Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

13Ene/101

Con dólares e inflación

 Por Mara Pedrazzoli * 

Las perspectivas de crecimiento de los países centrales, a una tasa de 1,5 por ciento anual, mejoraron las proyecciones sobre la evolución de la economía argentina para 2010, en tanto se espera un aumento de la liquidez internacional y una recuperación del comercio. En el Bicentenario, Argentina se prepara para alcanzar el octavo año de crecimiento (aunque a tasas más bajas, que rondarían el 4,5 por ciento anual) sin el problema de la restricción externa; lo cual continúa siendo un mérito de la política macroeconómica.

En relación con los flujos de capitales, la estabilización de la economía internacional y la estrategia encarada por el Gobierno para reforzar las expectativas sobre el cumplimiento de sus obligaciones (al reabrir las negociaciones con el Club de París y los holdouts, iniciar un acercamiento con el FMI y comprometer parte de las reservas para el pago de la deuda del año próximo) conllevaron una recuperación de la demanda de títulos locales y una importante baja de la prima de riesgo que permiten avizorar una mejora en las condiciones de crédito.

El saldo comercial, por su parte, aumentó en 2009 producto de una caída más fuerte de las importaciones que de las exportaciones asociada a la recesión interna y se mantendría estable el año próximo. La elevada elasticidad ingreso de las importaciones describiría entonces un escenario similar al de 2003: las importaciones creciendo a una tasa que duplica a la de las exportaciones pero partiendo de un nivel inferior que permitirá resguardar el superávit externo. Por el lado de las ventas se espera un aumento de precios y cantidades en las exportaciones de origen agropecuario, dada la recuperación de la demanda externa, la mejora de la cosecha agrícola y el alza en el precio de las commodities; mientras que las exportaciones industriales crecerían en volumen empujadas principalmente por la reactivación de la economía brasileña.

Entre el último trimestre de 2008 y el tercero de 2009, período que duró el contagio de la crisis, Argentina no enfrentó un problema de insuficiencia de dólares (ni crisis cambiarias o financieras como hubiera padecido otrora), a pesar de experimentar una fuerte salida de capitales que comenzó a mediados de 2007. El superávit comercial y las reservas acumuladas por el Banco Central permitieron hacer frente a la demanda de dólares sin provocar saltos bruscos en el tipo de cambio. La fuga empezó antes de la crisis a causa de la incertidumbre política creada en torno de la intervención del Indec y el conflicto con “el campo” y luego reflejó el fenómeno flight to quality (corrida hacia activos más seguros) que se frenó en noviembre de este año al igual que en el resto de los países periféricos.

Si se verifican estos pronósticos, el principal problema de 2010 aparecerá en el frente interno y está vinculado con la inflación. Tras experimentar altas tasas de crecimiento y de aumentos de precios, en 2009 la economía sufrió un brusco enfriamiento, no obstante la inflación permaneció en niveles elevados cercanos al 15 por ciento anual. Eso muestra, en primer lugar, una marcada inercia en los contratos, que implica trasladar parte de la inflación pasada al presente. En segundo lugar, los salarios nominales crecieron 18 por ciento en 2009 pese a que la tasa de desempleo aumentó levemente.

En 2010 es probable que la puja distributiva se agudice; impulsada tanto por la reactivación de la economía como por la debilidad que viene mostrando el Gobierno en las disputas recientes con distintos actores sociales. Un Gobierno más débil tampoco tendrá la capacidad para sostener controles de precios como en 2007. Además volverá a ser relevante el problema de la agflación (inflación tirada por alimentos) dado el repunte esperado en el precio de las commodities y la eliminación del sistema de retenciones móviles.

Entonces cualquier innovación en materia de política macroeconómica para este año deberá centrarse en evitar una aceleración de la inflación. El anuncio de una política antiinflacionaria basada en acuerdos de precios y salarios consensuados entre los sindicatos y grupos empresarios que permitan distribuir las responsabilidades y morigerar las pérdidas de los ingresos contribuirá a fortalecer la credibilidad del Gobierno y a controlar las expectativas sin necesidad de recurrir a salidas ortodoxas basadas en la apreciación del tipo de cambio nominal.

* Economista de AEDA y de Generación Política Sur.

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Publicado por admin

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  1. Teoría del Equilibrio – Base 100 – Control de la Inflación
    Hoy sería sencillísimo aplicar éste instrumento técnico, ya que la inflación es muy baja.
    La idea central es crear un ENTE REGULADOR de PRECIOS, algo parecido a lo que está haciendo la Secretaría de Comercio Interior ahora, pactando con las Empresas formadoras de precios una por una, pero con la diferencia de que se involucra a los Empresarios para que deban discutir entre ellos quien debe aumentar su precio, y quienes deben absorber ése aumento, para no generar inflación, y evitar la devalución de la moneda.
    Ésto no es control de precios ni convertibilidad.
    Es simplemente dejar que los precios se acomoden entre sí.
    Si un producto aumenta su precio genera una diferencia con los demás.
    Si ése producto y los demás absorben ése aumento, se mantiene ésa diferencia que ése producto necesitaba, y logramos evitar la devaluación de la moneda.
    Ejemplo: Si cada día algunos productos aumentan un poco, nos encontramos que al año todos aumentaron más o menos un 20%, pero conservan casi la misma relación entre ellos.
    Pero logran el objetivo de devaluar la moneda, atrasar los sueldos, etc.
    Por éso insisto: todos los productos deben absorber cada aumento.
    Les muestro un pequeño ejemplo hipotético:
    Si tenemos 100 productos de $ 1 cada uno, y
    40 de ellos no aumentan 0%
    30 aumentan un 1%
    10 aumentan un 2%
    10 aumentan un 5% y
    10 aumenta un 10%,
    y hacemos que cada uno absorba el porcentaje que le corresponde (en éste caso sería el 1,96%), logramos que no se devalúe la moneda, pero dejamos que se establezca la relación entre los precios que se quería lograr con ésos aumentos.
    Ejemplo en números: Menos 1.96 % (que absorbe c/u)
    40 x $ 1 = $ 40 + 0 % = $ 40 – 1,96 % = $ 39,216 / 40 = $ 0,9804
    30 x $ 1 = $ 30 + 1 % = $ 30,3 – 1,96 % = $ 29,706 / 30 = $ 0,9902
    10 x $ 1 = $ 10 + 2 % = $ 10,2 – 1,96 % = $ 10 / 10 = $ 1
    10 x $ 1 = $ 10 + 5 % = $ 10,5 – 1,96 % = $ 10,294 / 10 = $ 1,0294
    10 x $ 1 = $ 10 + 10 % = $ 11 – 1,96 % = $ 10,784 / 10 = $ 1,0784
    $ 100 $ 102 $ 100
    Como se observa, logramos que el total sumado quede en 100, y no en 102, manteniendo la diferencia porcentual entre los precios que era el objetivo de los aumentos.
    No es que bajan los precios (porque todos bajan), sólo se reacomodan dentro de la Base 100.
    La Inflación (variación en la relación de los precios entre sí) se mantiene, pero evitamos la devaluación de la moneda.

    El ajuste debería ser sobre los precios de fábrica ó mayoristas.

    Lo ideal sería ajustar los precios en forma mensual.
    Para ello, durante las primeras semanas del mes, las empresas que vayan a aumentar (ó bajar) sus precios (a partir del mes siguiente), deben comunicarlo a un Ente Regulador creado al efecto, integrado por funcionarios del Gobierno, Consumidores y Empresarios.
    Se evalúa, se negocia, y se aceptan ó rechazan.
    Y durante la última semana del mes el Ente comunicará los precios ajustados que regirán a partir del 1º día hábil del mes siguientes.
    Si incluimos, y regulamos, los sueldos dentro de la Base 100 cerramos el círculo.

    Parece simple porque es simple, y se puede comprobar, como explico al principio.

    La inflación no viene por falta de respaldo de la moneda, es sólo que un producto busca posicionar su precio en relación con los demás productos.
    Cuando se aumenta el precio de un artículo, lo que en realidad se aumenta es su participación en el gasto del consumidor en desmedro de los otros artículos, que ven disminuida su participación en dicho gasto.
    La comprobación de que la inflación es un posicionamiento del precio de un artículo en relación con los demás, y que no debería influir en la devaluación de la moneda, la obtenemos cuando comparamos el comportamiento de los precios en plazos medianos ó largos.
    Observaremos que cuando los precios llegan al doble ó la triple, todos llegan al doble ó la triple (centavo más ó menos), pero el valor de la moneda quedó relegada a la mitad ó a la 3º parte.
    La inflación, creada por especulación, desconfianza, huelgas, etc., lo único que logra es devaluar la moneda, porque con el tiempo los precios y los sueldos se acomodan, pero, como el Estado no ajusta el valor de la moneda a la inflación, todos pagamos un impuesto inflacionario y perdemos confianza en la garantía del Estado cuando emite la moneda.
    El respaldo de la moneda se debe dar con los bienes del Estado.
    Traté de ser lo más claro posible, es difícil explicar algo así tan concisamente..
    Les saludo muy atte, Horacio Raúl Nieves – DNI Nº 11.222.096
    horacionieves@yahoo.com.ar


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