Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

10Nov/080

La vigencia del dólar

Por Eduardo Crespo *

En las últimas semanas mucho se ha dicho sobre la crisis financiera desatada en Estados Unidos. Muchos hablan del fin del imperio norteamericano y del dólar como moneda internacional. Se argumenta que en las últimas décadas la economía estadounidense habría vivido por "encima de sus posibilidades", ahorrando poco y gastando mucho. Y como prueba de ello se mencionan los proclamados "déficit gemelos" (fiscal y de cuenta corriente) que obligarían a recurrir al "ahorro externo", principalmente de los países asiáticos. En este clima muchos abogan por una nueva "arquitectura financiera internacional". Sin embargo, una lectura atenta nos obliga a ser muy cautos ante estos diagnósticos. En primer lugar, nada indica que los problemas financieros desencadenados en los últimos meses tengan alguna relación con la posición o competitividad de la economía estadounidense. Por el contrario, ya debería ser evidente que cada nuevo cimbronazo financiero fortalece y nunca debilita la cotización del dólar. Si la crisis financiera tuviera alguna relación directa con los mencionados déficits, el dólar se debilitaría. Pero ocurre exactamente lo contrario.

Esta crisis no es monetaria. Es financiera. En otras palabras, es una crisis de la moneda privada, de los innumerables papeles y formas de pago creados en forma endógena por el sector financiero privado. La moneda estatal, el dólar, parece estar más saludable que nunca. Lo mismo sucede con los títulos de la deuda del gobierno norteamericano. Puede parecer una paradoja: el gobierno de Estados Unidos anuncia gigantescos planes de rescate financiero, compra títulos privados a gran escala, rescata bancos, compañías de seguros y fondos de inversión. Y al mismo tiempo el dólar y los títulos de la deuda norteamericana recuperan posiciones. Cada noticia desalentadora parece ser otro motivo para seguir comprando dólares.

Es indudable que ahora la economía norteamericana está en riesgo y al borde de una recesión que puede ser severa. No deberían sorprendernos las críticas a las políticas del pasado y los reclamos por mayores regulaciones. Ahora bien, ¿debemos concluir que "las autoridades norteamericanas se han equivocado"? Por ejemplo, ¿podemos decir que la política de Alan Greenspan consistente en "dejar hacer" al sector financiero fue "errónea"? Antes de sacar una conclusión se debe observar que difícilmente quienes toman decisiones a ese nivel lo hacen por motivos sólo intelectuales, ideológicos o morales. La política de Greenspan no fue un simple resultado de alguna obstinación personal con las ideas neoliberales. Estados Unidos ha promovido la desregulación de los mercados financieros en todo el mundo desde hace cuatro décadas. Los primeros indicios de esta política fueron primero la tolerancia y luego la promoción explícita del mercado de eurodólares a fines de los años '60. Luego, apareció la llamada "diplomacia del dólar" a través de la cual Estados Unidos presionó (y sigue presionando) a todos los países del mundo para que acepten las nuevas reglas de juego de la "globalización" y liberalicen sus sistemas financieros locales a la entrada (y salida) de capitales internacionales.

El motivo no tan oculto de esta política es que la mayor parte de los negocios generados en el sector financiero internacional toman al dólar como moneda de referencia. Es decir, Estados Unidos promueve una política "liberal" porque los mercados "escogen" al dólar. El liberalismo, en la práctica, refuerza el poder del Estado norteamericano. Y esta crisis lo confirma. La demanda del sector financiero por dólares pone en evidencia que los contratos y deudas están nominados en esa moneda. Quien tiene obligaciones en una determinada moneda y se encuentra en aprietos para cumplirlas, tiene que vender alguna otra cosa –títulos públicos latinoamericanos, por ejemplo – para hacerse de liquidez y no caer en cesación de pagos. La importancia del dólar sobrepasa con creces el comercio internacional de Estados Unidos. El dólar es la moneda de entrada al sistema financiero internacional. Por bienintencionada que puedan parecer, la propuesta orientada a crear una nueva "arquitectura financiera internacional" constituye un ejercicio que peca de la misma ingenuidad liberal que cuestiona, ya que parece olvidar la estrecha y centenaria unidad entre el poder, el dinero y las finanzas.

Esto no significa que un país como la Argentina no deba tomar recaudos para controlar la entrada de capitales especulativos, proteger su sistema de pensiones, resguardar su moneda, acumular reservas (en dólares y títulos estadounidenses precisamente) para protegerse frente a eventuales tormentas financieras. Pero si estamos hablando del "sistema financiero internacional" no deberíamos ser ilusos. Sin dudas vendrán cambios importantes, pero ninguno de estos cambios será ajeno a las relaciones de poder y a las consideraciones geopolíticas.

* Profesor de la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro.

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