Estrategias de salida a la crisis del capitalismo actual
Alejandro Rofman*
1. Aspectos relevantes de la crisis contemporánea del capitalismo
El texto que se presenta a continuación se basa en las palabras pronunciadas por el autor de estas notas en ocasión de la entrega del nombramiento como Presidente Honorario del IADE, el día 19 de marzo de este año Como este documento se redactó días después hay algunos datos y referencias que no estaban presentes el día del evento y que nos hemos tomado la libertad de incorporarlos al texto final
Estas reflexiones sobre la crisis económica mundial que se inició el año 2008 y que se agudizó , luego de una pausa en los años 2010 y 2011, tienen como objetivo central abordar la temática de las salidas a dicha crisis que se ofrecen desde diferentes espacios políticos, económicos y académicos Es decir, no nos ocuparemos con preferencia del diagnóstico- aunque aludamos a las diferentes interpretaciones del origen de la crisis- sino que pondremos especial énfasis en analizar las diversas opciones que se ofrecen para desembarazarse de la misma y retomar una senda de crecimiento con inclusión social Una circunstancia muy reciente, que consistió en el abordaje recomendado por los organismos de financiamiento multilateral europeo y mundiales al acentuado endeudamiento de personas y bancos en la República de Chipre es un buen ejemplo del modelo de análisis que vamos a realizar en el transcurso del artículo. La propuesta que se le presentó, como verdadera imposición , al gobierno y pueblo de Chipre por tales organismos encontró, inicialmente, un serio escollo en la reacción popular y el voto negativo en el parlamento de la isla a la citada propuesta, que había obtenido apoyo gubernamental . Consistía en conformar un Fondo de Rescate del sistema financiero fuertemente comprometido con deudas a bancos extranjeros, integrándolo con un impuesto a pagar por todos los depositantes, cualesquiera sea el nivel de los depósitos de cada uno de ellos, con imposiciones diferenciadas. La reacción de la sociedad chipriota fue realmente insospechada Se le dijo que no al proyecto oficial ante la generalizada protesta popular. Finalmente, se modificó la propuesta pues solamente los grandes depositantes serán los encargados de aportar obligatoriamente a dicho fondo a fin de pagar la Deuda a los bancos acreedores y el Parlamento chipriota la aprobó. Es decir hubo una repulsa de la sociedad a que sean todos los que poseían depósitos bancarios más allá de su capacidad económica los que contribuyan al Fondo de Rescate que finalmente quedó constituido solamente por un reducido grupo de grandes depositantes-
La reacción social fue contundente y el proyecto original totalmente inequitativo se cambió por otro que respondió a criterios de equidad social. Esta salida no fue similar a la de otros países en donde las cargas financieras no fueron distribuidas en base a criterios de respeto a los recursos de cada contribuyente
El tema de la salida de la crisis, entonces, puede ser visto desde muy diferentes ópticas y evaluados en función de quienes se benefician, quienes se perjudican y cual es el resultado de la decisión frente al reclamo popular.
. Lo que nos parece muy importante, al iniciar con el diagnóstico, es observar, a nivel general, el universo de los países que nos rodean y que están vinculados fuertemente entre sí por el fenómeno de la globalización. Aldo Ferrer siempre repite algo que es totalmente correcto: cada país tiene la globalización que se merece. Cada país se inserta en el mundo con distintas modalidades según como lo decida dado que tal inserción no se la puede evitar ni eludir , pero hay muchas formas diferentes de aproximación de un país independiente al fenómeno de un mundo interrelacionado, casi totalmente dominado por una sola ideología, un solo enfoque, aunque con matices diferentes, y de lo que se trata es de afirmar la identidad nacional en ese mundo. Como dice el mismo Ferrer, es preciso proteger la identidad nacional y fortalecer el marco interno de las relaciones sociales que acompañan un proyecto político cuando el país establece las reglas de vinculación con los demás en un espacio mundial globalizado. Ese es el segundo tema. Lo que nos ha mostrado claramente la realidad que nos circunda, y sobre todo la que impuso el gobierno argentino desde 2003, es que la política es la que debe asumir el comando de las decisiones subordinando a ella las características del proceso económico. La política económica de una nación es un factor fundamental en el proceso de funcionamiento de las relaciones sociales y de producción a nivel nacional e internacional, pero debe estar totalmente subordinada a la política, Es el caso, por ejemplo, de la supuesta autonomía del Banco Central del Poder Político democráticamente electo Si se delega en un grupo de técnicos- sin ningún criterio político o control social que los guíe- el quehacer de la política monetaria es totalmente posible que las determinaciones de la cúpula conductora de la entidad rectora de la política monetaria oficial siga un rumbo contrario o contradictorio con el necesario para llevar adelante las estrategias que el Poder Político ha recibido, en las consultas democráticas, del pueblo que lo eligió. El Banco Central en manos de una tecnocracia autónoma es entregar la conducción de resortes esenciales del Estado a grupos de decisión que responden a intereses no coincidentes que siempre deben surgir de un Estado soberano, donde se aloja la voluntad popular ¿Para qué está el Estado, en las actuales circunstancias de crisis tan aguda del capitalismo a nivel internacional? El Estado tiene su razón de ser en la posibilidad de hacer políticas, impidiendo que el sector financiero – hoy fuertemente concentrado y sujeto a criterios de grupos nacionales e internacionales asociados a la especulación con el dinero- controle las políticas nacionales responsables del devenir financiero de un pais. Hemos visto estos días lo que pasa con los grandes bancos internacionales Prácticamente no ha habido excepción entre ellos en la existencia de serios cargos judiciales o de control gubernamental por su desempeño en los últimos tiempos. Por estos días nos hemos enterado que el Citibank, en Estados Unidos, va a pagar 600 millones de dólares para compensar a algunos inversores que le reclamaron que las hipotecas que contrataron mediante consejos para inversiones seguras emitidos por dicho Banco resultaron totalmente incobrables, Además éstos estos dos últimos meses pasó algo parecido con el HSBC, denunciado en la Argentina por lavado de dinero, y con el Barclays, por manipular la tasa Libor. A la vez, Unión de Bancos Suizos, que es el principal banco de Suiza había recomendado constituir hipotecas sobre inmuebles que, por su real valuación, tornó inviable el cobro de lo prestado dado el bajo valor de tasación de tales propiedades.
Entonces, la raíz de la actual crisis es política no económica. En una reciente publicación , cuyo título es Podemos acabar con la crisis, Paul Krugman, premio, Nobel de Economía afirma que la situación de su país, en vísperas de la elección presidencial de noviembre del año pasado, era de un estado de depresión tal que a cuatro años del crack económico del 2008 no había logrado recuperarse y encauzarse en un proceso de crecimiento sostenido Y agrega “Pero para eso hay que adoptar una política congruente con ese objetivo, porque si queremos acabar con la crisis y la profundizamos, nunca lo vamos a hacer.” (Krugman, Paul, Barcelona. página 243).Está claro que la cuestión central es la definición política y desde esa plataforma es que vamos a analizar los aspectos más salientes de los fenómenos generadores de la actual conmoción en el capitalismo histórico
. Esta crisis tiene una característica inédita, por lo menos en los últimos veinte años: está generada en el centro del capitalismo mundial y se ha transmitido a la periferia con diferentes intensidades, pero discutir su eliminación o desaparición implica discutir el modo como se gestionan los procesos políticos, económicos y sociales en el centro del mundo. No es posible evitar el impacto de la crisis desde la periferia, porque aquí no está generada y los mecanismos de realimentación vienen de afuera. Este es otro elemento fundamental que hasta aquí no tenía presencia. La crisis se generaba en la periferia misma, como en México en 1982, o en los países asiáticos en 1997, Rusia en 1997-1998, Argentina en 2001, y por eso era posible tomar decisiones de tipo político para resolverla total o parcialmente sin depender de determinaciones que se generaran afuera. Ahora no pasa eso, y es por ello los diagnósticos tienen que referirse a lo que pasó o lo que está pasando en el sistema de los países centrales para entender cómo nos afecta a nosotros.
Una primera razón del derrumbe de las economías de los países centrales radica en la presencia muy fuerte del sector financiero en el manejo del capitalismo a escala internacional, lo que se hizo notorio a partir de mediados de los 70. El crecimiento gigantesco de la especulación con diversos instrumentos financieros( hipotecas, derivados, fideicomisos, cotizaciones a futuro de commodities, rentas de la tierra, etc.) provocó una gran burbuja basada en la negociación desenfrenada de tales instrumentos y se impuso como componente esencial de la ganancia empresarial en los grandes grupos económicos y las multinacionales a nivel mundial. Por otra parte, la interrumpida expansión del crédito público y privado, constituido como herramienta esencial para la dinámica de los mercados de consumo y el uso de fondos líquidos en operaciones concretadas en los diversos mercados financieros internacionales fue implicando- con mucho mayor énfasis en la última década del siglo anterior y en los principios del que transcurre- un crecimiento explosivo de las deudas públicas y privadas en los países centrales y en los periféricos, impulsadas básicamente por sus principales bancos.
¿Qué mecanismo intentó remplazar este impulso del crédito por sobre la genuina capacidad de compra de los consumidores? Una definición precisa de la orientación de la política económica destinada a compensar a las grandes conglomerados productivos de las dificultades previsibles en la realización de las respectivas ofertas productivas dado el estrechamiento de la capacidad de compra de los consumidores sin suficientes recursos fue gestándose en forma paulatina A ello coadyuvó un incesante crecimiento de la oferta de bienes y servicios a escala nacional e internacional fruto de las muy importantes innovaciones tecnológicas y el acceso mediante sistemas de comunicación en la dimensión global y de concreción instantánea. Esta incesante expansión de la oferta se hubiera bloqueado en su acceso a la realización en el mercado de no mediar la presencia vigorosa del crédito para su efectiva realización en el mercado dada la contracción en la demanda de las personas-
Se creó así un necesario contrapeso a esa limitación del consumo producido por el incremento de la tasa de explotación dado que hubo un contundente estancamiento de los salarios impuesto por la flexibilización laboral, la presión del desempleo y la pobreza de amplios segmentos de la población (Claudio Katz, Ciclos, Nos 37/38, página 176)
La necesidad de asegurar competitividad a los bienes que se transan internacionalmente por las economías más encumbradas del mundo, más aún luego del derrumbe del socialismo real ,se fue b asando en la contracción de los costos para poder ocupar mercados y no ser desplazados de los preexistentes. La estrategia de no aumentar el salario en los procesos productivos más relevantes instalados en los países centrales se adoptó como única vía posible para asegurar costos a la baja. En esta dirección, en las economías más vinculadas al intercambio internacional de mercancías, la práctica de congelar salarios se fue adoptando como paradigma central en los quince años previos a la crisis del 2008. En países como Estados Unidos afectados por una pérdida creciente de competitividad y Alemania, destinada a ser la locomotora del crecimiento en Europa luego de la instalación del Euro, fue necesario reemplazar la capacidad de generar demanda interna, que no podía ser estimulada por la limitación al alza de los salarios por las razones arriba expuestas, por otras vías alternativas. En el entorno de los países europeos los más importantes- con la excepción de Gran Bretaña- al introducirse el Euro como moneda común a todos ellos( en especial Francia y Alemania) quedó descartada la posibilidad de apelar a la devaluación paras tornar más competitiva la exportación de sus bienes.. ¿Cómo suplieron los conductores de la economía privada en esos países el enflaquecimiento de la capacidad de compra de los consumidores que ganan salario? Con crédito. Como es bien conocido en el año 2008 en Estados Unidos, el crédito privado representaba el 130% del producto bruto. Había más crédito que bienes que lo respaldaran, lo cual implicaba un fenómeno de extrema peligrosidad. En cuanto ocurriese cualquier proceso crítico en el mercado financiero, no habría con qué solventar el endeudamiento privado. Lo que hicieron en Europa fue, además de apuntar a lo mismo, prestar a los países más pobres, a los más débiles. Salieron a prestar a Grecia, a Italia, a España, a Portugal, sobre todo Francia y Alemania (cuando hablamos de países, no son los Estados los que prestan sino sus bancos). Los bancos franceses y alemanes lo hicieron en forma desmedida, sin tomar en cuenta las garantías de los recursos disponibles para devolver lo prestado para que éstos financiaran compras de sus clientes y de los respectivos Estados
Entonces, ¿cuál es la consecuencia de este doble fenómeno? Recuerdo ese hermoso corto que se vio en varios canales, en el cual a un personaje que era colocador de fondos financieros su interlocutor, que no entendía nada acerca de los negocios financieros con el crédito hipotecario le preguntaba por lo que estaba pasando. El primero le explicaba con un ejemplo muy entendible. Le relataba que en un escenario hipotético se podía explicar muy bien el proceso. “Supongamos, decía el conocedor del proceso de creación de instrumentos financieros encargados de alentar la respectiva burbuja, que un banco envía a un estado sureño de Estados Unidos (en este caso Alabama) a un promotor de hipotecas. El promotor recorre Alabama, ve a un anciano ciudadano de raza negra sentado en la puerta de su humilde casa y le pregunta si quería un crédito. El dueño de tal vivienda le contestaba que no, que no tenía interés en obtener un crédito porque sabia que no tenía cómo repagarlo dado que carecía de bienes para garantizar tal préstamo. El promotor del banco le decía entonces: “Bueno, hipoteque esta casa y, por caso, la puede remodelar y hacer más confortable dado el estado de deterioro en que se encuentra”. El ciudadano negro se resistía porque sabía que era imposible que una institución bancaria acepte una residencia en tal estado como respaldo de un crédito. Pero el emisario del banco le decía: “No se preocupe, yo le hago la hipoteca porque mi banco acepta este tipo de vivienda como garantía”. El ciudadano de Alabama terminaba aceptando la operación esperanzado en tener recursos inesperados para adecentar la semidestruida casa en que vivía. Con esa hipoteca y otras más el promotor armaba un paquete de operaciones crediticias de similar perfil. Dicha suma de financiamientos por demás endebles le permitía al Banco promotor salir al mercado mayorista situado dentro o fuera del país, afirmando: “Tengo un paquete de créditos muy solventes. Lo vendo barato”. Recibía el 70 o el 80% del valor y le decía a los compradores: “Ustedes van a ganar cuando tengan que cobrarlos, porque están muy bien respaldados y van a cobrar el 100%”. El que los compraba preguntaba entonces: “¿Quién tomó esos créditos?”. “Bueno, los armaron los muy solventes y acreditados bancos de Estados Unidos de América.” Cuando los prestadores tomadores de los créditos comenzaron a tener dificultades para retornar los pagos de amortización del capital se desató la crisis. En el diálogo televisivo el interrogador poco experimentado en las lides financieras hizo un breve pero contundente comentario, que decía algo así como: “ Pero esto era una estafa!!” Y el experto en negocios y comentador de las operaciones por demás dudosas replicó:“Y, así es el capitalismo. Uno tiene que buscar la manera de ganar dinero. No miremos tan profundo, no perdamos tanto tiempo”. El interrogador se sorprendía de lo que le estaban diciendo: lo que el otro le explicaba era el principio de la bicicleta financiera. “Y después, ¿qué pasó?”. “Cuando el ciudadano estadounidense de color no pudo pagar, el banco tomador de las hipotecas en paquete fue a ver la casa y se dijo: ‘Pero esto no me solventa el crédito’. Entonces pegó el grito en el cielo, lo pegaron muchos al mismo tiempo y se derrumbó todo”. Ahí está la raíz del fenómeno y de la especulación del crédito en Estados Unidos. Hoy las moras en los bancos europeos más importantes llegan al 10% de la cartera. Hay algunos bancos que no tienen en absoluto la capacidad de afrontar sus compromisos, como Bankia, el banco estrella en al época de la gran prosperidad española .Este es un buen ejemplo para mostrar que el sistema trocó sus objetivos de grandes grupos económicos productores de bienes en captadores de recursos para colocarlos en operaciones financieras altamente dudosas, como cuando Goldman Sachs ayudó al gobierno griego a falsificar sus estadísticas. Hay un juicio contra Goldman Sachs, el segundo mayor banco de inversión después de Lehman Brothers, porque mintieron sobre los préstamos. Los que prestaron plata creyeron que el gobierno griego tenía más solvencia, pero no era cierto dado que los datos que se conocían sobre los ingresos fiscales del Estado eran falsos.
2. Las salidas a la crisis: propuestas más relevantes
Las salidas que se han venido experimentando en los más recientes años a esta situación por demás crítica en los países del sur y en las naciones que se reconvirtieron al capitalismo en el área anteriormente controlada por la ex Unión Soviética son diversas y a ellas nos remitimos para observarlas con detalle
Hay una primera estrategia que sostiene que el desbarajuste actual -marcado por un fuerte nivel de desempleo, disminución acentuada del Producto Bruto y abandono de políticas sociales para los sectores populares- se va a ir equilibrando de a poco, a partir de esfuerzos profundos de los Estados en solucionar sus desequilibrios fiscales fruto del excesivo endeudamiento estatal en relación a su capacidad de obtener excedentes en lasa cuentas del Estado para pagar dicha Deuda. Por ende, para permitir que la situación se normalice, desaparezca la recesión y otra vez los empresarios contraten trabajadores es preciso no interferir en el funcionamiento libre de los mercados internos, exigiendo a los gobiernos de los países altamente comprometidos con la banca de Alemania, principalmente , que afronten dicho excesivo endeudamiento a partir de un severo Ajuste fiscal La intervención del Estado se tiene que reducir a salvar a los bancos nacionales de la singular reducción de la actividad productiva( la recesión) y de los créditos insolventes( los otorgados a deudores hipotecarios como el ciudadano de Alabama ). La actividad económica renacerá cuando los bancos salvados por los Estados recomiencen a fortalecerse, muchos de sus créditos al declararse incobrables pasen a ser parte de operaciones de rescate por fuera de la actividad de la banca y ésta reponga el dinero que recibieron prestado de los Estados. Restablecida, entonces ,la confianza , el mercado impulsará otra vez el crecimiento económico y los empresarios serán auxiliados nuevamente por el crédito bancario.. Al mismo tiempo las finanzas públicas están obligadas a cumplir un solo y principal objetivo: saldar la Deuda con los bancos extranjeros acreedores-encabezados por los alemanes –en la parte del endeudamiento que corresponde a los estados .Ello implica que como las economías de las naciones más endeudadas todavía están en recesión, el Ajuste fiscal debe ser muy profundo para asegurar el reembolso de las deudas y el repago de los créditos que ,entretanto, los organismos multilaterales de crédito otorguen a los gobiernos de tales países. Con esos recursos, que más adelante los referidos gobiernos tendrán que devolver al Banco Central Europeo y al F.M.I., los países irán pagando la deuda originaria.
El despiadado ajuste fiscal (baja del gasto, con el consiguiente despido de empleados públicos y la reducción de sus sueldos nominales, y el aumento de impuestos al consumo) supone la liquidación de gran parte del Estado social, lo que implica reducir todos los beneficios obtenidos luego de la Segunda Guerra Mundial ,destruyendo sistemáticamente el llamado Estado de Bienestar..Así, los créditos a los bancos o al Estado los terminan pagando los que menos recursos tienen y no es cierto que la Troika( UE,FMI y BCE) acuerden fondos adicionales para “ ayudar” a los países. Son todos fondos solamente para pagarle la deuda a los bancos. Entonces la libertad económica se convierte en una ficción de los ideólogos del neoliberalismo porque intervención del Estado existe pero sólo para salvar al sector financiero de los países deudores (España, Portugal, Grecia, Italia, Irlanda, etc.) y acreedores.
El discurso dominante es muy claro: todo es cuestión de que la economía se autorregule hasta que el sistema recupere el equilibrio
Los economistas conocemos, desde la crisis de los 30 del siglo pasado, esa frase de Keynes , criticando esa visión de la autocorrección de los mercados si se los deja funcionar con plena libertad (luego de auxiliar a los bancos)” No es cuestión de esperar a que el libre mercado resuelva las nefastas consecuencias de la crisis en un restablecimiento del equilibrio de aquí a varios años , porque en el largo plazo todos estamos muertos”. Los graves problemas económicos y sociales que hoy se afrontan y se acentúan en el tiempo están ocurriendo ahora y es imposible esperar el largo plazo. Sin embargo, tal enfoque se sigue postulando y sosteniendo: gobiernos de los principales países acreedores encabezados por Alemania se niegan a suavizar los perfiles de los Ajustes Estructurales similares a lo que nos impusieron en la Argentina en el periodo 1976-2001. Y la recesión y el desempleo, al profundizarse, alejan y no acercan la posibilidad de las sociedades endeudadas en amortizar la deuda.
En síntesis estamos en presencia de un pensamiento que olvida las condiciones reales en que opera una estructura social y económica donde las relaciones de poder marcan fuerte desigualdades entre los sujetos sociales de la sociedad. El accionar de la cúpula del poder-económico financiero internacional en sus propios países o en connivencia con los aliados internos en los países deudores utilizan la herramienta del chantaje y la presión intolerable como accionar político para imponer la explotación progresiva y acelerada de los trabajadores de toda condición, tanto en la periferia como en el centro del sistema capitalista internacional.
Esta interpretación de la crisis se contradice con lo que ocurrió en setiembre del 2008 en Estados Unidos, con el cierre de la firma Lehman Brothers, cuando los más acérrimos defensores del enfoque econó0mico liberal admitieron la quiebra de dicho banco a partir de la concepción de que era preciso que todos tomaran nota de que el Estado no era responsable de impulsar políticas de salvataje a la banca privada. Todavía gobernaba el gobierno republicano. Para los conductores de la política económica de entonces el mercado debía autodepurarse y no le correspondía al Estado auxiliar a aquellos que no supieron operar con eficiencia y transparencia. Como bien describe Harvey la crisis de las hipotecas insolventes era al menos dos años anterior al estallido significativo de la crisis Ya en el año 2006 la tasa de desalojos en Estados Unidos comenzó a propagarse Pero no se hizo nada. En realidad, como los afectados eran mayoritariamente gente de color o hispanos el escaso poder político que poseían no repercutió en las decisiones gubernamentales ni movió al sistema decisional a intervenir y prevenir futuros desastres financieros Cuando en el año 2007 comenzó a extenderse hacia áreas urbanas pobladas por habitantes de clase media blanca la situación se tornó preocupante A fines del año 2007 dos millones de personas ya habían perdido sus propiedades lo que representaba el 0,9 % de los créditos otorgados frente a solamente el 0,4 % de un año antes. (Harvey, David, página 10) Por otra parte el precio de las viviendas ya había experimentado caídas apreciables
La solución a la crisis financiera que esgrimió el nuevo gobierno demócrata de Estados Unidos cambió el eje de la política pues puso todo su acento en el salvataje de los bancos como acción inmediata interviniendo prácticamente a las principales estructuras financieras del país y comprando u otorgando generosos créditos a dichas empresas para evitar su caída como la de Lehman Borthers. Especial atención se brindo a las dos principales financieras encargadas de otorgar hipotecas, que fueron rápidamente estatizadas. Al mismo tiempo, como estrategia para alentar el consumo y rehabilitar la decaída economía, que vio paralizado el mercado de créditos para el consumo por el radical debilitamiento de los bancos, la Reserva Federal redujo a casi 0 por ciento la tasa de interés para prestar dinero a los bancos. Pero, a diferencia de Europa, no se adoptaron medidas restrictivas de gasto fiscal ni eliminación de puestos de trabajo ni reducción salarial alguna. Dado el volumen de préstamos a los bancos en dificultades el deficit fiscal llego en pocos meses al 10 % del PBI principalmente por el generoso rescate del sistema bancario. Y se adoptaron concurrentemente medidas para alentar la reactivación productiva con fuertes inversiones estatales en infraestructura y obras públicas. Es decir se intentó, con mucho mejor éxito que en Europa ,contrarrestar los efectos recesivos con medidas neokeynesianas en la economía real De cualquier modo, la economía sufrió un serio retroceso económico en el año 2009 con un incremento acentuado de la tasa de desempleo
En pocas palabras -. La receta en los Estados Unidos no fue recesiva sino intentó impulsar el crecimiento económico., Y todo el peso de la responsabilidad de la crisis se le atribuyó a la comprometida situación del sistema bancario, cuya fuerte caída tuvo como puntapié inicial el desmadre del crédito hipotecario y la interrupción en la construcción de nuevas viviendas, esto último principal causal de la brusca elevación de la tasa de desempleo que más que se duplicó en un año
El proceso de reconstrucción de la economía y del mundo del trabajo se reinició lentamente pero en términos positivos en cuanto a los dos indicadores citados: el PBI y el empleo Aun así , a cuatro años y medio del inicio de la crisis en toda su magnitud, la economía de la primera potencia mundial crece muy lentamente y el desempleo está a casi al doble de lo que era poco antes del segundo semestre del 2008. No hubo Plan de Ajuste como en Europa dada las condiciones diferentes de una y otra realidad pero el daño social muy serio existió y el relanzamiento efectivo todavía está por verse
Como secuela ineludible de la etapa recesiva y del deterioro del mundo del trabajo se ha producido un serio agravamiento de la situación social como principal consecuencia de la desocupación y la precarización laboral Sin embargo, el aumento de la tasa de desempleo como consecuencia de la recesión del año 2009, la lenta recuperación posterior y el re-agravamiento de la situación económica en el año 2012 se hecho sentir muy duramente sobre el tejido social en la primera potencia económica del mundo. La información que proporcionaremos, de fuentes oficiales norteamericanas, es un signo evidente del deterioro progresivo de la situación social en ese país. Se trata de la cantidad de habitantes norteamericanos que deben recibir ingresos en forma de subsidios a la compra de alimentos para poder cubrir una dieta mínima de subsistencia El sistema instalado en el año 1961 permite que unidades familiares o personas que carecen parcial o totalmente de ingresos para su alimentación diaria le soliciten al gobierno federal un apoyo no reembolsable que varía de acuerdo al ingreso efectivo de cada peticionante. La población involucrada en este programa de ayuda federal que se mantuvo vigente aún con los cambios de gobierno y de ideología partidaria de los mismos en el último medio siglo tuvo un fuerte impuso al momento de la crisis del 2008, con la alta tasa de desempleo superior al 10 % de la PEA y con los salarios de la actividad privada estancados o en retroceso desde el punto de su valorización real. Estos habitantes empobrecidos, que en nuestras estadísticas sociales serían registrados como ”indigentes”, sumaban en los inicios de la crisis del 2008 nada menos que 28 millones de habitantes, lo que suponía alrededor del 9 % del total de la población norteamericana. Debemos recordar que según estimaciones privadas (no las del INDEC que son sustancialmente menores) la indigencia en ese año rondaba, en la Argentina, el 5 %
Bien entrado el año 2012 el retorno de la desaceleración económica produjo un nuevo incremento de habitantes sin ingresos suficientes para alimentarse. En Junio del año 2012 la cifra de personas comprendidas en este sistema de ayuda alcanzó a 46 millones 370.000 habitantes según el Servicio de Empleo Nacional que depende del Departamento de Trabajo de EEUU de Norteamérica, Ello supone 22 millones de familias, un 15 % de la población norteamericana. De entre ellos el 3,3 % del total de habitantes no logra ningún ingreso para comer.
El conjunto de beneficiarios recibe un promedio de U$S 230 por persona. A diferencia de lo que tiene lugar en nuestro país, no se exige nada a cambio a quienes las reciben: ni que los hijos estén vacunados o que vayan a la escuela, o que tengan asistencia médica .Es necesario, al respecto, que recordemos que la Asignación Universal por Hijo en la Argentina transfiere a cada beneficiario un monto mensual de aproximadamente 60 dólares por niño o joven (Jeff Cox, 2012)
Un economista del Citigroup se pregunta cómo se puede resolver este tema. Dice: “En primer lugar, hay un grave problema. El 58% de todos los trabajos que hemos creado están por debajo del salario medio; son trabajos de baja calidad. Con ese ingreso estamos fritos: no hay ninguna manera, si se agregan nuevos trabajos con ese ingreso, de resolver el problema. La economía está en un camino que, si sigue como hasta ahora, tardará siete años en volver al nivel de empleo anterior”. (ídem) Podríamos pensar que eso aminorará la pobreza según los datos que acabamos de dar, siempre y cuando los nuevos empleos que se creen sean de buena calidad, que no es lo que está sucediendo.
Qué otra visión hay disponible para comprender la crisis y para sugerir las consecuentes salidas de la misma? Hay opciones diferentes al respecto y nos ocuparemos de ellas seguidamente
Si retomamos la interpretación que Samir Amin hace la crisis tal como la expusimos en paginas anteriores donde lo que se postula es que la crisis es la del capitalismo y que no es un episodio más sino que obedece a profundas causas estructurales que se encuentran en la matriz del modelo dominante, otro juego nos convoca y otra discusión está abierta, si bien no resuelta. “Corremos el peligro –dice Amin- de que salvemos esta crisis con algunas medidas que permitan que el Estado recupere su capacidad de apoyo al consumo popular, al incremento del empleo, etc., pero no desarmemos la estructura sobre la que está asentado el capitalismo, con grandes grupos oligopólicos de carácter mundial que se han transformado además en grandes grupos financieros, que de ese modo controlan el proceso a escala internacional como nunca antes, y se nos repita la historia dentro de unos meses o dentro de unos años”. A partir de esta conclusión básica lo que el autor postula es que ahora ”todo el sistema esta en grandes dificultades” y que el análisis parcial de cada crisis( crisis energética, crisis alimentaria, crisis ecológica, cambios climático ,etc.) es una faceta del desmadre que está teniendo lugar en el sistema de la mundialización capitalista .Tanto Amin como Gunder Franck- el otro economista que asumía posiciones similares a las del renombrado investigador egipcio, afirmaban casi 40 años atrás que había que “…renunciar a socorrer al capital para buscarle “salida a la crisis” y a comprometerse en estrategias de “salida del capitalismo en crisis” Esa es la discusión central que está hoy en día en juego, según Amin, y parece muy interesante remarcar cómo, entre tanto, los costos que supone montarse en la política de salvar a los bancos y no a las sociedades está creando una situación social de un nivel nunca visto desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Frente a esta opción que apunta a un enfoque global y que necesariamente requeriría un proyecto viable de salida al que hoy predomina, en cambio sigue insistiendo en lo que Amin aconsejaba abandonar. Y lo que hoy se implementa cada vez más acentuadamente es la estrategia del Ajuste Estructural, que en Europa se denomina “Austeridad”
¿Cómo se logra imponer en los países que están sujetos al recetario de austeridad esta permanente búsqueda de reducción de recursos propios de las sociedades para ser transferidos a los bancos alemanes, y en menor medida a los franceses? Se logra porque hay socios políticos internos que aceptan este recetario., Hay españoles, portugueses, italianos, irlandeses, griegos, rumanos, estonios, lituanos, y de otros países que pertenecían a la esfera del “socialismo real”, que no pueden devolver a los bancos lo que les prestaron para mantener inflada la economía de modo irreal, no con recursos genuinos, sino con financiamiento barato y a largo plazo, tanto a los Estados como a los consumidores privados. Esto nos pasó a nosotros: la pobreza llegó al 53%, la indigencia al 27%, el desempleo al 23%,(en el bienio 2002-2003) cifras bastante parecidas a las que hoy tienen los países más afectados desde el punto de vista social en Europa. Es la consecuencia lógica de la destrucción del Estado de Bienestar de la posguerra y la contracción salarial, de jubilaciones y de empleos para que el sector público disponga de excedentes a fin de cubrir la Deuda Externa Cifras recientes provenientes de estadísticas producidas por la Unión Europea marcan que para enero de 2013 la tasa de desempleo en la Región superó largamente el 11% y en la eurozona algo más, el 12 %. En los países más dañados esta tasa llega al 17% en Portugal, el 27% en España, el 16% en Grecia, el 11% en Francia, cifras desconocidas para esos países en su historia reciente . A la vez, el nivel de deuda pública con relación al producto bruto, según datos de 2011, es de 128% en Alemania, 125% en Grecia, 218% en España, 160% en Francia, 129% en Italia, 249% en Portugal, 206% en Gran Bretaña. Quiere decir que lo que se debe más que duplica lo que producen muchos países a lo largo del año. Es un valor casi imposible de pagar en términos normales.
¿Hasta cuándo proseguirá la estrategia de la Austeridad? No se sabe. Todos los meses, cuando aumenta la tasa de desempleo, inevitablemente hay un vocero de la Troika que predice que para el año 2014 (en el segundo semestre) se comenzará otra vez a crecer y se vaticina que va a tener lugar un incremento de menos de medio punto para toda la economía de la Eurozona. Pero, en honor a la verdad no sabemos cuándo se va a volver a crecer. Y en cada pronóstico oficial emitido desde la Unión Europea se prevé un retorno al crecimiento cuando la sociedad reciba los impactos de la confianza recobrada en sus propias fuerzas y en el sistema bancario pero siempre es para más adelante y la fecha del repunte tan esperado aparece, en cada pronóstico, inexorablemente, más lejos La única realidad es lo que hay hoy. El futuro nadie lo puede predecir seriamente. Krugman dice en su libro que si persiste esa política cada vez nos vamos a hundir más. No hay ninguna posibilidad de salida. Puede ser que se evite la quiebra de los bancos en el corto plazo, lo que hubiera acontecido si se hubiese declarado el default por parte de Grecia o de España. En Europa la presencia del Euro, con pocos países como excepción como Gran Bretaña, impide devaluar, como hicimos nosotros en 2002. Cuando uno analiza muchas de las posiciones que postula ese sector de los conductores de la política monetaria europea, dicen que el euro es intocable. Como la moneda no se puede devaluar, la política es comprimir los salarios para sustituir la devaluación de la moneda. Lo que sucede inevitablemente es que eso acentúa la crisis social. Los dos países citados y otros con similar situación tienen déficit comercial estructural y compensan tal déficit con el ingreso de divisas por el turismo Si se abandona el Euro y se devalúa la moneda nacional así recuperada ,al menos, bajarían los precios relativos de bienes y servicios ligados al turismo y ello lo estimularía. Pero esta salida está vedada
Decíamos previamente que sin socios internos la estrategia de la Austeridad no podría haber sido impuesta desde afuera. ¿Por qué ocurrió que, sin tanta discusión parlamentaria, en Portugal, España, Grecia o Italia, las medidas de ajuste impuestas por quienes representan los intereses financieros del exterior llegaron a subordinar a los gobiernos? Hubo, en estos casos , una situación extrema como la designación de primer ministro de Monti, en Italia, que ni siquiera era diputado o senador. En cambio, era funcionario de la banca privada antes de ser primer ministro.. Sucede que los sectores políticos de centro y de derecha que apoyaron esas medidas restrictivas , ,se vieron engrosados, en su presencia parlamentaria, por la socialdemocracia. La socialdemocracia europea se comportó contra su historia y contra aquellos a quienes debían defender: los trabajadores. La socialdemocracia europea no solamente inició, en todos los países, la política del Ajuste encarnada en la Austeridad casos de España, Portugal y Grecia) sino que en algún caso paradigmático como en la citada Grecia hoy forma parte del gobierno. En España y en Portugal simplemente se acentuó- con el gobierno de la derecha -lo que ya había comenzado con los gobiernos de centro-izquierda. La socialdemocracia, en verdad, traicionó sus ideales y posibilitó la destrucción del Estado Social, después. Un lúcido economista catalán, Vicenc Navarro, analiza desde esta perspectiva el derrumbe de la ilusión de la izquierda democrática en Europa. Así, dice en su artículo: “El éxito( histórico, nota nuestra) de la socialdemocracia en Europa fue su contribución al establecimiento de un Estado de bienestar, basado en la universalización de los derechos sociales y laborales, financiado con políticas fiscales progresistas, buscando un aumento del poder adquisitivo de la población, tendiendo al incremento de las rentas del trabajo como motor de políticas expansivas de carácter keynesiano. “ (Navarro, Vincenc, página 1) Cuando avanza el proceso de globalización neoliberal se abandona esa premisa básica. Se ha trocado, como dice Navarro en social-liberalismo, cuando la construcción de la Unión Europea se hizo en base a los principios del neoliberalismo al que se fueron progresivamente adaptando los diversos partidos socialdemócratas en el poder o en la oposición .La adopción del Euro y el Tratado de Maaschtrit ,con todas las limitaciones al gasto público y a la intervención del Estado en la Economía terminó por sellar el trágico fin del espíritu transformador de la socialdemocracia (Navarro, V., ídem) Otro autor europeo analiza este fenómeno con la misma argumentación titulando su trabajo con el sugestivo título de “ Socialdemocracia o socialdesgracia?
El profesor Navarro, a quien citamos previamente, y quien representa una línea de pensamiento crítico muy difundida en España publicó no hace mucho un interesante articulo en la revista digital Sistema, dando cuenta de la imposibilidad de salir de la crisis económico-financiera sin tocar, dos aspectos cruciales del sistema organizativo de la economía europea contemporánea. Uno, afirma Navarro, es el mismo funcionamiento de la Unión Europea, y el otro, la imposibilidad de avanzar en una solución integral mientras esté vigente el EURO (Vicenc Navarrro Sistema, 13 de enero de 2012)
En el primer aspecto lo que se postula por este académico catalán es que se debe liberar a las instituciones rectoras del entramado de integración europea de la postura cerradamente extraña a toda concesión a las naciones en graves dificultades .El comando de la Integración europea ha sido cooptada por la banca alemana , que enarbola una posición inflexible. El otro aspecto clave, agrega el autor, es el manejo opaco y nada democrático que ha caracterizado hasta ahora a la conducción de la Unión Europea. Es por ello que propone que la mejor salida sería transformar la arquitectura del Banco Central Europeo pasando de su actual rol de vocero de los intereses de la banca privada concentrada a una institución promotora de la democratización del capital instaurando un apoyo generoso a los sectores menos concentrados de las economías y a las regiones de menor nivel de desarrollo relativo de la Zona Esta sería una medida aconsejable en el objetivo de avanzar, reafirma Navarro ,hacia la construcción de los Estados Unidos de Europa, de perfil solidario y equitativo. Pero, como él mismo confiesa, no cree posible que los que controlan el proceso económico en la Unión y en la Zona admitan ese cambio fundamental de orientación por lo que, obligadamente, se debe abandonar el Euro por parte de los países más castigados por la depresión y el altísimo costo social sin perspectivas de solución integral ni en el corto ni en el mediano plazo. Tal decisión produciría, concluye Navarro, las mismas consecuencias que tuvieron lugar a principios de la primera década de este siglo a partir del proceso de transformaciones ocurridos en la Argentina tras la declaratoria de la moratoria de la Deuda Pública y el cese de la paridad fija con el dólar, lo que implicó una devaluación de mas del 200 % del peso argentino en el año 2002. Expone el caso de nuestro país, como demostración de lo que propone,. Se alcanzaron, afirma, logros inmediatos tras el inicial proceso recesivo y de la caída del empleo y el salario real, esto último debido al incremento de precios tras la devaluación del peso, que ocurrió sólo en el primer año Ya en el año 2003 la economía comenzó a crecer a alta velocidad y los indicadores sociales empezaron a mejorar con rapidez. Recuerda, entonces, que dicho crecimiento económico”…ha repercutido a través de políticas públicas redistributivas en el mejoramiento del bienestar de las clases populares. La pobreza y la pobreza extrema (indigencia en la Argentina) se han reducido en dos tercios desde 2002”
Estos resultados contradicen la opinión de quienes desde los organismos multilaterales -para evitar cualquier cambio en las reglas del juego - pronosticaban que una decisión abrupta como la aplicada por la Argentina iba a provocar una larga depresión.
Una visión más radicalizada queda expresada en aportes efectuados por seminarios y encuentros de destacados académicos europeos provenientes, en especial de España, que hacen hincapié en la inviabilidad del esfuerzo que se les solicita a los países endeudados para hacer frente a la Deuda acumulada con el sistema bancario concentrado. Alberto Montero Soler, profesor de Economía Aplicada en la Universidad de Málaga y presidente de la prestigiosa Fundación CEPS, es un destacado exponente de esa corriente de pensamiento. Presentó sus ideas en el coloquio celebrado en esa Universidad el 22 de setiembre del año pasado, bajo el rótulo “De la crisis del Euro al rescate”. El título de la ponencia es demostrativo de las ideas de quienes la integran: El Euro, tal y como lo conocemos, es inviable”
El texto da un paso más adelante que el que previamente citamos en el sentido de que no encuentra viabilidad ninguna a la situación critica de los países altamente endeudados que no sea el definitivo abandono del Euro.. Y fundamenta esa posición irreductible en varias y sólidas causas. La primera afirma que la crisis de Europa es la crisis del Euro pues el proyecto en que se basó la moneda única le ha permitido a las elites económicas tanto industriales como financieras europeas colocar a la clase política al servicio de un proyecto en el cual los sectores populares, en especial la clase trabajadora, “… no tiene más cosas que perder” Y , agrega, que la crisis del Euro no es una crisis financiera(aunque esa dimensión efectivamente existe) sino que es fundamentalmente una decisión política destinada a garantizar a tales elites un acentuado incremento de la tasa de ganancia, a través de un diseño que se basó desde una perspectiva neoliberal y con estrategias de ajuste permanente. Este diseño es el que ha permitido que las asimetrías estructurales que ya existían, como consecuencias de esta crisis, se estén intensificando.
Luego de este planteo, Montero Soler se pregunta: “¿Que opciones hay frente al futuro?” Para dar una respuesta convincente el autor repasa rápidamente los perfiles de la relación “centro-periferia” dentro de la Eurozona para llegar a la conclusión general que Alemania, por una demanda interna limitada dada la política de congelamiento de salarios, se lanzó a vender afuera de sus fronteras. Así sustituyó demanda interna por demanda externa, especialmente la de los países de la periferia del continente. Como esos países periféricos necesitaban de inyecciones de recursos financieros para suplir la falta de ahorro interno Alemania fomentó el endeudamiento de los países periféricos Pero esta deuda no es sólo pública sino privada, por los motivos arriba expuestos, y por su volumen es impagable. Si no se reestructura, con una quita, una moratoria y una extensión de los plazos de los pagos no se va a poder honrar. Por ende, el autor apunta a que el colapso es inevitable. No hay capacidad financiera interna en los países comprometidos( abarcarían el 66 % del PBI comunitario) para transferir excedentes -que no se producen por la recesión interna en dichos países- a Alemania La cuestión, entonces, no radica en que nos deberíamos preguntar( los españoles primero dice Soler Montero) cuándo se va a producir tal colapso sino, básicamente, qué hacer para que el mismo no produzca consecuencias catastróficas para los que menos tienen. La única salida es programar la salida del Euro de los países periféricos en forma ordenada para evitar enormes costos sociales preparándola para que se realice del modo menos traumático posible De este modo se evitaría, cuando sobrevenga el colapso, que éste ” nos pille, como siempre, mirando para otro lado”(Montero Soler,
Dentro de los movimientos políticos y sociales que han estado surgiendo en el escenario europeo, fuertemente cuestionadores del pensamiento neoliberal, se destaca el movimiento griego Syriza.
Este agrupamiento de movimientos sociales y sectores políticos diversos creado no hace más de tres años en forma de convergencia de ideas, de abajo hacia arriba, estuvo a poco de lograr el poder político hace menos de un año en Grecia y no ha cesado de reclamar un cambio profundo en el sistema económico-social del país en donde actúa. Al mismo tiempo propugna una remodelación estructural de la Unión Europea que establezca derechos igualitarios a todos sus integrantes.
Esta organización político-social está enrolada en una corriente de pensamiento neo.-marxista que no desconoce las limitaciones a procesos de cambio radical pero que reniega de soluciones parciales o de limitada duración y efecto. Así, en recientes declaraciones su principal referente, el economista Akexis Tzipras , ha remarcado que los programas denominados de “rescate” de los países de la Europa meridional han fracasado, generando unos pozos sin fondo que supuestamente deberían llenar los contribuyentes de esos países.
Las opiniones de Tzipras vertidas en un reciente viaje a la Argentina se centran en la necesidad de abandonar los planes salvajes de la Austeridad para la Europa meridional en general y su país en particular. Para hacer frente a la situación emergente en Europa se debe avanzar en una propuesta que tienda a remover los factores estructurales que han provocado la crisis actual. Esa propuesta debe reunir condiciones tales- afirma Tzipras- que elimine el factor central de peligro de una implosión económica en Europa debido al aumento exponencial de la deuda pública en el continente donde ya supera, en promedio, el 90 % del Producto Bruto Interno En sus declaraciones Syriza recuerda que durante doce largos años la zona Euro inspirada en dogmas liberales funciono como una simple Unión Monetaria sin equivalente político y social Los déficits comerciales de los países del Sur eran la imagen invertida de los excedentes registrados en el Norte. Pero la crisis desestabilizó este supuesto equilibrio. Y cuando ello empezó a surtir sus degradantes efectos Alemania exportó sus recetas de Austeridad lo que agravó la situación en el Sur de Europa y creó tensiones económicas en el Norte, con el consiguiente proceso recesivo en todo el continente pero mucho mas intenso, dilatado y sin visos de fecha de finalización en la periferia europea.
Entonces, propone el economista griego, hay que reunir a Europa, como se hizo en 1953 cuando Alemania no podía pagar la deuda, y definir que así no se puede seguir. Grecia no va a poder superar la situación porque no tiene qué vender, incluso si bajan los salarios. Únicamente reciben turistas, pero si no cambian el valor de la moneda no se hace atractivo. Grecia no va a poder seguir contrayendo su nivel de vida, porque va a llegar un momento en que va a ser intolerable. Hay que empezar a pensar en el crecimiento, porque se corre el riesgo de una explosión social. Es preciso reducir la deuda, porque alguien tiene que perder. Los bancos que hicieron el desbarajuste algo tienen que perder. No puede ser que sean los únicos que se salven en medio del tumulto. Hay que hacer una quita en el monto de la deuda y prorrogar el pago. Hay que recapitalizar los bancos, pero no como deuda pública de los países, sino con fondos del Banco Central Europeo, sin afectar las finanzas de los países, e imponer en el futuro económico de los países europeos una cláusula obligatoria de desarrollo, es decir un programa que invierta el sentido de una espiral que en este momento tiene forma negativa, para transformarla de forma positiva, con reformas que apunten a una distribución más justa del ingreso, rompiendo con el pasado. Tzipras dice que eso lo pueden hacer solo los que no tienen compromisos con el pasado.
Estas medidas a convenir en la conferencia propuesta deben apoyarse en reformas que apunten a una distribución más justa de las riquezas-Terminar con la crisis implica romper con el modelo neoliberal que permitió generarla, trabajar para la justicia social, para la igualdad de derechos, la transparencia política y fiscal, en suma, para la democracia.( Alexis Tzipras, página 8)
Cerramos este texto con un par de conclusiones.
3. Conclusiones finales
Queda claro, a nuestro entender, que el proceso actual de salida a la crisis en Europa y, en parte, en Estados Unidos de América pretende salvaguardar la salud financiera de los grandes bancos del viejo continente que prestaron a personas y gobiernos de la periferia continental en forma desmedida y sin recaudos para que se prosiguiese con la política económica dominante basada en la valorización del capital financiero. El descalabro económico-financiero en los países prestatarios se pretende solucionar por quienes defienden esos intereses dominantes en base a un descomunal Ajuste, que sólo ha cosechado penurias sociales inéditas y no ofrece ninguna certeza sobre su conclusión final
Esta salida orquestada desde el Poder Económico prevaleciente en Europa e instrumentada por los principales organismos multilaterales de financiamiento en el mundo capitalista desarrollado ha sido cuestionada por países y sectores sociales, políticos y académicos de muy diversificado perfil. Las opciones no tradicionales y opuestas a la salida vía la Austeridad y el Ajuste impiadoso varían desde reformas en la política del Euro hasta un cambio drástico de l sistema económico-social vigente.
Hemos expuesto todas esas opciones y estimamos que la salida que respete a los pueblos y no los convierta en los responsables de lo que no provocaron debe cesar. El material aquí incluido apunta a poner sobre el tapete dicha variedad de opciones de salida para que cada lector juzgue la viabilidad de cada una y la oportunidad de su adopción
Lo que no cabe duda, retomando las hojas iniciales de este texto, es que la estrategia económica implantada en los países capitalistas desarrollados como salida a los desajustes resultantes del fracaso del experimento de financiarización de la economía obedece pura y exclusivamente a un proyecto político orquestado desde los sectores dominantes en el ámbito continental europeo y norteamericano. Además, revela que la imposición de las políticas de Austeridad que condujeron a la actual dramática situación se origina en una evidente correlación de fuerzas desventajosa para los sectores populares de los países involucrados que han estado perdiendo las batallas contra el Ajuste Estructural. La cuestión de fondo sigue siendo la existencia de un proyecto político de los sectores dominantes para poner en marcha un modelo de acumulación basado en la concentración económica y la amplificación al máximo de la renta financiera. Luego, cuando ese modelo tuvo serios tropiezos el proyecto político se orientó a recuperar los dineros prestados por sus mentores a través de medidas destinadas a extraer de forma masiva tales recursos desde las sociedades dominadas, y en especial , desde sus clases subordinadas .Es la política, entonces, la que ha guiado la estrategia económica para preservar recursos y para incrementar la tasa de ganancia. Política que marcó la debilidad de la densidad nacional de los países de la periferia europea sometidos a la presión asfixiante de organismos nacionales e internacionales que secundan e imponen tal política. La correlación de fuerzas favorable a los sectores políticos que pudieron imponer su estrategia de explotación social en los países de la citada periferia se acrecentó por la traición de fuerzas sociales y políticas que renunciaron a defender los intereses de sus representados.
Avanzar en otra senda de desarrollo para reconstruir sobre bases de equidad distributiva el muy dañado tejido productivo y social de numerosos países de Europa y de un segmento muy importante de la población estadounidense requiere no solamente de propuestas acordes con instrumentos adecuados de política económica alternativos a los hasta ahora utilizados .Es preciso construir una coalición de fuerzas que organice y consolide un nuevo perfil de sociedad, con desarrollo económico e inclusión social
En América Latina hay sobrados ejemplos que indican que recorrer esa senda es posible e imprescindible. Por supuesto las lecciones de la experiencia actual en el mundo desarrollado debe estimular una discusión franca y abierta de cómo encaminar, decididamente, el modelo de acumulación en la América Latina contemporánea que apunte a definir una sociedad inclusiva con igualdad social. Y requiere poner de relieve que el camino escogido en muchos de los países de nuestro continente, orientado a valorizar el trabajo y la creación de valor como fruto del esfuerzo de los Estados y los sectores empresariales y laborales no comprometidos con la especulación financiera es un punto de partida ineludible.
* Investigador Principal del CEUR/CONICET. Presidente Honorario del IADE
Transformaciones de América Latina
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Por Aldo Ferrer *
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En estos primeros años del siglo XXI convergen profundos cambios en nuestros países y en el mundo. En América Latina, y particularmente en Sudamérica, se advierten nuevas tendencias en los siguientes campos.
La cuestión social: las grandes desigualdades que históricamente caracterizan a nuestros países, son reconocidas como el principal problema y un obstáculo fundamental al desarrollo. Las políticas para atender a los sectores vulnerables, erradicar la pobreza, educar e impulsar la cohesión social, ocupan actualmente una prioridad en las políticas públicas.
Calidad de los liderazgos: la prioridad de la cuestión social tiene profundas consecuencias políticas. Históricamente, sociedades que registran una profunda fractura, entre las minorías que concentran el poder económico y las mayorías populares, generan liderazgos que reproducen los privilegios y asimetrías establecidas y acumulan poder como agentes de intereses extranjeros. Desigualdad, subdesarrollo y dependencia están estrechamente asociados. Han surgido nuevos liderazgos en nuestros países que privilegian la resolución de la cuestión social y, consecuentemente, asumen un comportamiento distinto respecto de la gestión de la economía y sus relaciones externas.
Instituciones: la democracia se ha consolidado y esto confiere la estabilidad institucional necesaria para el desarrollo económico y social.
Las ideas: las nuevas tendencias implican la renovación de las ideas sobre el desarrollo económico y las relaciones internacionales. El fracaso de la estrategia neoliberal en América Latina y el resto del mundo ha restablecido la vigencia del pensamiento desarrollista y las visiones de Raúl Prebisch, Celso Furtado y otros pensadores latinoamericanos. Es, en efecto, indispensable no subordinarse a la ideología promovida por los centros de poder internacional y analizar la realidad desde nuestras propias perspectivas.
Desde éstas, vuelven a plantearse ideas que constituyen el gran aporte del pensamiento latinoamericano a la estrategia de desarrollo económico. Entre ellas, las siguientes:
n La formación de un sistema económico y social avanzado exige articular la explotación de los recursos naturales con su industrialización e incorporación de valor agregado y tecnología. Las estructuras productivas reducidas a producir y exportar productos primarios desembocan en el subdesarrollo, la dependencia y la exclusión social.
n La presencia de las filiales de las empresas transnacionales es positiva, pero debe ser complementaria, no sustitutiva, del protagonismo del empresariado local. El aporte externo es útil cuando contribuye a la apertura de nuevos mercados, la transferencia de conocimientos, los equilibrios en los pagos internacionales y la integración de cadenas de valor de creciente valor agregado y tecnología. De otro modo, la dependencia del capital extranjero reduce el ahorro interno y la tasa de inversión. Culmina con niveles insostenibles de deuda externa, desequilibrios inmanejables y la subordinación a la irracionalidad de la especulación financiera. Vivir con lo nuestro, abiertos al mundo, en el comando de nuestro destino, es indispensable para el ejercicio efectivo de la soberanía y del derecho de construir un sendero propio en el orden global.
n El desarrollo económico es un proceso de transformación de la economía y la sociedad fundado en la acumulación de capital, conocimientos, tecnología, capacidad de gestión y organización, educación, capacidades de la fuerza de trabajo y de estabilidad y permeabilidad de las instituciones, dentro de las cuales la sociedad transa sus conflictos y moviliza su potencial de recursos. El desarrollo es acumulación en este sentido amplio y la acumulación se realiza, en primer lugar, dentro del espacio propio de cada país.
La cohesión social, la impronta nacional y social de los liderazgos, la democracia y el pensamiento crítico capaz de ver el mundo desde nuestras propias perspectivas, constituyen la densidad nacional. En estos primeros años del siglo XXI se ha fortalecido la densidad nacional de nuestros países. Una de sus consecuencias es la revalorización de la importancia de la integración regional que se refleja en el notable acercamiento de los contactos políticos entre los gobiernos, el fortalecimiento de esquemas de integración como el Mercosur y la creación de un nuevo espacio de convergencia, la Unasur.
El contexto mundial
Lo que está en crisis en la actualidad no es la globalización, que es una consecuencia inevitable del avance de la ciencia y la tecnología. La crisis es del neoliberalismo y de los estados neoliberales, cuya impotencia para administrar las fuerzas de la globalización provoca descalabros, como los que hemos vivido en nuestra propia experiencia y suceden, actualmente, en otras latitudes.
En China y otros países emergentes de Asia, el dinamismo de sus economías obedece, precisamente, a que no se han sometido al canon ni al Estado neoliberal. Prevalecen en estos países estados nacionales, capaces de administrar la globalización e impulsar el desarrollo. Las turbulencias y asimetrías en el orden mundial contemporáneo reflejan la coexistencia de “estados nacionales” en los países emergentes y “estados neoliberales” en el antiguo centro hegemónico.
Los latinoamericanos no tenemos, al menos todavía, mayor influencia en la resolución de los problemas del orden global. Sin embargo, disponemos de una capacidad decisiva para determinar si estamos, en ese orden, ejerciendo nuestro derecho al desa-rrollo o nos resignamos a reproducir nuestra histórica condición periférica.
Administrar la globalización es una condición necesaria para desplegar el potencial de desarrollo de nuestros países y ocupar una posición simétrica, no subordinada, en las relaciones internacionales. Para tales fines es imprescindible la gobernabilidad de la economía. Todos los países que despliegan exitosamente su potencial de desarrollo dentro del orden global mantienen una fuerte solvencia fiscal, superávit en sus balances de pagos en cuenta corriente, elevadas reservas internacionales genuinas no fundadas en deuda, sistemas monetarios asentados en la moneda nacional, tipos de cambio que sustentan la rentabilidad de la producción de bienes transables sujetos a la competencia internacional.
La integración
Nuestros países no han alcanzado, todavía, altos niveles de desarrollo económico y social. Sin embargo, en el plano de la cultura, son potencias de primera magnitud. El desafío consiste en poner la realidad económica y social a la misma altura de los niveles alcanzados en la cultura.
La integración es un instrumento fundamental para impulsar el desarrollo nacional de nuestros países y fortalecer su posición conjunta en el orden mundial. La integración se despliega en tres planos: las políticas nacionales, las reglas del juego de la integración y la proyección conjunta hacia el resto del mundo.
La clave del éxito de la integración no radica en la delegación de soberanía a órganos supranacionales comunitarios. La experiencia de la Unión Europea alcanza para demostrar cómo la cesión de soberanía termina subordinando a las partes más débiles al poder hegemónico de los más fuertes. Mucho peor, cuando en el régimen comunitario, como sucede en la Unión Europea, prevalece el paradigma neoliberal.
Nuestra integración no radica en la cesión de soberanía, sino en la construcción solidaria de la soberanía que nos falta en la ciencia y la tecnología, el desarrollo industrial y la inclusión social. En materia financiera, en tiempos recientes, se han dado pasos positivos en tal sentido, a través del desendeudamiento externo, la acumulación de reservas internacionales y los controles de los capitales especulativos. La integración consiste entonces en la complementación de las soberanías nacionales a través de reglas realistas de la integración.
Las diferencias actuales de dimensión de las economías no deben inducir a la suposición de que el destino de la integración es reproducir, en el espacio regional, una relación centro-periferia, entre un centro industrial y una periferia principalmente proveedora de alimentos y materias primas. El mejor socio es el plenamente desarrollado.
Tenemos así por delante el desafío de construir una relación viable, mutuamente conveniente, para lo cual es necesario profundizar el desarrollo industrial y tecnológico, integrar las cadenas de valor de la producción primaria con la participación creciente de componentes provenientes de nuestro propio acervo, impulsar el protagonismo de las empresas nacionales y regionales para el acceso conjunto a los mercados internacionales.
La emergencia de China, y otros nuevos centros dinámicos en la economía mundial, es un hecho positivo porque amplía las fronteras de la proyección internacional de América Latina. Pero plantea el riesgo de reactivar el antiguo modelo centro-periferia que, en el pasado, nos subordinó a la situación de proveedores de productos primarios e importadores de manufacturas y capitales.
Es necesario avanzar, simultáneamente, en los tres planos de integración: construir, a partir de la fortaleza de las densidades nacionales, una densidad bilateral, mercosureña y sudamericana, fundada en la inclusión social, la eficacia de los liderazgos, la consolidación de la democracia y el pensamiento crítico. Cada país tiene la globalización y la integración que se merece, en virtud de la fortaleza de su densidad nacional.
Cuanto más se consoliden las situaciones nacionales más fluidos serán los intercambios, cuanto más flexibles y realistas las normas mejor serán las respuestas frente a los cambios en las situaciones nacionales y, finalmente, cuanto más solidaria sea la proyección conjunta en el escenario global, más libertad de maniobra tendrán las políticas nacionales y comunitarias.
Q Profesor emérito. Universidad de Buenos aires. Embajador argentino en Francia. Este texto es una reproducción de los pasajes salientes de la exposición Transformaciones de América Latina en la última década, en el contexto mundial, realizada el 21 de enero de 2013, en el Encuentro con Intelectuales sudamericanos “Caminos progresistas para el desarrollo y la integración regional”, realizado en el Instituto Lula de San Pablo.
El mito del viento de cola
Por Sebastián Premici
Un análisis que toma en cuenta factores internos y exógenos del crecimiento del PIB entre 2003 y 2010 demuestra que un 58 por ciento de esa suba no se explica por el “viento de cola”. Chile y Perú crecieron menos, pese a que el cobre aumentó más
El crecimiento económico de los últimos ocho años (2003-2010) no se explica, exclusivamente, por el llamado viento de cola. La idea de que al país le va bien sólo por los precios internacionales de las materias primas agropecuarias y el crecimiento exponencial de China, y en menor medida Brasil, no es tal. Esa es la conclusión del economista Eugenio Díaz Bonilla, esbozada en un trabajo que se titula “Del infierno al purgatorio: ¿y después qué?”. La tesis principal de este paper es que otras economías vinculadas con los commodities, como Chile y Perú con el cobre, crecieron menos que la Argentina, cuando ese metal aumentó mucho más que la soja. “Esto se explica por cuatro motivos, uno político y tres económicos: la recuperación del manejo político sobre la economía, los buenos resultados macroeconómicos, el apoyo a la demanda y un mejor clima de inversiones”, explicó el economista a Página/12.
Díaz Bonilla es el representante argentino ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, el texto adelantado a este diario –que forma parte de un posible libro donde se pretende explicar el desarrollo económico del país– fue escrito a título personal. Para analizar los datos de crecimiento y profundizar sobre las cuestiones internas y exógenas del actual modelo, el economista utilizó información oficial del Banco Mundial, y para el caso de la Argentina aplicó también datos de consultoras privadas, a partir de 2008.
“El crecimiento promedio del PBI en el período 2003-2010 fue de 7,1 por ciento. Luego de realizar los cálculos econométricos, en base a variables de política económica interna y datos exógenos, surge que hubo en el período un crecimiento del 4,1 por ciento que no se explica por las variables externas. Eso indicaría que un 58 por ciento de la tasa de crecimiento no está explicado por el viento de cola”, explicó Díaz Bonilla.
En América latina son varios los países que tienen una fuerte participación de los commodities en su economía. Por ejemplo, en Chile y Perú existe una incidencia central del cobre, cuyo valor aumentó más que la soja en los últimos años. En este sentido, el PBI per cápita de Chile creció, en el período 2003-2009, un 2,76 por ciento, y el de Perú, un 4,86 por ciento, mientras que el incremento de la Argentina fue de 6,38 por ciento (según datos oficiales) o un 5,52 por ciento con variables de consultoras privadas.
El texto del economista argentino explica que además de las razones políticas, es decir la estabilidad institucional después del estallido de la convertibilidad, resultó clave “la política de expansión y democratización del mercado interno” y una mejora de las condiciones para la inversión privada, a pesar de que algunos sectores políticos insisten con que “en Argentina no hay condiciones para invertir”.
Escribió Bonilla: “Ha habido una importante recuperación de la inversión global desde la crisis de principios de 2000. Además, se ha distribuido de manera más uniforme entre sectores, regiones, tamaños y tipo de empresas, propiciando un crecimiento más balanceado con mayor inclusión social y mejor distribución de empleo, ingresos y oportunidades”.
El análisis del período 2003-2010 está inscrito en los resultados de otras series históricas. Si la etapa 1940-1975 (marcada por la sustitución de importaciones y un buen clima externo, sobre todo entre el ’60 y ’75) no se hubiera interrumpido por la dictadura militar, la crisis de la deuda externa en los ’80 y luego la convertibilidad, “Argentina habría alcanzado un PBI per cápita superior en un 20 por ciento al actual”, sostiene el representante ante el BID.
Después de ocho años, todo modelo necesita algunos ajustes. Las propuestas que intentan esbozarse en el texto apuntan a corregir ciertos aspectos de las variables que resultaron favorables en el período analizado: que la inversión pública privada llegue al 26 por ciento del PBI, sostener la fortaleza fiscal y mejorar el impacto social del gasto público. Todo de cara al Bicentenario de la Independencia (2016), “para que el país recupere el sendero abierto en el período 1940-1975”.
Pagina 12 8/9/2011
El nuevo desarrollismo
04-11-2010
Aldo Ferrer
En la décadade1930, la crisis mundial desacreditó la ortodoxia neoclásica y dio lugar al surgimiento del paradigma keynesiano. También en América latina, los años treinta revelaron la impotencia del canon ortodoxo para resolver los problemas que la crisis planteaba a cada uno de nuestros países.
En el extremo Sur del subcontinente, la Argentina comenzó a elaborarse entonces una visión crítica de la ortodoxia. La revisión keynesiana en los mismos países centrales influyó en el planteo crítico formulado desde la periferia. Pero éste incorporó otra dimensión que estaba ausente en la formulación de Keynes. La dimensión del desarrollo económico. En nuestro caso, no se trataba sólo, como sucedía en las economías avanzadas, de reactivar la economía y el empleo. Estaba planteado, al mismo tiempo, el desafío de erradicar el subdesarrollo y la relación periférica y subordinada dentro del orden mundial. En la posguerra, desde la CEPAL, las ideas inicialmente planteadas por Prebisch en la Argentina se difundieron en América latina y el resto del mundo en desarrollo.
En la actualidad ocurren hechos que guardan semejanzas con la de aquellos años. En efecto, la crisis financiera mundial desautorizó la versión contemporánea de la ortodoxia, el neoliberalismo. Fue precisa la intervención masiva de los gobiernos de las mayores economías para rescatar al sistema de la debacle producida por la globalización financiera y la especulación. Como en aquel entonces, la crisis actual desautorizó la fundamentación teórica de la ortodoxia. Consecuentemente, entre los economistas de los mismos centros desarrollados, ha vuelto a resurgir el planteo keynesiano y el enfoque neoliberal está a la defensiva.
También en América latina la crisis mundial desacredita el canon ortodoxo y promueve el rechazo del “pensamiento céntrico”, que ahora llamamos “Consenso de Washington”. También, actualmente, la heterodoxia latinoamericana incluye la dimensión del desarrollo y no sólo, como en las economías avanzadas, el problema de la reactivación de la economía y la regulación financiera. La semejanza no se agota aquí. Incluye también el papel pionero de la Argentina en el cambio de rumbo de ambos períodos. Recién recordamos cuál fue su rol en los años treinta. En la actualidad, a partir de su descomunal crisis del 2001/02, la Argentina se anticipó a los acontecimientos que tuvieron posteriormente lugar en la economía mundial y en América latina. En efecto, la Argentina salió de su crisis rechazando el canon ortodoxo y reasumiendo el comando de su política económica sin pedirle nada a nadie, ni dinero ni consejos. Es decir, demostró que no son recursos los que escasean sino la buena calidad de las políticas públicas.
Mientras que, después de 1945, el mensaje heterodoxo se difundió en América latina desde un lugar preciso, Santiago de Chile, sede de la CEPAL, en la actualidad, la renovación teórica esta surgiendo simultáneamente desde diversos centros de reflexión y análisis de nuestros países. Uno de ellos, en la Argentina, es, por ejemplo, el Grupo Fénix de la Universidad de Buenos Aires. En esta onda renovadora del pensamiento económico latinoamericano figura la propuesta del “nuevo desarrollismo”, cuyo principal inspirador es el economista y ex ministro de Hacienda del Brasil, Luiz Carlos Bresser Pereira.
Esta iniciativa convocó a un amplio grupo de economistas, de varias partes del mundo, que comparten un “enfoque keynesiano y una aproximación estructuralista a la macroeconomía del desarrollo”, para reflexionar sobre la “governanza financiera y el nuevo desarrollismo”. En el escenario abierto por la crisis mundial, la iniciativa se propone debatir la nueva estrategia para promover el desarrollo con estabilidad, que reemplace al fracasado Consenso de Washington. La iniciativa ha elaborado “diez tesis sobre el nuevo desarrollismo”, con particular referencia a los países de desarrollo intermedio, como lo es la mayor parte de los que componen la América latina.
El nuevo desarrollismo se funda en la tradición del estructuralismo latinoamericano y la actualiza tomando en cuenta los cambios producidos en el orden internacional. Las “tesis” insisten en el desarrollo como un proceso de transformación estructural a través de la acumulación de capital y el cambio técnico, el pleno empleo, el aumento del valor agregado y el incremento de la productividad. Las “tesis” se refieren a economías de mercado, en cuyo desarrollo, el Estado cumple un rol estratégico, incluyendo la canalización de los recursos internos hacia las actividades que generan mayor valor agregado.
Como el desarrollo no es un resultado espontáneo de las fuerzas del mercado ni puede ser conducido desde afuera, para responder con eficacia a los desafíos y oportunidades de la globalización, es indispensable una estrategia nacional de desarrollo.
Las “tesis” destacan las consecuencias negativas de la concentración del ingreso debida, entre otros factores, al crecimiento de los salarios por debajo de la productividad. Se ocupan, también, de la tendencia secular a la sobrevaluación cambiaria y sus consecuencias sobre la competitividad y los equilibrios macroeconómicos, es decir, de la “enfermedad holandesa” en su versión latinoamericana.
El financiamiento del desarrollo "esencialmente con ahorro interno" es parte fundamental de la estrategia de desarrollo. La dependencia del financiamiento externo genera fragilidad macroeconómica y subordina la política económica a los criterios de los mercados. Por las mismas razones, es preciso mantener una relación prudente entre la deuda pública y el PBI, en el marco de la estabilidad financiera y de precios.
En resumen, las diez “tesis” del nuevo desarrollismo ofrecen un paradigma alternativo al decálogo del Consenso de Washington, fundado en una perspectiva propia de los problemas del desarrollo y de la inserción de nuestros países en el orden mundial. Enriquecen los planteos originales de Prebisch, Furtado y otros maestros del estructuralismo latinoamericano y propone prioridades a la política económica.
Hasta ahora la revisión teórica impulsada por la crisis mundial ha tenido más influencia en las políticas concretas de nuestros países que en los Estados Unidos y la Unión Europea, en donde, después que los gobiernos multiplicaron sus déficits y los bancos centrales insuflaron montos descomunales de liquidez, para salvar a los especuladores, ha vuelto a prevalecer el ajuste para recuperar la confianza de los mercados y reiniciar el juego que desembocó en la crisis. Hasta ahora, los países desarrollados están corriendo atrás de los problemas, en vez de resolverlos.
En efecto, las nuevas normas regulatorias no alcanzan para limitar los excesos de un sistema financiero, cuya dimensión excede, con creces, las demandas de la economía real y cuya rentabilidad se funda esencialmente en la especulación. Será, en efecto, difícil ordenar el orden global mientras subsistan los desequilibrios actuales en los pagos externos de las mayores economías del mundo y el deficit de los Estados Unidos siga sustentando la expansión de la liquidez de los mercados financieros.
Mientras tanto, como propone el nuevo desarrollismo, tenemos que ocuparnos de nuestros problemas. Es un buen consejo, porque, desde América latina, no podemos cambiar el mundo, pero contamos con la capacidad necesaria para decidir cómo estamos en ese mundo.
* Director editorial de Buenos Aires Económico
Romper con el mercantilismo nacional
17-09-2010 /
Juan Santiago Fraschina
La escuela mercantilista tuvo su período de auge en Europa entre los siglos XV y XVIII en plena expansión del comercio exterior y de los comerciantes. La idea central de los mercantilistas era que la riqueza estaba constituida por los metales preciosos (oro, plata y bronce) y que, por lo tanto, el objetivo de todo país era acumular la mayor cantidad de metales preciosos posibles.
En este sentido, la mejor manera de aumentar el acervo de metales preciosos (al ser la moneda universalmente aceptada en ese momento histórico) era a través del comercio exterior a partir de exportar la mayor cantidad de mercancía e importar lo menos posible. En efecto, exportar implicaba entrada de metales preciosos e importar constituía salida de oro, plata y bronce.
Por lo tanto, para esta escuela el concepto central era el de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones). La balanza comercial puede tener dos resultados: a) que las exportaciones sean mayores a las importaciones, esto es, superávit comercial; b) que las ventas externas sean menores a las importaciones, es decir, déficit comercial.
La balanza comercial superavitaria se traduciría entonces en acumulación de metales preciosos y en un enriquecimiento nacional. En contraposición, el déficit comercial implicaría la salida y desacumulación de metales preciosos y el consiguiente empobrecimiento del país. De esta manera, según los mercantilistas, los países –en su afán de aumentar la riqueza nacional– debían tender a conseguir un superávit comercial que le permitiera incrementar la cantidad de oro, plata y bronce.
Para este objetivo el papel del Estado era fundamental. Efectivamente, el intervencionismo del Estado en la economía era imprescindible para los mercantilistas para lograr una balanza comercial positiva y permitir, de esta forma, la entrada de metales preciosos. En la concepción mercantilista, cuanto más fuerte era el Estado más rica era la nación.
Sin embargo, el único objetivo que debía tener la intervención estatal para esta escuela económica era el aumento permanente de las exportaciones y la reducción constante de las importaciones, para lo cual recomendaron un conjunto de políticas económicas que debía llevar a cabo el Estado nacional.
Por ejemplo, para los mercantilistas era fundamental el proteccionismo para evitar un crecimiento de las importaciones y de esta manera reducir la salida de metales preciosos y el empobrecimiento del país. Por lo tanto, el establecimiento de aranceles a las importaciones por parte del Estado nacional era una política central para esta escuela.
Por otro lado, también recomendaron una serie de políticas para incrementar lo máximo posible las ventas externas. La creación de monopolios comerciales (una sola empresa por cada región con la cual se comercie) para evitar la competencia interna y de esta manera establecer el precio lo más alto posible para lograr la mayor entrada de metales preciosos.
Esta escuela económica se oponía a la competencia entre las empresas comerciales del mismo país debido a que generaba la reducción de los precios beneficiándose exclusivamente los países compradores que podían adquirir las mercancías a un precio reducido, pero perjudicándose el país vendedor porque eso se traducía en la entrada de una cantidad menor de metales preciosos.
Por lo tanto, para evitarlo, los mercantilistas recomendaron la consolidación por parte del Estado nacional de los monopolios comerciales pudiendo establecer los precios lo más elevados posible. Si bien se perjudicaba el país comprador, al tener que pagar un precio más alto por los productos, se terminaba beneficiando el país vendedor al recibir, debido al aumento del precio de los productos, una mayor cantidad de oro, plata y bronce y de esta forma la mayor acumulación de riqueza.
Pero si bien de esta manera se eliminaba la competencia interna, podría suceder que se compita con otra empresa comercial de otro país. De nuevo, esto generaría una competencia que se traduciría en una reducción de los precios. Ante esta situación los mercantilistas propugnaban por lo que se denomina como dumping, es decir, reducir los precios por debajo de los costos. Dicho de otra manera, según esta escuela económica, ante la competencia externa los monopolios comerciales debían funcionar a pérdida para destruir a la otra empresa comercial y volver a transformarse en la única empresa que vende a ese mercado.
Ante el dumping, el Estado debía ser el encargado de financiar a las empresas comerciales para cubrir la pérdida generada. Incluso, si la otra empresa comercial también hacía dumping ganaría aquella que tuviera detrás suyo al Estado más fuerte y poderoso que le permitiera financiarla por un tiempo más prolongado. Esto demuestra el objetivo central de la intervención del Estado en la economía para los mercantilistas: ganar la mayor cantidad de mercados externos posibles.
También recomendaron el incremento de las reexportaciones, esto es, comprar barato un producto en un país para luego venderlo más caro en otro. En este sentido, si bien la reexportación se traducía en una salida de metales preciosos para la compra de productos en otro país, al final del circuito comercial terminaban entrando más metales preciosos de los que salieron. Por lo tanto, las reexportaciones también implicaban un aumento de la acumulación de riqueza. Nuevamente, para llevar a cabo esta política económica era central el papel del Estado en la construcción de la flota naval necesaria para la reexportación.
Por último, otra de las políticas recomendadas por los mercantilistas era el aumento constante del saldo exportable, es decir, de las mercancías disponibles para las exportaciones. El saldo exportable es la diferencia entre la producción y el consumo interno. Por lo tanto, existen dos formas para incrementarlo: aumentando la producción y reduciendo el consumo interno.
En el corto plazo, donde es difícil conseguir un crecimiento de la producción, el aumento del saldo exportable se debe fundamentalmente a la reducción del consumo interno.
De esta manera, el aumento del mercado interno es contraproducente según los mercantilistas debido a que disminuye la cantidad de mercancías disponibles para las exportaciones. Incluso, recomendaban la reducción del consumo interno que permitiera aumentar la disponibilidad de productos destinados a las ventas externas y de esta forma conseguir la entrada de la mayor cantidad posible de metales preciosos.
En resumen, para la concepción y lógica mercantilista las economías deben estructurarse alrededor del mercado externo, siendo el crecimiento del consumo y del mercado interno contraproducente para el aumento de la riqueza nacional. Es cierto que existen algunos postulados del mercantilismo que fueron avanzados incluso para la actualidad. Por ejemplo, para esta escuela económica únicamente se debían importar materias primas que luego fueran manufacturadas internamente y que sean exportadas pero con un mayor valor agregado, lo cual implicaría una mayor entrada de metales preciosos de los que salieron con la importación de los insumos.
En la Argentina se consolidó, a lo largo de la historia, un mercantilismo miope que sólo rescata la peor parte de su teoría. En efecto, los dueños de la tierra y los productores de alimentos en la Argentina rescatan únicamente la idea de estructura la economía nacional en torno del mercado externo, pero además propugnan por la exportación de la mayor cantidad de mercancías posibles sin valor agregado.
En la actualidad, las entidades agrarias pretenden que la economía argentina centre su crecimiento económico sobre la base de exportaciones de productos primarios y básicamente de soja. Para este sector económico, aprovechar el contexto internacional de altos precios de los alimentos significa incrementar en forma permanente el saldo exportable como pretendían los mercantilistas. En este sentido, para las patronales agrarias el crecimiento del consumo de los argentinos de alimentos no es funcional a su lógica económica de exportar productos sin valor agregado.
Es por eso que se oponen rotundamente al nuevo modelo de desarrollo instaurado en el 2003, que implicó un aumento significativo del consumo interno a partir de la reducción de la desocupación como resultado del proceso de reindustrialización de la economía argentina, el aumento constante de las jubilaciones, el incremento de las remuneraciones de los trabajadores como resultado del retorno de las convenciones colectivas de trabajo, la suba de la inversión pública, los planes sociales como la cooperativas de trabajo y la asignación familiar por hijo, entre otras medidas. Este crecimiento del mercado interno se traduce en la necesidad de que los productores de alimentos deban destinar una gran parte de su producción al mercado interno, y reducir de esta manera su saldo exportable y su rentabilidad extraordinaria.
Entonces, según las entidades agrarias, aprovechar el contexto internacional es “venderle al mundo lo que el mundo necesita: alimentos”; lo cual significa aumentar el saldo exportable de alimentos a costa del consumo de los argentinos. Esto es el mercantilismo nacional míope: estructurar la economía argentina sobre la base del mercado externo, pero además, y a diferencia de los mercantilistas, sin ningún valor agregado.
Del otro lado, el modelo económico actual propugna por el aumento permanente del mercado interno como motor del crecimiento y por el incremento de las exportaciones de bienes manufacturados con un fuerte componente de trabajo nacional y desarrollo tecnológico. Porque aprovechar el contexto internacional no es vender lo que los países desarrollados consumen, sino más bien producir y exportar lo que los países centrales producen y exportan.
* Economista del Grupo de Estudio de Economía Nacional y Popular (GEENaP).
Mercedes Marcó del Pont, una hereje de la ortodoxia
Siempre tuvo un pensamiento original y coherente, que le reconocen hasta sus adversarios teóricos. La actual presidente del Banco Central, puesto al que llegó en medio de una intensa polémica por el uso de las reservas, sostenía en julio de 2002 (hace 8 años) que para salir de la crisis de entonces era preciso un retorno al keynesianismo y estimaba que la Argentina podía recuperarse por ciertas vías, que no serían necesariamente las más "virtuosas".
Esto decía el texto de aquel entonces.
La economista de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (Fide) propone recetas inadmisibles para el establishment económico internacional.
"Hay una cuestión curiosa", dice Mercedes Marcó del Pont. "Se salió de la convertibilidad porque no había más remedio. Pero se sigue manejando la economía con la misma lógica y perspectiva de ese régimen. Esa lógica indicaba que no había emisión sin ingreso de divisas del exterior que permita monetizar, algo contractivo frente a shocks externos. Se supone que se plantea la salida de la convertibilidad para dar liquidez a las reservas argentinas. Pero se advierte que el Gobierno sigue teniendo la misma mirada que antes. Roberto Lavagna dijo: 'Cuando acordemos con el FMI y la Argentina comience a tener alguna línea de créditos de los organismos internacionales se podrá plantear la prefinanciación de exportaciones', demostrando que ve a la economía con la misma lógica que rigió en la convertibilidad."
Éste es uno de los puntos de partida desde los que la economista de la Fide abre un debate y marca límites con el llamado pensamiento único. Habla de la ortodoxia económica, de la demanda de dólares en un contexto de desconfianza, que en las últimas semanas alcanzó al ámbito regional, y de la emisión monetaria, un tema que muchos consideraran una "herejía".
"Es imposible salir de la actual depresión económica hacia un esquema superador si no se avanza en determinadas políticas, que a los ojos del pensamiento ortodoxo neoliberal son herejías. Puede haber mayor déficit fiscal y emitir para financiar ese déficit, por lo menos en el corto plazo. Hablo de políticas activas en materia de financiamiento, generando fideicomisos para el capital de trabajo para las empresas."
También se formula el interrogante que se teje en derredor del destino que puedan tener esos fondos generados por esas políticas activas por parte del Estado. "No se puede descontar que en algún punto haya alguna filtración para que ese dinero vaya a la compra de dólares. Pero no creo que, si el sector público genera mayor déficit por duplicar o triplicar los subsidios de $ 150 que se le entregan a mucha gente, que hoy no alcanzan para comer dignamente, ese dinero se use para comprar divisas".
Por el contrario, la economista afirma que se utilizarán para recrear un mercado interno. "Hoy las expectativas que la gente tiene son las de un país totalmente paralizado, que caerá más, con más ajuste y sin señales de que se dé prioridad a la recuperación del salario, del mercado interno o de la producción. Debe haber simultaneidad en las medidas de un plan, en su orientación general. Este proceso incluye a la resolución del corralito financiero, a la creación de nuevas opciones de ahorro, y al financiamiento de fondos para capital de trabajo para que las empresas capitalicen las mejores condiciones competitivas que se le presentan, además del planteo de una política distributiva de ingresos más ambiciosa que la que propone el Gobierno, que lo único que tiene claramente es una intención política".
Marcó del Pont vuelve sobre las "herejías" y afirma que al programa que menciona "habrá que financiarlo con emisión. Esto mejora muchas cosas, como la situación de las Pymes nacionales y la recaudación, lo que significa entrar en un círculo distinto al tenemos", asegura.
Lord Keynes y la emisión
Entonces, habla de que ese financiamiento de fondos de capital podría realizarse por medio de "un fideicomiso, a través del Banco Nación o de la banca nacional pública o privada, para que las empresas descuenten un flujo futuro de fondos. Esto se convierte en compra de insumos y salarios. Son políticas activas. A diferencia de lo que plantea el Gobierno, no creo que esto traiga aparejado un escape al dólar, si se pone realmente para dinamizar la actividad productiva. Lo que genera el escape al dólar es la política de emisión irrestricta por parte del Banco Central para cubrir la situación de los bancos que no pueden devolver los depósitos. Por eso, es fundamental que todo el programa esté articulado".
La postura de un Estado que emite a través de su autoridad monetaria, con políticas proactivas para apoyar la reactivación, traen a colación el plan de intervención en la economía que salvó a Estados Unidos luego del crac del '29: cavar pozos para volver a taparlos. El keynesianismo. La pregunta surge, casi obvia: ¿hay lugar para el keynesianismo en la Argentina de hoy?.
"Siempre hay lugar si existe una estrategia no alocada ni populista, que se asiente en condiciones objetivas". Marcó del Pont afirma que estas condiciones son "el superávit en cuenta corriente y capacidad productiva, que hoy funciona a 50%. Se dice que el problema fundamental de la Argentina es la insuficiencia de demanda. Con el tipo de cambio, lo que se hizo en teoría fue recomponer la competitividad para la producción nacional."
La economista también remarca que la producción nacional en lo que hace al mercado interno para sustituir importaciones está condicionada por la falta de capital de trabajo y un mercado que declina. Pero aclara que, si se genera un shock redistributivo para crear, por ejemplo, una mejora en los ingresos de población, se aumenta la demanda frente a una oferta del aparato productivo que no trabaja a 100%, como sucedía en la década del '80. "Hay capacidad ociosa", puntualiza, subrayando que ese aparato productivo tiene espacio para absorber esa demanda sin generar un aumento de precios.
"Hay que emitir dinero", dice sin dudar, para luego referirse a los condicionamientos que puede formular el FMI con respecto a esta decisión. "El acuerdo con el FMI tiene que venir después del proceso que mencioné. Hay que armar un programa económico para salir de la depresión. No se ha inventado nada en la Argentina ni en ningún país, aun en Estados Unidos después de los atentados del 11 de septiembre, para salir de una depresión que no sea emitiendo dinero, con mayor gasto fiscal, baja de tasa de interés y aumento de los créditos. Así salieron los países en crisis". Por eso, la analista de Fide cree que "la Argentina está en una situación que no es coyuntural sino estructural. Necesita inevitablemente salir a través de políticas activas keynesianas. Una vez que se plantee un proyecto que sea consistente en el manejo del mercado de cambios, el manejo monetario o la política fiscal, cuando se vuelva a poner a la Argentina en un sendero de crecimiento, donde los equilibrios macroeconómicos se den en función de la expansión en la base productiva, se podrá negociar con el FMI."
Ejemplo malayo y final abierto
Vuelve a la emisión y señala sus discrepancias con respecto al enfoque del Fondo y sus advertencias con respecto a la inflación que provocaría. Es en ese momento cuando marca una paradoja: "La entidad, que no quiere emisión monetaria para no generar inflación, está convalidando un tipo de cambio que ya nos está llevando a una inflación, que llegó a 30% en los primeros cinco meses del año, con una base de 60% anual. Es una inflación absolutamente perversa porque es fruto del aumento de costos como consecuencia de la disparada del dólar, y en un contexto de retracción permanente de la actividad productiva".
"Todos los países desarrollados del mundo emiten sin contrapartida. Tienen una política inteligente de emisión focalizada, que no tiende al reparto, sino a financiar la recuperación productiva. Estoy convencida de que, en el corto plazo, el sector público será deficitario, pero eso se podrá modificar a partir del aumento genuino en la recaudación tributaria", completa.
Desde un arco del pensamiento económico se afirma que estas políticas proactivas no cuentan con la venia del FMI, y que su aplicación pone a un país en situación de ruptura. Marcó del Pont recuerda un caso exitoso de reactivación, que no contó precisamente con un apoyo entusiasta del organismo. "Siempre hago referencia al caso de Malasia. En 1998, en una situación de fuerte caída económica, y advirtiendo que las políticas que le pedía el FMI a cambio de ayuda profundizarían la tendencia, decide no recurrir a la entidad, planteando una estrategia alternativa expansiva. Un control de cambios, anclando el nivel de su moneda, ya que al controlarla tiene una política monetaria expansiva y sigue un camino distinto".
El resultado fue elocuente. "Resultó notable ver cómo, después de haber sido duramente criticada por el FMI, el pensamiento ultraliberal y establishment económico, Malasia obtuvo resultados mucho más rápidos y mejores en términos de menor caída de salario y empleo".
Marcó del Pont observa con perspectiva un escenario que antes definió como de "crisis estructural y no coyuntural". Así y todo, en este estado de crisis estructural, la analista se aproxima a la viabilidad de la Argentina, una viabilidad que el FMI puso en duda en el último año a través de todo tipo de señales. "La Argentina está en crisis y de las crisis se sale. Eso no significa que la salida sea virtuosa. El país salió de la crisis del Tequila en 1994. Ahora, se encuentra en una crisis a partir de la cual se puede llegar a una situación de concentración económica, de cristalización de determinadas situaciones estructurales, como la caída de los salarios, que haga que a partir de esta situación reducida haya determinados nichos donde sea rentable producir, como la exportación de alimentos e hidrocarburos". Y agrega: "Pero eso significa cristalizar un nivel de desocupación en torno a 25%, un nivel de pobreza de 50% de la población, un achicamiento del mercado interno y la inviabilidad de economías regionales. No descarto que en el mejor de los escenarios, aun sin dolarización, se llegue a un acuerdo con el FMI y se estabilice el dólar en torno a $ 3,20 y, como dice Roberto Lavagna, el motorcito empiece a funcionar; pero ese motorcito, en las actuales circunstancias, significa, en el mejor de los casos, mantener estos problemas estructurales".
¿Cuánto tiempo puede soportar una economía ese tipo de problemas estructurales? Mercedes Marcó del Pont hace una pausa y responde. "Socialmente es insostenible. Salvo que haya un golpe represivo muy fuerte, lo único que nos puede sacar de esto es la movilización popular. Pero no veo cuál es el canal que permita materializar esa movilización en algo superador", termina.