Documento de lectura previa para el Taller Itinerante de Economía Política “Manuel Belgrano. Edición del 16 de agosto de 2012 en el local del Centro Paco Urondo (Facultad de Filosofía y Letras – UBA).
Esos economistas, nos recuerda Alejandro, enfatizan sobre el excelente comportamiento luego de la salida de la convertibilidad, destacando que somos el país que en los últimos años ha crecido más rapidamente en Latinoamérica. En efecto al terminar 2012 con sólo alcanzar un 2,4 % de crecimiento (totalmente posible aún con la fuerte desaceleración) habremos superado el 100 % de crecimiento en 10 años, con una tasa anual compuesta superior al 7,2 %, toda una proeza. Hace muy bien Alejandro en refregárselo por la cara en su artículo a los mariscales de la derrota y no sólo indicar los éxitos económicos sino los exitos sociales y democráticos, desde la redistribucióh progresiva del ingreso a las polìticas de derechos humanos y respeto a las minorías, entre otros logros.
Hay en la comparación Argentina-Europa, sin embargo, diferencias que harían no trasladable en forma mecánica nuestro resultado a aquellos que sigan aproximadamente nuestros pasos. En conversaciones entre compañeros esto debe estar claro, no es para la galería.
Del limón la limonada.
Hay un punto sumamente contradictorio y es la devaluación de 2002. Todos coincidíamos en 2001 que el atraso cambiario de la Convertibilidad había puesto un cepo a la industria, haciéndola languidecer y acelerando la desocupación de uno de los sectores de mayores ingresos per capita (comparando con los trabajadores de servicios, agrarios, informales, etc.). Sin embargo nadie preveía una devaluación del 250 % en pocos meses (de $1 por dólar pasamos a más de $3,50 antes de julio de 2002, con picos de cerca de 4 y retorno).
Está la polémica si ese valor fue fogoneado por el primer y segundo equipos económicos (Remes y Lavagna) o sin reservas de ningún tipo caímos en el overshooting que el miedo arroja a los argentinos frente al totem del dólar. Como sea, esa maxi-devaluación trajo un súbito traslado de ingresos del sector asalariado al sector capital en el medio de la caída más espectacular del PBI que se tenga memoria en Argentina. Los salarios reales cayeron cerca del 40 %, empalideciendo las cifras que asustaban a Costas en Grecia (25 %), y la desocupación abierta trepó al 23/25 %.
Al fin del primer semestre de 2002 teníamos uno de los salarios más baratos de Latinoamérica y la imposibilidad de importar por falta de dólares y encarecimiento súbito de las importaciones. Allí comenzó la recuperación, desde el piso, desde el hambre, desde la desocupación más aguda. Habrá que decirles a los europeos que esta etapa es inevitable, ya que los economistas que de afuera nos felicitan recuerdan el fuerte crecimiento, pero no la caída estrepitosa y el costo social terrible que pagaron en especial los asalariados en esa primera etapa.
Néstor Kirchner asume en Mayo de 2003, después que Cavallo suspendiera de hecho la Convertibilidad con el corralito de Noviembre de 2001, Rodríguez Saa proclamara el default con la ovación de las cámaras, y Duhalde devaluara y/o dejara hacer trizas la cotización del peso versus los ausentes dólares. Ya había claro crecimiento de la economía en Mayo de 2003. Luego vinieron la dura y exitosa renegociación del default y más adelante la política activa de salarios con las convenciones colectivas de trabajo, para no mencionar más que algunos de los puntos más salientes de nuestra recuperación y posterior crecimiento.
Sin embargo no debemos olvidar los cambios que se van produciendo en esos mismos momentos, en paralelo y sin relación con nuestra crisis, con la demanda de commodities que Sudamérica producía, desde petróleo para Venezuela y Ecuador, a Cobre para Chile, a hierro para Brasil y soja para ellos y nosotros, entre otras materias primas.
Argentina es la conjunción de una salida de la convertibilidad en exceso y con excesos (salarios muy baratos, sufrimiento por doquier), ausencia de pagos al exterior por el default hasta 2006, un poderoso crecimiento de la demanda asiática de commodities y de la barata producción industrial por parte de la región y el mundo, y de las políticas activas más audaces de que tengamos memoria llevadas a cabo por Néstor Kirchner y Cristina.
Para Grecia, lo mismo que para España, lo que pueden copiar sin muchas diferencias, al salir del Euro, son los primeros seis meses de nuestra salida de la convertibilidad, es inevitable que algo de ello se produzca, depende del grado de devaluación de sus recuperadas monedas nacionales y la amplitud del default en que caigan.
Si esta etapa es copiable (nadie quisiera, pero no se pueden hacer tortillas si no se rompen los huevos) lo que no es copiable es la recuperación en base sólo a esas políticas. Y de ninguna manera vamos a hacerles creer que la recuperación se basó en la redistribución del ingreso que aquí sí fue muy fuerte.
La recuperación está basada en la demanda externa casi infinita a lo que el país podía producir, ya sean commodities agrarios o devaluadas producciones industriales, y luego de que esos fueran los elementos que "cebaban la bomba" en la terminología keynesiana, vino la recuperación del poder adquisitivo de los salarios que aún continúa. la redistribución, "el modelo".
No vamos a caer en la simplificación descalificante del "viento de cola" pero no podemos dejar la demanda externa fuera de la explicación del éxito. Con ello sólo no alcanza, sin ello hubiese sido muy diferente, mucho más complicado y demorado.
Lo que ni España ni Grecia tienen es esa demanda externa de productos locales en los que se destaquen. España era fuerte en finanzas, construcción y turismo. Sus finanzas están desechas y nadie necesita de sus servicios, la construcción está paralizada con miles y miles de pisos invendibles o en poder de los bancos a precios ridículamente caros, es la burbuja más grande después de la americana o quizá mayor comparativamente. Por último el turismo ha caído por la crisis del resto de Europa, que eran el 75 % de sus visitantes. Para Grecia podemos reducir la lista al turismo y poco más (olivos, etc.) No tienen nada de importancia que compren los países que mantienen su desarrollo como China e India, mientras que Europa, su mercado habitual, está hecho trizas. No tienen la ventaja de los commodities sudamericanos ni de los bienes de capital que esos países compran a otros como Alemania o Francia en su región.
En síntesis, no tienen salida fácil. El sector externo no contribuirá significativamente a la salida de la crisis como si lo hizo con Argentina. Queda en pie la mayor de las contradicciones entre las clases trabajadoras europeas y la ciudadela del poder financiero regional. En vez de la devaluación drástica que nos volvió competivos de un golpe (y qué golpe!) el Establishment europeo apuesta a la viabilidad/competitividad de esos países por medio de la caída de los precios y salarios, proceso largo y doloroso. La "resolución" (1) no parece que se incline por las mayorías.
Nosotros salimos, con mucho sufrimiento, aprovechamiento de situaciones especiales y una voluntad política y audacia sin límites de una pareja de tipos del sur que se las arreglaron, casi de la nada, para cambiarnos el presente y permitirnos soñar un futuro diferente. Está muy bien que propaguemos a los cuatro vientos que conformarse con la voz del amo financiero no es salida, que otro mundo es posible parándose de frente a esos poderes cuando esa parada es acompañada por la voluntad del pueblo. Pero no nos la creamos que con sólo la voluntad es posible.
Es oportunidad y férrea voluntad política, las dos cosas, indisolublemente unidas, las dos hojas de la tijera que cortaron el nudo gordiano de nuestra dependencia.
Jorge Molinero
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/cash/43-6157-2012-07-22.html
Domingo, 22 de julio de 2012
Una mirada distinta
Por Alejandro Rofman *
El análisis de las salidas de las crisis contemporáneas del capitalismo ofrece miradas diferentes. ¿Cómo se juzga adentro y afuera del país la política económica instalada en Argentina luego de 2003 en términos de su capacidad para crecer y distribuir con equidad?
Más allá de nuestras fronteras nacionales, todos aquellos que, desde estudios económico-sociales o desde la política, sostienen ideas heterodoxas, no complacientes con las que predominaron en nuestro país desde 1976 hasta 2001, reconocen los avances significativos de un proyecto de crecimiento económico con inclusión social. Una de esas referencias la ofrece el eminente académico inglés John Weeks, quien expresó en una conferencia dictada en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, el pasado 23 de marzo, su total acuerdo con la estrategia argentina en el terreno económico y social, ensalzando la salida adoptada como ejemplo de lo que debería hacerse hoy en Europa en reemplazo del salvaje ajuste que se les ha impuesto a numerosos países del continente, encabezados por Grecia. En el diario BAE del 10 de abril, Weeks indicó que “sería antidemocrático que el Banco Central no respondiera al gobierno”, reafirmando una fuerte crítica a los que se opusieron dentro de la Argentina al cambio de su Carta Orgánica (diputados “centroizquierdistas” que votaron en contra del proyecto oficial).
También se escuchó la opinión de Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, cuando destacó que Grecia debería imitar a Argentina para salir de su penoso laberinto, recuperando su moneda a un valor más bajo que el actual, reestructurando su deuda e impulsando una política económica expansiva del consumo y no contractiva.
Robert Boyer, padre de la teoría de la regulación económica, elogió el proyecto argentino en páginas de un reciente libro. Paul Krugman, otro destacado economista y también Premio Nobel, afirmó, en una nota en su blog del 3 de mayo, que los países del bloque del euro deberían seguir el ejemplo de Argentina. Y concluyó: “La recuperación argentina es una historia extraordinariamente exitosa que ofrece lecciones para la Zona Euro”.
El economista norteamericano Mark Weisbrot, codirector del Centro de Investigación en Economía y Política, con sede en Washington, escribió en el diario británico The Guardian, que “...la realidad es que la expansión económica ha sido liderada por el consumo y la inversión doméstica... Eso es lo que sacó a la Argentina de su depresión de 1998 a 2002 y la convirtió en la economía de crecimiento más rápido en las Américas”.
El editor de economía de ese mismo diario, Larry Eliot, escribió el 14 de mayo que “Argentina ofrece el ejemplo de un país que desafió a los agoreros y vivió una buena vida después de la devaluación y el default...; las predicciones anunciaban un armagedón económico, pero entre 2003 y 2007 el crecimiento anual fue del 9 por ciento”.
José Antonio Ocampo, ex secretario ejecutivo de la Cepal, manifestó en la edición del 10 de abril de Página/12 que “el comportamiento de la Argentina ha sido sobresaliente en materia de crecimiento económico y sus cuentas fiscales y externas”. Para agregar que “el plan macroeconómico argentino es exitoso y el escenario que se pintó que iba a terminar en un colapso del crecimiento y una hiperinflación no se dio”.
Finalmente, Alexis Tzipras, el líder del Syriza, la alianza de izquierda que estuvo a punto de ganar las elecciones en Grecia, citó como una gran experiencia la de la Argentina, al señalar que fue “un ejemplo para todo el mundo de cómo se puede superar una crisis y una tragedia humana gracias al pueblo que está en la vanguardia”.
Entonces, estructuralistas, marxistas y regulacionistas coinciden en alabar la estrategia adoptada por la Argentina luego del 2002-2003.
Desde la política se han producido manifestaciones públicas similares de los principales líderes latinoamericanos. Tanto Lula, como Chávez, Correa y Evo Morales han expresado palabras de elogio a la política de los Kirchner, en particular la política económica y las de integración latinoamericana.
En el tema de los derechos humanos, además, el juez Baltasar Garzón, en recientes declaraciones a la prensa, ha puntualizado su admiración por Néstor Kirchner, quien dijo que avanzó como nunca nadie en la historia política moderna y contemporánea mundial para impulsar juicios a los genocidas.
¿Cómo se ha evaluado, en el interior de la Argentina, el desempeño de nuestra sociedad, especialmente en el plano económico-social, desde el año 2003? Dentro de nuestras fronteras, existen dirigentes políticos e intelectuales de supuestas ideas de izquierda o centroizquierda que desconocen la política de estos años de gobierno kirchnerista. Sólo dan cuenta de los errores o de lo que falta implementar, sin citar los avances enmarcados en un proyecto coherente estructurado en base a la promoción de la producción, la inversión pública y la creación de trabajo asociado a la citada expansión. Desde supuestas posiciones “progresistas” se reniega del Gobierno y de sus políticas. Los que ven algún árbol pero no reconocen el bosque siguen especulando con alianzas que ya han demostrado su incapacidad para abordar y defender un programa de fortalecimiento de la producción nacional con equidad social, en especial, en tiempos de intensa tormenta internacional y feroz puja distributiva interna.
Mientras tanto, desde el exterior, quienes conservan su ideario sin dobleces ni renuncios juzgan correctamente una estrategia que ha avanzado mucho en el plano de la independencia económica y la justicia social reconociendo, simultáneamente, que hay que profundizar la gestión y enfrentar asignaturas pendientes
* Economista, profesor universitario.
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