Aquellos que critican el modelo productivo habría que mandarlos a vivir a España
Por Alejandro Rofman. Investigador del CONICET. Escritor y político.
La implementación del Corralito fue la demostración más evidente de la incapacidad que posee el mercado financiero para regularse a sí mismo. Porque finalmente hubo que apelar a una medida altamente intervencionista –a contramano del espíritu liberal de los noventa– para que no se vaciara de dinero a los bancos privados y al Banco Central. Es decir, fue la más cruda demostración de que el sistema financiero no puede administrarse por su propia cuenta.
Asimismo, no se puede dejar de destacar que se trató de una acción desesperada por parte de quienes custodiaban los intereses del capital financiero para evitar el descalabro, haciéndoles pagar a los depositantes el costo de una política basada en la desregulación financiera de los mercados. Cuando la desregulación se volvió en contra de los intereses de los propios bancos, impusieron el Corralito para evitar que se vaciaran.
En Europa y los Estados Unidos muchos bancos pudieron sobrevivir a la crisis con los fondos públicos que volcó el Estado. Es decir, sobrevivieron por la presencia estatal, también contradiciendo los principios del liberalismo.
Como en la Argentina de 2001, se rescató a los bancos en perjuicio de la población. La percepción de la gente, aquí y allá, es que pagaron justos por pecadores.
Las experiencias de 2001 en la Argentina, y la crisis que atraviesa la Eurozona marcan el fracaso de un sistema económico basado en la preeminencia del sistema financiero. Se trata de un modelo de acumulación que sólo lleva al desastre, porque privilegia la creación del dinero por medio del dinero, de ganancias a través de la especulación y no por la producción y el consumo de bienes.
Pasé el último mes en Italia y España. Un nivel de profunda crisis recorre el espíritu de italianos y españoles. Cuando uno se dispone a hacer un análisis, es difícil pasar por alto el tremendo contraste que existe entre la situación de la mayoría de los países de Europa y las condiciones sociales y económicas actuales en la Argentina. Diría que en Europa solamente Alemania se salva, el resto de los países está tan mal como España e Italia, pero lo ocultan, tratan de no levantar la perdiz.
A todos los que critican la política económica actual habría que ponerlos en un avión y mandarlos a que traten de conseguir un empleo en España, Italia o Estados Unidos. Que intenten conseguir un trabajo durante dos años, a ver cómo les va. La conclusión es que hay un alto nivel de hipocresía en quienes critican la política económica actual.
Publicado el 1 de diciembre de 2011 en Tiempo Arentino
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