Comisión de Economía Carta abierta Buenos Aires

27Sep/110

MURIO BENJAMIN HOPENHAYN, UNO DE LOS FUNDADORES DEL PLAN FENIX

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Un luchador por la equidad
A los 87 años, después de un día de trabajo con los economistas del Plan Fénix, Hopenhayn falleció de modo inesperado. Fue uno de los precursores de la lucha contra el neoliberalismo, miembro de la vieja guardia de la Cepal y funcionario de Perón.
“El Estado es el protagonista que debe conducir la economía”, definió Hopenhayn recientemente.
Por Javier Lewkowicz
De la “vieja” escuela de la Cepal, comprometido con el desarrollo económico con equidad, referente para el amplio grupo de jóvenes que trabajaban a su lado, autodidacta, amante de la música, de la literatura y de la poesía y miembro fundador del Plan Fénix, bastión precursor de la lucha contra el neoliberalismo, falleció ayer a los 87 años Benjamín Hopenhayn. Tenía una energía intensa, juvenil hasta el último aliento. Fue uno de los principales defensores de la planificación económica, que “surge de la concepción general de que el Estado es el protagonista que debe conducir la economía”, según explicaba el año pasado en una entrevista para la revista Realidad Económica.
Ayer a la mañana Hopenhayn asistió a la reunión “de los jueves” del Plan Fénix, ritual militante que comenzó hace once años, cuando la Argentina se dirigía al desastre social, político y económico. Volvió a su casa, almorzó y se recostó. Casi como si fuera un día más, de forma imprevista, falleció.
Nació en Buenos Aires, centro de un país por entonces “granero del mundo”, de prominente presencia en el mercado mundial, pero crecientemente exclusivo. Entró a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) terminado el secundario, como traductor de francés (también era un exquisito traductor de literatura inglesa), aunque rápidamente Raúl Prebisch observó que tenía proyección y lo “adoptó” como discípulo. De esas enseñanzas y en forma autodidacta, Hopenhayn se formó como economista. Después lo secundó a Prebisch en la fundación de la Unctad, donde tuvo un papel preponderante como propulsor de ideas industrialistas.
Hopenhayn se incorporó al tercer gobierno de Perón como secretario de Planificación para elaborar el Plan Trienal de Reconstrucción y Liberación 1974-1977. La planificación de las decisiones para impulsar el desarrollo lo acompañaría hasta el final de sus días. “Estamos convencidos de que la planificación que tenemos por delante como necesidad (y ojalá se lleve a cabo) tendría que dar especial importancia a los programas sociales”, analizaba, semanas atrás, en la revista Argentina Heterodoxa.
Durante la larga noche neoliberal, defendió la heterodoxia y para eso creó, en el año 2000 junto con otros economistas, el Plan Fénix. “Ha sido un constante productor de ideas, un planificador de alma. Por sobre todas las cosas ha sido un gran patriota, preocupado por la gente que sufre más a causa de un sistema económico injusto. Fue un gran amigo, que promovió a jóvenes a los cuales acompañó con humildad y modestia”, señaló Abraham Gak, compañero de ruta desde el comienzo del Fénix.
Otro amigo suyo era Alejandro Vanoli. “Fue un gran forjador de discípulos, siempre abrió puertas con una generosidad que pocas veces he visto. Pensaba con una mirada en el largo plazo. Era también un adelantado, porque ahora en la crisis mundial se observan cosas que Benjamín decía hace 15 años. Fue un economista con claridad teórica y una visión muy práctica”, recordó el titular de la Comisión Nacional de Valores, quien compartía con Hopenhayn la cátedra de Economía Internacional de la UBA.
Desde Nueva York, la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, le dedicó unas palabras: “Antes que nada, un ser entrañable. Gran economista, de enorme honestidad intelectual y consecuente con sus ideas. En momentos del país cuando no era fácil ser heterodoxo él siempre trabajó y formó a jóvenes economistas en la discusión y el diseño de un marco macroeconómico al servicio del crecimiento, del empleo y la equidad”.
“Era una persona que abría las puertas a la juventud, en la que confiaba mucho, por eso sus trabajos están llenos de gente joven. Se ponía siempre como uno más. Fanático de la música clásica, hasta el último día de su vida leyó, escuchó y pensó”, señaló Haroldo Montagú, amigo de Benjamín y su más estrecho colaborador desde hace unos cuantos años. “Con él aprendí a pensar en el mediano plazo y conjugar la mirada macro con el aspecto social. Siempre nos recibió en la casa y nos esperaba con sanguchitos y gaseosa, nunca fallaba. Y la mitad de las reuniones, con música clásica de fondo”, indicó Ariel Setton, otro joven colaborador.

18Sep/110

IGUALDAD

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Jorge Ferreyra *
21.09.11
Democracia y Capitalismo
1.- Cuando la presidenta Cristina expresa en un discurso “ya tenemos la libertad ahora vamos por la igualdad” desata un conjunto de supuestos e interrogantes. La igualdad como concepto y práctica social en un sistema capitalista de producción, distribución y consumo dispara muchas cuestiones para el debate y la reflexión. Teóricamente la democracia tiende a la igualdad de las personas mientras que la organización socio-económica de la sociedad basada en el capital tiende a la desigualdad.
La democracia real en el mundo - la que se práctica desde hace unos 200 años - no ha favorecido en general (hay excepciones desde los Estados) la igualdad de las personas sino que ha agrandado la brecha de desigualdad al quedar subordinada a la organización socio-económica capitalista. Los motivos, las razones pueden ser muchas entre otras se pueden incluir: 1) asimetrías manifiestas en la comunicación e información de la sociedad al momento de tomar decisiones electorales 2) tendencia a la centralización y concentración del capital 3) tendencia a la concentración de medios de comunicación masiva y un mensaje que trata a los receptores como consumidores de productos 4) utilización de metodologías y técnicas de marketing (originalmente pensadas para la venta de productos y/o servicios) en las campañas electorales 5) cooptación de las elites dominantes de los intereses de clase de los dominados (ausencia manifiesta de “conciencia de clase” etc.) 6) la liquidación de la etapa capitalista del “Estado Benefactor” con activa presencia de las organizaciones del trabajo (1946-1973) cuando se reduce la tasa de ganancia y comienza la etapa “neoliberal” con Reagan / Theacher y “No hay alternativa” como estandartes (1980) Se refuerza con la supresión del llamado “socialismo real” del Bloque Soviético (1989)
El “mercado” (según J.K. Galbraith) ha suplantado desde hace más de 50 años la palabra capitalismo para referirse a la organización socioeconómica de la sociedad. (Han hecho su trabajo al respecto los organismos internacionales) Es así que hablamos de diferentes “mercados”: “financieros” “de trabajo” “de consumo” “de materiales” “de bienes” “de servicios” etc. donde hay una oferta y una demanda. Pero, (siempre hay un pero) cuando hablamos de “demanda” en la organización capitalista de una sociedad hablamos de una “demanda solvente” nunca de la totalidad de la “demanda”. Es aquí donde aparece la asimetría y con ello la desigualdad manifiesta como tendencia. Si a ello le sumamos la etapa “neoliberal” que se resume en el “consenso de Washington” donde el capital financiero domina al capital productivo y donde “maximizar ganancias”, (a como sea) a favor de la velocidad que da la informática, se transforma en el centro de la actividad del capital entendemos porque la brecha de desigualdad se amplia.
Estado y Democracia
Cuando las sociedades organizan la producción, distribución y consumo de bienes y servicios bajo la forma capitalista es también el Estado el que aparece (en democracia) como el referente obligado. La captura o cooptación del Estado por las distintas elite se transforma en un juego donde la democracia pasa a ser un decorado que reviste de legalidad los actos que el verdadero poder (y su lucha al interior de las elites) realiza en su nombre. Todos hemos conocido los distintos nombres que hablan de su centralidad: “estado minimo” “estado benefactor” “estado terrorista” “estado subsidiario” “estado clientelista” “estado burocrático” según como se orienten las políticas del Estado.
La centralidad del Estado en tanto referente obligado para minorías (capitalistas) y mayorías (trabajadores) en el marco de una democracia formal representativa se transforma así en una lucha por su orientación política. Cuando Cristina habla de “igualdad” debemos suponer que quiere en sus palabras “profundizar el modelo” desde el Estado a favor de las mayorías populares pero al mismo tiempo ha dicho “sola no puedo” y “debemos institucionalizar el modelo” con lo cual la participación popular para “radicalizarlo” (1) cuidarlo y consolidarlo aparece como un requisito imprescindible.
(1) No hace mucho el viceministro de economía y actual candidato a diputado nacional por la capital federal Roberto Feletti habló de “radicalizar el populismo” y genero una fuerte replica en los medios concentrados y referentes conservadores y liberales económicos y políticos.
Necesidades y Derechos
“Donde hay una necesidad hay un derecho” es un dicho de Evita retomado por Cristina. La constitución de 1949 establecía muchos derechos para un amplio espectro de ciudadanos. La reforma de la constitución de 1853 –(restaurada por el golpe militar de 1955), introdujo en 1956 el famoso 14 bis que establecía derechos a la vivienda, la salud, la educación y el trabajo luego ratificados en la reforma de 1994. Tener necesidades (muchas) y tener derechos (amparados por la constitución) no significa que el Estado y la sociedad como tal satisfagan a ambos. Hay un largo camino de más de cincuenta (50) años donde por un lado se conculcaron libertades básicas (golpes militares del 55, del 66 y del 76) pero también no se satisfacieron ni necesidades ni derechos amparados por la constitución argentina.
Desde el 25.05.03 en adelante el Estado Nacional Argentino en un proceso largo y continuo trata de reparar necesidades trocandolas en derechos para la ciudadanía argentina. Esto que aparece como “reparador” como “justiciero” (pensemos en los derechos humanos ampliados por ejemplo) choca con conceptos básicos de la organización socioeconómica de la sociedad en base al capital en tanto son “los individuos en el marco de la libertad” los que deben procurarse satisfacer necesidades en base a su esfuerzo individual (transformarse en consumidores de los bienes y servicios que ofrece el mercado)
Igualdad y Solidaridad
Igualdad es una hermosa palabra que nos remite a muchas cuestiones humanas, muy humanas: “igualdad ante la ley” “igualdad de acceso a bienes y servicios” “igualdad de oportunidades” “igualdad de derechos” “igualdad de géneros” La igualdad es un bien escaso en un mundo donde la desigualdad - cuya tendencia en la fase neoliberal del capitalismo se profundiza - es un dato de la realidad demasiado presente para obviar. (los indicadores de esta realidad mundial están a la vista de quien quiera leerlos)
La Solidaridad (creo que es algo más que la “fraternidad” de la Revolución Francesa) como una actividad de apoyo, de asistencia, de ayuda, a sectores o grupos minoritarios o marginados por distintos motivos de la sociedad resulta – como actividad - un aporte que puede resultar significativo tanto desde organismos gubernamentales como no gubernamentales. Tienen como objetivo central mitigar en distintos grados las inequidades, las injusticias, que provoca con su tendencia a la desigualdad el mercado capitalista.
Derechos y Obligaciones
Un Estado que desde el 25.05.03 reconoce cada vez más derechos a los ciudadanos requiere de estos también obligaciones. Las obligaciones en un sistema de gobierno democrático como el argentino basado en mayorías que gobiernan y minorías que controlan suponen un conjunto articulado de comportamientos de la sociedad con sus distintos actores e instituciones: 1) consensos básicos sobre prácticas no violentas para dirimir los conflictos de distinto tipo que tiene la sociedad argentina (económicos, políticos, sociales, culturales, ambientales, etc.) 2) protección y cuidado de todo el ambiente (natural, construido y social) donde desarrollamos actividades de distinto tipo 3) responsabilidad social del sector capital para generar inversiones, cumplir con obligaciones impositivas, generar trabajo registrado, no fugar capitales, cuidar el medio ambiente etc. 4) responsabilidad social del sector trabajo para fortalecer y transparentar los sistemas de salud, utilizar métodos de lucha gremial que no afecten a otros trabajadores, generar mecanismos de difusión de las acciones gremiales para facilitar la comprensión de otros actores sociales.
En derechos y obligaciones la República Argentina tiene el privilegio de contar con los organismos de derechos humanos que con su práctica no violenta y su prédica constante de memoria, verdad y justicia son insoslayables para afirmar los derechos y las obligaciones de la sociedad argentina.
La democracia parece un derecho afianzado en la sociedad después de mas de 27 años de su práctica. (1983) No parece corresponderse con el comportamiento individual en cuanto a obligaciones después de más de 35 años (1975) de neoliberalismo que ha permeado desde la economía, la ideología, la política, y la cultura la sociedad argentina, sobre todo en grandes centros urbanos (CABA, GBA, Gran Rosario + Gran Córdoba suman más del 50% del total de la población argentina) El individualismo exagerado, el “salvese quien pueda”, la fascinación que tiene nuestra clase media por el dólar como reserva de valor, la protesta histérica por cualquier motivo (impulsada en muchos casos por los medios de comunicación) resultan ejemplos de un comportamiento instalado desde hace muchos años.
Las PASO del pasado 14.08.11 sin embargo, han demostrado que quizás lo colectivo, lo solidario, las obligaciones (sin olvidar los derechos) , comienzan a ser valorados por los argentinos como bienes sociales a defender.
Igualdad y Libertad
Me repito en la frase de Cristina cuando dice “libertad ya tenemos ahora vamos por la igualdad” resulta para mi, una invitación a toda la sociedad argentina a emprender una lucha continua, consciente, por un valor superior como es la igualdad. El marco de la libertad es un saludable marco cuando todos pueden decir lo que quieren de personas y hechos de la realidad actual y proyectar sus pesimismos u optimismos sobre la realidad futura.
Cuando vamos por la igualdad la situación se complica. Igualdad en un mundo que tiende a la desigualdad en una organización socioeconómica mundial dominada por el capitalismo neoliberal es un desafío muy grande. Hay que convencerse y convencer a muchos ciudadanos para dar la batalla político-cultural y enfrentar los conflictos que se avecinan. De allí la necesidad de acumular poder y también de reconocer a los otros en sus distintas miradas para incluirlos y respetarlos.
La igualdad como valor superior pone en entredicho los ordenes jerárquicos autolegitimados o naturalizados por los usos y costumbres y amplificados por los medios. En que tipo de conflicto nos metemos si “vamos por la igualdad”. La igualdad se opone al privilegio y son muchos los privilegios en la sociedad argentina. También se opone a la dominación e incluso a la indiferencia o al destino (“el destino de ser pobre”) como efectos de la desigualdad.
Historia y Hegemonia
Valga la paradoja. Los que efectivamente son y han sido hegemónicos en la sociedad argentina acusan a este proceso histórico encabezado por Néstor primero y luego por Cristina de pretender ser hegemónico. En mi opinión la lucha por la hegemonía en el marco de una democracia plural es muy buena para la vida democrática de una sociedad, en especial, cuando dicha hegemonía, como es el caso de este gobierno, es para favorecer a las mayorías populares y en especial a los trabajadores.
En los doscientos años (200) de revolución (25 de Mayo de 1810) y un poco menos de independencia, (9 de julio 1816) la Republica Argentina ha soportado la hegemonía de las elites dominantes asociadas a potencias extranjeras en algunos casos (con acuerdos y desacuerdos de las distintas fracciones políticas, militares, económicas, financieras y de la religión católica, a través del tiempo y la historia) pero siempre a favor de minorías excluyentes.
Con la excepción en cierta medida, del primer gobierno de Hipólito Irigoyen y en mucha mayor medida, del gobierno de Juan Perón entre 1946 y 1955 por la transformación que significó para millones de personas y para Argentina como colectivo social, esta – la hegemonía de las elites dominantes minoritarias ha sido la realidad social, económica, cultural y política de este país hasta el 25 de Mayo de 2003.
Esto no significa que no continúe la hegemonía de las elites dominantes minoritarias significa simplemente que en este momento argentino hay una lucha, un debate, una convicción, una política y una gestión, por convencer las subjetividades y por el sentido de una sociedad, de una identidad nacional, de una pertenencia, que poco a poco va trascendiendo a capas más amplias de la población argentina (la mayoría de los habitantes de la CABA y algunos centros urbanos favorecidos pueden ser la excepción aún, que confirma la regla actual por la lucha y el debate que se dan en la sociedad argentina) La palabra hegemonía es empleada aquí en los términos presentados por Antonio Gramsci hace muchos años, es decir que opera no sólo sobre la estructura económica y la organización política de la sociedad, sino además específicamente, sobre el modo de pensar, sobre las orientaciones teóricas y hasta sobre el modo de conocer que tienen los sujetos que integran una sociedad donde el fenómeno de la concentración de medios de comunicación y su mensaje reiterativo reviste un papel de alto impacto en ciertos comportamientos electorales y en el juego democrático. Las PASO vienen a mitigar ese impacto y a demostrar que las alternativas en comunicación e información por un lado, pero la política y la gestión efectiva por otro pueden ser cada vez más reconocidas por la sociedad.
Política y Gestión
La política, se define como “la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado” teóricamente “en beneficio de la sociedad” aunque en la práctica resulta en beneficio de las elites dominantes. También la política “es el proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo” . Otra forma de ver la política es como la “comunicación dotada de un poder para influir sobre la realidad” , y aún el estudio para “establecer los diversos grados de relación de fuerzas (políticas, sociales, culturales, económicas) en un contexto social determinado”.
Una ideología a su vez se define como “el conjunto de ideas sobre el sistema existente (económico, social, político, cultural). Si pretenden su conservación se habla de ideologías conservadoras si busca su transformación la misma puede ser radical o súbita, en cuyo caso hablamos de ideologías revolucionarias. En cambio si busca que dicha transformación del sistema sea paulatina y pacífica hablamos de una ideología reformista. Si el conjunto de ideas es cambio busca la restauración de un sistema previamente existente decimos que se trata de una ideología reaccionaria.” Las ideologías caracterizan a diversos grupos, sean un grupo social, una institución, o un movimiento político, social, religioso o cultural.
Las ideologías tienen dos componentes: una representación del sistema, y un programa de acción. La primera proporciona un punto de vista propio y particular sobre la realidad, vista desde un determinado ángulo, preconceptos o bases intelectuales, a partir del cual se analiza y enjuicia (crítica), habitualmente comparándolo con un sistema alternativo, real o ideal. El segundo (el programa de acción) tiene como objetivo acercar en lo posible el sistema real existente al sistema ideal pretendido.
Con estas definiciones podemos decir que la ideología que engloba el “fenómeno kirchnerista” (algunos hablan del “cristinismo kirchnerista” otros del “peronismo kirchnerista”) es una ideología reformista que busca en el marco de una democracia formal avanzar mediante el diseño de políticas y la gestión de las mismas desde la representación del sistema real (capitalista-individualista) a un sistema que podemos denominar “ideal” que implica una mayor democracia y un desarrollo integral con mayor inclusión social. Este “ideal” engloba en su accionar las banderas históricas de los nueve (9) años del peronismo (1946-1955) (justicia social, independencia económica, soberanía política) con rasgos de liberalismo (ley de medios, matrimonio igualitario, derogación de calumnias e injurias etc. ) republicanismo, (renovación de Corte Suprema, ley de Primarias, Abiertas, Simultaneas, Obligatorias PASO etc.) y la transformación política y cultural (las subjetividades y el sentido de la sociedad) y la centralidad del Estado como banderas históricas de la izquierda política.
Es con este ideario ideológico, según mi opinión, que el “fenómeno” o la “anomalía” (al decir de Forster) “kirchnerista” busca a través de la política como actividad humana esencial dirigir la acción del Estado Nacional teniendo en cuenta, las distintas correlaciones de fuerzas que le va permitiendo la realidad fáctica. Al mismo tiempo intenta de manera permanente forzar los límites que le impone la misma, a través de distintas formas de comunicar y producir hechos que le permite (como colectivo multitudinario) continuar construyendo poder, alentar nuevos proyectos y continuar transformando esa realidad.
Con el siguiente turno electoral (ya muy cercano) se trata no sólo de profundizar las políticas y la gestión y el proyecto de futuro para continuar con la transformación de todos los aspectos de la realidad (no quiero hablar de “modelo” ya que en mi opinión la palabra “modelo” remite a algo acabado que funciona en “automático” y en esta realidad que vivimos no hay nada “automático”) sino de tener más poder producto del juego democrático, para disputar hegemonías en los distintos campos del quehacer social, político, económico, cultural, ambiental de cara la sociedad argentina. Se trata de instalar cada vez más en el imaginario social que se puede transformar la realidad desde la política y la gestión del Estado con la participación activa de la sociedad. (las PASO lo demuestran) Realidad que siempre va a aparecer filtrada por los medios hegemónicos del discurso neoliberal y su matriz especulativo-financiera
*Miembro de la comisión de economía de Carta Abierta

18Sep/110

Conversaciones en Buenos Aires. La consolidación de las reformas progresistas en Sudamérica

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27 de septiembre

Paseo La Plaza Av. Corrientes 1660 CABA
Sala Cortazar B (13:30 a 18:00). Sala Pablo Neruda (19:00 a 21:00)

PROGRAMA
13:30 hs. Acreditación. Sala Cortazar B

14:00 hs. Apertura - Sala Cortazar B

14:15 hs. Panel 1 : Sala Cortazar B
“Transformaciones y cambios estratégicos en la región”

Valter Pomar (Brasil)
Secretario Ejecutivo del Foro de Sao Paulo.

Raúl Patiño (Ecuador)
Diputado Nacional, miembro del Parlamento Andino.

Oscar Laborde (Argentina)
Embajador, Representante especial para la Integración y la Participación Social. Cancilleria Argentina.

Marcelo Brignone (Argentina)
Diputado Provincial de Santa Fe.

Modera: Gustavo López (Argentina)
Subsecretario General de la Presidencia.

16:00 hs. Corte Café - Sala Cortazar A

16:30 hs. Panel 2: Sala Cortazar B
“Los desafíos pendientes en Suramérica”

Roberto Conde (Uruguay)
Vicecanciller de la República Oriental del Uruguay.

Luis Maira (Chile)
Ex Ministro de Estado y Embajador en Argentina.

Roberto Feletti (Argentina)
Viceministro de Economía y Finanzas Públicas de la Nación.

Rafael Follonier (Argentina)
Coordinador General de Unidad Presidencia. Representante Especial Secretaría General de UNASUR.

Modera: Carlos Raimundi (Argentina)
Candidato a Diputado Nacional.

18:30 hs. Receso

19:00 hs. Panel de Cierre – Sala Pablo Neruda.
“La consolidación de las reformas progresistas en Suramérica”

Amado Boudou (Argentina)
Ministro de Economía y Finanzas Públicas de la República Argentina. Candidato a Vicepresidente de la Nación.

Álvaro García Linera (Bolivia)
Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia.

Ernesto Laclau (Argentina)
Filósofo político, Director del Centro de Estudios del Discurso y las Identidades Sociopolíticas (CEDIS – UNSAM). Profesor distinguido de la Universidad Northwestern (EEUU).

Modera: Oscar González (Argentina)
Secretario de Relaciones Parlamentarias de la Nación.

15Sep/110

De escépticos a cínicos

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Por Emir Sader *
El escepticismo parece un buen refugio en tiempos en que ya se decretó el fin de las utopías, el fin del socialismo e incluso el fin de la historia. Es más cómodo decir que no se cree en nada, que todo es igual, que nada merece la pena. El socialismo habría devenido en tiranía, la política en corrupción, los ideales en intereses.
La naturaleza humana sería esencialmente mala: egoísta, violenta, propensa a la corrupción.
En ese escenario, sólo restaría no creer en nada, por lo que es indispensable descalificar todo, adherir al cambalache: nada es mejor, todo es igual. Ejercer el escepticismo significa tratar de afirmar que ninguna alternativa es posible, ninguna tiene credibilidad. Unas son pésimas, otras imposibles. Algunos medios, como ya fue dicho, son máquinas de destruir reputaciones. Porque si alguien es respetable, si alguna alternativa demuestra que puede conquistar apoyos y protagonizar procesos de mejoría efectiva de la realidad, el escepticismo no se justificaría.
En realidad, el escepticismo se revela, rápidamente, en la realidad, ser un cinismo, tanto el uno como el otro, una justificación para la inercia, para dejar que todo continúe como está. Aún más que el escepticismo-cinismo está al servicio de los poderes dominantes, que acostumbran emplear a esos otavi-nhos (1) dándoles espacio y empleo.
Su discurso es que el mundo está cada vez peor, al borde de la catástrofe ecológica –todo se desmorona– y otros cataclismos. Promueven esa visión pesimista, incitan al escepticismo y a sumarse a la inercia, que permite que los poderosos sigan dominando, los explotadores sigan explotando, los engañadores –como ellos– sigan engañando.
Por más que digan que todo está peor, que el siglo pasado fue un horror –como si el mundo estuviera mejor en el siglo XIX–, que nada merece la pena, no pueden analizar la realidad en concreto. Para no ir más lejos, basta contemplar América latina, tema sobre el cual la ignorancia de esa gente es especialmente acentuada. Imposible no considerar que el siglo XX fue el más importante de su historia, el primero en que la región comenzó a ser protagonista de su historia. De economías agroexportadoras se avanzó a economías industrializadas en varios países, a la urbanización, a la construcción de sistemas públicos de educación y de salud, al desarrollo del movimiento obrero y de los derechos de los trabajadores.
Pero bastaría concentrarnos en el período reciente, en el mundo actual, para darnos cuenta de que las sociedades latinoamericanas –el continente más desigual del mundo– o por lo menos la mayoría de ellas, avanzaron mucho en la superación de las desigualdades y de la miseria. Aún más en contraste con los países del centro del capitalismo, referencia central para los escéptico-cínicos, que giran en falso en torno de políticas que América latina ya superó.
Las poblaciones de Venezuela, Bolivia, Ecuador, están viviendo mejor que antes de los gobiernos de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. La Argentina de los Kirchner está mejor que la de Menem. El Brasil de Lula y de Dilma está mejor que el de Fernando Henrique Cardoso.
Pero el escepticismo-cinismo desconoce la realidad concreta, no conoce la historia. Es pura ideología, estado de ánimo, que da cabida a los poderosos, partido que escogieron, al optar por dejar el mundo como está.
Trata de difundir sentimientos de angustia frente a los problemas del mundo, pero es sólo un cebo para transmitir mejor su compromiso para que el mundo no cambie, continúe igual. Incluso porque la vida está bien buena para ellos que comen de la mano de los ricos y poderosos.
Ser optimista no es desconocer los graves problemas de todo orden que vive el mundo, no porque la naturaleza humana sea mala por esencia, sino porque vivimos en un sistema centrado en el lucro y no en las necesidades humanas: el capitalismo, en su fase neoliberal. Desconocer las raíces históricas de los problemas, no comprender que es un sistema construido históricamente y que, por lo tanto, puede ser desconstruido, que tuvo un comienzo, tiene un punto medio y puede tener un final. Que la historia humana es siempre un proceso abierto a alternativas y que triunfan aquellas que logran superar ese escepticismo-cinismo que lleva agua a su molino para dejar todo como está, apuntando a la acción consciente, organizada, solidaria de los hombres y mujeres concretamente existentes.
(1) Brasil, personajes típicos del neoliberalismo que promueven el desencanto de la izquierda para intentar imponer la idea del tango “Cambalache”: Nada es mejor, nada todo es igual.
* Sociólogo. Secretario ejecutivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias
Publicado en Página 12 el 15/9 / 2011

11Sep/112

La Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina en el marco del Programa de Derechos Humanos de la Universidad de Buenos Aires,

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Invita:
Seminario sobre biopolitica de la medicina durante el Proceso de Reorganización Nacional.
Comienza el 14 de setiembre a las 16 30 hs, Facultad de Medicina, Paraguay 2155, Salón de Consejo, 1° piso, al lado del decanato.
Clase inaugural Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni y Adolfo Pérez Esquivel.
Los objetivos son:
- Buscar cuanto queda de los dispositivos biopoliticos del Proceso de Reorganización Nacional en las Instituciones de Salud a la actualidad.
- Analizar cuáles fueron sus marcos doctrinarios
- Investigar los antecedentes sobre los cuales la Dictadura se ha apoyado
A quien va dirigido
A toda persona vinculada al área de la salud, al derecho, filosofía y derechos humanos.
Profesores invitados:
Adolfo Pérez Esquivel, Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, Dr. Daniel Navarro, Dr. Daniel Ferioli, Maria Luisa Pfeiffer, Victor Penchaszadeh, docentes de la Catedra Libre de Salud y Derechos Humanos.
Inscripción: saludverdad@fmed.uba.ar o saludverdad@yahoo.com.ar

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9Sep/110

El mito del viento de cola

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Por Sebastián Premici

Un análisis que toma en cuenta factores internos y exógenos del crecimiento del PIB entre 2003 y 2010 demuestra que un 58 por ciento de esa suba no se explica por el “viento de cola”. Chile y Perú crecieron menos, pese a que el cobre aumentó más

El crecimiento económico de los últimos ocho años (2003-2010) no se explica, exclusivamente, por el llamado viento de cola. La idea de que al país le va bien sólo por los precios internacionales de las materias primas agropecuarias y el crecimiento exponencial de China, y en menor medida Brasil, no es tal. Esa es la conclusión del economista Eugenio Díaz Bonilla, esbozada en un trabajo que se titula “Del infierno al purgatorio: ¿y después qué?”. La tesis principal de este paper es que otras economías vinculadas con los commodities, como Chile y Perú con el cobre, crecieron menos que la Argentina, cuando ese metal aumentó mucho más que la soja. “Esto se explica por cuatro motivos, uno político y tres económicos: la recuperación del manejo político sobre la economía, los buenos resultados macroeconómicos, el apoyo a la demanda y un mejor clima de inversiones”, explicó el economista a Página/12.

Díaz Bonilla es el representante argentino ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Sin embargo, el texto adelantado a este diario –que forma parte de un posible libro donde se pretende explicar el desarrollo económico del país– fue escrito a título personal. Para analizar los datos de crecimiento y profundizar sobre las cuestiones internas y exógenas del actual modelo, el economista utilizó información oficial del Banco Mundial, y para el caso de la Argentina aplicó también datos de consultoras privadas, a partir de 2008.

“El crecimiento promedio del PBI en el período 2003-2010 fue de 7,1 por ciento. Luego de realizar los cálculos econométricos, en base a variables de política económica interna y datos exógenos, surge que hubo en el período un crecimiento del 4,1 por ciento que no se explica por las variables externas. Eso indicaría que un 58 por ciento de la tasa de crecimiento no está explicado por el viento de cola”, explicó Díaz Bonilla.

En América latina son varios los países que tienen una fuerte participación de los commodities en su economía. Por ejemplo, en Chile y Perú existe una incidencia central del cobre, cuyo valor aumentó más que la soja en los últimos años. En este sentido, el PBI per cápita de Chile creció, en el período 2003-2009, un 2,76 por ciento, y el de Perú, un 4,86 por ciento, mientras que el incremento de la Argentina fue de 6,38 por ciento (según datos oficiales) o un 5,52 por ciento con variables de consultoras privadas.

El texto del economista argentino explica que además de las razones políticas, es decir la estabilidad institucional después del estallido de la convertibilidad, resultó clave “la política de expansión y democratización del mercado interno” y una mejora de las condiciones para la inversión privada, a pesar de que algunos sectores políticos insisten con que “en Argentina no hay condiciones para invertir”.

Escribió Bonilla: “Ha habido una importante recuperación de la inversión global desde la crisis de principios de 2000. Además, se ha distribuido de manera más uniforme entre sectores, regiones, tamaños y tipo de empresas, propiciando un crecimiento más balanceado con mayor inclusión social y mejor distribución de empleo, ingresos y oportunidades”.

El análisis del período 2003-2010 está inscrito en los resultados de otras series históricas. Si la etapa 1940-1975 (marcada por la sustitución de importaciones y un buen clima externo, sobre todo entre el ’60 y ’75) no se hubiera interrumpido por la dictadura militar, la crisis de la deuda externa en los ’80 y luego la convertibilidad, “Argentina habría alcanzado un PBI per cápita superior en un 20 por ciento al actual”, sostiene el representante ante el BID.

Después de ocho años, todo modelo necesita algunos ajustes. Las propuestas que intentan esbozarse en el texto apuntan a corregir ciertos aspectos de las variables que resultaron favorables en el período analizado: que la inversión pública privada llegue al 26 por ciento del PBI, sostener la fortaleza fiscal y mejorar el impacto social del gasto público. Todo de cara al Bicentenario de la Independencia (2016), “para que el país recupere el sendero abierto en el período 1940-1975”.
Pagina 12 8/9/2011