Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

10Nov/100

La puja distributiva entre los formadores de precios

Por Alejandro Rofman

A lo que generalmente se dice de las causas de la inflación, yo agregaría otro factor que fue muy bien descripto, ya hace años, en un sonado artículo del economista liberal Javier Villanueva: la puja distributiva entre los formadores de precios. En una economía tan afecta al impulso remarcador antes que al inversor o a la contención de precios o al aumento de la oferta frente a la mayor demanda la mayor parte del empresariado argentino (de cualquier tamaño, aquí no hay distinción) reacciona, en general, remarcando precios tenga o no tenga oferta para satisfacer dicho incremento de la capacidad adquisitiva de la población. Pero esa remarcación tiene un alto componente de captación del excedente por parte del empresario 1 que no quiere que el mercado sea total o parcialmente cubierto por el empresario 2 y desea obtener más beneficios cuando ve que el vecino aumenta el precio. Es una verdadera puja distributiva del excedente, por imitación y por deseo de mayor ganancia, entre los mismos formadores de precios. La situación se complica más si en la oferta solo aparecen dos o tres oferentes. O se coaligan directa o indirectamente para aumentar los precios o pujan entre ellos a ver quien se queda con la mayor parte del mercado Es lo que le pasó entre otras cosas a la cooperativa El Hogar Obrero en 1989 Cuando la hiper-inflación, el Hogar Obrero decidió no remarcar precios en exceso para cooperar con el gobierno de Alfonsín. Como todos los demás aumentaron perdió la batalla porque los demás sobrevivieron y la cooperativa quebró. Se quedó sin capital de trabajo porque cuando quiso volver a comprar bienes en el mercado estaba descapitalizada. La puja distributiva la fundió Si hubiera imitado a sus competidores, con el salto de los precios que era incontrolable, no hubiera perdido porción del mercado y se hubiera seguido capitalizando.

La puja distributiva tiene entonces componentes explícitos que se utilizan para captar excedentes y mecanismos de contagio para autodefensa y no quedar afuera sin capital.

¿Soluciones? Son difíciles pero no imposibles si hay una política integral, que puede resultar útil, aunque sea en parte:

1 Premios y castigos desde el Estado para los formadores de precios. Hay mil formas de implementarlos si se planifican con tiempo y se explicitan (como el pago de mayor dinero por Kw. consumido, si se excede una cifra de consumo).

2. Prever variaciones futuras de precios en el mercado y preparar planes para compensar el consumo de lo que va a subir. Caso carne de vaca actual. Los técnicos sabían que iba a haber a esta altura mayor faltante y el precio del kilo vivo iba a subir. Con dos o tres meses de anticipación y acompañado de una fortísima campaña de esclarecimiento habría que haber convenido con establecimientos avícolas mayor oferta al mismo precio (o con el cerdo que tiene un ciclo reproductivo mucho más corto que la vaca) y convencido a la sociedad mediante la campaña mediática de no consumir carne vacuna y desplazarse al pollo o, en ultima instancia, al cerdo hasta que el precio se regularice. Lo mismo con muchas verduras u hortalizas estacionales como el tomate que sube en primavera antes de la recolección en verano. Con tiempo se debe proponerle a la sociedad que no compre tomate y compre otra verdura u hortaliza en reemplazo que se sepa será abundante (papa. ahora, por ejemplo)

3. Llevar la estrategia del Mercado de Abasto que hoy ofrece en La Matanza productos alimenticios sin intermediarios a precios remunerativos para los que venden y de la mitad del mercado normal para los que compran, implantando Mercados Populares en zonas densas habitadas por sectores de bajos ingresos Cuando los comerciantes minoristas de esos barrios protesten ofrecerles esos productos para que los vendan a los mismos precios.

En fin, para seguir discutiendo y conversando. Recuerdo la política anti-inflacionaria de Illia, que no llego ni por las tapas a lo que yo digo, pero que tuvo un gran mérito :Organizó en la secretaria de Comercio que dirigía el inflexible Grinspun, una sección de costos que sabia a la perfección cuanto costaba realmente cada bien de primera necesidad en el mercado. Las dirigían dos íntimos amigos míos, del entonces Partido Socialista Argentino y destacados economistas: Leopoldo Portnoy y Rubén Visconti (este ultimo sigue siendo el indiscutido profesor titular de Costos, con sus 85 años, en la F. de Cs. Económicas de la U.N. de Rosario y un destacado militante kirchnerista)

Algo de lo que yo digo también se intentó en la primera presidencia de Perón, con los productos " flor de ceibo", con el defecto de que se vendían junto a los otros productos y los comerciantes, como los "flor de ceibo" tenían precios máximos, no los ofrecían, para que la gente comprara los que no tenían precios fijos.

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