HAITI, O AYITI EN EL IDIONA LOCAL KREÓLE UNA HISTORIA DE LÁGRIMAS FRUTO DEL GENOCIDIO Y LA ESCLAVITUD: DE DECIR “SI, AMO” A DECIR “OUI, MAITRE” A DECIR “YES SIR”
Haití está en una isla en medio del Caribe, compartida con República Dominicana; en épocas de la conquista de América por los españoles, esta isla fue llamada La Española (Hispaniola). Y sus habitantes originarios, los Taínos, que llamaban a esta isla Quisqueya, tuvieron el dudoso “privilegio” de ser la primera población americana en encontrarse cara a cara con los hispanos en 1492.
A mediados del siglo XVI, La Española perdía interés para sus colonos originales, ya que el oro de México o Perú resultaba una presa mucho más cotizada. Desde entonces, el abandono de esta colonia llevará a que los asentamientos españoles sean productores principalmente de ganado.
Y mientras España perdía interés en el Caribe; ingleses, holandeses y franceses, ponían sus ojos en la región. Primero, llegan los piratas a saquear las prósperas Colonias hispanas. Así, el pirata Francis Drake asolará las costas de la Española a fines del siglo XVI, arrasando los asentamientos de colonos (1587). Posteriormente, a mediados del siglo XVII, los franceses comienzan a asentarse en la parte occidental de la isla. Bautizan a su colonia Saint-Domingue. Sus primeras plantaciones son de tábaco, el cual comercian con los asentamientos españoles de oriente. En 1697, se realiza el Tratado de Ryswick, entre España y Francia, y los primeros ceden, oficialmente, la parte occidental de la isla a los franceses. Las plantaciones se intensifican y se agrega al tabáco el algodón, el café y el azúcar. Pero poco cambiará para los esclavos de la isla, quienes seguirán despertándose y acostándose con el sol, cortando caña, para las cortes imperiales europeas y los banqueros alemanes y holandeses
La colonia llegó a ser tan próspera durante el siglo XVIII, que fue conocida, como la Perla de las Antillas: hasta 1520 la principal productora de oro, ahora era el principal productor de azúcar y de café del mundo. Haití tempranamente ve todas sus capacidades productivas limitadas a la producción de azúcar bruta. Y en la medida que el azúcar sigue exportándose en grandes cantidades desde la isla, las importaciones se verán reducidas a que siguieran llegando más esclavos, para seguir engordando a los colonizadores y a quienes se enriquecieron a costa del tráfico humano.
La Revolución reventó en 1791, poco después que en Francia. La Revolución en Haití respondió a las profundas contradicciones acumuladas por un modelo colonialista profundamente inhumano, que reducía al 90% de la población a ser literalmente bestias de carga, pero fue ayudada por la crisis constitucional de 1790 en la isla: se conformó una Asamblea General en Saint-Marc, un asentamiento de la colonia, que decretó una Constitución que rechazaba la autoridad del Gobernador.
En este contexto, las míseras condiciones de vida y el esclavismo, todo reventó en la cara de los colonos. Las luchas enfrentaban a tres actores principales: los colonos blancos, los negros libres y los negros esclavos. Nada pudo frenar la rebelión en contra de las autoridades francesas, ni siquiera reformas como la abolición de la esclavitud en 1794.
Un año mas tarde, en 1795, el Tratado de Basle, cedía a los franceses el control completo sobre la isla. Las rebeliones continuaron y se alzaba, como caudillo militar de los negros en 1798, Toussaint L’Ouverture, un negro libre. Éste, proclama a la isla “una e indivisible” y ocupa militarmente la parte oriental de la isla en 1801, cedida a las autoridades francesas. Los colonizadores huían desesperadamente de la isla, y los campesinos incendiaban las plantaciones, auténtico símbolo y expresión material a la vez, de su explotación y de su miseria. L’Ouverture era apresado en 1802 por las tropas napoleónicas llamadas a someter la rebelión de los esclavos, y moría de tuberculosis al año siguiente, apresado por la República que cínicamente gritaba a los cuatro vientos “Igualdad, Fraternidad, Libertad”.
Pero esta marea humana que marchaba hacia la liberación no podía ser sometida por ninguna autoridad colonial, con lo cual ganaron, a precio de su propia sangre, la independencia y el derecho a ser la primera República Negra, el 1o de Enero de 1804, decretada por Jacques Dessalines, el “padre de la patria” haitiano. Recién en 1825, Francia reconocerá la independencia de este país, pero le exigirá pagar una elevada indemnización, de 150 millones de francos, lo que equivaldría, actualmente, a 44 veces el presupuesto anual del Estado haitiano (!!!), para lo cual la pobre nación tuvo que endeudarse por cien años (con banqueros principalmente franceses).
Tempranamente, este país es sometido arbitrariamente al peso de la deuda con su anterior colonizador. Así, se puede levantar el bloqueo, reemprender los negocios, seguir recibiendo el azúcar, el café, el cacao, sin perder las ventajas de la sujeción económica. Haití, desde 1838, hasta 1883, estuvo pagando al Estado francés, que exigirá este pago de indemnizaciones por las “pérdidas” de los colonos galos que abandonaron sus plantaciones con la sublevación (¿Cuándo será el día en que los colonizados de ayer, reclamemos indemnizaciones por las ganancias que les hemos dado en siglos, perdiendo todo en el camino?). Así, nuestra hermana República ha tempranamente padecido del chantaje económico, de las deudas externas, del bloqueo y del embargo, tácticas tan difundidas a lo largo y ancho de nuestro maltratado tercer mundo, por la osadía de ser la primera República de esclavos negros en alzarse contra los blancos, y demostrar lo falaces de todos los prejuicios racistas contra la autodeterminación de los pueblos. A comienzos del siglo XX, el 80% del presupuesto anual de Haití era absorvido por las deudas externas contraídas para “compensar” a Francia. Alto precio tuvieron que pagar los ex-esclavos haitianos por su libertad.
Luego de que en 1809 el Este de la isla fuera devuelto a España (quien lo había cedido en 1795), entre 1822 y 1844, Haití, cuyo presidente entonces era Jean Pierre Boyer, ocupará la vecina Colonia española.
Terminada la ocupación, nacerá a la vida República Dominicana, la cual nunca perdonará a la nación negra haberse “entrometido” en territorio “blanqueado”. El racismo anti-haitiano como argumento de Estado en República Dominicana alcanzará su apogeo cuando el dictador dominicano Trujillo, estrecho aliado de los EEUU, asesine a 15.000 haitianos en 1937. Ante esta clase de atrocidades, que no escandalizaron en absoluto al gobierno yanqui, el presidente estadounidense Roosevelt declaraba “Trujillo es un hijo de puta, pero al menos es nuestro hijo de puta.
Disputas de poder entre fracciones rivales, que se sucedían en interminables luchas, siempre condicionadas por la omnipresencia francesa, dan la oportunidad para que en 1915, los EEUU puedan invadir la isla, y eclipsar la presencia francesa en su “patio trasero”. Un hecho que precipitó esta acción bélica yanqui, fue el hecho de que Alemania mostraba interés en echar mano sobre Ayití. Su hegemonía en el Caribe, de esta manera, pasaba a ser clara (en el mismo momento histórico, ocupaba Nicaragua y Panamá), y está inserta dentro de sus movimientos para pasar a convertirse en la potencia mundial que desplazó a Inglaterra como principal fuerza imperial en el mundo posteriormente a la Primera Guerra Mundial.
La pauperización haitiana se vio acrecentada, precisamente, a costa de la intervención yanqui. Luego del retiro de las tropas de EEUU, una serie de caudillos rivalizan por calentar el sillón presidencial por un tiempo, hasta que un dictador logra asentar brutalmente su poder, con el auspicio de EE.UU: Francois Duvalier, más conocido como Papa Doc. Depuesto por Golpe de Estado de Paul Magloire en 1950 se retiró de la vida pública, hasta una amnistía decretada en 1956. Alcanza el poder en unas elecciones corruptas en 1957, año que inaugura el inicio de una de las dictaduras más brutales que se recuerden en América Latina, bajo la cual la oposición debía enfrentar diariamente (y con la vista gorda de los organismos internacionales bajo dominio norteamericano) la amenaza de la tortura, el asesinato político, la cárcel y la desaparición.
Sus adversarios políticos llenaban las celdas en campos de concentración como Fort Dimanche. En 1961, en medio de nuevas elecciones corruptas, es re-elegido y en 1964 se autoproclama presidente “vitalicio”.
Su régimen fue un régimen atípico de “terrorismo de Estado”, en el cual la disidencia era suprimida, y donde existían escuadrones de la muerte, los infámemente célebres Tontons Macoutes. Su régimen, caracterizado por la brutalidad, costó la vida a 60.000 haitianos, masacrados por razones políticas. Todo esto, con la complacencia de la Casa Blanca, quienes tenían en Papa Doc a un fiel aliado, devoto en la Cruzada contra el Comunismo, hostil a Cuba y a las ideas de igualdad social: durante su régimen, el analfabetismo alcanzaba al 90% de la población; La vida de Papa Doc llega a su término en 1971, sucediéndole su hijo, Jean Claude Duvalier, Baby Doc. Él continúa la política de exterminio de la disidencia y las prácticas de terrorismo de Estado,
Baby Doc hizo bien su trabajo, apoyado por sus amos de Washington y sustentado por su ejército de Tontons Macoutes: no sólo mantuvo los salarios de hambre de las plantaciones, sino que fue capaz de aún presionarlos más, al límite de la supervivencia humana. Se calcula que entre 1971 y 1975, período en el que se da un auténtico boom de las “zonas francas-maquiladoras” haitianas y de la inversión de EEUU en el país, los salarios son reducidos en un 25% de su valor real. 1990, año en que hay elecciones libres por primera vez en la historia de Ayití. Aparece como figura notable en estas elecciones un cura salesiano, adepto a la Teología de la Liberación, conocedor de la miseria de los pobres del país,. Denunciando al imperialismo yanqui, a las clases dominantes locales, al sistema, se abría paso como un vendaval de esperanza en el alma de los pobres de Haití. Este personaje era, ni más ni menos, que Jean-Bertrand Aristide. El pueblo, con cariño, le llamaba Titid.
George Bush padre (llamado Papa Bush, por el periódico francés Le Monde Libertaire), representante de los más rancios sectores republicanos yanquis, no veía con buenos ojos el discurso populista de Aristide. Y antes de poner a prueba su consecuencia, no le da oportunidad de gobernar más que unos cuantos meses, y favorece un golpe de Estado en el cual la CIA estuvo directamente involucrada.
Se impone como nuevo dictador, el 29 de Septiembre de 1991, con la simpatía de Bush, de la elite local y de los ex-duvalieristas, el militar Raoul Cédras. Aristide se exilia a los EEUU, allí Aristide comprendió que más vale tener a los EEUU de aliados que de enemigos, y con el cambio de presidente en los EEUU, al asumir Clinton, demócrata y más proclive a regimenes liberales títeres de la Casa Blanca que a dictaduras abiertas, que se sella el término de la dictadura de Cédras, que cumplió el fin de recordar a los haitianos los límites de la democracia. El 19 de septiembre de 1994, 20.000 US Marines ocupan Haití, y traen de vuelta al derrocado presidente Aristide.
Como la Constitución haitiana prohíbe la elección por dos períodos consecutivos de un mismo presidente, Titid no toma la presidencia directamente, sino que ejerce el poder de forma indirecta a través de un estrecho colaborador, Réné Préval. La primera medida que toman, es disolver al ejército para evitar futuros golpes de Estado. El partido Fanmi Lavalas (Familia Avalancha) en el poder, ahora favorece la implementación de ajustes estructurales y programas de austeridad diseñados por el FMI, como la flexibilidad salarial, que benefician a los intereses transnacionales en las Zonas Francas, en perjuicio del pueblo haitiano.
La economía real haitiana está en bancarrota y el 80% de su población se encuentra sumida en la pobreza extrema y el 60% de la población está desempleada. Del 40% que tiene empleo, el 66% se desempeña en labores agrícolas, el 25% en el sector Servicios y el 9% en las industrias de las Zonas Francas. Además, se deben sumar a esto las profundas desigualdades sociales dentro de la misma sociedad haitiana, que la hacen una de las que presenta una lucha de clases de las más agudas en el continente: un 1% de la población posee la mitad de las riquezas y el 4% posee alrededor de un 65% de la tierra. El PIB es de aproximadamente U$ 10.600 millones (2002), debiendo corresponder el ingreso per cápita a unos U$ 1.400, pero alcanzando en realidad apenas a unos U$ 368 al año, debiendo, la mayoría de los haitianos sobrevivir con menos de un dólar al día.
El año 2000, el partido Lavalas vuelve a ganar las elecciones (con una participación electoral escuálida, de tan sólo el 10% de la masa votante), y Aristide es elegido nuevamente presidente, con un 91% pero sin el aura de “tribuno” que lo caracterizaría en los años 80 y que lo haría tan popular entre los pobres de Haití.
Ahora muchos comenzaban a mirarlo con desconfianza; no sólo por su nueva orientación económica, sino también por escándalos como el asesinato de sindicalistas de Batay Ouvriyé (Batalla Obrera) el 27 de mayo del 2002, en que el gobierno, en vez de aclarar la situación, termina encarcelando sindicalistas y reprimiendo a las víctimas; Y por otra parte, sufre también de la desconfianza popular, porque, pese a su discurso populista, ven que implementa las medidas neoliberales diseñadas por el FMI que él mismo critica e introduce programas de austeridad en detrimento de los intereses populares, para no echarse encima a la Banca Mundial y a los poderes fácticos de la Comunidad Internacional de EEUU y la Unión Europea. Por tratar de quedar bien con Dios y con el diablo, Asistide se queda solo, sin apoyo popular sustancial, y huérfano de la comunidad financiera internacional y la ayuda económica.
EEUU se decide a aplicar, desde el año 1998, una política más agresiva de desestabilización del régimen, por definición inestable, de Puerto Príncipe. Con ayuda del Instituto Republicano Internacional, organismo político para financiar partidos pro-republicanos en el mundo, en 1998 forman la Convergencia Democrática, cuya cabeza es André Apaid, burgués haitiano de origen estadounidense, propietario de industrias maquiladoras textiles, antiguo partidario de la dictadura de los Duvalier, jugando ahora a la oposición “democrática”,
Finalmente, el 29 de Febrero, soldados yanquis, coordinados con el ejército francés, secuestran a Aristide y lo envían a la República Centroafricana, para luego decir que Titid ha renunciado para evitar un baño de sangre, que de todos modos, ya estaba ocurriendo.
Seguido a la caída de Aristide, se forma un gobierno de “reconciliación nacional”, pro-EEUU, que incluye al dócil Boniface Alexandre (ex- presidente de la Corte Suprema) de Presidente, el cual es plenamente confiable para los Republicanos.
Las posteriores elecciones presidenciales en Haití de 2006, fueron para substituir al gobierno interino del presidente Boniface Alexandre y el primer ministro Gerard Latortue quienes obtuvieron sus cargos después del derrocamiento por golpe de Estado en 2004 de Jean-Bertrand Aristide, estos comicios se retrasaron en cuatro ocasiones debido a la grave inestabilidad del país, estando programadas originalmente para octubre y noviembre de 2005. Finalmente se hicieron el 15 de febrero de 2006, las elecciones no solo fueron vigiladas sino también organizadas por la ONU. El ganador fue René Préval pro-Aristide, para disgusto del en ese entonces gobierno haitiano, la derecha del país y el gobierno de Estados Unidos.
¿ QUÉ HAY DETRÁS DE LA MASIVA INTERVENCIÓN “HUMANITARIA” DE EE.UU EN HAITÍ?
Haití está emplazada en un área geo-estratégicamente privilegiada en el Caribe, región que el documento “Santa Fe I” (1981), llama el “lago marxista-leninsta”. Desde ahí, se mantiene una posición privilegiada para controlar la cuenca de Centroamerica, el Caribe y Sudamérica. Desde Haití se vigila Panamá, Colombia, Venezuela y Cuba, para asegurar que las aguas del “lago marxista-leninista” no se agiten. Y también se controla directamente una parte importante del flujo de narcóticos a los EEUU..
Francia, Brasil y otros países critican a EEUU por su papel en Haití
Brasil ha advertido de que no cederá el mando de las fuerzas de la ONU en Haití. EEUU ha dado un paso al frente ante la catástrofe de Haití y ha enviado un contingente de 10.000 soldados, entre marines y tropas del Ejército de Tierra.
Francia no ha ocultado su malestar por la actuación del Gobierno de Obama ante el terremoto que asolado Haití. El secretario de Estado de Cooperación de Francia, Alain Joyandet, ha reclamado a la ONU que precise el papel de EEUU, que está asumiendo de facto la coordinación de la ayuda en el país caribeño.
La jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, también ha querido dejar clara su posición y ha asegurado que más que "ayuda militar" por parte de Europa, la población de Haití necesita una mayor coordinación para que la ayuda pueda llegar a los afectados.
En lugar de "ayuda militar como tal", Ashton abogó por asistir en la tarea del transporte de alimentos o trabajos de ingeniería para reparar las comunicaciones.
"Se trata de ayudar Haití, pero no de ocupar Haití. Se trata de ayudar para que Haití vuelva a recobrar su vida. La ONU está trabajando y espero que tengamos una decisión. Espero que nos precisen el papel de Estados Unidos", insistió por su parte Alain Joyandet en la radio Europe 1, tras regresar de una visita a la isla, devastada por un seísmo de magnitud 7 grados en la escala de Richter durante la noche del pasado martes.
Brasil también está molesto por el hecho de que los vuelos militares de EEUU tengan prioridad en el congestionado aeropuerto de la capital de Haití, y que los vuelos de otros países se desvíen a República Dominicana, algo de lo que también se han quejado Médicos Sin Fronteras y la Cruz Roja.
Brasil ha advertido de que no cederá el mando de las fuerzas de la ONU en Haiti.
El Gobierno de Lula da Silva ha advertido de que no cedería el mando de las fuerzas de la ONU en Haití. Brasil, con 1.700 de los 9.000 soldados destacados en Haití hasta la semana pasada, reclama su protagonismo en la reconstrucción. El ministro de Defensa, Nelson John, fue de los primeros en visitar el país tras el terremoto e insistió a la vuelta que su país "no cederá voluntariamente el mando".
Las quejas se deben a que EEUU ha dado un paso al frente ante la catástrofe de Haití y ha enviado un contingente de 10.000 soldados, entre marines y tropas del Ejército de Tierra. El presidente, Barack Obama, ha asumido de alguna manera el vacío de poder y ha decidido apoyarse en el Pentágono para reafirmar la presencia en la isla caribeña pese a los recelos históricos.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, también ha denunciado que Estados Unidos se está valiendo de la tragedia por el terremoto en Haití para ocuparla militarmente, una opinión similar a la de su homólogo de Nicaragua, Daniel Ortega.
Fuente: Encuentro K
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