Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

26Abr/130

CEFID/AR

Publicado por admin

Tenemos el agrado de informarle que ya se encuentra publicado en nuestro sitio web el Informe de Crédito al SPNF N° 108 correspondiente al mes de abril de 2013.

Si Ud. llegara a tener dificultades para acceder desde el link, lo invitamos a visitar nuestro sitio (www.cefid-ar.org.ar) donde en la categoría: Publicaciones - Informes Mensuales encontrará el documento.

25Abr/130

TEXTO COMPLETO DEL DISCURSO de Jorge Rivas

Publicado por admin

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Señor Presidente:
Le confieso que no pensaba participar de este debate, si bien fui cofirmante de los seis dictámenes, y voté los tres proyectos que aprobamos el miércoles pasado, y por supuesto votaré afirmativamente los tres proyectos que tratamos hoy en el convencimiento de que vivimos un proceso de democratización progresivo, que va superando de a una las antiguas carencias democráticas.
La democracia plena es aún un objetivo que perseguimos, no un logro ya obtenido. Cuando la Presidenta habló de la necesidad de democratizar el Poder Judicial no pronunció ninguna blasfemia contra la Constitución, ni lanzó ataque alguno contra uno de los poderes del Estado. Se refirió, sin más, a esa necesidad de seguir ampliando nuestra democracia.
Desde ya que, sin ingenuidad y con la absoluta certeza de que estamos tratando de desatar nudos de privilegio que han sido fuertemente atados durante más de un siglo y medio, suponía que íbamos a encontrar muchas resistencias. Pero el motivo que me empujó a hacer unas breves reflexiones en este debate es que me preocupa la peligrosa banalización que cierta parte de la oposición hace de algunas palabras.
Palabras tales como democracia, dictadura, república, entre otras, deberían ser definidas con precisión por quienes las están usando en esta circunstancia, así tenemos la certeza de que hablamos un mismo idioma. Porque no dudo de que en el debate parlamentario le asiste a la oposición todo el derecho a oponerse, incluso a hacerlo de manera firme y vehemente. Pero, estimados y estimadas colegas, guardemos el recato elemental que debemos tener como representantes del pueblo.
Nuestros fueros parlamentarios, necesarios para poder cumplir libremente nuestra representación, no son una patente de corso para decir cualquier cosa sin el más mínimo fundamento. He ejercido por más de veinticinco años la profesión de abogado y he sido docente de derecho constitucional por más de una década, por lo que me siento tentado a entrar en el debate técnico jurídico sobre la reforma del Consejo de la Magistratura, o sobre la creación de las cámaras de casación, o de la regulación de las medidas cautelares contra el Estado.
Sin embargo, honestamente, no creo que nos encontremos frente a un debate técnico jurídico. Por el contrario, creo que estamos frente a un debate netamente político, que por eso mismo no debe limitarse a los abogados. Debe ser amplio, ya que el eje de la discusión, me parece, pasa nada menos que por determinar si en nuestro orden constitucional el derecho colectivo tiene supremacía sobre el derecho individual, o viceversa.
A mi juicio esa cuestión ya fue saldada a principios del siglo XX, con el nacimiento del constitucionalismo social, que nuestra constitución recoge en el artículo 14 bis. De modo que anteponer los derechos individuales a los colectivos no solo me parece un rasgo de fundamentalismo ideológico. También me parece que es negar la propia evolución del estado de derecho contemporáneo. Y que a quienes pensamos de esta manera, se nos trate de totalitarios, esconde, en el mejor de los casos, una profunda ignorancia sobre el concepto de totalitarismo.
Estoy convencido, señor Presidente, de que el Poder Judicial es el único poder del Estado que se reproduce a sí mismo sin participación de la voluntad popular, el de espíritu más corporativo, el más cerrado sobre sí mismo. El que está más lejos, fuera del alcance casi, de los ciudadanos comunes. El más permeable, si se me permite, a la presión de los intereses minoritarios más poderosos. En otras palabras, el Poder del Estado de origen y funcionamiento menos democráticos.
Huelga decir que su reforma exige un debate de genuina calidad política y teórica. Pero sería necio negar la necesidad de esa reforma. Tanto como negar que ella debería contribuir al objetivo superior de la democracia, que no puede ser otro que la igualdad social.
En esta inteligencia, adelanto mi voto afirmativo a los proyectos que estamos tratando, convencido de que estamos aportando a la construcción de una democracia más genuina, más vigorosa, y más legítima.

Muchas gracias.

24Abr/130

La continuidad de un emprendimiento

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El predio de 4,5 hectáreas está ubicado cerca de un viejo playón de maniobras del ferrocarril Mitre y el arroyo Ludueña. Está a quince cuadras del emplazamiento original que iba a llevar adelante la fallida Fundación Sueños Compartidos.

Por Luis Bastús
La Subsecretaría de Obras Públicas nacional comprometió los fondos para continuar con la urbanización del asentamiento toba en zona norte, y así la Municipalidad anunció la reactivación del plan que significará a partir de la semana próxima la construcción de 128 nuevas viviendas en un terreno fiscal cercano a las avenidas Sorrento y Sabin, lo que será parte de las 500 unidades que componen el proyecto original para urbanizar ese énclave comunitario, con un presupuesto global de 180 millones de pesos. Mientras tanto, la constructora que el municipio contrató para proseguir la obra está a punto de entregar 38 viviendas, el centro de salud, la escuela y la comisaría del barrio, que había iniciado la fallida Fundación Sueños Compartidos.
La zozobra en la que se había empantanado el proyecto de la entidad comandada por Madres de Plaza de Mayo tras el escándalo de la gestión de Sergio Shoklender en 2011 parece haber quedado atrás. De los habitantes del asentamiento que habían quedado sin proyecto de casa propia y sin empleo, la empresa Pecam tomó a 42, y el resto se organizó en siete cooperativas de trabajo listas para desempeñarse en el mercado local de la construcción.
El director del Servicio Público de la Vivienda (SPV), Raúl Alvarez, reveló ayer que el subsecretario de Obras Públicas de la Nación, Abel Fatala, firmará hoy la partida de fondos necesaria para empezar a construir parte del barrio consolidado en un predio de 4,5 hectáreas entre el terraplén de la vía que corre junto a avenida Sabin, un viejo playón de maniobras del ferrocarril Mitre y el último tramo del arroyo Ludueña, previo a la embocadura de su entubamiento. En ese lugar, quince cuadras al norte del emplazamiento original de Juan José Paso al 2000, se levantarán desde ahora, y durante los próximos 14 meses, 128 unidades habitacionales unifamiliares, de mampostería y con la debida infraestructura de servicios. Cuando se encuentren en un 60 por ciento de ejecución, Nación y Municipalidad firmarán el convenio para la segunda etapa del proyecto, por otras 244 unidades.
El predio de Sorrento al 1400 había pasado desde la Administración de Infraestructura Ferroviaria (Adif) a la Comisión Nacional de Tierras "Padre Mugica", que la puso a disposición del SPV para continuar con la relocalización de asentamientos irregulares, en este primer caso con la villa de la comunidad Qom y otras familias de barrio Ludueña. En noviembre pasado, el Concejo Municipal aprobó por unanimidad el destino de hábitat social de esas tierras fiscales, que la pretendían los clubes Argentino y Reflejos. Ahora, el SPV consiguió de la cartera que depende del Ministerio de Planificación Federal el consentimiento para reactivar los desembolsos y garantizar la continuidad del emprendimiento. "Fatala tenía ayer (por el lunes) la resolución sobre el escritorio y a más tardar mañana (por hoy) la iba a firmar", señaló Alvarez.
La razón de tomar este predio para repartir el obrador es la falta de espacio que hay en el terreno de Paso y Sabin, puesto que ya no hay margen para seguir desarmando las casillas de la villa original. Primero es preciso construir viviendas en otro lugar para luego mudar los vecinos y generar espacio vacante para avanzar con la urbanización del barrio. Una vez que todas las familias hayan sido mudadas de sus ranchos, ese predio alojará un total de 256 viviendas más los edificios de la infraestructura comunitaria.
Hasta ahora, el proyecto terminó 36 viviendas de la fase original, antes de que estallara el caso Shocklender, y la constructora privada entregará en 40 días otras 38 casas contiguas. Además, el centro de salud estará concluido en dos meses, y la escuela estará lista en julio. Alvarez destacó la predisposición demostrada por el funcionario nacional al avalar la construcción de una comisaría. "Servirá no sólo para el barrio toba, también para todo el entorno", valoró.

23Abr/130

El honestismo y la política

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Por Bruno Bimbi (*).– @bbimbi
22–04–2013 / El Frepaso nos hizo muy mal. Es triste decirlo, porque empecé a militar en el Frente Grande cuando estaba en el colegio secundario, y fue mi partido durante casi diez años. Pero hoy creo que nos hizo mal, muy mal. Y todavía pagamos las consecuencias.
Gracias al Frepaso aprendimos, primero, a confundir la ética con la política — y aclaremos, antes de que oscurezca, que con eso no quiero decir que haya que dejar la ética de lado para hacer política, muy por el contrario, pero el Frepaso nos hizo confundir una cosa con la otra.
Terminé de entender el origen de esa falacia cuando Carrió, hace unos años, dijo que había que unir a los honestos de izquierda y de derecha, liberales y socialistas, porque lo importante era el “contrato moral”.
Ahora creo que Lilita fue el último aliento del post frepasismo; exagerado, sobreactuado y un poco delirante, como todo en Lilita, pero frepasismo al fin.
Porque la idea de que lo que divide aguas en la política (y en la definición de un proyecto de país) es apenas la honestidad, sin importar las ideas, es el colmo de la no-política que el Frepaso ayudó a instalar en el “progresismo” argentino. Y es una mentira enorme.
Imaginemos a un funcionario honesto. No importa si es presidente, ministro, diputado o juez. Un funcionario ‘honesto’ en el sentido de que no roba, no se lleva a casa más dinero que el de su salario, no contrata a sus parientes y amigos sólo por serlo, no usa su función para favorecer a determinadas empresas con negocios en el Estado, no hace nada fuera de la ley, y termina su mandato más pobre de lo que era.
¿Alcanzaría eso para votarlo, para militar con él?
¿Alcanzaría su honestidad para hacer del país, la provincia o la ciudad donde ejerce su función un lugar mejor para vivir?
Decir que sí sería como pensar que basta una buena ortografía para hacer literatura.
La política es la lucha (en democracia, pacífica) entre diferentes visiones de mundo, entre diferentes proyectos de futuro colectivo, y no apenas un mecanismo para seleccionar administradores incorruptibles, que debería ser apenas un prerrequisito — aunque sabemos que, en la práctica, nunca lo fue. Si no, elegiríamos a los gobernantes por concurso público, analizando su currículum, investigando sus antecedentes y tomándoles examen, y no votando.
Nuestro funcionario honesto ficcional podría ser, también, un empleado fiel del estatus quo, un cobarde incapaz de enfrentarse con inteligencia a los poderes fácticos en beneficio de las mayorías, un conservador obscurantista que ponga en peligro los derechos y libertades de las minorías, un administrador probo pero ineficiente, sin condiciones para manejar la economía, un autoritario mesiánico, un fanático del pensamiento neoliberal que nos abandone a nuestra suerte en la jungla capitalista y aniquile las defensas del Estado y sus funciones más elementales, un xenófobo, un racista, un homofóbico, un nostálgico de brigadas perdidas de otro tiempo cuyo dogmatismo le impida entender el presente, un bruto con carisma pero más peligroso que mono con navaja.
O nada de eso pero, simplemente, un tipo que defiende un proyecto de país con el que no estamos para nada de acuerdo, sin por ello dejar de ser, en el sentido más estricto del término, honesto.
Puede ser honesto y ser, sin embargo, todo lo que no queremos.
Y aun su “honestidad” podría ser cuestionada, a partir de otras concepciones políticas de la ética. Lilita ponía como ejemplo de liberal honesto a Ricardo López Murphy, que probablemente nunca haya robado dinero público — no lo sé, pero supongamos.
Sin embargo, ¿qué clase de ética es la del que trabaja como intelectual orgánico y operador político de los intereses de unos pocos que tienen demasiado, sin importarle el destino de millones sin casi nada a los que condenaría sin pensarlo dos veces a la falta de un futuro digno?
¿Qué honestidad tiene el tipo que en veinticuatro horas en el Ministerio de Economía casi acaba con la universidad pública?
¿Nuestra ética se limita apenas a no robar, y que los pobres sigan siendo pobres y los oprimidos sigan oprimidos?
¿Tan baratas son nuestras utopías?
Además, ¿de dónde sacamos que es posible trazar una línea que divida la política en honestos y deshonestos coincidiendo con las fronteras de los partidos, como si la corrupción fuera un fenónemo exclusivamente político?
¿Los políticos vienen de Marte en un plato volador? No. Son del país que somos.
El honestismo, como lo llama Martín Caparrós, fue un discurso eficaz durante el menemismo por dos razones: porque el menemismo era tan escandalosamente ladrón y mafioso que irritaba, daba asco y vergüenza, y porque había una mayoría que, aun sabiendo que se estaban robando hasta los ceniceros, creía que sus políticas económicas eran correctas o, al menos, que cambiarlas sería más peligroso que continuarlas.
Menem, Neustadt y compañía habían ganado una batalla cultural e ideológica y habían convencido a la mayoría del país de lo que Álvaro Alsogaray no pudo, lo que les permitió hacer las reformas económicas estructurales que ni la dictadura había conseguido.
Que nos hicieron mierda. Y el Frepaso, apurado por llegar al poder, no quería entrar en ese debate. Chacho era un cagón.
Entonces le propuso al país un “contrato moral” que no tocara la convertibilidad ni cambiara la distribución del ingreso. De ahí fuimos a la Alianza, Agulla hizo una buena campaña, y así nos fue.
Como frutilla del postre, lo más patético del frepasismo fue Chacho renunciando a la vicepresidencia porque habían comprado votos para aprobar una ley contra los trabajadores, pero sin cuestionar la ley ni defender a los trabajadores — la forma sobre el fondo. Y volviendo, después, para traernos a Cavallo. Que de honesto, dígase de paso, no tenía nada.
El honestismo, además, era mentira, tan mentira como la ilusión de que la corrupción es “de derecha”, aunque para muchos de nosotros la honestidad fuera parte de nuestra concepción de lo que es ser de izquierda.
Recuerdo cuando ganamos la intendencia de Avellaneda y, mientras algunos pensábamos que era la Revolución Sandinista, otros ya se imaginaban más ricos que Daniel Ortega unos años después.
Recuerdo a un secretario que llegó al acto en el que asumió manejando una 4×4 imponente —tan menemista— que se había comprado unos días antes de asumir, reemplazando al Renault 12 con el que lo conocimos cuando tenía el pelo largo.
Recuerdo a otro concejal de pelo largo que cantaba canciones de Mejía Godoy en las peñas del partido y dos años después había dejado de ser “el flaco” para ser “el gordo”, se había cortado el pelo y vestía trajes de empresario.
Y votaba todo lo que tuviera que votar para comprárselos. Como cantaba Cazuza: E aquele garoto que ia mudar o mundo / Mudar o mundo / Frequenta agora as festas do “Grand Monde”.
Ahí el Frepaso nos hizo mal otra vez, porque era todo falso. No había ética, ni siquiera honestista. Lo que importaba era el poder, que se justificaba, ahora, con política: “el proyecto”.
Muchos empezaban a relativizar la honestidad, porque el fin justificaba los medios.
Nuestros aliados radicales eran más ladrones que el menemismo al que habíamos combatido por ladrón, pero no importaba, nos decían para justificar la alianza, porque los necesitábamos para ganarle.
Y nuestros compañeros “progres” aprendían a un ritmo cada vez más acelerado las reglas de juego.
Y les gustaban. Para muchos de ellos, los que no entrábamos en ese juego éramos unos ingenuos, unos boludos.
Nos decíamos que era un gobierno “en disputa”. Y es cierto que había mucha buena gente haciendo cosas muy valorables, siendo fieles a sí mismos. Hay que dar la pelea desde adentro, pensamos; luego nos debatíamos entre quedarnos o irnos a medida que nos dábamos cuenta de que se estaba yendo todo a la mierda.
También estaba la inercia, el miedo al fracaso, la necesidad de dar la pelea para no reconocer que había salido todo mal, la omnipotencia, la excesiva confianza en nosotros mismos. Y la ingenuidad que hoy justificamos porque teníamos veintipico.
Algunos hicieron carrera y se hicieron ricos — y hoy son kirchneristas, del FAP, lilitos, peronistas federales, radicales, hasta del PRO, pero aquí o allá tienen un carguito en algún lado.
Otros nos encerramos en el pedacito de poder que nos tocaba, militando veinticuatro horas por día y tratando de ser fieles, ahí, a nuestra ética y a nuestro proyecto político, que no dejaba de ser micropolítica.
Nos sirvió para aprender. Hasta que al final terminamos yéndonos decepcionados, a casa o a militar en otros espacios: los derechos humanos, el movimiento LGBT o la sociedad de fomento del barrio, asqueados de la política partidaria, porque ya no le creíamos a nadie; todo nos parecía cínico. Pagamos cara esa decepción. Muchos no volvieron a militar.
Y ahí llegó el kirchnerismo, que nos sedujo después de ganar unas elecciones en las que no lo votamos, porque tampoco le creíamos nada. Llegaba de la mano de Duhalde, ¿cómo le íbamos a creer?
Pero, de repente, Kirchner pateaba el tablero, desafiaba los límites de lo posible y hacía, desde el peronismo y aliado con muchos de los que siempre fueron nuestros enemigos, mucho de lo que nosotros hubiésemos querido que el Chacho se animara a hacer; y más.
El kirchnerismo hacía inclusive lo que jamás hubiésemos soñado, lo que parecía imposible. No lo podíamos creer. Y nos enamoró.
El kirchnerismo no nos proponía honestismo, sino mucha política. Toda la política que el Frepaso nunca nos dio, pero de arriba para abajo y sin chistar, con ladrillo y con bosta, como decía el General.
Nos interpelaba poniendo en práctica lo que la cobardía política del progresismo de los noventa creía imposible, utópico, irresponsable.
Nos mostraba que se podía, que no era el fin de la historia, que venían otros tiempos. Pero su manera de construir poder y su círculo de amigos nos alejaban. Acompañábamos desde afuera o asomados, sin ser parte del todo, pero entusiasmados.
Con ladrillo y con bosta, el kirchnerismo hizo muchas cosas que nos enorgullecen; lo digo en tiempo presente.
Las hizo sin nosotros y le ganamos respeto. Y para algunos, eso empezó a ser suficiente para olvidarse de aquella primera ética básica y mirar para otro lado ante muchas cosas. Y meterse del todo.
No importa si roban. Roban pero hacen lo que nosotros no supimos. No importan los mamarrachos institucionales, no seamos puristas.
Las reacciones de muchos compañeros a los que aprecio y respeto frente a las denuncias de corrupción en el gobierno —y las dudas que a mí mismo me generan a veces— parecen una revancha contra ese error fundacional del frepasismo.
Hay que bancar el proyecto, porque si viene la derecha de nuevo hace mierda lo que conquistamos en estos años en los que por fin conquistamos algo. Y ese algo existe, no es una promesa vacía.
Hay muchas cosas que están mal, pero también hay un país mejor en muchos sentidos, al que queremos defender.
El piso y el techo, decía Sabatella, uno de los mejores de los nuestros, hasta que lo encuadraron y, como Chacho, nos dejó huérfanos.
O bancás todo sin chistar o te vas a la vereda de enfrente, y Martín decidió bancar todo.
La “oposición”, mientras tanto, hace frepasismo desde el otro extremo ideológico.
Carente de proyecto de país y de un discurso convincente sobre cualquier cosa, disponibles para defender los intereses del mejor postor, juegan al honestismo con la misma falsedad con la que el Frepaso hizo la alianza con la UCR para echar a Menem.
Su honestismo es más falso que billete de tres pesos. De Narváez hablando de la corrupción kirchnerista es como Carlos Monzón denunciando la violencia de género.
Schiavi, antes de Once, fue jefe de campaña de Macri. Antes de estar con Macri, fue funcionario de Grosso. Y después de Macri, se fue con De Vido.
A los radicales ya los conocemos. La oposición cacerolera, impresentable, hace de la honestidad, la república y todo el bla bla bla un circo hipócrita que desnuda su incapacidad para ofrecer política. Emulan al Frepaso, pero por derecha y sin un mínimo de credibilidad.
A mí me molesta mucho más la corrupción del kirchnerismo que a cualquier antikirchnerista.
Porque cuando un funcionario de este gobierno roba, pone en riesgo muchas políticas que defiendo y muchas conquistas que no quiero perder.
Podemos decir: le hace el juego a la derecha. Y porque no quiero que, en nombre de principios en los que creo, un chanta se llene los bolsillos.
Y también porque la corrupción corroe las conquistas, impide los cambios que faltan y trae consecuencias atroces, como Once.
Por eso, me duele ver a compañeros que aprecio y respeto justificando cualquier cosa y diciendo que es todo una operación de la derecha y los medios y haciendo terapia cada noche con 678.
Me duele verlos aplaudiendo a Mauro Viale con tal de criticar a Lanata, a quien admiraban cuando hacía, en los noventa, lo mismo que hace ahora. Ni lo uno ni lo otro.
Como escribió Mendieta en este post, “¿qué carajo tiene que ver con nosotros un tipo como Fariña? ¿Cuál es la unión que nos une a personajes de la ostentación, del lujo vulgar, de esa estética tan noventista? Nada.
Absolutamente nada. No los merecemos. Nosotros no somos eso ni lo queremos ser. (…) de este lado, acá donde bancamos a este gobierno precisamente por las cosas que esa clase de gente detesta, tenemos el derecho y la obligación de no hacernos los boludos.
Y de exigir respuestas. Y pedimos respuestas políticas además de las judiciales. Y las pedimos porque no vamos a permitir que negreen nuestros sueños. Nuestros ideales. Y vamos a defender lo hecho y, sobre todo, lo que falta —lo muchísimo que falta— por hacer”.
Comparto cada una de esas palabras, sin saber cómo sigue esta historia y deseando que no se vaya todo a la mierda, otra vez.
Porque si se va a la mierda, va a seguir habiendo Fariñas, Schiavis y Onces, con otro color político, qué duda cabe, pero vamos a perder todo lo otro.
Y porque lo otro se achicará cada vez más si lo que se impone, de nuevo, es la ética de los noventa, con sede en Puerto Madero. Hay que defender lo que conquistamos, aunque haya que defenderlo, también, de quienes lo hicieron posible y lo están poniendo en riesgo.
(*) Bruno Bimbi (34) es periodista, profesor de portugués, máster en Letras por la Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro y doctorando en Estudios del Lenguaje en la misma universidad. Actualmente coordina la campaña por el matrimonio igualitario en Brasil. Es activista de la FALGBT y autor del libro “Matrimonio igualitario” (Planeta, 2010).

19Abr/130

Informe de decisiones presidenciales

Publicado por admin

Amigos
En el dia de ayer participé invitado por la Secretaria de Politicas UniversItarias del ministerio de Educacion de La Nacion de dos eventos que por su importancia merecen ser destacados y es muy probable que su difusión limitada no le haya dado toda la significacion que poseyeron Es por ello que me tomo la libertad de relatarles las alternativas de ambos eventos
A primer hora de la mañana, participe junto a Rectores de la mayoria de las Universidades Públicas de la ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, de un encuentro y conferencia de prensa en donde se firmó, por parte de tales autoridades universitarias y numerosos decanos, profesores e investigadores, un documento apoyando plenamentge la reforma judicial destinada a democratizar la justicia. Se hizo especial mención del aumento sustancial de la informacion al pueblo de las decisiones judiciales y del sistema de concurso para ingresar a la Justicia; un hecho realmente revolucionario. Luego, ya en horas del mediodia nos trasladamos a la Casa Rosada donde la Presidenta, en un emotivo acto, dio a conocer tres decisiones muy valiosas:
1 Por teleconferencia y conjuntamente con la Sra. Susana Trimarco, madre de Marita Verón y en presencia de la hija de ésta, nieta de Susana, se abrió a la actividad un amplio edificio remodelado en la ciudad de Tucuman destinado a albergar a 120 niñas y niños que recibiran contencion mientras sus madres, victima de la trata de blancas y la explotacion sexual, emprenden acciones de superación. Dichos niños, entre las edades de 45 días a 4 años, tendrán apoyo de psicologas y trabajadoras sociales y recibirán alimentación y recreación además del apoyo psicológico. Susana Trimarco va a ser homenajeada el lunes en la Universidad de Buenos Aires donde se le otorgara el Doctorado Honoris Causa. En palabras de agradecimiento a la Presidenta -que arbitro fondos nacionales para la habilitacion de ese edificio -expresó su afecto hacia quien hizo posible tal iniciativa y le solicitó a todos los gobernadores presentes que hagan lo mismo en sus respectivas provincias.
2 A continuacion la Presidenta informó que se adjudicaron la producción de libros infantiles (13 millones de libros), de todo tipo y procedencia en cuanto a autoría, para ser distribuidos entre niños de 8.300 establecimientos escolares públicos de todo el país; con preferencia a aquellos de condicion mas humilde. Esos libros en su 60 % estarán impresos en editoriales argentinas de todo tamaño y en un acto simbolico entregó, el dinero y el contrato oficial para la impresión, a siete de tales editoriales, entre ellas a la inovlidable Ediciones La Flor y por mediación de su director David Divinsky (con quien comparti años de exilio en Venezuela) y a Ediciones Colihue de mi actual compañero de luchas politicas y amigo Aurelio Navajas
Estas ultimas dos iniciativas son la muestra evidente de un proceso de construcción- junto a la reforma judicial- de otra sociedad mucho más solidaria,igualitaria ydedicada a atender las necesidades de los sectores más desfavorecidos.
3 En la misma dirección, y entre otras decisiones anunciadas por la Presidenta, figuró la entrega de cheques para la refaccion y habilitacion de escuelas tecnicas en todo el país por cifras millonarias y recibieron esos fondos alrededor de 15 gobernadores provinciales entre ellos dos opositoras: Santa Fe( estuvo presente el Dr. Bonfatti que cambio besos con la Presidenta) y San Luis, que compartieron el estrado del acto con la Presidenta y que oportunamente los habian solicitado.

Alejandro Rofman

18Abr/130

CEFID/AR «EXPANSIÓN ECONÓMICA Y SECTOR EXTERNO EN LA ARGENTINA DE LOS AÑOS 2000: BALANCE Y DESAFÍOS HACIA EL FUTURO»

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Tenemos el agrado de invitar a Ud. a la presentación del Documento de Trabajo N° 45

Autores:

Fabián Amico, Alejandro Fiorito y María Agustina Zelada

Jueves 18 de abril 17:30hs

en nuestra nueva sede
San Martín 627 6to piso

Comentarios a cargo de:

Martín Abeles - CEPAL- Naciones Unidas (oficina Bs. As) -

Aldo Ferrer - Profesor Emérito de la UBA-

Hector Valle - Presidente de FIDE, Director de YPF -