Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

8Ene/101

¿De quien depende el Presidente del BCRA?

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,¿DE QUIEN DEPENDE EL PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL?

David Iud

ACLARANDO ALGUNAS COSAS

1)      ¿Qué es el Banco Central? – Es una “ENTIDAD AUTARQUICA DEL ESTADO NACIONAL”  Porque así lo dice el Art. 1 de su Ley orgánica, 24144

2)      ¿Qué significa “AUTÁRQUICA” – Que tiene plena capacidad para autoadministrarse. Así lo ha dicho reiterada jurisprudencia y es opinión pacífica de toda la doctrina.

3)      ¿LA AUTARQUIA ALCANZA A TODOS LOS ACTOS DE ESTAS ENTIDADES Y SUS DIRECTIVOS?  No, alcanza solo a aquellos actos QUE TIENEN QUE VER CON EL OBJETO MISMO DE LA AUTARQUIA, EL OBJETO ESTIPULADO POR LA LEY QUE CREA LA ENTIDAD. Así lo ha dicho, reiteradamente, la jurisprudencia.

4)      EL BANCO CENTRAL, ¿TIENE AUTOGOBIERNO?  No. Su Presidente es designado por el PODER EJECUTIVO CON ACUERDO DEL SENADO.

5)      ¿Quién PUEDE REMOVER DE SU CARGO AL PRESIDENTE DEL DIRECTORIO? El mismo que lo nombra, El Poder Ejecutivo Nacional, porque así lo dice el Art. 9 de la Ley

6)      ¿Por qué CAUSA? Por incumplir la Carta Orgánica, dice el mismo Art. 9

7)      Según la Carta orgánica, la principal función del Banco es la defensa del valor de la moneda. Ahora bien: el Dr. MARTIN REDRADO se ha negado a proveer los fondos para la constitución de una garantía cuyo objeto es, justamente, preservar el valor de la moneda. Esto es así, porque el gobierno, en ejercicio de su facultades de merito, oportunidad y conveniencia, ha juzgado pertinente instituir el Fondo del Bicentenario (Dto. 2010) y aventar toda posibilidad de duda sobre la capacidad de pago del país en cuanto a su deuda externa, garantizando una provisión adicional de fondos justamente mediante la medida que el Dr. REDRADO NO QUIERE CUMPLIR.

8)      ¿QUIEN TIENE EL EJERCICIO DE MERITO OPORTUNIDAD Y CONVENIENCIA? Las autoridades del Poder Ejecutivo Nacional, electas por el pueblo. HACER USO DE ESA POTESTAD, JUZGAR EN CADA CASO QUE MEDIDAS SON OPORTUNAS, CUALES SON CONVENIETES Y RESPECTO DE CUALES HAY MERITO PARA QUE SEAN APLICADS, ES GOBERNAR. Se los ha elegido para eso, para que gobiernen. UN GRUPO ESTA DECIDIDO A TRATAR POR TODOS LOS MEDIOS IMPEDIR ESE EJERCICIO, IMPEDIR QUE LAS AUTORIDADES ELECTAS GOBIERNEN. EL DR. REDRADO CON SUS ACTOS SE HA UNIDO A ESE GRUPO.

ES CLARO QUE LA PRESIDENTA PUEDE, EN CUALQUIER MOMENTO, DAR POR TERMINADAS LAS FUNCIONES DEL DR. REDRADO MEDIANTE UN DECRETO, YA QUE EL DR. REDRADO ESTA INCUMPLIENDO EL OBJETO ESENCIAL DE SU FUNCION: PRESERVAR EL VALOR DE LA MONEDA. Pruebas al canto: todo el mundo mira la cotización del dólar  a raíz de la inestabilidad que ha creado con su actitud. Y PUEDE LA PRESIDENTA HACER CUMPLIR ESE DECRETO MEDIANTE EL USO DE LA FUERZA PUBLICA. ES CLARO TAMBIEN QUE HAY PERSONAS QUE ESTAN BUSCANDO ESO.

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8Ene/100

BCRA Pesce – sobre la autonomía del Banco Central

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Miguel Pesce, presidente interino del BCRA "El Banco Central no es autónomo del orden institucional”07-01-2010 /  Miguel Ángel Pesce, designado por el Poder Ejecutivo como presidente interino del Banco Central, expresó hoy que si bien la entidad es autónoma con respecto a sus decisiones "no lo es de la Constitución Nacional ni del orden institucional"."Yo creo que una de las cuestiones que hace a la estabilidad económica es el respeto del orden institucional", agregó el presidente interino, en declaraciones publicadas en la página oficial del Gobierno. .Por otra parte, sostuvo que el decreto que creó el Fondo del Bicentenario "debe ser cumplido". y agregó que "esta es una decisión que se ha tomado, que tiene rango de ley"."Una norma que tiene rango de ley debe ser cumplida y no se la puede entorpecer con cuestiones operativas como apertura de cuentas y de más historias", agregó. Recordó que "hace algunas semanas se criticaba al jefe de gabinete por cierta confusión que se dio con respecto al desempeño de la policía en una orden judicial, esto es el mismo caso: nosotros somos autónomos, nunca hemos recibido presiones en las decisiones que hemos tomado de nadie y tampoco del Poder Ejecutivo pero, insisto, no somos autónomos de la Constitución y del orden institucional".Al ser consultado si la decisión del Ejecutivo no va en contra de la Carta Orgánica del Central, Pesce sostuvo: "Acá no hay oposición, tendríamos que ver cuáles son los argumentos formales de Redrado, pero no hay oposición a la Carta Orgánica del Banco Central; hay una decisión del Gobierno Nacional de no tomar endeudamiento internacional a plazos de tres a cinco años, a tasas exorbitantes del 10 por ciento y en este sentido ha decidido emitir una Letra a diez años que va a remunerar al Banco Central con la misma tasa que remunera al resto de sus reservas".Aclaró que "decididamente el Gobierno quiere continuar el camino del des-endeudamiento y hemos tenido debates con Redrado con respecto a la necesidad de tomar deuda en el exterior y los efectos que esto tendría"."La verdad que el argumento de contradicción con la carta Orgánica no lo encuentro", remarcó Pesce, según las declaraciones de la página oficial del Gobierno, levantadas, según se informa, de un reportaje radial. Ante la preguntó si el Fondo abre el riesgo de que se embraguen las reservas por parte de acreedores que están litigando con la Argentina, Pesce respondió "ese riesgo la Argentina lo viene sufriendo desde el año 2002 cuando entró en default"."El país ha sufrido diversos embargos en diversas acciones públicas que se han tomado como el canje de deuda o la utilización de la Plaza de Nueva York en el clearing de sus operaciones y en tal sentido se han dictado embargos que después la justicia norteamericana ha levantado.

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8Ene/100

Buenos Aires Económico: BCRA

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Por Juan Santiago Fraschina

El fondo del Bicentenario

08-01-2010 /

Juan Santiago Fraschina*

El Gobierno nacional tenía básicamente dos formas para financiar los distintos vencimientos de deuda externa de 2010. Por un lado, redireccionar los recursos públicos al pago de la deuda externa. Es decir, utilizar parte de recursos fiscales que se hubieran utilizados para financiar por ejemplo obras de infraestructura para hacer frente a los vencimientos de la deuda externa. En otras palabras, reducir el gasto público para aumentar el superávit primario, y con ese mayor ahorro comprar los dólares necesarios para pagar la deuda externa. Esta alternativa hubiera implicado una disminución de la demanda agregada con la consiguiente caída del mercado interno, quiebre de pequeñas y medianas empresas, aumento del desempleo y pobreza. Por otro lado, recurrir a la deuda externa aceptando de esta forma tasas de interés extremadamente elevadas, lo cual generaría nuevamente un círculo vicioso de endeudamiento externo. Este camino nos hubiera conducido nuevamente a la dependencia del sistema financiero internacional y del Fondo Monetario perdiendo nuestra soberanía macroeconómica. Ambos caminos fueron los elegidos en la década del ochenta por Alfonsín y en la década del noventa, durante la convertibilidad. Ambas décadas terminaron con las dos peores crisis de la historia económica y social de la Argentina. En efecto, los años ochenta finalizaron con la crisis hiperinflacionaria y los noventa con la crisis del régimen convertible en el 2001. Sin embargo, y a contraposición de lo sucedido en las décadas anteriores, el Gobierno nacional anunció la creación del Fondo del Bicentenario compuesto por 6.569 millones de dólares con reservas del Banco Central de la República Argentina para pagar la deuda externa de 2010. En este sentido, la creación del Fondo es una demostración más desde el 2003 de sostener políticas expansivas que fortalezcan la reindustrialización con inclusión social a partir de la independencia económica.

 EL AUMENTO DE LAS RESERVAS: para esto, uno de los pilares centrales del modelo que se desarrolló a partir de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia fue el fuerte aumento de las reservas del Banco Central, que crecieron de 11.048 a 47.946 millones de dólares entre mayo de 2003 y diciembre de 2009. Dicho de otra forma, las reservas se expandieron un 334% durante el nuevo modelo de acumulación. Este incremento fue fundamental en un doble sentido. Por un lado, para darle mayor sustentabilidad al crecimiento económico al permitir al Banco Central manejar el tipo de cambio. Dicho de otra forma, a partir del crecimiento de las reservas se aleja la posibilidad de producirse una corrida cambiaria. ¿Qué hubiera pasada si en medio de la crisis internacional desatada este año el Banco Central de la República Argentina no hubiera tenido na gran cantidad de reservas? Ante cualquier incertidumbre en la Argentina se produce una “corrida” hacia el dólar. Si el Banco Central no tiene los dólares suficientes, la compra de dólares se traduce en una devaluación permanente de la moneda nacional seguida de un proceso inflacionario que deteriora el salario real de los trabajadores, genera aumento de desempleo e indigencia. De esta forma, sin la expansión de las reservas del Banco Central, hoy estaríamos hablando de una fenomenal crisis económica y social como consecuencia del incremento de la incertidumbre a partir de la crisis financiera internacional. Por lo tanto, el crecimiento de las reservas es una de las herramientas centrales del nuevo modelo de desarrollo que genera que el tipo de cambio sea maneja por el Banco Central y no por el mercado, lo cual se traduce en una aumento de la sostenibilidad de la expansión del producto. Esto es fundamental teniendo en cuenta que las crisis repercuten en mayor medida en los sectores populares por vía del aumento del desempleo, la pobreza, la indigencia y la caída de las remuneraciones. Por otro lado, la expansión de reservas permite incrementar la independencia económica. Los  gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner se están haciendo cargo de una de las peores herencias del modelo rentístico-financiero-neoliberal impuesto a mediados de la década del setenta y profundizados por los sucesivos gobiernos democráticos hasta el 2003: la deuda externa. Con el nuevo modelo de desarrollo basado en la reindustrialización del país se encaró un proceso de des-endeudamiento externo que implicó la reestructuración de la deuda externa, que se tradujo en una fuerte quita de capital y reducción de intereses, y el pago al Fondo Monetario Internacional. Parte de la reducción de la deuda externa se produjo con el ahorro fiscal generado a partir del superávit del sector público. Pero otra parte, como por ejemplo el desembolso al organismo internacional, se produjo con reservas del Banco Central. De nuevo, ¿qué hubiera pasado si el Banco Central no hubiera contado con estas reservas? La respuesta de nuevo es sencilla: no se hubiera profundizado el proceso de des-endeudamiento que caracteriza al nuevo modelo de desarrollo. Pero además el FMI hubiera seguido imponiendo las famosas condicionalidades que se hubieran traducido como en la década del ochenta y del noventa en políticas ortodoxas de ajuste fiscal, caída de la demanda, des-industrialización de la economía, reducción del salario, aumento de la pobreza, indigencia y concentración del ingreso. De esta manera, si el Banco Central no hubiera experimentado el fuerte crecimiento de las reservas, el avance del nuevo modelo de acumulación hubiera estado fuertemente condicionado por la especulación y el sistema financiero internacional.

 EL FONDO DEL BICENTENARIO: en este contexto, la creación del Fondo del Bicentenario es una demostración más de las fortalezas de la economía argentina a partir de 2003 y de la independencia económico. Permite, por un lado, avanzar con el proceso de des-endeudamiento sin tener que recurrir en desventaja al sistema financiero internacional al mismo tiempo que seguir sosteniendo el incremento del gasto público para fortalecer el mercado interno. Por otro lado, se traduce en una profundización del proceso de reindustrialización y la generación de puestos de trabajo, pues el Fondo al reducir la incertidumbre y generar certezas macroeconómicas implicará un aumento de la inversión como consecuencia de la reducción de la tasa de interés. Pero además, como son reservas de libre disponibilidad, es decir, reservas superiores a las necesarias para cubrir la base monetaria al tipo de cambio actual, el Banco Central puede seguir manejando el tipo de cambio sin que exista un peligro de corrida cambiaria. En la actualidad el crecimiento de las reservas fue tan significativo que tenemos reservas afectadas a respaldar hasta el 100% de la base monetaria y reservas de libre disponibilidad. En este sentido, son las reservas de libre disponibilidad las que se utilizan, así como cuando se le pagó al FMI, para la constitución del Fondo del Bicentenario. Las mismas críticas se le realizaron al gobierno de Kirchner cuando decidió pagarle al Fondo Monetario Internacional con reservas del Banco Central: que la utilización de reservas generaría un incremento de la incertidumbre y un corrida cambiaria insostenible para el Banco Central. Sin embargo, cuando se analiza retrospectivamente la medida se puede observar el error de dicho pronóstico. No sólo que no se produjo una “corrida bancaria” sino que además el Banco Central pudo recuperar rápidamente el monto de las reservas utilizadas. En efecto, antes del pago al Fondo las reservas del Banco Central eran de 28.078 millones de dólares. Luego del pago al Fondo (03/01/06) las reservas del Banco Central pasaron a 18.580 millones de dólares. Rápidamente, el Banco Central recuperó el nivel de reservas, siendo el 02/10/06 de 28.084 millones de dólares, lo cual significa que solamente se requirió 10 meses para recomponer el nivel de reservas anterior al pago al Fondo Monetario Internacional. En la actualidad (28/12/09) las reservas son de 47.946 millones de dólares, lo cual significa que desde el pago al FMI las reservas volvieron a crecer un 158%. Es cierto que el contexto macroeconómico actual no es el mismo que en el 2006, sin embargo, en el 2010, con pronóstico de crecimiento económico, aumento de las exportaciones, superávit comercial y de cuenta corriente, expansión de la inversión, reducción de la fuga de capitales, el Banco Central estará en condiciones de recuperar gran parte de la reservas utilizadas para el Fondo del Bicentenario. Por último, surgieron diversas críticas marcando que existen mejores destinos para las reservas del Banco Central, como por ejemplo para eliminar la deuda social. Sin embargo, los problemas sociales en la Argentina no se eliminan con la inyección de una masa dineraria en un solo momento. Los problemas sociales dependen del modelo económico existente, pues no son problemas estáticos sino más bien dinámicos. Por lo tanto, la constitución del Fondo del Bicentenario con reservas del Banco Central permite sostener la independencia económica para mantener la soberanía política para profundizar el modelo de reindustrialización con inclusión social que nos conduzca a la justicia social.

*Economista del Grupo de Estudio de Economía Nacional

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8Ene/100

Buenos Aires Económico: BCRA

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Por Juan José Primosich

Los límites de Redrado

08-01-2010 /

Juan José Primosich

A casi un mes de promulgado el DNU 2.010, que crea el Fondo del Bicentenario, nunca fue tratado en las reuniones del directorio del Banco Central. La creación del fondo ha atravesado las más disímiles críticas, las más ácidas. Todas ellas interesadas. La presentación ante la Corte Suprema la realizó la provincia de San Luis, cuyo ex gobernador Adolfo Rodríguez Saá fue quien decretó el default que enterró económica y moralmente a la Argentina por varios años. Como si eso no fuera suficiente, la presentación se encuentra patrocinada por Rodolfo Barra y Horacio Tomás Liendo, importantes espadas jurídicas del menemismo, aquel que sancionó en 1992 la Carta Orgánica del Banco Central. Ese texto está inspirado en los postulados de la economía neoliberal del Consenso de Washington. Si los lobbistas –el elenco estable de analistas económicos del establishment conservador-neoliberal y la oposición política, representada por los mismos que empujaron a la Argentina a la bancarrota económica y social – salen a defender la autarquía del Banco Central tan entusiastamente no se puede dejar de sospechar: ¿qué estarán cuidando? Los exaltados defensores de la anulación del DNU 2.010 pertenecientes la bancada radical deberían recordar que el efímero gobierno de Fernando de la Rúa asumió con u$s 30.000 millones de reservas y al momento de abandonar el cargo dejaba en las arcas del Estado menos deu$s 10.000 millones. Son éstos los personajes que por estas horas se encuentran defendiendo a capa y espada al presidente del Banco Central y su mal comprendida autarquía. La misión fundamental que la legislación le impone al Banco Central –y por ende a su titular – es la de velar por la defensa del valor de nuestra moneda. La creación del fondo es una medida que avanza en ese sentido. Sin embargo, Redrado obstaculizó con su accionar el cumplimiento de ese cometido, incumpliendo el decreto que tiene plena vigencia en tanto y en cuanto no sea derogado por la comisión bicameral. De por sí, este hecho implica una violación a la ley, pero además tipificaría una conducta de incumplimiento de los deberes de funcionario público. A esta interpretación Redrado opuso lo prescripto en la carta orgánica respecto de la autarquía del organismo. Este accionar tuvo sus consecuencias. El riesgo país había alcanzado el pasado 11 de diciembre, último día hábil previo a la sanción del decreto 2.010, un valor de 733 puntos básicos. A partir de la sanción, ese indicador transitó una senda descendente, que se profundizó luego de que la oposición legislativa fallara en su intento de derogarlo. El 5 de enero tocó su piso: 613 puntos básicos. Si se acepta la validez de este indicador para medir las expectativas respecto de la estabilidad de la moneda y el desenvolvimiento de la economía, debería concluirse que la sola creación del Fondo del Bicentenario y el mantenimiento de su vigencia permite una baja de las tasas tanto para el sector público como el privado que coadyuvan al desarrollo económico interno, tal como se contempla en los considerandos del decreto. Habiendo tomado estado público el incumplimiento y la aceptación de la renuncia de Redrado –que pusiera a disposición repetidas veces – por parte de la Presidenta de la Nación, el riesgo país escaló hasta los 656 puntos básicos el 6 de enero. Siguiendo la lógica del pensamiento económico ortodoxo, significaría que en un solo día el comportamiento caprichoso del presidente del Banco Central fue interpretado como una caída del 36% de la confianza de los mercados respecto de la estabilidad de nuestra moneda. La oposición puso el grito en el cielo y los grandes medios batieron el parche de la quiebra institucional. En aras de sincerar las cosas, sería deseable que Martín Redrado recordara que hace cinco años asumió la presidencia del Banco Central como parte de un proyecto político y no que fuera seleccionado a través de un aviso clasificado. Tiene todo el derecho del mundo a opinar distinto del Gobierno que integra, pero su actitud delató una falta de respeto a los acuerdos, carencia de códigos y un sino de incumplimiento. Si tan mal cree que se están haciendo las cosas, debería haber anunciado públicamente que ya no se sentía parte de este proyecto y renunciar. Por el bien del país que él dice defender.

Juan José Primosich

Profesor de la Universidad Nacional de Tres de Febrero

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8Ene/100

Buenos Aires Económico: BCRA

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Por Nicolás Tereschuk*

¿Cuánta autonomía debe tener un banco central?08-01-2010 /  Al menos, la crisis política desatada por el enfrentamiento entre Martín Redrado y el Gobierno nacional ha reeditado un necesario debate en la Argentina: ¿cuánta autonomía es deseable para la autoridad monetaria? El jefe de la bancada oficialista de senadores, Miguel Ángel Pichetto, salió a reconocer que “habría que reprocharle a [Néstor] Kirchner que en el momento de mayor poder, cuando tenía todo a favor, no hizo un proyecto para modificar la carta orgánica” del Banco Central. Tras la gresca con Redrado, el legislador pidió “remediar la actual situación en la que el Banco Central, sea quien fuere su titular, puede ubicarse por fuera y, como ocurre ahora, en oposición a las decisiones del Poder Ejecutivo”.En los países en vías de desarrollo, el lobby por la autonomía de los bancos centrales se desató junto con otro paralelo, que definía al ajuste estructural como base de toda política económica sana. Repasarlas fechas de la ola de reformas de esas instituciones en la región es un buen ejercicio: Chile (1989), Argentina (1991), Colombia (1991), Venezuela (1992) y México (1994). No parece una casualidad el período histórico en el que se concretaron las modificaciones a las cartas orgánicas. Un paper publicado por el FMI en el 2007 (Central Bank Autonomy: Lessons from Global Trends, de Marco Arnone, Bernard J. Laurens, Jean-François Segalotto y  Martin Sommer) nos ayuda a evaluar dónde quedó parada la Argentina en este aspecto. De acuerdo con este trabajo, si tenemos en cuenta la “autonomía política” –esto es, la capacidad del Banco Central de seleccionar sus objetivos de política monetaria – el BCRA es hoy el más autónomo de la región, por sobre los de Brasil, Chile, Perú y Venezuela. Es que la nada sutil Carta Orgánica del Banco Central no deja lugar a dudas: “En la formulación y ejecución de la política monetaria y financiera” la entidad no está sujeta a “órdenes, indicaciones o instrucciones del Poder Ejecutivo nacional”. Nada menos. En el caso argentino, el paper evalúa que, formalmente, no se requiere aprobación del Gobierno para la formulación de la política monetaria y que existen cláusulas legales que fortalecen la posición del Banco Central ante posibles conflictos con el Ejecutivo. Por ejemplo, en Brasil, ambos aspectos están ausentes. Además, no deja de llamar la atención que para este estudio del FMI, el Banco Central de la República Argentina sea hoy “políticamente” más autónomo que las autoridades monetarias de los Estados Unidos, el Reino Unido, Nueva Zelanda y Canadá. En otro nivel quedan los bancos centrales de Japón y Corea, dos países desarrollados en los que prácticamente no hay frontera entre la política monetaria y los dictados del gobierno. Yendo a la autonomía “económica” –la capacidad de los bancos centrales de seleccionar con qué instrumentos se pondrá en práctica la política monetaria – la situación es más pareja a nivel regional. Por ejemplo, las entidades de la Argentina y Brasil cuentan con el mismo nivel de autonomía. Claro que es aún más alta que la que este tipo de instituciones tienen en España, Italia, Alemania y Holanda. El completo estudio  realiza también un corte intertemporal y señala que el Banco Central de la República Argentina era casi la mitad de autónomo del Gobierno en la década del ’80, por ejemplo, cuando gobernaba Raúl Alfonsín, que en la actualidad. Si decide reformular de manera integral la Carta Orgánica del BCRA, el  oficialismo no tiene más que echar mano al proyecto de Mercedes Marcó del Pont, del 2007, que llegó a obtener dictamen en la Comisión de Finanzas de la Cámara baja. La iniciativa no hace sino transparentar una idea que se ha hecho parte del sentido común en muchas fuerzas políticas, más acá o más allá del oficialismo. Decir que el objetivo del Banco Central debe ser “preservar el valor de la moneda, de un modo consistente con las políticas orientadas a sostener un alto nivel de actividad y asegurar el máximo empleo de los recursos humanos y materiales disponibles, en un contexto de expansión sustentable de la economía” no debería ser discutible para ninguno de los dirigentes que coquetean con suceder a Cristina Kirchner. El lacónico “preservar el valor de la moneda” que puede leerse en la actual norma no hace sino recordar al Estado ausente de la década del’90.No puede decirse que la actual titular del Banco Nación sea revolucionaria en sus planteos. El proyecto de su autoría apenas busca poner las cosas más cerca de un justo medio, de adecuarlas a las actuales necesidades de la Argentina. En los fundamentos del proyecto, advirtió que el régimen de política económica vigente durante la gestión de Carlos Menem y hasta ahora fue demasiado lejos: “Prohibió al Banco Central todo financiamiento de las actividades estatales y privó al sistema bancario de su rol tradicional como prestamista de última instancia”.La economista subrayó además la incoherencia en términos regionales que se vive en la Argentina, lo que se evidencia en el paper del FMI. Destacó que “la coordinación entre el Ministerio de Economía y el Banco Central” está legalmente especificada incluso en las Constituciones de varios países, como las de Colombia o Paraguay. También recordó que el Banco Central de Brasil, si bien no es autónomo de iure, sí lo es de facto, como está ampliamente reconocido. Quizás sea una buena oportunidad para volver a poner este debate en el ámbito del Congreso, pensando en el mediano plazo, más allá de los coqueteos políticos, las disputas mediáticas y la discusión por los vencimientos de deuda del 2009.

*Politólogo. Co-editor de Artepolitica

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