Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

3Dic/080

LA CRISIS DE FIN DE SIGLO

Por Jacob Goransky

 

Se vive una grave crisis económica mundial, aunque larvada. Norbert Wiener, padre de la cibernética, señaló en 1950 que como consecuencia de la aparición de las nuevas herramientas, "la actual recesión, e incluso la depresión de los años treinta, parecerán una broma simpática".

Las industrias dinámicas que caracterizaron buena parte del siglo se ven desplazadas por las nuevas industrias de punta y por las innovaciones multiplicadas de la revolución informacional y Comunicacional (RI y C), consecuencias de la lógica interna propia del capitalismo. Se cumplió la prognosis de Norbert Wiener:

 

i) La conformación del mercado mundial no trajo progreso para los pueblos del mundo, por el contrario, se incrementó la inequidad en las relaciones económicas internacionales y al interior de las naciones tanto en los países desarrollados como en los “emergentes”.

 

ii) Las Instituciones Internacionales como el BM, el BID, la OCDE se remiten a destacar los problemas. Reconocen que la dignidad del hombre, la familia y la libertad e igualdad de oportunidades (tan sagrados en el decir de los teóricos del sistema) nunca se han visto tan degradados como en la actualidad. Se da la paradoja que la reiteración en la descripción de los fenómenos de degradación de la vida humana le hace perder entidad en la discusión académica y en los gobiernos.

 

iii) Últimamente algunos autores comienzan a recordar la crisis de los años treinta, y lo hacen sin profundizar demasiado. Quisiera destacar algunos rasgos presentes y tengo en cuenta B.W. cuyo acuerdo fue resultado de la experiencia de los países centrales por la crisis de los 30:

 

1. Uno de los aspectos del comercio internacional que motivó en mayor grado el acuerdo de Bretton Woods (BW), fue el recuerdo de las devaluaciones competitivas de las décadas pasadas. Hoy se evidencia que se han relanzado nuevamente. Algo funesto para el sistema de acentuarse la tendencia.

 

2. El otro rasgo es que con el acuerdo de BW al no determinar la forma de provisión de liquidez se impuso naturalmente el dólar. Hoy como se afirma más arriba, en el marco de la vigencia del dólar como moneda internacional de curso forzoso, la liquidez es arbitrada en gran parte por grupos pequeños de grandes propietarios o administradores privados de fondos.

 

3. La preocupación cuando BW fue reactivar las economías preservando el consumo. Hoy la demanda solvente no deja de disminuir a nivel mundial y los gurúes no dejan de señalar que la salida de la crisis se posibilitará con la disminución de los ingresos de los asalariados. En concreto las políticas recomendadas tendrán como consecuencia acentuar la tendencia a la disminución del consumo y se verá consolidada la  marginación y la degradación social.

 

4. Se da, por consiguiente, la conjunción de dos rasgos perversos: la competencia devaluatoria y la competencia por tener mayor productividad por menor costo laboral, en un marco de descenso de la capacidad de consumo como resultado de políticas macroeconómicas a nivel mundial.

 

5. Hasta fines de los sesenta las innovaciones tecnológicas se daban en el círculo virtuoso de prosperidad. Desde los años setenta hubo un cambio profundo en la dinámica del capitalismo, se encararon todo tipo de políticas de ajustes, tuvieron éxito en bajar la tasa de inflación pero la desocupación siguió creciendo. Tampoco lograron alentar la inversión productiva en la medida de lo esperado, dada la magnitud de las medidas tomadas para promoverla. En los últimos 20 años disminuyó apreciablemente la tasa de crecimiento de los PBI de los PD, y aumentó brutalmente la cantidad de dinero que se mueve en los circuitos financieros que adquirieron un carácter independiente del sector productivo. Hoy la revolución informacional no deja de expulsar asalariados manuales e intelectuales.

 

6. El incremento de la productividad ya sea por la incorporación de tecnología o por descenso del costo laboral, acentúa la crisis. Basta esa observación objetiva para evidenciar una modificación cualitativamente distinta en el desenvolvimiento del sistema.

 

7. La tendencia a la mundialización económica, en el marco de la globalización financiera se mantiene con ajustes tras ajustes.

 

8. La crisis de la globalización financiera (con especulación contra divisas, entre otras, inexistentes en los años 30), en retroalimentación con la crisis del mercado mundial, agrava cada uno de los rasgos señalados que se manifiestan como rasgos sistémicos y permite una evaluación y un diagnóstico de la magnitud y profundidad de la crisis.

 

9. Es de mayor gravedad que la de los 30. No hay reversibilidad en los ciclos. No se trata de un eterno recomenzar.

 

En la época del capitalismo concurrencial y sus crisis cíclicas clásicas, la desocupación como el cierre de fábricas -desvalorización del capital luego de un período de  superacumulación del mismo- se producía violentamente durante las recesiones y depresiones; y luego de la "destrucción creadora", como la llamara Shumpeter, comenzaba lo que parecía un devenir eterno. Luego de los años treinta se producen modificaciones  esenciales en el ciclo.

 

En los 30 con crisis financiera, deflación y desocupación creciente, no se tuvo el marco de la actual revolución informacional y sus repercusiones tanto en la economía como en todo fenómeno social.

 

El nivel de la interdependencia entre naciones, la extensión y degradación a nivel mundial del tejido industrial, así como del comercial; la difusión de información y de distribución de mercancías, impiden toda posibilidad para una "destrucción creadora" shumpeteriana. La situación  no puede ser comparada con los años treinta. El New Deal, o la aplicación únicamente de políticas públicas activas, no bastaría como respuesta.   

 

Hoy los problemas trascienden los devaneos de las finanzas. La crisis no se arregla con ordenar y volver a ordenar las finanzas de uno u otro país. Un gran acuerdo de los siete que se dispongan finalmente a apoyar a todo país con problema es sólo un respiro, es tomarse tiempo para encarar lo esencial: ¿Cómo se sale de la crisis sistémica?

 

Vivimos una grave crisis económica mundial, aunque larvada. Recurriendo a la historia, crisis similares se desataron cuando se impuso el telar a fines del siglo XVIII, que reemplazó la mano como herramienta y aumentó extraordinariamente la productividad; a fines del siglo XIX cuando las nuevas formas de energía, transporte y comunicaciones, permitieron al hombre manipular máquinas con las que acercó el mundo a las fuentes del capital y del conocimiento; y en éste fin de siglo cuando la cibernética reemplaza crecientemente funciones del cerebro, y al hombre como “factor de producción”. Hoy el Hombre tiene capacidad para que las máquinas hagan su trabajo, y en ciertos casos piensen y hasta creen por él. Esta crisis no es como otras; es mucho más grave, más extendida y tiende a crecer. 

 

Las nuevas tecnologías constituyen una amenaza tremenda para la Humanidad. Es un desafío que demuestra que la consideración de que vivimos una crisis cuya salida marca su derrotero futuro es correcta. La tensión a que se someterá a los pueblos agudizará la confrontación entre la dinámica TN y los intereses del Hombre.

Es por ello que la salida de esta fase recesiva no será igual a la de otras anteriores. Los ciclos de onda larga no se repiten como si nada hubiera cambiado. Hay irreversibilidad en los ciclos y el avance del conocimiento, propio de los logros de la RI, nos permite alcanzar un futuro venturoso para la Humanidad como nunca se soñó, o la destrucción del planeta.

 

Está claro que no podemos seguir así; no sabemos cuál puede ser el costo de una salida a la situación actual pero ese costo crecerá con cada recesión en el ciclo, por lo que la alternativa no puede ser otra que buscar las formas para cambios profundos en la dinámica del sistema.

 

Evidentemente esta onda larga no es como otras. Actualmente la crisis sistémica es más compleja que las anteriores porque los cambios han sido más profundos; el conocimiento se ha generalizado; y la capacidad del Hombre alcanza límites inconcebibles años atrás. La sociedad, su educación y cultura, creció.

Ante la crisis de la llamada Revolución Keynesiana y de la popularización de los principios socialistas, que impuso al hombre como consumidor y mejoró sus condiciones como ciudadano, la salida entraña caminos que el poder no está dispuesto a considerar.

 

Recurrió a la contrarrevolución neoliberal para reestructurar al Sistema, sin resignar posiciones, apropiándose del enorme incremento de la productividad de las últimas décadas y concentrándola, esencialmente, en las finanzas. Lo hizo sin anestesia, dejando atrás propósitos que terminaron olvidados como ilusiones o utopías.

 

¿Quién recuerda la “Década del Desarrollo” de Naciones Unidas, o el “Nuevo Orden Económico Internacional”, que en los años setenta disminuirían la brecha entre países y en cada uno de ellos? Para salir deberían dejar los dogmas neoliberales, aceptar una nueva redistribución de las ganancias de productividad, resultado de la RI, para volcarlas en el Hombre. 

 

¿A dónde puede ir la creciente capacidad de producción y conocimiento, a menos que consigan que un tercio de la sociedad, acepte quedar eternamente marginado?, una “Hipótesis de Imposibilidad”.

 

¿Cómo no apreciar la trágica paradoja de la abundancia de capital, conocimientos y recursos humanos, hoy ociosos, y la miseria que provoca su distribución propia del siglo XIX?

 

Han tenido tamaño éxito en la imposición ideológica neoliberal, que a quienes buscan soluciones a los conflictos que abaten a la Humanidad, los acusan de ideas novocentistas, cuando son ellos quienes avanzan en retornar a las pautas sociales represivas de ese siglo.

 

De la crisis de fin del siglo XIX se salió con la expansión del capitalismo al resto del mundo, con los conocimientos y capacidades de la época, y en un marco geopolítico que  condicionó de tal manera la expansión que condujo al mundo a la primera Gran Guerra Mundial. El escenario actual es más complejo:

 

¿Hacia donde se puede expandir el capitalismo actualmente? ¿Qué nuevos vectores de demanda pueden generarse que implique una expansión a su interior?

 

Surge claramente como ejemplo lo ya señalado: la expansión de los años cincuenta con la incorporación de las industrias dinámicas al Tercer Mundo y la incorporación al consumo masivo de sus poblaciones. Alguien puede responder que ya lo vivimos, que lo estamos viviendo. Que en el marco tendencial de la globalización económica y con la crisis financiera no se expande el consumo sino su contracción y podría repetir lo ya dicho.

 

Pueden surgir demandas de sectores que están aún en pañales como la biotecnología. Es interesante su análisis porque satisfacerlas implica una severa confrontación entre la dinámica de mercado de las TN y los eventuales, pero reales, problemas que traerá su desarrollo. 

 

Necesariamente la resolución del conflicto será en favor de la exigencia de una regulación estatal a nivel mundial, considerarlo diferente es pensar en el suicidio consciente de la Humanidad. Desde ya que el resultado provendrá de la acción de los pueblos en su defensa.

 

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