Abróchense los cinturones ante una doble caída mundial
Nouriel Roubini
Para LA NACION
Noticias de Economía
Domingo 25 de julio de 2010 | Publicado en edición impresa
NUEVA YORK.- La economía mundial, artificialmente impulsada desde la recesión de 2008-2009 por un estímulo fiscal y monetario en gran escala y rescates financieros, va camino de una profunda recesión este año, al ir desapareciendo los efectos de esas medidas. No se han abordado los excesos que alimentaron la crisis: demasiada deuda y demasiado apalancamiento en el sector privado.
El desapalancamiento privado apenas ha comenzado. Hay un enorme reapalancamiento público en las economías avanzadas, con enormes déficit presupuestarios y una acumulación de deuda pública impulsada por estabilizadores automáticos, estímulos fiscales anticíclicos y costos de la socialización de las pérdidas del sistema financiero.
En el mejor de los casos, afrontamos un período prolongado de crecimiento anémico en las economías avanzadas. En el nivel mundial, los países que gastaron demasiado -EE.UU., Reino Unido, España, Grecia y otros- deben desapalancarse. Pero los países que ahorraron demasiado -China, Asia emergente, Alemania y Japón- no están gastando más para compensar la reducción del gasto en los países que se están desapalancando.
La desaceleración mundial, evidente en los datos del segundo trimestre de 2010, se acelerará en la segunda mitad del año. El estímulo fiscal desaparecerá cuando empiecen a entrar en vigor los programas de austeridad en la mayoría de los países. Los ajustes de inventario, que impulsaron el crecimiento algunos trimestres, se acabarán. Los efectos de las políticas tributarias que robaron la demanda al futuro -los incentivos a compradores de coches y viviendas- disminuirán al expirar esos programas. Las condiciones del mercado laboral siguen siendo débiles. La situación previsible en las economías avanzadas es una mediocre recuperación en forma de U. En EE.UU., el crecimiento anual ya estaba por debajo de la tendencia general en la primera mitad de 2010 (2,7% en el primer trimestre y se calcula que en abril-junio será 2,2 por ciento). El crecimiento va a aminorarse más: hasta 1,5% en la segunda mitad de este año y avanzado 2011.
Lo que viene en EE.UU. será como una recesión. Mediocre creación de empleo y mayor aumento del desempleo, mayores déficit presupuestarios, nueva baja de los precios de las viviendas, mayores pérdidas de los bancos con las hipotecas, el crédito al consumo y otros préstamos, y el riesgo de que el Congreso apruebe medidas proteccionistas contra China contribuirán a ello.
En la eurozona, las perspectivas son peores. El crecimiento puede estar próximo a cero a final de año. Marcados aumentos en los márgenes soberanos, empresariales y de la liquidez interbancaria aumentarán los costos de capital y aumentos de aversión al riesgo, volatilidad y riesgo soberano socavarán más la confianza de las empresas, los inversores y los consumidores. China está dando muestras de desaceleración por los intentos de su gobierno de controlar el recalentamiento. La desaceleración en las economías avanzadas, junto con un euro más débil, minarán más el crecimiento chino, con lo que su tasa de crecimiento pasará de más de 11 a 7% al final de este año. Una mala noticia para el aumento de las exportaciones en el resto de Asia y entre los países ricos en materias primas.
Una importante víctima será Japón, donde el anémico crecimiento de la renta real está deprimiendo la demanda interna y las exportaciones a China mantienen el poco crecimiento que hay. Japón padece un bajo crecimiento potencial por falta de reformas estructurales y unos gobiernos débiles e ineficaces, un gran volumen de deuda pública, tendencias demográficas desfavorables y un yen fuerte que se aprecia en períodos de aversión al riesgo.
Cualquier sacudida podría inclinar de nuevo la inestable economía mundial hacia una recesión. Los encargados de la adopción de decisiones se están quedando sin instrumentos. Otra relajación monetaria cuantitativa no cambiará gran cosa porque hay poco margen para un estímulo fiscal suplementario en la mayoría de las economías avanzadas y la capacidad para rescatar a las entidades financieras que son demasiado grandes para quebrar -pero también para ser salvadas- quedará profundamente limitada.
A medida que se evaporen las ilusorias esperanzas optimistas de una rápida recuperación en forma de V, el mundo avanzado se encontrará en el mejor de los casos en una larga recuperación en forma de U, que en algunos casos -la eurozona y Japón- puede ser lo suficientemente larga para extenderse en una casi depresión en forma de L. Será difícil evitar la recesión con caída doble.
La recuperación en los más fuertes mercados emergentes también se verá afectada porque ningún país es una isla económicamente. El crecimiento de muchas economías con mercados emergentes depende en gran medida de unas economías avanzadas entregadas a la reducción de gastos. Abróchense los cinturones para un viaje muy accidentado.
7% crecimiento de china Es la tasa de aumento del PBI chino que Roubini pronostica para fin de año, frente al 11% actual.
•
El autor es profesor en la Escuela Stern de Administración de Empresas de la Universidad de Nueva York
Respuesta al artículo de Roubini
*Por Jorge Molinero
Retomando el tema del artículo de Roubini publicado en La Nación, es importante señalar que este economista se ha destacado en los últimos años por hacer pronósticos acertados, cosa que la mayoría de sus colegas, por anteojeras ideológicas o simple correa de trasmisión de los intereses del capital financiero, no hicieron. Es un economista que comparte la visión de la corriente principal del pensamiento económico americano, pero no se engaña en cuanto a los elementos reales que fueron desatando la crisis actual en el centro.
El llamado crecimiento en V significa que tras una fuerte caída se produce una fuerte recuperación, crecimiento en U significa que tras la caída se produce una suave tendencia que finalmente, y en forma más demorada, produce nuevamente el crecimiento. Por último el crecimiento en forma de L significa que tras la caída no se produce la recuperación y que se mantiene la economía en un bajo nivel sin recuperar los motores del crecimiento, el ejemplo más conocido es Japón tras el estallido de la burbuja inmobiliaria a principios de los noventa. Es la forma americana de ponerle sobrenombre a todas las cosas y hacerlas un "paquete o receta" para aplicar en los casos que entiendan que ajusta.
Mis breves comentarios sobre este tema (vaya que es profundo y merece más espacio!!!) es que es acertado pensar que las tres zonas de capitalismo desarrollado (Estados Unidos, Europa y Japón) entrarán en una segunda recesión o al menos en una meseta o crecimiento anémico ("flat" o chato según la jerga), ya que todo el apoyo dado por los bancos centrales a los bancos privados y de inversión para que no quebrasen ha determinado un nivel de liquidez y deficit en los países centrales que derivará en una desvalorización de las monedas principales (dólar y euro al menos), y un creciente endeudamiento (la emisión y salvataje impidió el desinfle de toda la burbuja, rearmándola en otras áreas de la economía). Para que el endeudamiento de los países centrales no termine rebajándoles la nota a sus deudas soberanas, más tarde o más temprano tendrán que cesar de "cebar la bomba" con emisiones sin respaldo y volver a presupuestos más equilibrados. Es allí donde acertadamente Roubini indica que cesará el impulso del gasto actual y la economía central se mantendrá anémica.
Si esta es la perspectiva más esperable en las economías centrales, cuáles serían los motores del desarrollo capitalista en el mundo actual. La respuesta viene del Area Asia-Pacífico, con la emergencia de las nuevas potencias industriales capitalistas de China, India y los demás países cercanos. La importancia de esta zona es que sólo China e India acaparan el 40 % de la población mundial, pero a diferencia de hace treinta años, su crecimiento acumulado (en especial el de China) hace que su masa crítica de Producto Bruto a nivel mundial (China es hoy la segunda economía por tamaño, tras la de EEUU y por delante de la de Japón y Alemania) comience a nivelar la actividad a nivel global. Es aún muy prematuro para asegurar que alcanzará a compensar la caída o estabilización del capitalismo desarrollado, pero es claro que tenemos un mundo con dos carriles de velocidades diferentes.
Esto es importante para los países sudamericanos que como la Argentina han visto florecer su comercio exterior con la gran demanda de materias primas alimenticias y minerales proveniente del área Asia-Pacifico. La Argentina tras la caída de la convertibilidad y devaluación de inicios de 2002, se encontró con un doble panorama: por un lado había eliminado el corsé cambiario que servía sólo a los intereses financieros, haciendo languidecer a la producción en general, y por otro una vez recuperada la competitividad por devaluación se encontró con un mundo que demandaba todo lo que podíamos producir en forma competitiva, en especial los productos agrícolas de la zona pampeana. Lo mismo le ocurrió con otros productos primarios a Chile, Brasil, Colombia, y otros países sudamericanos que se ligaron a este esquema. Distinta fue la suerte de México, con su economía ligada a la de Estados Unidos. Esta demanda internacional es la que permitió un crecimiento generalizado de la región, tal como se puede ver en el cuadro siguiente, elaborado en base a los datos publicados por la Cepal (2010 es una proyección también de Cepal publicada hace días):
Variaciones anuales del PBI en América Latina - Países seleccionados - Fuente Cepal - Anuario Estadístico
País 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 E
1.- Países Importantes
Brasil 4,3 1,3 2,7 1,1 5,7 3,2 4,0 5,7 5,1 0,3 7,6
México 6,6 0,0 0,8 1,4 4,0 3,3 5,0 3,4 1,3 - 6,7 4,1
Argentina - 0,8 - 4,4 - 10,9 8,8 9,0 9,2 8,5 8,7 6,8 0,7 6,8
Colombia 2,9 2,2 2,5 4,6 4,7 5,7 6,9 7,5 2,4 0,3 3,7
Chile 4,5 3,4 2,2 3,9 6,0 5,6 4,6 4,7 3,2 - 1,8 4,3
2.- Otros países
Cuba 5,9 3,2 1,4 3,8 5,8 11,2 12,1 7,3 4,1 1,0
Venezuela 3,7 3,4 - 8,9 - 7,8 18,3 10,3 9,9 8,2 4,8 - 2,3
Bolivia 2,5 1,7 2,5 2,7 4,2 4,4 4,8 4,6 6,1 3,5 4,5
Ecuador 2,8 5,3 4,2 3,6 8,0 6,0 3,9 2,5 6,5 - 0,4
Uruguay - 1,4 - 3,4 - 11,0 2,2 11,8 6,6 7,0 7,6 8,9 1,2 7,0
América Latina 4,0 0,4 - 0,4 2,2 6,1 5,0 5,8 5,8 4,2 - 1,8 5,2
De estos datos se observa claramente que las cifras son claramente positivas para casi todos los países seleccionados (los más importantes, y algunos otros, sobre los que ustedes preguntarían), y que todos crecieron menos o tuvieron caídas del producto en 2009. En efecto, la tasa de crecimiento anual compuesta para la década 2000/2009 es la siguiente (para los países importantes):
País TASA ANUAL 2000/2009
Argentina 3,8
Brasil 3,2
Chile 3,5
Colombia 4,1
México 1,3
América Latina 3,0
Como se puede observar, el país que más creció en la década fue Colombia (4,1 %) seguido por Argentina (3.8 %) y los demás importantes sudamericanos. México creció a un anémico 1,3 % y toda Latino América al 3 %. Estos datos consideran los peores años de Argentina, que son 2000, 2001 y 2002, la recesión y la caída catastrófica que fue la traumática salida de la convertibilidad. Si tomásemos sólo el período con base en 2002 (es decir le dejamos a los otros el balurdo y al kirchnerismo el crecimiento, con la estadística se puede hacer maravillas), los datos serían:
País TASA ANUAL 2003/2009
Argentina 7,3
Brasil 3,6
Chile 3,7
Colombia 4,6
México 1,6
América Latina 3,9
Fuera de las chicanas sobre año base, lo claro es que con el cambio de política que significó salir de la convertibilidad y las políticas activas implementadas hasta el presente, la Argentina pudo demostrar que si existía "viento de cola" por la demanda internacional, nuestro país fue el que mejor "desplegó las velas" para aprovechar ese viento con las políticas activas.
Esto es importante pues la oposición político/especulativa/mediática no cesa de decir que "estamos perdiendo la oportunidad" de subirnos al carro del crecimiento, que otros países aumentaron más que Argentina sus exportaciones (es cierto) y la sarta de sandeces que conocemos de memoria. Estos datos no los hizo el Indec sino la CEPAL y pueden servir para sellar la boca de más de uno que piensa que denostar es gratis.
Corolario:
La evolución de la economía mundial es un tema importante para cualquier país, pues le marca los límites de las políticas económicas y las posibilidades de crecimiento, sobre todo en países con un importante comercio exterior como Argentina (el tema no es importante para aquellos países con poca exposición externa, como Burquina Faso, pero en general son así de pobres). Saber qué parte de las distintas fuerzas externas nos afectará y en cuanto es muy importante, si nuestro crecimiento comercial externo estará ligado al centro como en el caso de México o al desarrollo de nuevas potencias capitalistas, como las de Asia - Pacífico, entendiendo los beneficios y las limitaciones que esto trae. El desarrollo económico y la distribución del ingreso dependen básicamente de las políticas económicas que se refieren al propio mercado interno, siendo siempre la parte externa un complemento necesario, digo esto para no instalar la sensación que el desarrollo depende de (caricaturizando) si China nos compra o no la soja. En la política está en utilizar el comercio exterior para desarrollar el país o para encadenarlo a la repetición de país agroexportador de otra potencia económica, suplantando a la vieja Inglaterra por la pujante dupla China-India.
*Integrante de la comisión de economía
2º Foro para la elaboración de Políticas Públicas de Salud: Política de medicamentos
13 de agosto de 2010 a las 17,45 en la Sala J.L. Borges de la Biblioteca Nacional (la actividad comenzará puntualmente a las 18 hs.)
Convoca y Organiza: Espacio Carta Abierta
Firmes en la convicción de que el derecho a la salud sólo puede concretarse a través de un Sistema Nacional de Salud que articule, coordine y complemente acciones y recursos de todos los sectores y jurisdicciones sanitarias convocamos, en este segundo Foro, a debatir acerca de la necesidad de una política de medicamentos que acompañe en el terreno de la salud los avances que las políticas públicas han tenido en otros terrenos. Proponemos algunos puntos para centrar el debate:
1. Demanda pública de medicamentos
2. Estado de situación de los laboratorios de producción pública
3. Actividades de coordinación (existentes y potenciales) entre las distintas unidades de producción
4. Líneas productivas prioritarias y estratégicas.
5. El mercado internacional de medicamentos. Límites y posibilidades
Para ello invitamos a algunos de los protagonistas indispensables en este campo:
Dr Francisco Leone, Sanitarista: Rol del Estado en las políticas de medicamentos
Dr Martín Isturiz, Investigador CONICET, Coordinador Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología: Políticas de medicamentos desde la investigación
Dr Ricardo Martinez, Sanitarista: Políticas de medicamentos. Importancia de un organismo estatal de regulación
Dr Constantino Toulupas, médico especializado en farmacología y docente en farmacología aplicada: Políticas de medicamentos desde la producción y el mercado
Ingeniero Carlos Arques, miembro del directorio del LIF ( Laboratorio Industrial Farmacéutico S.E., Santa Fe): Políticas de medicamentos desde la producción pública
Con la decisión de incidir con fuerza en el debate político de cara al 2011
Para analizar juntos qué sistema de salud tenemos
Para pensar juntos qué sistema de salud queremos
Y para empezar a construir colectivamente un proyecto de Salud
Desde Francia: La deuda odiosa de Grecia
Autor: François Chesnais
Chesnais, François. Profesor emérito en la Universidad de París 13-Villetaneuse. Destacado marxista, es parte del Consejo científico de ATTAC-Francia, director de Carré rouge, y miembro del Consejo asesor de Herramienta, con la que colabora asiduamente. Es autor de La Mondialisation du capital y coordinador de La finance mondialisée, racines sociales et politiques, configuration, conséquences. La finance capitaliste, último libro bajo su dirección, acaba de ser publicado por Ediciones Herramienta.
En la caracterización de la deuda griega y las consignas referidas a la misma, las asociaciones y partidos de los movimientos anticapitalista y altermundialista se muestran demasiado prudentes, lindando con la timidez. Trataré de explicar por qué considero que la consigna que hoy se impone es la denuncia de la deuda por parte de Grecia.[1] Y que el apoyo más eficaz a la juventud y a los trabajadores griegos por parte de los asalariados de los restantes países de Europa sería advertir que harán lo mismo. La denuncia vale para todas las deudas públicas. Es la única manera de terminar con la “dictadura de los mercados” o, mejor dicho, con la “sumisión voluntaria” de los gobiernos, dada su flagrante y completa capitulación ante los bancos y los fondos de inversión financiera, aceptando convertirse en engranajes y ejecutores de las medidas requeridas por ellos.
El ejemplo de Francia permite explicar los mecanismos usurarios del servicio de los intereses de la deuda cuyo pivote son los Estados. El endeudamiento público tiene su origen en el bajo nivel y débil progresividad de la fiscalidad directa (impuestos sobre el ingreso, el capital y la ganancia de las empresas) y en la evasión fiscal. El mecanismo es muy simple: los gobiernos comienzan prestando a los mismos a quienes renuncia a cobrar impuesto, antes de eximirlos abiertamente del pago de impuestos, como hizo Sarkozy. El servicio de los intereses opera inmediatamente una transferencia de riqueza en beneficio de los poseedores de los títulos de la deuda y refuerza cada vez más su poder económico y político. Los “mercados” (término fetichizado por el anonimato en el que se ocultan instituciones financieras perfectamente identificables: los grandes bancos, sociedades aseguradoras y fondos de colocación financiera) pueden entonces dictar la política del capital a gobiernos que a su vez se ocultan tras “la obligación moral de honrar las deudas”.
El aumento de la deuda acompañó el movimiento de liberalización financiera. Puede verse que recién tomó impulso en los años 1980. En Francia, en las condiciones políticas e institucionales posteriores a la Segunda Guerra mundial, el recurso al endeudamiento público fue muy limitado. Con la liberalización financiera todo cambió. Fue la introducción a partir de 1982-83 [2] de medidas que permitían la colocación en el mercado de obligaciones especializadas de títulos emitidos por el tesoro (lo que se conoce como “titulización”) lo que hizo dar un salto a la deuda. La misma pasó del 20 % del PBI en 1980 al 35 % en 1990, antes de que su crecimiento se acelerase a partir de 1991 hasta alcanzar el 60 % bajo el gobierno Juppé y casi el 64 % en 2007. La indemnización por las nacionalizaciones de 1980-81 dio impulsó al movimiento, pues fue un regalo para los grandes grupos mediante el cual el Estado socializó las pérdidas anteriores y efectuó la reestructuración antes de devolverlos muy rentables al sector privado. Luego vinieron los gastos de la ley de la Programación militar 1987-1991 (los Rafales y otros portaviones y submarinos nucleares), produciendo una nueva aceleración de la deuda. A partir de la recesión de 1991, el efecto conjugado de altas tasas de interés real y de un lento crecimiento (debido también a la implantación del euro) llevó al servicio por los intereses de la deuda a un nivel muy alto. El servicio de intereses es el segundo gasto del Estado, que sigue a la Educación nacional (excluyendo Universidades) y está por delante de todos los otros Ministerios, incluso el de Defensa.
La desreglamentación financiera incrementada por la euforia financiera de los años 2000 acentuó los efectos de la fiscalidad favorable al capital y de la evasión hacia los paraísos fiscales –Suiza, Luxemburgo, además de otros paraísos fiscales más exóticos– y la deslocalización sistemática de las sedes sociales de las empresas. El informe Pébereau de 2007 presenta la “competencia fiscal” como un efecto normal de la liberalización de los mercados, al que no hay más alternativa que adaptarse. Con los ingresos fiscales en caída y en la medida en que el endeudamiento constituye un atentado contra las generaciones futuras, solo queda recurrir a los cortes en el gasto presupuestario y la “reforma del Estado” –reducción del número de funcionarios y desmantelamiento del estatuto de los empleados públicos–. La deuda está en manos de los bancos, las sociedades aseguradoras y los fondos de inversión financiera (los Hedge Funds). A fin de 2003, los inversores franceses detentaban el 56 % de la deuda y los extranjeros, el 40 %. En 2006, se invirtieron las cifras. A fin de 2009, la parte en manos de los fondos extranjeros era del 69,8 %.
Deuda pública de los países de la zona euro en % del PBI
2007 2008 2009* 2010** Crecimiento desde 2007
Austria 59,4% 62,5% 70,4% 75,2% 26,6%
Bélgica 84% 89,6% 95,7% 100,9% 20,1%
Finlandia - 33,4% 39,7% 45,7% 36,8%
Francia 63,8% 68% 75,2% 81,5% 27,7%
Alemania 65,1% 65,9% 73,4% 78,7% 20,9%
Grecia 94,8% 97,6% 103,4% 115% 21,3%
Irlanda 25% 43,2% 61,2% 79,7% 218,8%
Italia 103,5% 105,8% 113% 116% 12,2%
Holanda 45,6% 58,2% 57% 63,1% 38,4%
Portugal 63,5% 66,4% 75,4% 81,5% 28,3%
España 36,2% 39,5% 50,8% 62,3% 72,1%
Zona euro 66% 69,3% 77,7 83,6% 26,0%
*estimación; **previsión. Fuente: Eurostat. Para Finlandia, la tasa de crecimiento está calculada a partir de 2008.
Puede verse que el nivel de endeudamiento era ya muy elevado antes de explotar gracias al salvataje de bancos y empresas dispuesto por Sarkozy en 2008. A fin de 2009, la deuda pública francesa representaba el 68 % del PBI (cercano, como muestra el cuadro, a la media de la zona euro) y el 12 % del presupuesto del Estado. En 2009 [3] el servicio de la deuda a los bancos y a los fondos de inversión (43 000 millones de euros), ya absorbe casi la totalidad del impuesto a los ingresos y es más alto que los ingresos del impuesto a las sociedades (35 000 millones). Esto significa que el servicio de la deuda, en realidad, pesa exclusivamente sobre los asalariados. Ya en 2010, la Agencia Francesa del Tesoro[4] colocó en el mercado de títulos de la deuda pública 120 000 millones de euros en nuevos títulos: ¡60 000 millones sólo en el mes de marzo! [5]
Los rasgos de la “deuda odiosa” en Grecia: corrupción masiva, compra de armas, gastos completamente improductivos
La deuda pública francesa puede ser políticamente caracterizada como ilegítima por tres hechos: 1) tiene su origen en la negativa a aplicar impuestos a los altos ingresos, el patrimonio y las ganancias y en el montaje de una verdadera “desregresividad del impuesto”: mientras más se gana, menos se paga ; 2) sus estrechos lazos con los paraísos fiscales y la “competencia fiscal” entre países; 3) por último, el destino de buena parte de esos gastos: compra de armas, operaciones militares en África y en Afganistán, represión en los suburbios.
Dado que esto es así, hay que actuar en consecuencia. Entrar a discutir, como hacen muchos economistas de izquierda, si es o no demasiado alta, o la manera de administrarla, es, quiérase o no, legitimarla. Desde que la Caja de depósitos perdió el monopolio de la Libreta A (con lo que el pequeño ahorro ya no sirve para financiar las viviendas sociales), y dado que los bancos ofrecen una tasa de interés inferior a la inflación, decir hoy que “no hay que olvidar el ahorro de la gente” invertido en préstamos al Estado es preocuparse por los intereses de las capas superiores de una “clase media” demasiado elástica, por aquellas capas que no están obligadas a gastar todo lo que ganan en el mes.
Pero si en Francia es ilegítima, en el caso de Grecia debemos señalar que la deuda adquiere rasgos de “deuda odiosa”. El cuadro muestra que en 2007, en vísperas del estallido de la crisis financiera y económica mundial, la deuda griega era ya elevada en términos de porcentaje del PBI (94,8 %), sólo superada por la cifra de Italia. El mecanismo de fondo es el que acabamos de recapitular para Francia. Las políticas fiscales de disminución de impuestos (sobre el ingreso, el patrimonio y las sociedades) redujeron los recursos presupuestarios y crearon un déficit público financiado mediante el endeudamiento. Pero, como ya he dicho, la deuda de Grecia tiene rasgos de “deuda odiosa”, utilizando la caracterización que se dio a la deuda de los países que antiguamente colocábamos en bloque bajo el nombre de Tercer Mundo. Las sumas prestadas sirvieron para alimentar la corrupción a gran escala. Sabemos ahora y desde hace varios meses que el gobierno del partido Nueva Democracia y el antiguo Primer ministro Costas Karamanlis falsificaron las estadísticas, con el doble objetivo de ocultar la magnitud de su clientelismo y de salvaguardar la imagen económica de Grecia ante la Unión Europea, el Banco Común Europeo y los inversores. Sin embargo, no se inició ningún proceso contra Karamanlis. En los casos en que se conoce la utilización de los fondos (pero no las comisiones ocultas que los acompañaron), se trata de gastos muy altos para emprendimientos relacionados con la realización de los Juegos Olímpicos en 2004 y, sobre todo, con la compra de armas.
Las compras de armas se relacionan directamente con la problemática de las deudas odiosas. Los datos preliminares del informe 2010 del SIPRI de Estocolmo,[6] que es la más importante fuente de información en la materia, revelan que Grecia fue uno de los cinco más importantes importadores de armas de Europa entre 2005-2009.[7] La compra de aviones de combate representa por sí sola el 28 % del volumen de sus importaciones, especialmente por la compra de 26 F-16 (de Estados Unidos) y de 25 Mirages 2000 (de Francia), este último contrato por un valor de 1 600 millones de euros. Pero la lista de equipamientos franceses vendidos a Grecia no para aquí; se cuentan también vehículos blindados (70 VBL), helicópteros NH90, misiles MICA, Exocet, Scalp y aeronaves no tripuladas Sperwer. Estas compras convirtieron a Grecia en el tercer cliente de la industria de defensa francesa en el curso de la pasada década. En 2008, las entregas alcanzaron 261 millones de euros. Otro experto en la investigación sobre ventas de armas, Jean-Dominique Merchet, explica que “Grecia estaba en discusión avanzada con Francia y Dassault para comprar Rafales por 50 millones de euros por pieza. Hoy, debido a la situación actual, todo esto quedará en la nada”.[8] Y Francia no es el único de los grandes productores de armas (están también los Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña y Alemania) que se las vendieron a Grecia empujándola a incrementar su deuda. Por ejemplo, sólo Alemania le vendió entre 2005 y 2009 varios miles de millones de euros en equipamientos (carros Leopard, submarino Typo 214, municiones).
Aunque la relación se establezca en Europa y no en África o en América Latina, esta combinación de endeudamiento externo contraído con bancos y fondos de inversión pertenecientes a los mismos países que las empresas vendedoras de armas revela un tipo de subordinación característico del imperialismo. La agencia Public Debt Management Agency, citada por Natixis,[9] detalla los poseedores de la deuda de Grecia por nacionalidad y por tipo de institución. Informaciones un poco diferentes fueron publicadas por el banco británico HSBC y otras más por fuentes francesas, en lo que constituye una perfecta demostración de la opacidad de las finanzas. Aquí utilizamos las del servicio dirigido en Natixis por Patrick Artus, cuyos datos frecuentemente citamos. Por nacionalidad, los inversores griegos tendrían el 29 % de la deuda, seguidos por los británicos (23 %), los franceses (11 %) y los alemanes (9 %). La parte de los norteamericanos no representaría más que el 3 %. Por tipo de inversores, los fondos de colocación financiera (Hedge Funds, administradores de activos y fondos de pensión) representan el 58% del total, por delante de los bancos (45 %), seguidos muy lejanamente por los bancos centrales (5 %).
En el caso de la deuda griega, los medios franceses se escandalizan por “la elevada exposición al riesgo de los inversores”. Pero el monto de la deuda griega es en 2010 de 300 000 millones de euros en tanto que, a título de comparación, cabría recordar que las pérdidas en 2008, con los créditos “subprima” que los bancos centrales y los gobiernos cubrieron sin vacilar, se acercaban a los 700 000 millones de euros. Se constata un fuerte contraste entre las cifras publicadas para “justificar” ante los franceses el plan de austeridad impuesto a Grecia y las cifras de muy débil exposición al riesgo publicadas por cada banco individualmente: para el BNP Paribas 5 000 millones de euros, a los que se agregan 3 000 millones de compromisos comerciales con empresas privadas griegas; para la Societe Générale, 3 000 millones de euros más una participación del 54 % en el banco griego Geniki; para el Crédit Agricole 850 millones de euros, 600 de los cuales para su filial griega Emporiki; para Axa, 500 millones de euros. Vale la pena comparar esto con los 320 000 millones de euros que fueron puestos en octubre de 2008 por el Tesoro para financiar el salvataje de los bancos y las grandes empresas francesas.
La guerra social contra los trabajadores y una nueva fase de la crisis ¿no exigen denunciar la deuda en Francia, así como en Grecia o Rumania?
Más allá de estas cifras y sus eventuales divergencias, lo esencial está en otra parte. Está en el mecanismo de financiación de “la ayuda al pueblo griego” que el Partido Socialista dice estar “orgulloso” de haber votado como muestra de “solidaridad” y la brutalidad del plan de austeridad que los diputados y senadores socialistas apoyaron con su voto. Los medios proclamaron que “Francia ayuda a Grecia”. El ministro del Presupuesto Barouin precisó de inmediato que “esta ayuda no costará nada a los contribuyentes franceses”. Efectivamente, es dinero tomado por el Tesoro en el mercado a una tasa de interés de aproximadamente el 3 % y que será prestado a Grecia al 5 % (tasa inferior a la que Grecia ya debió pagar a fines de abril, superior al 11 %). “La ayuda” “solidaria”servirá entonces para enriquecer una vez más a los inversores financieros, reforzando así nuevamente su poder social y político.
En la extrema brutalidad de las medidas dispuestas y que el gobierno griego tiene la misión de tratar de imponer bajo el control permanente de supervisores extranjeros es, posiblemente, donde más se evidencian los rasgos de deuda odiosa de la deuda griega, así como la relación de carácter perfectamente imperialista entre países deudores y acreedores cristalizada en el rol del FMI. Las medidas “negociadas” por el gobierno griego con el FMI y el BCE incluyen el congelamiento de salarios y jubilaciones de la función pública durante cinco años y la quita del equivalente a dos meses de salario para los funcionarios. En lo referido a las jubilaciones, la edad legal, que es actualmente de 65 años para los hombres y 60 para las mujeres, pasará a ser dependiente de la esperanza de vida media. El tiempo de trabajo para tener derecho a una jubilación plena será progresivamente elevado de 37 años a 40 años en 2015. La base para el cálculo tomará en cuenta el salario medio de la totalidad de los años trabajados, en lugar del último salario. La tasa principal de la TVA, tras haber sido pasada del 19 al 21 %, es llevada al 23 %. Las tasas al combustible, el alcohol y el tabaco aumentan por segunda vez en un mes un 10 %. El estado reducirá sus gastos de funcionamiento (salud, educación) en 1 500 millones de euros. La liberalización de los mercados de transportes y energía será acentuada, así como “la apertura a la competencia” de profesiones protegidas. En el sector privado, el gobierno modificará la legislación que prohíbe a las sociedades despedir más del 2 % de sus efectivos totales por mes. La flexibilidad del trabajo será reforzada y las indemnizaciones por despido disminuidas.
El carácter de deuda odiosa que estas medidas muestran se relaciona tanto con la pauperización de millones de griegos que las mismas provocarán rápidamente, como con la certeza que tienen todos los economistas mínimamente independientes de su carácter fuertemente “pro cíclico”. Son medidas que desencadenarán mecanismos de recesión “suplementarios”, podríamos decir, a aquellos que la Unión Europea conoce ya, y cuyos efectos serán tan fuertes que el monto de los intereses necesarios para asegurar el servicio de la deuda no será jamás realmente reunido. Tarde o temprano será necesario pasar por algún “arreglo” para evitar el défault de pagos. Los sufrimientos que los asalariados, la juventud y las capas populares van a sufrir tiene entonces el único objetivo de hacer algunas punciones mientras sea posible, para demostrar así el poder político de los acreedores. In fine, las medidas impuestas a Grecia por intermedio del FMI y el Banco Central Europeo son una demostración por parte de las finanzas de su poder económico y político, poder que la crisis financiera y la recesión económica, por ahora al menos, reforzaron.
Al principio del artículo utilicé la palabra prudencia y timidez. Me parece que demasiados artículos se sitúan en el terreno de las instituciones europeas, del euro (“salida del euro”, “moneda única” o “moneda común”), de la transformación del Banco Común Europeo, etcétera. Otros textos preconizan la imposición a los grandes acreedores (banco, aseguradoras, fondos especulativos, particulares de gran fortuna) “en relación con las acreencias que ellos posean”, o incluso los más osados la suspensión del reembolso de la deuda pública, llamado también moratoria de la deuda. Hace tres años, yo mismo sostuve esta posición para Francia, pero hoy la considero excesivamente tímida e insuficiente. La moratoria no borra la deuda, posterga el pago para un poco después. Keynes la propuso para Turquía y los estados balcánicos en los años 1920 y el FMI siempre está dispuesto, como último recurso, a efectuar lo que se llama el “reescalonamiento” o la “reestructuración” de la deuda con fin de evitar el no pago.
Se ha abierto una nueva etapa de la crisis económica y financiera mundial iniciada en 2007. También de la lucha social, especialmente en Europa. La magnitud de las manifestaciones y la violencia de los choques en Grecia, así como el anuncio en más países cada vez (Portugal, España, Francia, Hungría, Rumania...; la lista no es limitativa) de planes de drásticos recortes en los gastos presupuestarios, deberían incitar a la izquierda anticapitalista y revolucionaria a reapropiarse de la vieja consigna de denuncia de la deuda, de negarse a pagarla. Era la consigna tradicional del movimiento obrero. En el curso de la Revolución de Octubre, la denuncia de la deuda contraída por el estado zarista le dio en los años 1920 un eco y un prestigio considerable. La crisis mundial en curso nos acerca en algunos aspectos de la crisis de 1929. ¿Por qué la denuncia (a veces se emplea también la palabra repudio) y no “anulación”? Porque el término anulación vale para la deuda de los países muy pobres y muy vulnerables y el llamado a la anulación se dirige a los países acreedores. Si se tratara, por ejemplo, de la deuda de Haití hoy, sería la consigna correcta. En Europa, cuna del imperialismo donde, por ahora, solo en Grecia asalariados y sectores de la juventud han dado muestras de estar dispuestos a pasar a la acción, la consigna que se impone es la que mejor exprese el proceso mediante el cual los trabajadores se levantan frente al capital y los gobiernos que siguen sus órdenes. En Europa, donde el pago de la deuda va a traducirse en todos los países, si es que no se traduce ya, en planes de austeridad drásticos, se impone la negativa al pago. En el caso de Rumania, el 10 de mayo el FMI anunció su “apoyo” a las medidas anunciadas por el gobierno, que incluyen una disminución del 25 % de los salarios en el sector público y 15 % en las jubilaciones y ayuda a los desocupados. En España, los salarios de la función pública serán reducidos un 5 % al mes de junio y se disminuirán las jubilaciones. Por todo esto, pienso que la izquierda anticapitalista y revolucionaria debe militar por la denuncia de la deuda. Ello significaría la desaparición del mercado de títulos de la deuda pública, paso decisivo hacia el cierre de las bolsas que podría acompañarse por la socialización del crédito a escala de Europa
A dos años
Por Alfredo Zaiat
Han pasado dos años del fracaso oficial de establecer por ley la Resolución 125 de retenciones móviles y compensaciones a pequeños productores. En la mayoría de los acontecimientos políticos, la evaluación sobre impactos económicos y sociales requiere de cierta perspectiva histórica, que no es otra cosa que el paso del tiempo. Dos años es un lapso breve para un análisis en ese sentido pero suficiente, en esta oportunidad, para revelar que esa medida hubiera sido beneficiosa en términos económicos para los pequeños productores. Esta conclusión no se descubre por algún informe del Gobierno sobre las alícuotas de las retenciones que estarían vigentes en caso de haberse aprobado la 125, sino por la propia acción parlamentaria de grupos políticos y patronales del sector que combatieron esa resolución y hoy proponen en el Congreso retenciones segmentadas.
La distancia permite, en cambio, observar con más nitidez que la reacción contra la 125 no fue un fenómeno espontáneo e inesperado, como entonces muchos analistas se tentaron de mencionar como explicación de lo que consideraron una improvisación del Gobierno que derivó en semejante conflicto. Esa violenta oposición a las retenciones móviles, con prolongados cortes de rutas y desabastecimiento de alimentos a centros urbanos, expresó la resistencia que se estaba acumulando contra la política de intervención estatal en un sensible mercado que afecta el presupuesto de la población vulnerable. Esto no implica minimizar ciertas deficiencias de la administración kirchnerista en su vínculo con el sector. Su política agropecuaria descansaba sólo en que un dólar alto, precios internacionales en alza y la licuación de pasivos bancarios actuarían como exclusivos dinamizadores, descuidando la necesidad de construir una estrategia específica para cada uno de los actores de esa actividad.
Ese masivo rechazo fue alimentado con insistencia por los grupos conservadores y más reaccionarios del campo desde 2004. Esto queda bien explicado en un esclarecedor libro de Sebastián Ortiz, La patria terrateniente. Entre los muchos y detallados relevamientos de opiniones y proclamas, este historiador rescata un editorial de La Nación sentenciando que “nuestra historia de la intervención del gobierno en los mercados es tan copiosa como nefasta. Mucho más cuando se trata de la carne vacuna” (29 de abril de 2006). Se señalaba que pese a las abundantes regulaciones estatales existentes en el pasado, remarcando las registradas en los gobiernos de Juan Domingo Perón, “nunca se había recurrido al sorprendente y altamente perjudicial expediente de prohibir las exportaciones”.
La constante agitación política iniciada en 2004 fue impulsada por las principales entidades patronales del agro con protestas descentralizadas a nivel regional. Ortiz explica que “la organización de una suma de acciones más radicalizadas desplegadas en diversos puntos del interior, y protagonizadas por los nucleamientos más cercanos a la base (niveles distrital, municipal o provincial), pero con apoyo abierto de las entidades nacionales (CRA y SRA), permite decir y hacer a estas organizaciones menores lo que las representaciones nacionales no dicen y hacen aún”. Esa estrategia fue hasta marzo de 2008. Ortiz menciona que, desplegándose en lo profundo de la Pampa Húmeda, “esa descentralización y el paso a la acción directa fueron en búsqueda de un clima propicio para una acción mayor”. Condiciones políticas y sociales que se presentaron en el momento del anuncio de la Resolución 125.
En el prólogo de ese libro, el historiador Norberto Galasso destaca que Ortiz observa con pertinencia los cuatro años de conflicto 2004-2008 para relatar “de qué modo se va iniciando la confrontación, de qué manera los altos precios de nuestros productos de exportación generan fabulosas ganancias y cómo el Estado ha debido intervenir pues de otro modo nuestros “esforzados hombres de campo” venderían toda su producción en el exterior, salvo que los argentinos estuviésemos dispuestos a pagarles internamente los altos precios del mercado mundial”. Galasso observa lo que es evidente, aunque oculto por el poder hegemónico que moldea el sentido común: para los empresarios, del campo y de la industria, un gobierno funciona bien si permite que ellos se queden con ganancias extraordinarias y funciona mal si formula una política económica que interviene para afectarla en una pequeña porción para redistribuirla. “Se advierten, además, no sólo los rasgos corporativistas del planteo de los terratenientes –que arrastra tras de sí a los medianos productores–, sino también de qué modo la mayor parte de la dirigencia política se convierte en portavoz de sus intereses”, ilustra Galasso.
Esa compleja dinámica económica y social alcanzó su clímax en la frustrada 125, con su posterior expresión política en la elección de medio término del año pasado que culminó en la constitución de un bloque de agrodiputados. La sucesión de pronósticos apocalípticos para instalar miedo en la sociedad y confundir sobre la situación sectorial fue –y sigue siendo– la característica más notable de los dirigentes agropecuarios. El archivo es una potente herramienta para rescatar de esa nebulosa agromediática los casos del trigo, la ganadería y la lechería. Esas actividades enfrentarían un año terrible, según las proyecciones realizadas por los máximos dirigentes de la ahora agrietada Mesa de Enlace, derivando en la necesidad de importar trigo carne y leche. Vale la pena realizar el ejercicio de contrastar pronósticos con realidad en cada una de esas actividades productivas:
-Trigo.
Pronóstico: En junio de 2009, Biolcati pronosticó que en 2010 el país iba a tener que importar trigo y que la intención de siembra sería “la más baja de los últimos años”. “Difícilmente se llegue a las 2,5 millones de hectáreas sembradas”, afirmó en La Nación del 9 de junio de 2009.
Realidad: De acuerdo con el informe de Estimaciones Agrícolas Mensuales del Ministerio de Agricultura, a junio de 2010, en la presente campaña el área sembrada se ubicará en 4,4 millones de hectáreas. Se proyecta que la producción actual casi duplicará a la anterior, que se ubicó en 7,5 millones de toneladas. El total se ubicaría en 12 millones de toneladas. O sea, no se importará trigo.
-Carne.
Pronóstico: A mediados de 2009, los máximos dirigentes de la SRA y FAA aseguraron que este año se iba a tener que importar carne. “La Argentina va a celebrar el Bicentenario comiendo carne uruguaya”, aseguró Biolcati en La Nación del 20 de julio de 2009. Por su parte, el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, dijo que “Argentina tendrá que importar carne en 2010”, en la revista Noticias de ese mismo día.
Realidad: Hay una recuperación de precios de la hacienda liviana, con valores que llegan a los 9,0 pesos/kg vivo, cuando el año pasado ese valor se ubicaba cerca de los 3,5/kg. También se verifica una mejora en la oferta forrajera debido a las condiciones climáticas favorables. La ganadería es un negocio rentable, lo cual se evidencia en la reversión de la faena de hembras y en el inicio de un proceso de retención de vientres: en mayo la proporción de hembras en la faena total descendió a 43,8 por ciento. Esas condiciones permitirán recomponer el stock ganadero en el mediano plazo. El mercado interno, a su vez, está plenamente abastecido sin necesidad de importar carne.
-Leche.
Pronóstico: Buzzi sostuvo que “no alcanzará la leche para abastecer la mesa de los argentinos en el mediano plazo” y pronosticó que “estaría en peligro el abastecimiento local en 2011”. Responsabilizó al Gobierno por esta situación, a quien acusó de implementar “malas políticas” que llevan al cierre de tambos, en declaraciones a la revista Noticias del 20 de julio de 2009.
Realidad: Luego de atravesar en 2009 un período de fuerte sequía y precios internacionales bajos, este año la lechería recuperará terreno gracias al repunte del mercado internacional y las mejores condiciones climáticas. La producción de 2010 se ubicará alrededor de los 10.300 millones de litros, lo que permitirá abastecer plenamente al mercado interno, cuyo consumo total se estima en 8000 millones de litros. No habrá necesidad de importar leche.
La 125 ya es historia, con las enseñanzas, debilidades y sorpresas que dejó como balance un conflicto traumático. Pero no lo es la persistencia de los representantes patronales de los grupos económicos y sociales privilegiados, con el acompañamiento de fuerzas políticas conservadoras, de adulterar el estado de situación de uno de los sectores más rentables y dinámicos de la economía local.
Fuente: página 12
LA MENTIRA EN LA HISTORIA Y LA COMPRENSIÓN DE LA CRISIS
Miguel Urbano Rodrigues
[Traducido para La Haine por Pável Blanco Cabrera]
El capitalismo atraviesa una crisis estructural para la cual no encuentra soluciones.
Para que los pueblos se movilicen en la lucha contra el sistema que los oprime y amenaza ya la propia continuidad de la vida en la Tierra es indispensable la comprensión del funcionamiento del monstruoso engranaje que deforma lo real, imponiendo a la humanidad una Historia deformada, forjada por el capitalismo para que le sirva a sus intereses.
Esa comprensión es extraordinariamente dificultada por la máquina de desinformación mediática controlada por las grandes transnacionales. Nunca antes la humanidad dispuso de tanta información; más en época alguna estuvo tan desinformada. En esta era de la información instantánea las fuerzas del capital están conscientes de que la transformación de la mentira en verdad es cada vez más imprescindible a la supervivencia del capitalismo.
La lógica de las crisis
En esfuerzo para engañar y confundir a los pueblos, la primera mentira es inseparable de la afirmación categórica, difundida a través de un bombardeo mediático, de que en los EEUU irrumpiera una grave crisis, definida como financiera, resultante de especulaciones fraudulentas en lo inmobiliario. Obama y los sacerdotes de Wall Street reconocieron la complicidad de la banca y de las aseguradoras cuando surgieron fallas en cadena, pero garantizaron que el tsunami financiero seria superado a través de medidas adecuadas. Trataron de ocultar que se estaba frente a una crisis profunda del capitalismo, de ámbito mundial.
La simulación de la sorpresa hizo parte del juego. El Presidente de los EEUU y los señores de las finanzas mintieron conscientemente.
Las grandes crisis mundiales raramente son previstas y anunciadas con anticipación, Pero cuando se producen no sorprenden. Se insertan en la lógica de la Historia.
Eso aconteció, por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial. La Alianza que fuera decisiva para la derrota del III Reich no podría prolongarse. Era incompatible con las ambiciones y el proyecto de dominación del capitalismo. La dimensión de la victoria, al eliminar a Alemania como gran potencia militar y económica, generó una situación potencialmente conflictiva.
La división de esa dramática herencia fue hecha en una atmósfera de aparente cordialidad, en las Conferencias de Teherán y de Yalta. Más, cuando los cañones dejaron de disparar, Washington y Londres se entendieron rápidamente para crear tensiones incompatibles con el respeto de los compromisos asumidos. La Guerra Fría fue una creación de los EEUU y del Reino Unido. Derrotado un enemigo, el fascismo, el imperialismo precisaba inventar otro. La tarea no exigía mucha imaginación. Los slogans que en las dos décadas anteriores presentaban al comunismo como amenaza letal a la democracia fueron rápidamente retomados.
Como los pueblos estaban sedientos de paz, una gigantesca campaña de falsificación de la Historia fue desencadenada para persuadir en Occidente a centenas de millones de personas de que la Unión Soviética configuraba un peligro para la humanidad democrática. Esa ofensiva contribuyó decisivamente para disipar las esperanzas generadas por la Organización de las Naciones Unidas y el discurso humanista sobre una paz perpetua.
La llamada Guerra Fría nació de esa mentira. El famoso discurso de Fulton, cuando Churchill utilizó la expresión “Cortina de Hierro” para caracterizar la imaginaria amenaza soviética, fue previamente discutido con la Casa Blanca. El miedo a la “barbarie rusa” abrió el camino a la Doctrina Truman y a la OTAN. No fue la URSS quien tomó la iniciativa de romper los acuerdos suscritos por los vencedores de la guerra.
Cabe recordar que solamente después de la exclusión de los comunistas de los gobiernos de Francia y de Italia, los ministros anticomunistas dejaron de integrar gobiernos de los países del Este europeo.
Es también significativo que los historiadores norteamericanos e ingleses, con rarísimas excepciones, omitan que la implantación de regímenes alineados con la Unión Soviética se concretizó en Europa sin el recurso de la fuerza armada en tanto en Grecia –país situado en la zona de influencia inglesa- el ejército de ocupación británico desencadenó una violenta represión cuando los trabajadores revolucionarios estaban prestos a tomar el poder. Fueron entonces abatidos millares de comunistas griegos para garantizar la supervivencia de una monarquía podrida, más los media occidentales ignoraron esas masacres. El tema era incomodo.
El tan comentado plan ruso de “conquista y dominación mundial” no pasó de un mito forjado en Washington y Londres para crear la alarma y el miedo propicios a la creación de la OTAN como “alianza defensiva” capaz de oponerse “a la subversión comunista”. Y el arma atómica paso a ser usada como instrumento de chantaje.
En realidad, la URSS, a quien la guerra costara más de 20 millones de muertos (la mayoría hombres de menos de30 años), precisaba desesperadamente de paz para así reconstruirse. Las hordas nazis habían devastado las zonas más desarrolladas e industrializadas del país. ¿Cómo podría desear la guerra y promover el “expansionismo comunista” una sociedad en esas condiciones? La agresividad venia toda de los EEUU que se habían enriquecido por una guerra que no afecto su territorio y en la cual sus fuerzas armadas sufrieron pérdidas muy inferiores a las de su aliado británico.
Los elogios al aliado soviético, antes frecuentes, fueron substituidos por insultos y calumnias. A los jóvenes de hoy parece casi increíble que Churchill, el inventor de la Cortina de Hierro, meses antes del final de la guerra haya afirmado “no conozco otro gobierno que cumpla sus compromisos (…) más sólidamente de lo que el gobierno soviético ruso. Rechazo absolutamente a abrir aquí una discusión sobre la buena fe rusa” (Citado por Isaac Deutscher en Ironías de la Historia, p. 184 Civilização Brasileira, Rio de Janeiro 1968).
Así hablaba el primer ministro del Reino Unido poco antes de transformar el aliado que tanto admiraba en ogro que amenaza al mundo…
Misma hipocresía en una crisis muy diferente
Disgregada la Unión Soviética e implantado el capitalismo en Rusia, el imperialismo sintió la necesidad de reinventar enemigos para justificar nuevas guerras. Y ellos fueron rápidamente fabricados. Surgió así “el eje del mal”. Pequeños países como Cuba, Iraq y Corea del Norte, metamorfoseados en potencias agresoras, fueron presentados como “amenaza a la seguridad” de los EEUU y de sus aliados. Un hombre, Osama Bin Laden fue elevado a “enemigo número uno” de los EEUU. El Afganistán, donde supuestamente se encontraba, fue invadido, vandalizado y ocupado. Bin Laden, además no fue siquiera localizado. Permanece vivo, en un lugar desconocido. Pero su organización, la fantasmagórica Al Qaeda, es responsabilizada como la fuente del terrorismo mundial.
Siguió Iraq. Durante meses la maquina mediática de los EEUU inundó el mundo con noticias sobre “las armas de extinción masiva” que Sadam Hussein habría acumulado para agredir a la humanidad. El secretario de Estado Colin Powell declaró frente al Consejo de Seguridad de la ONU que Washington tenía pruebas de la existencia de ese arsenal del terror. El británico Toni Blair garantizó que también disponía de esas pruebas.
Iraq fue invadido, destruido, saqueado y, tal como Afganistán, permanece ocupado. Pero Bush y Blair acabaron por reconocer que, al final, las tales armas de extinción masiva no existían.
Entretanto, el complejo militar industrial de los EEUU se agigantó. El presupuesto de Defensa del país es el mayor de la Historia.
Ahora llegó el turno de Irán. El país donde surgió de una de las más importantes civilizaciones creadas por la Humanidad es ahora según Obama la más reciente amenaza a la “seguridad nacional de los EEUU”. La Agencia Internacional de Seguridad Atómica no consiguió encontrar ninguna prueba de que Irán esté utilizando sus instalaciones nucleares con el objetivo de producir armas atómicas. Con el aval de Brasil y Turquía, el gobierno de Ahmanidejah se comprometió a que su uranio sea enriquecido en el exterior con fines pacíficos. Pero Washington acaba de imponer, a través del Consejo de Seguridad de la ONU, nuevas sanciones a Teherán. Más: el Presidente de los EEUU amenazó ya con utilizar armas atómicas tácticas contra el país si él no se somete a todas sus exigencias.
Esto acontece cuando Obama se vió forzado a dimitir al comandante-jefe norteamericano en Afganistán en secuencia de una entrevista en la cual el general McChrystal –además un criminal de guerra- criticó duramente al Presidente y esbozó un panorama desastroso de la política de la Casa Blanca en la Región.
Entre la farsa y la tragedia
Diariamente los grandes medios norteamericanos repiten que la crisis fue prácticamente superada en los EEUU gracias a las medidas tomadas por la Administración Obama. Es otra gran mentira. La tasa de desempleo se mantiene inalterada y la situación de decenas de millones de familias es crítica. Es suficiente leer los artículos sobre el tema de Premios Nobel de Economía, además empeñados en la salvación del capitalismo –Joseph Stiglitz y Paul Krugman, por ejemplo- para así comprender que la situación, lejos de mejorar, puede eventualmente agravarse.
No es la tasa del PIB la que define el rumbo, porque la crisis es global, es del sistema y no solo financiera.
Los discursos del Presidente contribuyen para confundir a los ciudadanos en vez de aclarar. Persisten contradicciones entre la Casa Blanca y las finanzas. Pero ellas resultan, de que los señores de Wall Street y los chairman de las grandes transnacionales consideran insuficientes las medidas de la Administración que los benefician. Pretenden volver a tener las manos libres. La retórica presidencial no puede ocultar que la estrategia de Obama intenta en lo fundamental salvar y no castigar a los responsables de una crisis que adquirió rápidamente proporciones mundiales.
Las empresas acumulan nuevamente lucros fabulosos en tanto los trabajadores se aprietan el cinturón. La desigualdad social aumenta y los banqueros, regateando decisiones del Congreso, continúan atribuyéndose premios principescos.
El gran capital resiste además, con el apoyo firme del Partido Republicano, a todas las medidas de carácter social, desde luego tímidas, como la reforma del sistema de salud- que la Administración adopta.
Es cada vez más evidente que estamos frente a una crisis del capitalismo, sin solución previsible, aunque la aplastante mayoría de la humanidad no ha tomado conciencia de esa realidad.
La tentación de ampliar la escalada militar en Asia como salida “salvadora” es muy fuerte pero, en el propio Pentágono, generales influyentes temen a las consecuencias de un ataque a Irán. La invasión terrestre está excluida y el bombardeo con armas convencionales de objetivos estratégicos no produciría otro efecto que no fuese una gigantesca ola de anti-americanismo en el mundo musulmán.
El recurso de las armas nucleares tácticas es la opción de una minoría. Esa hipótesis ha sido admitida por destacadas personalidades internacionales, más no se me figura que pueda concretarse.
Pese al vasallaje de los gobiernos de la Unión Europea y del Japón, los pueblos condenarían masivamente una repetición del genocidio de Hiroshima. Sería el prologo de una tragedia cuyo desenlace podría ser la extinción de la humanidad.
Retomo así la afirmación de inicio, tema de esta reflexión. La mentira en la Historia dificulta extraordinariamente la comprensión de la crisis de civilización que el hombre enfrenta.