Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

2Nov/140

La segunda Vuelta de Obligado

por Jorge Molinero
El próximo 20 de Noviembre los argentinos recordaremos el Día de la Soberanía Nacional, en memoria de la resistencia opuesta por las fuerzas nacionales al paso por el río Paraná de una poderosa flota anglofrancesa en ese día del año 1845. Las fuerzas invasoras desconocieron la soberanía de la Confederación Argentina sobre ese río, que son aguas interiores que separan las provincias del Litoral. El General Juan Manuel de Rosas, envió al General Lucio N. Mansilla a defender nuestro territorio. El objetivo de la flota era comerciar, sin dar cuenta ni pedir permiso alguno al gobierno nacional, en todo nuestro litoral y llegar hasta Asunción del Paraguay. Nuestro país estaba aún en una etapa turbulenta de su organización pero tenía muy claro el sentido de identidad nacional y soberanía del territorio.

El General Mansilla organizó una defensa con diez pequeños barcos llenos de pólvora y unidos por cadenas a ambas costas del ancho Paraná. Las fuerzas eran desiguales y la poderosa flota extranjera, luego de encarnizada batalla acalló las baterías costeras, cortó las cadenas y siguió su curso Paraná arriba. Sin embargo la expedición terminó fracasando desde el punto de vista comercial pues los argentinos del Litoral no quisieron comprar las mercaderías que ellos traían, tras dos años de bloqueo se retiraron los ingleses, y un año después los franceses.

A la historia pasó como el momento de la reivindicación de la soberanía, al margen del resultado de la desigual batalla en donde murieron 250 argentinos y cerca de cincuenta invasores. El 20 de Noviembre fue consagrado como Día de la Soberanía por el Congreso Nacional en 1974 y es feriado desde 2010, por decreto de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Ahora la Argentina enfrenta otro tipo de flotas invasoras de nuestra soberanía, la insidiosa presión financiera de los fondos buitre, que cuentan con el apoyo de la potencia más importante del mundo, los Estados Unidos, y de todo el capital financiero internacional que no acepta que nuestro país haya hecho una renegociación exitosa de su cuantiosa deuda externa a fines de 2005, desafiando a toda la presión financiera y política del neoliberalismo dominante que pedía sumisión y sacrificio, como le piden hoy a Grecia, España y otros países endeudados. Fue durante la presidencia del Dr. Néstor Kirchner, se redujo el capital en 65 %, se estiraron plazos de pago y se redujo la tasa de interés, y contó con el acuerdo del 92,4 % de los tenedores de bonos en el exterior, considerando la reapertura del acuerdo en 2010.

Todo ese esfuerzo es puesto en jaque por los fondos buitre que, luego de haber comprado los bonos argentinos defaulteados por pocos millones de dólares demandaron al país ante el juez Griesa, del Distrito Sur de Manhattan, Nueva York, por una suma que supera los 800 millones, lo que si se les pagase daría una ganancia de más del 1600 %. El juez Griesa, en una amañada y totalmente injusta sentencia, le reconoció al fondo NML Capital el total de sus pretensiones y nos conminó a pagarles sin discutir ni punto ni coma.

La respuesta del Gobierno Nacional fue no aceptar ese injusto fallo, ya que si hubiésemos pagado a NML su demanda, ese antecedente permitiría al resto de los bonistas que no arreglaron (llamados “hold out”) cobrar sus propias demandas, calculadas en 15.000 millones de dólares, y lo peor es que el 92,4 % de los bonistas que acordaron la renegociación y estaban cobrando puntualmente su dinero, podría demandar al país por el 100 % del valor, al contado y no por lo que arreglaron (35 % del valor original, con mayores plazos y menores intereses), ya que así lo determina la cláusula RUFO que contienen los bonos reestructurados. Si pagásemos ahora al fondo buitre NML el perjuicio podría superar ampliamente los 100.000 millones de dólares de la demanda de quienes tienen bonos reestructurados.

Pero esa cláusula RUFO tiene una vigencia limitada, vence el próximo 31 de Diciembre, y no tiene validez más adelante, al margen de lo que acuerde o no el gobierno con NML y otros hold out. De allí la importancia de enterrar el talón, y aguantar a pie firme toda la presión que están poniendo los fondos buitre y sus aliados internos para que arreglemos con ellos en sus condiciones. Hoy día la soberanía se debe defender con la firmeza en las negociaciones, aunque el juez Griesa declare en desacato al país. El gobierno no está para cumplir sentencias injustas, aunque ello nos traiga perjuicios, sino para defender la exitosa renegociación de la deuda y cuidar el dinero y esfuerzo de los argentinos.

No será una batalla fácil ni sin consecuencias económicas y políticas, de seguro. Las dificultades económicas por la falta de dólares para el comercio exterior están afectando la actividad económica, que se complica más por la artera actitud especulativa de sectores económicos que quieren desestabilizar al gobierno, desde los agrarios que no quieren liquidar su cosecha a los grandes empresarios que remarcan precios sin motivo y los que fugan dólares por el mercado paralelo, aliados ocultos o confesos de los mismos que nos atacan desde fuera. Todo eso agrava la dificultad de acceder al mercado internacional de préstamos, que se cierra por el accionar de los fondos buitre contra el país, y por lo que hemos tenido que apelar a los acuerdos de financiación especial con China, llamados swaps, que ayudará a enfrentar el difícil momento. El gobierno les ha ofrecido a los bonistas que no pueden cobrar en Nueva York que cobren en Buenos Aires u otra plaza. La movida no es fácil y tiene sus complicaciones, pero ejemplifica la firme decisión del gobierno de no hacer acuerdos que puedan comprometer nuestro futuro.

Esta gesta de resistencia ante la presión de los fondos buitre será recordada como una Segunda Vuelta de Obligado, por la defensa de la soberanía nacional y el bienestar de los argentinos.

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