Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

20Dic/090

ANALISIS DE LAS RAZONES ESTRUCTURALES DE LA INFLACION

La hojarasca y la realidad

La visión clásica señala al Estado como culpable de los aumentos de
precios por intervenir en el libre mercado. Esa posición no considera
las estrategias de grupos que ejercen posición dominante en mercados

 Por Ruben Visconti

La inflación ha sido catalogada como una “enfermedad” del sistema
económico cuya producción se imputa a la participación del Estado, que
al distorsionarlo con una u otra de sus medidas intervencionistas
rompe el santo equilibrio del mercado. Y con esa afirmación,
totalmente errónea pero no inocentemente equívoca, oculta la verdadera
causal de la inflación, que lejos de ser una enfermedad del sistema,
es un arma de defensa, un real cuchillo trapero mediante el cual los
“propietarios de los medios de producción y de cambio” se defienden
contra esa intervención. Es su arma más poderosa la que les permite
zafarse de las pretensiones de todos aquellos que pretenden meterles
las manos en sus bolsillos más allá de que ese sector de propietarios,
y por lo tanto dominadores de todos los procesos sociales, está
dispuesto a dejarse extraer.

Certifiquemos esta afirmación con una clara referencia histórica.

Durante todo el siglo XIX y comienzos del siglo XX los precios en la
Europa Occidental aumentaron sólo un 5 por ciento. Por ello ningún
analista defensor de la economía clásica la tuvo en cuenta en la
formulación de sus teorías y sus fórmulas, considerando los precios
como una constante. Cuando la economía clásica, en razón de los
movimientos sociales debe ceder y aceptar que las riquezas producidas
distribuidas solamente sobre la base de la propiedad, tienen que
coparticipar parte de las mismas a favor del resto, sobre todo con
motivo de medidas de los respectivos gobiernos, elaboran esa arma, ese
cuchillo trapero, la inflación, para ponerle límites a esa cesión y
aún más, llegar a anularla por completo. Por eso, buscar causales de
la inflación en diversas motivaciones es una simple hojarasca
distractiva, una engañifa total.

La causa de la inflación es una sola: el mantenimiento en los
regímenes de “economía mixta”, como se denomina a los que actualmente
funcionan en casi todos los países con mínimas excepciones, es la
existencia del factor de poder real contra el cual ningún gobierno
puede pelear con éxito si se propone cambiar, como se dice
habitualmente, la “distribución de la riqueza”.

Claro que esta tajante afirmación no niega las posibilidades de la
implementación de medidas correctoras, que en algún tiempo,
generalmente reducido, puedan ser aplicadas. Por ejemplo, el primer
gobierno peronista con sus medidas distributivas permitió que el 50
por ciento y más de la riqueza nacional se distribuyera a favor de los
sectores del trabajo, pero no ignoremos, además, el fracaso de sus
campañas de los sesenta días para impedir, sin resultados, el
crecimiento de los precios. La propuesta base de su política
distributiva se basó en una fórmula que dejaba tranquilo a los
poderosos “que ambos sectores ganen más”. De ahí, ningún otro gobierno
tuvo planes concretos al respecto y durante el mandato menemista, si
los hubo, fue para invertir el reparto en contra del sector del
trabajo.

¿Y ahora qué? El Gobierno se ha propuesto una política similar a la
del primer Perón: hacer crecer la riqueza nacional para que todos
ganen más, poderosos y trabajadores. Pero, dado que las condiciones
son muy diferentes, que el Gobierno posee mucho menos poder político,
que los medios de relleno de cráneos lo combaten, los sectores
propietarios endurecen sus posiciones y no quieren saber nada de
repartir. Por eso la Mesa de Enlace junto con la UIA se juntan para
derrotarlo. Por eso todo lo que denominamos la “derecha” se une para
anularlo. Por eso, el mercado argentino que está dominado por grupos
de productores y vendedores oligopólicos y monopólicos hacen caso
omiso de los controles de precio, y los aumentan tanto cuando la
demanda disminuye como cuando la demanda aumenta, con lo cual
imposibilitan el crecimiento y sólo tratan de conservar e incrementar
su tasa de ganancia. Porque han decidido sacar el cuchillo trapero que
les concede la propiedad de los medios de producción, del campo y de
la industria, con la colaboración de los bancos para repeler cualquier
intento de “distribución de la riqueza” mediante esa herramienta que
les otorga la denominada inflación.

* Docente, investigador.

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