ser excelentes espacios para llevar adelante procesos de construcción alternativos; deberían ser transformados en escaparates que demuestren prácticamente la posibilidad de un proyecto político¾social diferente.
52. “En un momento en que reina la corrupción, el desvío de recursos, la no transparencia y el clientelismo, es fundamental mostrar que la izquierda posee mecanismos que permiten establecer un control social efectivo sobre la gestión pública.
53. “Por otra parte, estos gobiernos pueden contribuir a generar espacios que permitan crear condiciones culturales y políticas para ir avanzando en la organización autónoma de la sociedad, y potenciar así la autoconstitución de sujetos, única base sobre la cual se puede construir realmente la sociedad socialista alternativa al capitalismo por la que luchamos.”
54. Pero pienso que no sólo habría que hacer un esfuerzo por transformar en escaparates a los gobiernos locales en manos de la izquierda, sino a todos aquellos territorios que la izquierda vaya conquistando comunidades rurales, universidades, frentes laborales, estudiantiles, poblacionales, experiencias cooperativas, radios alternativas, etcétera.
55. Además, estas experiencias son un terreno ideal para experimentar los límites que les imponen el marco global neoliberal en el que están insertas, y pienso que es muy importante que la izquierda aprenda a hacer una pedagogía de estos límites, motivando a la gente a entender la necesidad de superar esos límites.
56. Es sólo a partir de esas prácticas como los diferentes actores sociales comienzan a entender que para expandir sus proyectos humanistas y solidarios es necesario terminar con el sistema capitalista, que con su lógica del lucro plantea enormes dificultades a cualquier tipo de construcción alternativa.
4.PROCESO BOLIVARIANO VENEZOLANO Y LA CREACIÓN DEL SUJETO REVOLUCIONARIO
57. Por último, en relación con el proceso revolucionario bolivariano que se lleva adelante en Venezuela y a los sectores sociales que lo apoyan, y sus diferencias con la situación del PT en Brasil, es cierto que no he hablado explícitamente de los sectores marginalizados, pero sí he dicho en diferentes entrevistas que me han hecho que Chávez, a diferencia de Allende en Chile y de Lula en Brasil, no ha podido contar con el apoyo de un potente movimiento obrero organizado ni de partidos políticos fuertes como fue el caso de Chile y del PT de Brasil. Y que esto lo ha llevado a buscar apoyo en la Fuerza Armada, única estructura que se encuentra expandida por todo el territorio nacional salvo la Iglesia Católica, que, por lo demás, está en la primera trinchera de las fuerzas opositoras.
58. Pienso que los sectores oligárquicos venezolanos no tienen vocación nacional alguna y eso explica su declaración de guerra a muerte al gobierno de Chávez. Eso no quiere decir que el gobierno no deba esforzarse por tratar conquistar al máximo de empresarios con una política especial de créditos, para que éstos coloquen sus potencialidades productivas en función del desarrollo endógeno que el gobierno busca implementar.
59. Yo creo que Chávez tiene un proyecto antineoliberal que se plasma en la Constitución de 1999, pero que las trabas institucionales y sociales son tantas que éste avanza lentamente, quizá lo más significativo del último año hayan sido las diferentes campañas (misiones) educativas y de atención social a la población más pobre y la más reciente misión: “Vuelvan caras” que busca crear nuevas fuentes de trabajo pero bajo un modelo económico distinto: humanista y solidario.
60. Creo importante hacer un estudio, como lo señala Ellner, de lo que estos sectores marginalizados significan en el proceso bolivariano y de cómo han logrado pasar de una actitud meramente mendicante a una actitud de apoyo al proceso basado en un creciente discernimiento político. Considero que lo más impactante del proceso que hoy vive Venezuela es justamente cómo este proceso, conducido magistralmente por Chávez, ha ido creando el sujeto revolucionario tanto a partir de los sectores marginalizados como de los propios trabajadores.?
CEFID/AR
Tenemos el agrado de invitar a ud. a la presentación del:
Documento de Trabajo N° 26:
“CRISIS MUNDIAL. ELEMENTOS PARA SU ANÁLISIS”
Autores:
Enrique Arceo
Claudio Golonbek
Romina Kupelian
Comentarios:
Dr. Martín Abeles, CEPAL - Naciones Unidas
Lic. Fernando Porta, Presidente de la Asociación Civil Grupo REDES
Miércoles 9 de diciembre de 2009 - 16:30 horas
Centro Cultural de la Cooperación
Av. Corrientes 1543 - 3° piso
Entrada libre y gratuita, no requiere inscripción previa
Para cualquier consulta, por favor dirigirse a informacion@cefid-ar.org.ar
Crisis global II: las tendencias de la epata (1 parte)
Claudio Katz (especial para ARGENPRESS.info)
El año transcurrido desde el inicio de la crisis global ha ilustrado varias tendencias del capitalismo contemporáneo. Analizar estos rasgos es más importante que dilucidar las secuelas del estallido en el corto plazo. El vaivén coyuntural de las acciones, los títulos o las divisas no esclarece el devenir del sistema, pero algunas diferencias con la depresión del 30 ofrecen un buen punto de partida para esa clarificación.
Intervención y coordinación
Mientras que en 1929 predominaron las vacilaciones oficiales y los rescates a medias, el temblor reciente desató un socorro estatal unánime de los grandes bancos. Los funcionarios neoliberales no dudaron en utilizar todos los recursos del Tesoro para contener el colapso, con subsidios, reducciones de tasas y emisiones de moneda.
Esta conducta no fue improvisada. La experiencia del 29 legó un trauma a los administradores del estado burgués, que durante generaciones fueron educados en la adopción de contundentes medidas frente a un peligro de crack. Esta actitud ha sido la norma del establishment y de los principales exponentes del pensamiento económico dominante. Por esta razón predominó una generalizada aprobación del salvataje bancario, cuándo la quiebra de Lehman Brothers hizo temblar al sistema financiero.
La diferencia con los años 30 puede mensurarse en la magnitud del déficit fiscal creado para auxiliar a los financistas. Estas erogaciones desbordaron ampliamente cualquier socorro del pasado y han estado a tono con la dimensión del gasto público contemporáneo. Hace siete décadas ese agregado rondaba en torno al 2,5% del PBI y en la actualidad no baja del 20%.
Ningún gobernante esperaba la llegada de un estallido financiero tan profundo. La crisis volvió a irrumpir en forma intempestiva, sobrepasó los paliativos iniciales y ha generado desequilibrios más acentuados. Este alcance ha potenciado también la política oficial de contener la tempestad con las reservas del Tesoro. Pero la novedad del último año fue el carácter global de esa reacción. El tradicional panorama de varios estados aplicando la misma receta, ahora incluyó mayor coordinación internacional.
En este plano se verificó otra diferencia con los años 30. La crisis incentivó la concreción de varias cumbres presidenciales, tanto en el pico (Londres) cómo en el reflujo de la eclosión (Pittsburg). Las políticas comunes negociadas en estas reuniones no figuraban en la agenda de la gran depresión. Este cambio refleja los imperativos de la gestión económica contemporánea.
El capitalismo del siglo XXI exige tramitar globalmente el alcance y destino nacional del gasto público. Las principales economías del planeta están asociadas y necesitan acordar cierto manejo del impacto económico, que tiene cada erogación estatal. Esas tratativas modifican el efecto local y foráneo que genera el financiamiento público. Con el mismo presupuesto se pueden incrementar las importaciones o la producción interna y (o) crear más empleo en el exterior que dentro de un país. Estos equilibrios se negocian al más alto nivel.
El principal punto de discordia entre Estados Unidos y Alemania o Francia durante las Cumbres del G 20 fue justamente la dimensión y orientación de las erogaciones estatales. Las grandes corporaciones de cada país hicieron valer sus intereses a través de los funcionarios de cada estado. Estas divergencias se zanjaron (o pospusieron) con salidas intermedias.
Nadie sabe si esos acuerdos perdurarán o no en el próximo período, pero a diferencia de los años 30, actualmente existen empresas transnacionales que están directamente interesadas en preservar la continuidad de transacciones globales. Estas compañías gestionan en común, una amplia gama de negocios que no existían en la entre-guerra.
Entrelazamientos y comparaciones
La asociación entre capitalistas de distinto origen explica también, la reacción financiera convergente que exhibieron todas las potencias frente a la crisis actual. No se repitió el repliegue nacional de los años 30. Estados Unidos, Europa y Japón sostuvieron el movimiento internacional de capitales y acordaron un relanzamiento del FMI, para reordenar la estructura bancaria global.
Las principales gobiernos decidieron reformar esa entidad para administrar el curso de la eclosión, redistribuyendo las atribuciones que cada país detenta en ese organismo. En la época de la gran depresión no operaban instituciones de este tipo, ni regía un funcionamiento mundializado de las finanzas.
El mismo contraste se verifica a nivel comercial. A diferencia de lo ocurrido durante la primera mitad del siglo XX, la crisis no ha modificado la primacía del libre-comercio sobre el proteccionismo. Los gobiernos continúan actuando bajo el paraguas de la OMC y mantienen en pie los tratados bilaterales y multilaterales. Hasta el momento, los incrementos de aranceles han sido marginales, la presión aduanera se ejerce por la vía indirecta de las devaluaciones y las medidas de “compre nacional” han sido muy limitadas.
Las empresas transnacionales se oponen a todo incremento de aranceles que desate una escalada de reacciones recíprocas. Esta andanada que afectaría seriamente los negocios globalizados, por el momento no se avizora. Para revertir la fuerte reducción de tarifas aduaneras que se registró entre 1986 y el 2007 (del 26 % al 8,8% del promedio mundial) se requeriría un gran viraje proteccionista, a su vez precedido por drásticas retracciones del comercio internacional.
La continuidad del libre-comercio es congruente con la persistencia de inversiones cruzadas entre capitalistas de distintos países. La crisis no ha debilitado esta interacción. Al contrario, continúan floreciendo las adquisiciones entre firmas de variado origen. Lo ocurrido en la industria automotriz es un ejemplo de estos enlaces. Mientras que Renault (Francia) estrecha vínculos con Nissan (Japón), Tata (India) adquiere marcas de Ford (norteamericana), Fiat (Italia) compra parte de Chrysler (estadounidense), General Motors vende marcas y activos a Hummer o Geely (chinas) y Beijing Automotive se asocia con Volvo y Opel (Alemania). (1)
Este avance de la internacionalización no ha creado un capital transnacional único, sin centro y ni fronteras. El capitalismo continúa operando a través de múltiples estados nacionales. Pero el entrelazamiento de las empresas ha forzado una gestión más colectiva de las potencias. La mundialización económica y la ausencia de confrontaciones bélicas inter-imperialistas, han creado un escenario muy distinto al imperante durante la gran depresión.
En los momentos más álgidos de la crisis reciente, aparecieron frecuentes analogías con esa época, que omiten esas diferencias. Este olvido simplemente retrató la desesperación de la elite financiera durante el estallido. La sensación de catástrofe condujo a presagiar la inminente repetición del 29, en comentarios de la prensa y opiniones de los economistas más afamados. Las semejanzas entre ambas situaciones estuvieron en boca de muchos analistas durante varios meses. (2)
Pero en estos paralelos se compararon episodios (septiembre 2008 y octubre de 1929) sin evaluar correctamente los contextos. Este error fue muy visible en la tesis que postuló la total equivalencia entre ambas crisis. (3)
Resulta imposible predecir si el clásico crack del pasado reaparecerá en el futuro próximo. Pero hasta ahora la intensidad de la crisis ha sido muy inferior a la gran depresión. El desmoronamiento de las Bolsas -desde el inicio de la eclosión (septiembre del 2008) hasta el punto más bajo (marzo 2009)- acumuló una caída del índice SP de Wall Street del 53%. Este derrumbe superó el 48% registrado en 1929, pero el precio de las acciones recuperó posteriormente un 40% de esa caída (octubre pasado).
También la contracción del comercio mundial del 2008 dista mucho de la retracción de 1929-1934 (66%). Por otra parte, las estimaciones del PBI indican una probable recesión mundial del 1,3% (2009), cuya duración ya superó en Estados Unidos los 16 meses. Este bajón no se aproxima a la caída del 33% registrada en 1929-33, ni presenta la extensión de 43 meses que siguió al desmoronamiento de 1929. En cualquier caso es ocioso especular sobre la repetición de ese desplome. Lo importante es caracterizar adecuadamente el contexto que singulariza a cada período. (4)
El rol de Estados Unidos
La economía norteamericana fue el epicentro de la crisis reciente, pero el temblor se extendió rápidamente hacia otros polos del mundo desarrollado. Especialmente en Europa los niveles de recesión, desempleo y retracción de las ventas han sido superiores.
Este mayor impacto en el Viejo Continente se observó en los quebrantos financieros e inmobiliarios, que afectaron a los países más emparentados con el modelo estadounidense (Gran Bretaña, España e Irlanda). También las economías alejadas de ese esquema -como Francia o Alemania- enfrentaron los duros coletazos de una crisis, originada en la otra costa del Atlántico.
La eclosión ha puesto de relieve la profunda heterogeneidad de la Unión Europea, dónde cada estado salió a defender a sus propios capitalistas. En el debut de la crisis predominó incluso un aliento a las exportaciones a costa del vecino y una escalada de aumentos de gastos públicos nacionales, en desmedro de las finanzas comunitarias. El temblor ilustró, además, la existencia de prioridades internacionales muy diferentes, entre quiénes protegen sus negocios en el Este (Austria) y quiénes jerarquizan sus relaciones con otros continentes (España- América Latina).
Mientras que Estados Unidos volvió a utilizar su consolidado aparato estatal, la Unión Europea gestionó con precariedad una estructura comunitaria en construcción. La clase capitalista norteamericana exhibió una cohesión que sus pares del Viejo Continente no han logrado forjar. Esta debilidad proviene de la ausencia de un capital genuinamente europeo, ya que las firmas de esta zona se han internacionalizado con más operaciones a nivel global, que a escala continental.
También Japón fue golpeado por la crisis con más severidad que Estados Unidos. Aunque este país logró evitar la burbuja inmobiliaria y el festival especulativo, no pudo eludir la contracción de su economía. Cuándo empezaba a emerger de la larga depresión de los 90, volvió a chocar con un contexto externo desfavorable. La retracción del comercio global impactó en forma más directa, sobre una economía muy atada al comportamiento de sus exportaciones.
Estados Unidos pudo afrontar con más soltura una crisis originada en su territorio por la gravitación que mantienen sus grandes corporaciones. Es evidente que esa influencia ha declinado drásticamente en comparación a los años 50, cuándo aportaban la mitad del producto industrial mundial. Pero con el avance de la mundialización esas firmas han preservado un lugar significativo en el escenario global. (5)
La crisis ilustró cómo se ejerce el poder estadounidense a través de las finanzas. Toda la política de socorro estatal a los bancos implementada a nivel internacional fue definida en Washington. La Reserva Federal (FED) y Wall Street anticiparon el grueso de las iniciativas, que posteriormente adoptaron otros países.
Esta gravitación fue muy visible en las negociaciones para reorganizar el sistema bancario. Estados Unidos le impuso a Alemania y a Francia la preservación del actual esquema de finanzas liberalizadas, con la introducción de algún ajuste cosmético en los paraísos fiscales. Además, el reordenamiento de las normas bancarias internacionales quedó subordinado al ajuste previo de las entidades norteamericanas.
El control sobre las calificadoras, la supervisión de los fondos buitres, la regulación de los capitales mínimos y las restricciones al apalancamiento que se dispongan en Estados Unidos, fijarían la pauta a seguir en todo el planeta. El modelo de la FED sería primero adoptado por el FMI y posteriormente exportado al resto de las naciones. Los tiempos de esta renovación dependen de las tensiones internas que afronta la administración de Obama.
La FED actuó durante la crisis como un Banco Central con influencia mundial y definió la política predominante de bajísimas tasas de interés. Japón volvió a exhibir sometimiento financiero al padrino estadounidense y el ente rector de las finanzas europeas fue incapaz de adoptar medidas significativas. Mantuvo una postura conservadora y restringió su radio de acción al Viejo Continente. Estas vacilaciones expresaron las dificultades que enfrentó el euro en medio del temblor. Esa moneda fue creada en una coyuntura de bonanza y ha debido testear por primera vez su consistencia ante una gran crisis.
El sostenimiento del euro obliga a un ajuste permanente, que deteriora la competitividad de las economías más frágiles de la Comunidad. Esos países han perdido soberanía monetaria y no pueden recurrir a la devaluación. Dependen de un anclaje impuesto por el Banco Central Europeo, que maneja tasas de interés superiores a Estados Unidos. Esta política obstaculiza seriamente la adopción de medidas contra la recesión.
La Unión Europea debió socorrer también a las economías de su periferia, que buscaron convertirse en paraísos financieros (Irlanda, Islandia) y tuvo que lidiar con tormentosas fugas de divisas. Soportó, además, el quebranto fiscal de los países de Europa del Este, que han buscado solventar su pasaje al capitalismo con créditos externos. Esta financiación ha creado una situación de cesación pagos entre muchos acreedores austriacos, suecos y alemanes. (6)
La crisis permitió corroborar el papel central que mantiene Estados Unidos cómo protector mundial del capital. El dólar y los Bonos del Tesoro se convirtieron en los principales refugios frente al desmoronamiento de los bancos. Los acaudalados del planeta colocaron sus ahorros en esos papeles.
Con la distensión financiera posterior el dólar ha vuelto a caer. Esta baja no sólo evidencia la sobre-valuación de esa divisa. También refleja la búsqueda de un equilibrio monetario, que exprese las nuevas relaciones de fuerza vigentes entre la primera potencia y el resto del mundo.
Estados Unidos intenta mantener la primacía de su moneda, manejando esa devaluación. Busca imponer una cotización que le permita reducir el déficit comercial, sin afectar la afluencia internacional de capitales a Norteamérica. Negocia con sus rivales esos dos objetivos contradictorios en todos los encuentros ministeriales. Sus competidores intentan aminorar la gravitación de la divisa norteamericana, pero evitan cualquier sustitución de esa moneda. El euro no se perfila cómo reemplazante del dólar, el yen ni siquiera ambiciona disputar ese rol y el yuan es todavía un signo inconvertible. Nadie avala tampoco un retorno a las áreas monetarias cerradas de entre-guerra.
En los hechos, muchos países dependen de la estabilidad del dólar para continuar vendiendo sus productos. Por eso persiste una gran indefinición monetaria. Estados Unidos no puede dictar sus preferencias, pero Europa y Asia tampoco pueden fijar esos patrones.
Todos evalúan dentro del FMI distintas alternativas complementarias para el rebalance de las divisas y contemplan la posibilidad de nuevas canastas, signos compartidos o recursos complementarios (como los Derechos Especiales de Giro). Pero es evidente que la viabilidad de estos ensayos dependerá del carácter manejable o descontrolado que asuma la crisis.
Notas:
1) Vesslillier Jean Claude, “Automobile. La fin d´un cycle”, Inprecor 545-546 janvier-fevrier 2009.
2) “El mundo enfrenta la “peor crisis financiera desde la Gran depresión de 1930”, Dominique Strauss-Kahn, presidente del FMI ecodiario.eleconomista.es, 26-10- 2008. “Se está procesando la turbulencia es en realidad más severa desde la gran depresión”, George Soros, lwww.cincodias.com/articulo, 21-2- 2009. “La clase de problemas que caracterizaron a buena parte de la economía mundial en los años treinta, ha hecho una reaparición sensacional”, Paul Krugman, De Vuelta A La Economía de la Gran Depresión, www.bazuca.com/libro, 2009. “Los errores de política económica conducirían a un colapso del 29” planteó Paul Samuelson, paulinocardenas.wordpress.com10-7- 2009. Advertencias del mismo tipo formuló Niall Ferguson, “Economía global pode entrar na terceira grande depressao”, Folha de Sao Paulo, 13-7-09.
3) Eichengreen Barry, O¨Rourke, “Una comparación histórico-estadística de la Gran Depresión con la crisis presente”, Sin Permiso, 12-4-09.
4) Las cifras que diferencian a ambas situaciones pueden consultarse en: The Economist-La Nación “El proteccionismo es un riego en alza”, 27-12-08 y Clarín, 24-3-09.
5) Algunas estimaciones destacan que las compañías norteamericanas constituyen el 48% de las 500 principales firmas transnacionales, lideran los cinco primeros puestos de ese ranking y se ubican en 16 de los 22 lugares preeminentes de esa escala. Estos datos son congruentes con la nominación en dólares del 80% del comercio y el 65% de las reservas mundiales. Petras James. “Los imperios euro-americano en la era neo-mercantilista”. Laberinto, n 7, octubre 2001, Málaga.
6) El endeudamiento de las economías del Este Europeo se consumó durante la última década para financiar el déficit comercial creado por la cirugía de la industria, la apertura agraria y consumo de los nuevos ricos. A diferencia de los países del sur europeo -que ingresaron a la Comunidad con el auxilio de subsidios- la región oriental debe financiar su incorporación con endeudamiento. Por esta razón, esa zona sufre el tipo de conmociones que tantas veces sacudió a Latinoamérica. Ver : Samary Catherine, “Vers un tsunami bancaire et social Est-Ouest européen”, Inprecor 549-550, mai-juin 2009.
Crisis, ¿qué crisis?: La auténtica crisis es que el sistema capitalista continúe su curso
Andrés Piqueras
(Artículo publicado en Rebelión)
Hace tiempo que la estrategia científica de investigación que concibe la economía como una economía-mundo y el capitalismo como el Sistema que con igual dimensión mundial se explica mutuamente con esa economía, viene insistiendo en que para sopesar en la actualidad cualquier proceso es necesario contemplarlo en su dimensión a la vez histórica y global, de manera que nos permita adquirir la adecuada perspectiva de conjunto.
Es desde esa perspectiva que la “crisis” actual arroja no pocas dudas y procesos cuanto menos ambiguos.
Por un lado tenemos las interpretaciones que sostienen que desde las crisis económico-ecológicas de los años 70 del siglo XX, la dinámica virtuosa de acumulación capitalista en las sociedades centrales del Sistema, se habría detenido, y que la posterior ofensiva neoliberal no habría sido sino una prolongación financiero-especulativa de la agonía.
Por otra parte, no faltan los autores que señalan la recuperación del crecimiento en los centros capitalistas, a partir de 1994, merced a la sofwerización de la economía y a su anejo apéndice financiero (con tasas de crecimiento de 2,6%, que más que duplicaron las del periodo 1974-93, que fueron de 1,2%), y con nuevos repuntes a partir de 2002, después del batacazo de aquella “nueva economía”. Según esta línea de investigación, si bien es cierto que el capitalismo global ha ralentizado su marcha, al acabar el año 2009 la expansión de la acumulación capitalista sigue su curso, pero ya no en las sociedades “ricas”.
Es difícil precisar las características y proyecciones del dramático impasse que estamos atravesando, pero tal vez nos ayuden a vislumbrarlas ciertas consideraciones.
Para empezar, lo que sí ha evidenciado la “crisis” de los últimos años en las sociedades centrales es un nuevo aumento de la concentración de capital y de la dominación de clase cuya recomposición se iniciara en los pasados años 70 con la ofensiva neoliberal a escala planetaria. Asistimos también a una reestructuración de la división internacional del trabajo y a un posible reajuste de la propia delimitación entre centros y periferias capitalistas.
Hagamos algunas concreciones históricas. En los años 70 del siglo XX, con la convergencia de las tecnologías microelectrónica e informática se iniciaba la mundialización de la revolución científico-técnica que expande el principio automático en vez del mecánico, tendiendo a sustituir progresivamente el trabajo manual por el intelectual (proceso que en el corto plazo es casi invisibilizado por la masiva proletarización precaria de más y más sectores de la Humanidad que antes vivían de sí mismos). Sin embargo, a la larga la automatización conlleva la reducción del trabajo en la producción directa, reestructurando las cualificaciones necesarias de la fuerza de trabajo. Esto redefine las demandas sociales de la población trabajadora en dirección al trabajo cualificado, pasando a elevarse el tiempo medio de formación de la fuerza de trabajo y aumentando también, consiguientemente, el valor de ésta (tendencia a largo plazo resultante del desarrollo de las fuerzas productivas).
Como se sabe, sin embargo, esta concatenación de procesos tiende a reducir la plusvalía relativa y, en consecuencia, también la tasa de ganancia capitalista [1] . Por eso el Capital tuvo que “compensar” tales circunstancias desatando una ofensiva mundial contra el Trabajo, que se conoce como neoliberalismo y que busca la superexplotación de la fuerza de trabajo (incrementando así la plusvalía absoluta) y el aumento del desempleo estructural, que permite reducir los precios de la fuerza de trabajo por debajo de su valor. Consiguiendo de esta manera contrapesar parcialmente la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.
Esta tasa, la de ganancia, que está implícita en los cambios drásticos de la acumulación capitalista, está sometida a fluctuaciones más o menos regulares respecto a su tendencia en el largo plazo al decrecimiento, que han dado origen a diversas teorías de ondas y ciclos para tratar de explicarlas.
Los ciclos que investigó el economista soviético Nicolai Kondratiev son periodos de 50 a 60 años de duración, con una fase ascendente (Fase A) de 25 a 30 años y una descendente (Fase B), de similar duración. En las fases ascendentes funcionan los mecanismos antitendenciales y la tasa de ganancia experimenta un fuerte ascenso. La acumulación se realiza, entonces, fundamentalmente a través del sector productivo, donde se desarrollan las innovaciones tecnológicas que habían quedado sin aplicación en la fase descendente debido a su imposibilidad de realización de la ganancia (en cambio, una vez conseguida la elevación de la tasa de ganancia, la expansión de capital se dispara mediante la afluencia y uso de capital “excedente” acumulado pero no valorizado durante la fase de depresión, provocando una nueva onda larga de acumulación).
El capitalismo histórico ha vinculado o tratado de vincular tradicionalmente la acumulación de capital al monopolio, a través del que se ha venido limitando la competencia mediante la articulación de actores privados al Estado. A escala mundial, en la rápida marcha del sistema capitalista de la dimensión paneuropea a la global, la feroz competencia intercapitalista se vio contrarrestada en parte (sólo en parte) por el liderazgo primero internacional y después mundial de la superpotencia que en cada fase estaba al frente del Sistema, mediante la imposición de ciertas reglas del juego y la ambigua asociación monopólico-intercapitalista para defender intereses comunes frente a la Humanidad. Ninguna otra realizó esto como Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX.
Durante ese periodo las restricciones políticas a la competencia permitieron coordinar medidas anticíclicas y por tanto, hasta cierto punto, contratendenciales en una gestión más o menos “socialdemócrata” de la dinámica de acumulación. Gestión que tuvo su apoyo en el desarrollo (y en su apéndice de la cooperación ) como paradigma de las metas y modus operandi de las sociedades humanas a partir de la segunda mitad del siglo XX.
Desde los años 70 de este siglo, sin embargo, todas esas claves se vieron insuficientes para contrarrestar la caída tendencial de la tasa de ganancia capitalista, por lo que la acumulación entró en una nueva fase de descenso o Fase B Kondratiev.
En las fases B de disminución o incluso freno del crecimiento capitalista, buena parte de las inversiones otrora productivas se refugian en el sector financiero-especulativo ante la imposibilidad de seguir obteniendo valor de las inversiones productivas debido al recurrente problema de sobreproducción que satura el sistema en las economías centrales. En esos momentos ya no se trata ante todo de invertir productivamente para generar más riqueza, sino de competir por la riqueza ya generada (la pugna intercapitalista se encauza y crece a través de los mecanismos de casino del mundo financiero). Dentro de ese objetivo destaca la apropiación privada de la riqueza social o colectiva (en forma de propiedad ancestral comunitaria, en forma de recursos de la Humanidad, en forma de saberes colectivos, en forma de servicios sociales, de redistribución de rentas, de propiedad estatal, en forma de soberanía alimentaria, etc.).
Otra parte del “capital excedente” que no puede valorizarse productivamente en las sociedades centrales del Sistema, se exporta a las periféricas para su realización productiva, combinando allí el crecimiento de escala intensiva con la tradicionalmente mayoritaria dimensión extensiva del crecimiento. Esto supone la agudización de la exportación de un modelo de crecimiento-desarrollo que requiere de la depredación sistemática de recursos y de “externalizaciones” cada vez más graves para la ecosfera planetaria (tierra, aire, agua, clima, alimentos, fauna, flora…), según las dimensiones de acumulación puestas en juego se hacen más y más grandes.
Ello quiere decir que ahora la acumulación se realiza fundamentalmente fuera de los centros del Sistema, en las periferias productivas del mismo, que contienen cada vez más inversión tecnológica, en una parcial alteración de la división internacional del trabajo, aunque no (al menos todavía no) de la dinámica de centralización del capital.
De esta forma, el gran frenazo al crecimiento en las economías centrales, a partir de 2007-2008, es compensado en parte por el crecimiento sostenido de ciertas economías periféricas, especialmente China (que con parámetros opuestos a la doctrina neoliberal a escala de las relaciones económicas internacionales, y su marcha hacia su especial versión capitalista, ha batido los récords de crecimiento, de dos dígitos, aunque en el primer semestre de 2009 haya caído a “sólo” algo más del 6%). Pero esto también es válido para otros países de tamaño continental, como India (que en plena “crisis” de 2008 crecía a 8,5%) y Brasil (que en el tercer trimestre de 2009 crece al 9%), y varios de los países ricos en recursos energéticos (así por ejemplo Venezuela, que después de crecer entre 2004 y 2007 en torno al 10%, tiene en 2009 entre un 3 y un 6% de crecimiento; México sigue creciendo por encima del 3%, el conjunto de países del Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo –Bahrein, Kuwait, Qatar, Omán y Arabia Saudí–, todavía crecían al 5,7% en el segundo semestre de 2008, en plena “crisis”, después de haber crecido en torno al 7%).
En las propias economías centrales, la “crisis” de las empresas ligadas a la escala estatal se contrapone al auge de buena parte de los grandes capitales de dimensión y proyección transnacional, incluida la punta de la gran Banca, en lo que supone un palmario (y descarado) cumplimiento de la tendencia del Sistema capitalista: la hiperconcentración del capital (cada vez en menos manos).
Es por eso por lo que algunos autores sostienen que el último ciclo de expansión Kondratiev de la acumulación capitalista (Fase A), que se iniciara a partir de 1994, cobró su mayor auge entre 2002 y 2008, pero todavía está vigente, al menos por unos pocos años más. Su duración dependerá también, obviamente, de la dinámica de las luchas sociales (pues la teoría de los “ciclos” no tiene o no debería tener nada de fatalidad, sino sólo el apunte contrastado de tendencias , y por ello será tanto más fiel a la realidad cuanto que incluya también la lucha de clases como factor interno y no ajeno al propio ciclo).
Por el momento, la producción en las economías centrales y las posibilidades de realizar la acumulación capitalista a través de contratendencias a la caída de la tasa de ganancia, se ven socavadas paradójicamente por el progreso técnico-científico y la valorización de la fuerza de trabajo que le acompaña.
Por eso mismo, el Capital necesita:
- Por un lado, desvalorizar esa fuerza de trabajo; proporcionalmente más cuanto más cualificada.
De ahí, entre otras estrategias, la reforma educativa de Bolonia, que busca multiplicar y polijerarquizar los grados de cualificación, para tener profesionales a diferentes precios de mercado, presionando en conjunto hacia abajo el precio de la “fuerza de trabajo intelectual”, cada vez en más casos por debajo de su valor.
- De otra parte, la cada vez mayor dependencia que muestra la acumulación capitalista respecto de la (extra)explotación humana (es decir, del trabajo vivo ) hace que las economías centrales tengan que “importar” para sus mercados internos la superexplotación de la fuerza de trabajo especialmente radicada desde los últimos 60 años en las economías periféricas, difundiéndose las condiciones de la plusvalía absoluta a escala mundial.
Este es el objetivo, entre otros, de los Acuerdos de Maastricht y de la “Cumbre de Lisboa”, en la UE y de las sucesivas reformas de los mercados laborales en las economías centrales.
- Como quiera que este proceso se refuerza con la importación de la propia fuerza de trabajo de las sociedades periféricas para presionar a la baja sobre el poder social de negociación y las condiciones laborales de la población trabajadora de los países centrales, los acuerdos y reformas mencionados son acompañados por disposiciones jurídico-legales sobre extranjería en la UE y en el conjunto de sociedades que importan fuerza de trabajo, a fin de hacer que mano de obra migrante global se encuentre lo más vulnerable y desprotegida posible, como población cautiva y prácticamente sin derechos, para utilizar a la carta.
Esta es la cruz de la crisis para la Humanidad.
En la actualidad el avance científico-técnico (que aumenta la composición orgánica de capital –es decir, la proporción de trabajo muerto -) se une a la pérdida de liderazgo global de EE.UU., para explicar la agudización de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Sólo la fase expansiva centrada en las periferias ascendentes, permite contrarrestarla. Pero al precio de unos costes humanos y ecológicos sobrecogedores a escala planetaria.
Sin embargo, por un lado, por motivo de la aguda competencia capitalista interna y de la estrechez de sus mercados, estas periferias pueden llegar pronto a su propia sobreacumulación, atascando la posibilidad de valorización del capital productivo y provocando la obturación de la inversión de los capitales excedentes de las sociedades centrales. Circunstancia que generaría, ahora sí, un verdadero cataclísmico desacompasamiento de las finanzas y de los valores bursátiles respecto de la “economía real”.
Por otro, está por ver si el ascenso chino, que responde a parámetros muy diferentes, puede por él sólo continuar tirando de la demanda energética, posibilitando una dinámica de arrastre de los países con alta riqueza en fuentes fósiles no monopolizadas por EE.UU (véase por ejemplo, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Irán y diversos países africanos). Pero aquí nos encontramos con unos ineludibles límites de agotamiento de recursos y de “externalidades” ya inasumibles por la ecosfera. Y es que el crecimiento capitalista tiene una capacidad cada vez menor de desarrollar las fuerzas productivas, incrementando en cambio, exponencialmente, las fuerzas destructivas , al tiempo que genera tormentos sin fin a los seres humanos.
La fase recesiva o de crisis real del conjunto del Sistema capitalista podría estar produciéndose dentro de las próximas dos décadas, indisociablemente unida a la crisis ecológica planetaria, generando los factores de agotamiento de la civilización capitalista, que, sin respuesta de la Humanidad en forma de otro devenir socioeconómico y modelo civilizatorio, puede imponer una drástica coyuntura para la vida humana misma.
Ese posible nuevo “modelo” puede recibir el nombre que se quiera, pero habría de estar presidido al menos por dos factores clave: el decrecimiento y la socialización de los medios de vida y de gestión de las sociedades humanas.
[1] La tasa de beneficio capitalista tiende a declinar según se sustituye trabajo humano (trabajo vivo ) por trabajo mecanizado o automatizado (trabajo muerto ), ya que la plusvalía sólo puede obtenerse de la explotación humana (las máquinas las hicieron y programaron otros seres humanos, que incorporan su trabajo como trabajo pasado –“muerto”- y pagado, en ellas). Ver sobre esta tendencia y sus consecuencias, Piqueras, “La Humanidad frente a su holocausto”, en www.rebelion.org, 26.04.08.
El autor es miembro de Sodepau, Universitat de Castelló
(Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes)
Piratas del Índico. Un apunte sobre la economía criminal global, al hilo del secuestro del Alakrana
DESDE ESPAÑA
¿Hasta qué punto puede desarrollarse una investigación judicial sobre la piratería naval sin poner en cuestión circuitos y procedimientos clave en el funcionamiento del capitalismo actual?
Jónatham F. Moriche | Para Kaos en la Red | Hoy a las 13:20 | 15 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/piratas-indico-apunte-sobre-economia-criminal-global-hilo-secuestro-al
Los sucesivos secuestros de los buques atuneros Playa de Bakio y Alakrana han puesto en el primer plano de la agenda mediática y política la cuestión de la piratería en las costas del océano Índico. Como no podría ser de otro modo en la interminable reyerta a cara de perro que es la vida pública española, el debate ha estado mucho más orientado a desgastar al adversario que a esclarecer el problema y contribuir efectivamente a su resolución. Algo que debería ser prioritario respecto a la trifulca parlamentaria, si tenemos en cuenta que decenas de buques pesqueros españoles siguen en la zona, exponiendo a un riesgo inaceptable la vida de sus tripulaciones, y obligando al Estado a mantener un amplio dispositivo militar en la zona (y a asumir parte del coste del despliegue de fuerzas de seguridad privada), de cuya eficacia existen motivos más que suficientes para dudar. Afortunadamente, los secuestros del Playa de Bakio y el Alakrana se han saldado sin heridos ni muertos, pero... ¿es prudente dar por sentado que seguirá siendo así, mientras se suceden los secuestros en la zona (uno cada tres o cuatro días como promedio), de buques cada vez más grandes (incluyendo petroleros, cargueros de armas o buques de pasajeros), a cada vez mayor distancia de la costa, y parte de ellos con bajas entre rehenes, piratas y soldados?
Reincidiendo en el paisaje habitual de esta segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero, en este asunto de los piratas la acción del gobierno socialista ha sido negligente; la crítica de la oposición conservadora, destructiva; la información de los medios corporativos, sensacionalista, y la reacción de la ciudadanía (con la lógica excepción de las familias y el entorno personal y profesional de los rehenes), indolente. En medio de este desazonante paisaje de mediocridad, la única buena noticia, además de la misma liberación y retorno a casa de los secuestrados, es el inicio de actuaciones por parte del juez Santiago Pedraz, de la Audiencia Nacional, para esclarecer el verdadero meollo oculto de esta cuestión: las tramas jurídico-financieras que componen la lucrativa retaguardia del negocio de la piratería en el Índico.
No le faltará faena al magistrado Pedraz. En el tercer volumen de su monumental estudio sobre el proceso de globalización e informacionalización del capitalismo (La era de la información, Alianza, 1997), el sociólogo Manuel Castells dedica decenas de páginas al fenómeno de la economía criminal global, y propone algunas ideas que retratan a la perfección el intrincado y siniestro mundo de la piratería contemporánea. "En las últimas décadas", escribe Castells, "las organizaciones criminales han llevado a cabo sus operaciones a una escala cada vez más transnacional, aprovechándose de la globalización económica y de las nuevas tecnologías de la comunicación, conectadas con la economía legal a través de complejos planes financieros y redes comerciales y combinando la diestra manipulación de los procedimientos legales con el uso de la corrupción y la violencia". Somalia, uno de los países más míseros y brutales del planeta, víctima de sucesivas y catastróficas guerras civiles, intervenciones militares extranjeras, expolios corporativos transnacionales, hambrunas, sequías y tsunamis, dispone de una de las mejores redes de telefonía móvil del continente africano, ¿es necesario explicar para qué? Al otro lado del teléfono vía satélite del señor de la guerra, el minorista de armas o el pirata somalí se encuentra habitualmente un refinado abogado londinense con despacho en la exclusiva City financiera, hasta cuya cara moqueta no salpican ni el agua salada del Índico ni la sangre caliente de las bajas humanas, pero cuya cuenta corriente engorda sustancialmente tras el pago de cada rescate. La piratería naval del Índico (como la Camorra y la Mafia italianas, las Triadas chinas, la Yakuza japonesa, la "vorovskoi mir" rusa...) es sólo una terminal más de la extensa y profunda inervación criminal del capitalismo globalizado, que interconecta a piratas, traficantes y sicarios en Somalia, México o Chechenia con empresarios, abogados y políticos en Gran Bretaña, Luxemburgo o las Islas Caimán. Un denso entramado que no constituye una anomalía excepcional, sino el subproducto y correlato necesario de treinta años de radical liberalización y desregulación neoliberal de las relaciones económicas internacionales y de igualmente radical profundización en el inmemorial expolio Norte/Sur. "Los mercados sin restricciones", escribe Castells, "equivalen a sociedades salvajes". En este sentido, la piratería del Índico no es ningún flashback marginal del pasado remoto, sino un ilustrativo flashforward de nuestro inmediato futuro.
¿Hasta qué profundidad podrá hundir el escalpelo judicial en estas tramas ubicuas y multiformes el magistrado Pedraz? ¿Alcanzará, por ejemplo, a los mafiosos italianos, que corrompiendo políticos obtienen concesiones en los servicios de basura, y que en cargueros rusos, matriculados en Liberia o Panamá, transportan esa basura (incluidos residuos químicos y nucleares) hasta las costas de Somalia, devastando el medio natural y el medio de vida tradicional de la zona, la pesca de bajura, y empujando a los antiguos pescadores a la práctica de la piratería? ¿A los armadores y patrones de los centenares de barcos japoneses y europeos bajo bandera de conveniencia que aprovechándose del caos en el país pescan ilegalmente en aguas somalíes libres de cualquier tributo o limitación de capturas? ¿A los traficantes de armas que inundan África de ametralladoras y lanzagranadas de saldo, procedentes de los arsenales del antiguo Pacto de Varsovia, con la complicidad de la nueva casta político-empresarial de los países del Este, infiltrada hasta el tuétano por las mafias? ¿A esas oficinas que todos los grandes bancos y empresas financieras occidentales tienen en los paraísos fiscales, donde se centrifugan los beneficios de todas estas actividades mafiosas y se ejecuta su reinversión en forma de fondos de pensiones, propiedades inmobiliarias y otros respetables valores legales? ¿Hasta qué punto puede desarrollarse una investigación judicial sobre la piratería naval sin poner en cuestión circuitos y procedimientos clave en el funcionamiento del capitalismo actual, y qué reacción cabe esperar de quienes se benefician de ellos? La apresurada y poco creíble ofensiva propagandística emprendida por los neoconservadores norteamericanos y españoles para vincular piratería y terrorismo islamista e incardinar las aguas del Índico en la caprichosa geometría del choque de civilizaciones, salpimentada de retórica nacionalista y melancólica evocación a las hazañas de los Tercios de Flandes ("¡Hay que bombardear Somalia!", gruñía un conocido energúmeno ultraderechista en un debate televisivo en prime-time sobre el secuestro del Alakrana), nos anticipa por dónde pueden correr las cortinas de humo destinadas a proteger de la mirada pública y la investigación judicial la trastienda occidental y financiera del problema de la piratería.
"En vez de fiarlo todo al buque policía que se hace a la mar para imponer la ley y despejar las aguas de delincuentes", ha escrito el historiador norteamericano Leon Fink, "mucho mejor sería la organización de un sistema global y multilateral de justicia, tanto en mar abierto como en tierra firme". Es en esta dirección, y más decisivamente que toda la artillería de la operación militar internacional, que la investigación de la Audiencia Nacional entreabre una puerta hacia la resolución efectiva del problema de la piratería naval en el Índico. Pero, además de voluntad judicial, hace falta mucha voluntad política para que una investigación de este tipo, con tantas implicaciones económicas y diplomáticas, fructifique. Exactamente ese tipo de voluntad política que al gobierno de Rodríguez Zapatero le ha fallado clamorosamente en los últimos meses en asuntos de perfil similar, como la persecución de los crímenes de lesa humanidad, las limitaciones al comercio de armas o la lucha contra los paraísos fiscales, en los que la biensonante retórica progresista ha cedido muy pronto el paso a la más correosa realpolitik. Con estos pésimos precedentes, será prudente poner en cuarentena las declaraciones de la ministra de Defensa Carme Chacón sobre la persecución de los intermediarios de estos secuestros navales, y esperar a que sean los hechos los que determinen la sinceridad y eficacia de este buen propósito gubernamental. Mientras tanto, el gobierno de España, como los gobiernos del resto de potencias capitalistas, sigue mereciendo una imputación por colaboración necesaria en cada delito de secuestro marítimo.
Nota al margen de este asunto de la piratería, y sin duda merecedor de una reflexión específica y más amplia que la aquí podemos hacer, es el gravísimo error que supone, por parte del gobierno español, el haber cedido a las presiones de la oposición conservadora y la patronal del sector, dando amparo legal, entrenando y armando una fuerza militar privada para la protección de los atuneros. La privatización de la guerra y la proliferación de grandes corporaciones mercenarias en las zonas de conflicto es uno de los aspectos más siniestros y peligrosos de la globalización capitalista. La actividad mercenaria supone siempre, a corto, medio o largo plazo, un problema gravísimo en términos de derechos humanos y seguridad internacional, como se ha demostrado reiteradamente en Afganistán e Iraq, donde estas empresas paramilitares han acumulado un terrorífico historial de expolios y crímenes. Ampliar el marco legal para el desarrollo de este tipo de actividades en España (desde donde ya operan algunas pequeñas pero pujantes compañías del sector como High Security Solutions o SGSI, a las que ha dedicado algunas excelentes páginas de investigación el periódico Diagonal) ha sido una de las decisiones más insensatas, desafortunadas y preocupantes tomadas por un gobierno español desde los aciagos días de las Azores, y sin duda debería ser objeto de una crítica radical por parte de aquella fracción de la ciudadanía española efectivamente comprometida con una política exterior fundada en valores progresistas de paz y cooperación.
Jónatham F. Moriche, Vegas Altas del Guadiana, Extremadura Sur, noviembre de 2009
[NOTA: este texto se publicará en el número 62 (noviembre de 2009) de La Crónica del Ambroz. Versión digital disponible en http://www.radiohervas.es/ ]