Estilo tecnológico
Comisiónn de Desarrollo y tecnología
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PROYECTO NACIONAL DE DESARROLLO INCLUSIVO SU ESTILO TECNOLÓGICO
“Como hemos dicho, llamaremos Estilo Tecnológico –”ET”, de aquí en adelante– a un conjunto de características cualitativas generales, comunes a todas las ramas de la tecnología (y la ciencia), deseables porque son directamente deducibles de los objetivos nacionales, y prácticas, en el sentido que ayudan a tomar decisiones pues no son compatibles con cualquier propuesta”. Oscar Varsavsky1 Estilos Tecnológicos y Proyecto Nacional Podemos reconocer un Estilo Tecnológico en concreciones de alta tecnología como: el diseño y construcción de satélites y radares en la empresa estatal INVAP S.E. con el apoyo de un entramado de Pymes y del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (C&T); la finalización de Atucha II por parte del Estado Nacional y equipos de tecnólogos argentinos, remontando una paralización de obras de 12 años y la desaparición del mercado de la empresa alemana proyectista y principal contratista conjuntamente con muchos de los proveedores de partes; el desarrollo local de tecnologías para la explotación de hidrocarburos no convencionales y para la recuperación de campos petroleros maduros a cargo de la sociedad entre YPF S.A. y el CONICET (YTEC S.A.); el desarrollo de un lanzador satelital a cargo del Estado Nacional (VENG S.A. – CONAE) con el apoyo de un entramado de Pymes e instituciones de C&T y la recuperación productiva de la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA S.A.). Las características destacadas del Estilo Tecnológico que fue capaz de concretar los proyectos arriba citados son: desarrollo de tecnología local con el liderazgo del Estado Nacional y la participación de Pymes y de instituciones de C&T. Este Estilo Tecnológico se corresponde con los objetivos del Proyecto Nacional de Desarrollo Inclusivo que el Kirchnerismo puso en acto a partir del 2003. Existe una total compatibilidad entre Estilo Tecnológico y Proyecto Nacional.
Durante el período de economía neo-liberal (dictadura cívico-militar y dictadura cívico-militar y gobiernos democráticos hasta el 2003, con excepción del gobierno del Dr. Alfonsín) las características del Estilo Tecnológico dominante eran precisamente las opuestas: importación de
1 Oscar Varsavsky, “Estilos tecnológicos – Propuestas para la selección de tecnologías bajo racionalidad socialista”, 1974, Reimpreso por MinCyT y Biblioteca Nacional en 2013.
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bienes industrializados de complejidad baja, mediana y alta y exportación de productos agrarios y de commodities industriales. Ese estilo tecnológico fue funcional al proyecto basado en el liderazgo del sector financiero y de los exportadores de commodities agrarias e industriales, que hoy la oposición pretende restaurar. Estamos entonces frente a dos proyectos de país mutuamente excluyentes. Nosotros tomamos partido por el Proyecto de Desarrollo Inclusivo, convencidos de que la producción de valor a partir del conocimiento nacional abre oportunidades de trabajo calificado y tracciona la inclusión y la educación ampliando así el espacio democrático. El marco histórico Es oportuno, en el marco en que se desenvuelven las fuerzas productivas nacionales e internacionales, volver a dirigir la mirada sobre el estilo productivo que debe adoptar la Argentina para lograr, además del crecimiento económico, un desarrollo con inclusión. Establecer la discusión binaria entre un modelo agroexportador o industrial, aparece como una simplificación de una realidad más compleja que trataremos de abordar. A pesar de varios intentos, a lo largo de nuestra historia, no se ha podido lograr un desarrollo industrial sostenido. Según las diferentes visiones e intereses que siempre están presentes en los que abordan el tema, las causas son variadas y distintas.
Algunos señalan como causa principal de esa imposibilidad a nuestra posición geográfica y sus recursos, la pampa húmeda y la civilización del cuero alentando la ilusión que con vacas se podía gestar una gran nación moderna2. Otros culpan al contexto histórico en que la Argentina inicia su desarrollo industrial: un escenario dominado por monopolios y oligopolios que, según esa línea de pensamiento, impidieron la inserción industrial de nuestro país como productor industrial importante a nivel internacional. Otros remarcan como una de las causas de nuestra pobre ubicación como país desarrollado industrialmente a la falta de una burguesía nacional que asuma los riesgos que significa a través de inversiones productivas, sostener un crecimiento permanente de las empresas bajo su responsabilidad; crecimiento que les permitiría participar no sólo del mercado local sino también de los mercados de la región y externos a ella, los que se caracterizan por ser extremadamente competitivos y con demandas específicas cada vez más exigentes.
Si tenemos presente como objetivo un futuro de crecimiento y desarrollo con inclusión para nuestro país, no cabe duda que el sector industrial es el punto de partida para arribar a ese lugar. El sector industrial y el de servicios se nutren de un número importante de trabajadores en su mayoría calificados. Y en ese sentido pensamos que resulta imprescindible desarrollar en nuestro país las condiciones que posibiliten el crecimiento y desarrollo de estos sectores
2 Milcíades Peña, “Historia del Pueblo Argentino”, EMECÉ
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productivos, con el objetivo de sostener las políticas de inclusión social que viene implementando el modelo kirchnerista. Es con industrias y servicios competitivos, condición necesaria pero no suficiente, como podremos lograr una mejor calidad de vida para las grandes mayorías. Cabe expresar que el desarrollo industrial necesita estar acompañado por un sistema científico-técnico, que contribuya a potenciarlo y viceversa. Sin esta condición, además de otras que enumeraremos más adelante, sería impensable encarar un proyecto de esta envergadura con posibilidad de éxito. La centralidad del Estado Nacional en el Proyecto de Desarrollo Inclusivo Desde el 2003 la Argentina ha venido recorriendo un Proyecto Nacional de crecimiento con inclusión social (crecimiento para incluir e inclusión para crecer). Sin embargo aparecen, como lo hicieron en el pasado, los grupos concentrados de la economía y las finanzas, agudizando la escasez de divisas. Esto desencadena, como sabemos, un proceso inflacionario para cuya solución estos grupos concentrados siempre exigen la implementación de las medidas “ortodoxas”, básicamente el congelamiento de la economía. Siempre que se han tomado las medidas tradicionales y retrógradas que esos grupos proponen, ellos se han enriquecido aumentando sus tasas de ganancias con la recesión y la consecuente baja del poder adquisitivo de los salarios. Es fundamental diseñar políticas novedosas que sean alternativas a las soluciones clásicas, para mantener lo que hemos conseguido durante la última década y continuar creciendo con inclusión. Es decir, debemos trabajar en la segunda parte del Proyecto Nacional. Durante los casi doce años de desarrollo del proyecto kirchnerista se incrementó fuertemente el tamaño del mercado interno con dos objetivos convergentes: inclusión social y potenciación del desarrollo de la industria nacional. También se desarrolló, desde el Estado, un fuerte apoyo al sistema de ciencia y técnica (C&T), invirtiendo en el crecimiento científico y desarrollando instrumentos para promocionar la transformación del conocimiento científico en tecnología y en valor agregado de la producción nacional. El sector agroexportador aumentó su producción y los precios internacionales de los commodities agrícolas se mantuvieron en niveles altos, tendencia que comenzó a revertirse este año a partir de una cosecha record en EE.UU.
Sin embargo, a pesar de todo lo hecho, vuelven a perfilarse amenazantes en el horizonte los viejos fantasmas cuyos hilos son movidos por los sectores concentrados que siempre frenaron los procesos del crecimiento argentino: la restricción externa y la consecuente “inflación cambiaria” (utilizando la nomenclatura de Marcelo Diamand3).
3 Marcelo Diamand, “La Estructura Productiva Desequilibrada Argentina y el Tipo de Cambio”, Desarrollo Económico Vol. 12, N°45, 1972.
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Esto indica que lo hecho fue imprescindible pero el proyecto deberá profundizarse para salir definitivamente del esquema que Marcelo Diamand describiera como “La Estructura Productiva Desequilibrada”. La incorporación masiva de tecnología de punta en la explotación agrícola (principalmente la sojera) y la expansión de la frontera agrícola hacen que el valor de la producción primaria sea alto. Sin embargo no alcanza para que la entrada de divisas generadas por el sector agroexportador provea las requeridas para una aceleración del crecimiento industrial. Es necesario que la industria crezca en lo que hace a la cantidad y a la complejidad de su producción; es necesario que el país cuente con la capacidad de sostener esta aceleración cuantitativa y cualitativa del crecimiento industrial. Teniendo en cuenta estos requerimientos, los temas que deben ser analizados para planificar la profundización del Proyecto Nacional son varios: - Las divisas que proporciona el sector agroexportador deben ser aseguradas en lo relativo a su cantidad, impidiendo maniobras que involucren subfacturación o triangulaciones con otros países y a la vez debe garantizarse que las divisas estarán cuando sean necesarias, impidiendo maniobras de retención de granos y su impacto sobre el mercado cambiario. El control estatal del comercio exterior resulta imprescindible. - Las divisas que proporciona la exportación de commodities industriales deben ser también sometidas a control estatal en lo que hace a las operaciones de exportación e importación y al flujo de divisas de las grandes corporaciones multinacionales que operan en estos rubros. - Se deben establecer, vía retenciones a la exportación de productos agrícolas, valores de cambio diferenciales entre el sector primario de la economía y la industria. Estas retenciones deberán contemplar los diferentes tipos de productores y su ubicación geográfica.
- El desarrollo en el país de industrias con poder de sustitución interna y de exportación de productos de alto valor; en algunas áreas ya lo estamos haciendo: centrales nucleares, satélites, radares, procesos de extracción de hidrocarburos no convencionales. Identificamos también rubros industriales de tecnología media como los equipos e insumos ferroviarios, los equipos para la explotación petrolera, los generadores eólicos e hidroeléctricos, etc. Las inversiones en divisas de estos desarrollos deberán ser minimizadas en comparación con los potenciales ahorros de divisas e ingreso de divisas en un período de, por ejemplo, diez años. El riesgo económico de emprendimientos de este tipo y los largos tiempos de retorno de las inversiones que deben preverse hacen que sólo puedan ser encarados por el Estado Nacional convertido en “Estado Empresario”, que a su vez proveería oportunidades de crecimiento tecnológico a una red de Pymes asociadas a cada proyecto. En este sentido la CONAE resume claramente el
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impacto que el Plan Espacial Nacional ha tenido sobre el Sistema Nacional de C&T y sobre las Pymes proveedoras4. - La financiación de estos proyectos requiere una banca de desarrollo nacional y una modificación de la ley de entidades financieras para transformar la banca nacional (estatal y privada) en un instrumento del desarrollo argentino. - El proceso deberá ser fortalecido con planes que estimulen consumos específicos, como lo son Pro.Cre.Ar., Pro.Cre.Auto (plan boicoteado por los monopolios destituyentes) y el reciente Ahora_12. - Deberán establecerse metodologías impositivas que penalicen a las industrias que no desarrollen programas de creciente nacionalización de sus cadenas de valor. - Deberá impulsarse la formación de clusters de I+D entre empresas del Estado, Pymes de capital nacional y el Sistema Nacional de C&T (sirven como ejemplo los CAPP: consorcios asociativos público – privados desarrollados por el FONARSEC - MinCyT). ¿Sobre qué tecnologías centrar el desarrollo? La asociación con los países de UNASUR, especialmente Brasil, para el desarrollo de proyectos conjuntos, es una oportunidad para el incremento de capacidades tecnológicas, principalmente cuando se trate de áreas tecnológicas en las que los socios acrediten niveles de experiencia diferentes. En este sentido es de destacar que la Fábrica Argentina de Aviones (FAdeA) se ha calificado recientemente como proveedora de partes de material compuesto de alta tecnología para un ambicioso proyecto de Embraer. Realizar todos los esfuerzos necesarios para asegurar el autoabastecimiento energético es un requerimiento imprescindible. Se argumentará, desde los sectores neoliberales, que la obtención de las divisas necesarias para acelerar el desarrollo energético sería factible favoreciendo fuertemente el flujo de inversiones extranjeras directas (IED) hacia el país. Sin embargo, es un hecho probado en diversos estudios que las IED terminan ubicándose mayoritariamente en sectores productivos preexistentes que no requieren fortalecimiento y motorizando un importante flujo de salida de divisas por una multiplicidad de mecanismos. Las IED no son sustituto válido para la profundización del proyecto que se está desarrollando.
En el campo energético YPF está recobrando su tradicional rol de empresa generadora del desarrollo argentino, alentando decididamente el inicio de la exploración de hidrocarburos que su antecesora había dejado de lado; invirtiendo además en proyectos que tienen que ver con el aumento del factor de recuperación en campos maduros que habían sido irresponsablemente
4http://www.conae.gov.ar/index.php/espanol/2014/698-presentacion-libro-sector-espacial-argentino
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operados, en el offshore y en la gran apuesta actual que significa la explotación de hidrocarburos no convencionales. Todo esto unido al desarrollo del sistema autónomo de tecnología a partir de la creación de YTEC (YPF+CONICET) muestra un cambio fundamental en el sector de los hidrocarburos para lograr el autoabastecimiento energético. La pregunta fundamental es, en qué tecnologías se podría basar el crecimiento en una etapa en que el cuidado de las divisas conjuntamente con el mantenimiento y crecimiento de los puestos de trabajo son el objetivo prioritario. Dicho en los términos de Oscar Varsavsky debe definirse el Estilo Tecnológico de la profundización necesaria para cumplir con los objetivos del Proyecto Nacional. Un requerimiento básico de esta segunda etapa del Proyecto Nacional es la complejización de la matriz productiva argentina utilizando tecnologías de desarrollo local. Sobre la base de un Estilo Tecnológico que hemos definido por atributos y que consideramos compatible con el Proyecto Nacional en curso, es posible encarar la discusión de las tecnologías candidatas a convertirse en las motorizadoras de la complejización de la matriz productiva argentina:
Tecnologías que minimicen la inversión inicial en divisas por ser tecnologías en las que los bienes de capital necesarios pueden ser desarrollados localmente.
La protección de los mercados para la industria local debe tener necesariamente la contrapartida del estricto control estatal a las empresas nacionales protegidas para evitar el “conceder licencias de caza en el zoológico”.
Tecnologías que maximicen el saldo positivo en divisas durante los primeros 5 años de desarrollo ya sea por generar exportaciones o sustitución de importaciones.
Este es un punto fundamental cuando se decida en cuales sectores el Estado Nacional localizará su esfuerzo. Son los sectores que permitan pronosticar el mejor resultado en el balance de divisas en el corto plazo los que en las actuales condiciones deben priorizarse.
Revisión de la política de explotación de la minería, tanto para modificar el porcentaje de retenciones como para desarrollar la industria de equipamientos mineros en el país.
Es necesario que el país obtenga mayores beneficios por la explotación de sus recursos no renovables y es necesario que más eslabones de la cadena minera se localicen en el país. El tema de la protección ambiental debe pasar a ser un requerimiento inevitable del desarrollo de la minería.
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Tecnologías en las que resulte factible ejercer el control nacional de la cadena de valor: no necesariamente su entera localización en el país pero los componentes importados deben ofrecer una amplia variedad de opciones para no estar atados a proveedores internacionales fijos. Industrias como la automotriz o la electrónica, en que son las terminales armadoras multinacionales las que desarrollan y controlan la cadena de valor tienen respecto de este criterio desventajas obvias.
El intercambio de bienes y divisas al interior de las corporaciones industriales multinacionales con plantas productoras en el país es actualmente un tema de fuerte impacto negativo en la balanza comercial y es a la vez un tema muy técnico y por lo tanto con poca presencia en la discusión política nacional. Se trata, concretamente, de la posibilidad que tienen las empresas multinacionales con filiales locales, sin violar el marco legal vigente, de trasladar ganancias (divisas) desde nuestro país hacia: - países en los que su estrategia global les requiera aumentar su capacidad de inversión para desarrollar diversos emprendimientos, como ser la ampliación de la capacidad productiva o la implementación de mejoras de calidad; - países en los que las bajas cargas fiscales les permitan maximizar ganancias globales (“tax planning”). Los mecanismos son múltiples, siendo los más relevantes: 1. Exportación de productos semiterminados a plantas productivas de la misma multinacional localizadas en el extranjero, a precios de transferencia que normalmente cubren el costo productivo, pero que subvalúan la participación del semi-terminado en la posterior ganancia que se obtiene al comercializar el producto terminado. 2. Pago de royalties a la casa matriz de la multinacional, localizada en algún país de baja carga fiscal, en el que se fija el domicilio de una patente en la que la participación de los desarrolladores nacionales es diluida, con el objetivo de “internacionalizar” el desarrollo y justificar así transferencia de ganancias al exterior. Las patentes son así usadas más que como instrumentos para proteger desarrollos innovativos, como vehículos para canalizar el traslado de ganancias al exterior. 3. Venta a precios por debajo de los de mercado a traders de la misma multinacional localizados en países de baja carga fiscal. 4. Compra de consultoría y de ingeniería a empresas extranjeras que integran el holding de la multinacional. Estas compras de tecnología son normalmente total o parcialmente injustificadas, dada la alta capacidad de desarrollo de tecnología existente en el país y son, en general, altamente sobrevaluadas. 5. Compra de equipos o de productos semiterminados a valores que superan largamente los costos productivos, a empresas extranjeras que integran el holding de la multinacional (ésta es la operación inversa a la del punto 1, pero que igualmente termina en la transferencia de ganancias locales al exterior).
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Tecnologías de desarrollo local en las que la obsolescencia planificada de modelos sea mínima. Nuevamente las industrias automotriz y electrónica presentan desventajas obvias con el requisito planteado.
Los desarrollos locales de tecnología no pueden mantener el ritmo de cambio de modelos y tecnologías que presentan las industrias más “nerviosas”.
Industrias como la ferroviaria en la que la urgencia de modernización de la red deberá compatibilizarse con un desarrollo industrial local, necesariamente más lento.
La compatibilización de lo urgente y lo necesario constituye un desafío político de envergadura
Autoabastecimiento energético: hidrocarburos. Resulta necesario diseñar un sistema que impulse la exploración y explotación de los hidrocarburos convencionales y no convencionales. El campo de los no convencionales ofrece una oportunidad de especialización que permitiría, de ser rápidamente aprovechada, que el país no solamente avance en el autoabastecimiento energético sino que se transforme en un proveedor de tecnología y servicios para otros países. El control estatal de YPF aparece como una importante ventaja en esta tecnología. La tecnología de producción de hidrocarburos no convencionales puede ser un fenomenal tractor de la industria de bienes de capital, de productos químicos, etc.
En el desarrollo de la producción de hidrocarburos no convencionales deberá enfrentarse con responsabilidad y decisión el tema ambiental que es una genuina preocupación para algunos, entre los que obviamente nos contamos, y un tema agitativo para aquellos que se sirven de la “excusa ambiental” para intentar trabar el proceso de desarrollo autónomo e inclusivo. Toda actividad de transformación de la naturaleza, desde que el hombre primitivo encendió hogueras, involucra riesgos potenciales y reales modificaciones del ambiente. El tema pasa por controlar muy activamente los procesos y los niveles de contaminación sin concesiones por el gasto que esto pudiese acarrear. Puestos en este tema nuevamente la opción del Estado Empresario, para el que la ganancia al fin del ejercicio no es la métrica decisiva, ofrece a la sociedad garantías superiores a las que puede ofrecer la actividad privada.
Autoabastecimiento energético: energía nuclear. En este campo nuestro país tiene la fortaleza de haber podido desarrollar sin apoyo externo la finalización y puesta en marcha de Atucha II, de estar desarrollando el proyecto CAREM, de la producción y exportación de reactores y de contar con organizaciones científico-tecnológicas de probada capacidad. En esta industria la importación de partes es ineludible y deberá buscarse la forma de que la financiación para la provisión externa de equipos no involucre dependencia tecnológica.
Nuevamente el Estado a cargo del diseño, de la construcción y de la operación de centrales nucleares es la mejor garantía de seguridad.
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Autoabastecimiento energético: energías renovables como la hidroeléctrica, la geotérmica, la eólica, la solar y otras como la mareomotriz.
Desde el estado se deben construir las condiciones necesarias para aumentar la participación de esas fuentes de energía en la matriz energética, potenciando la participación de la industria nacional en las provisiones.
Autoabastecimiento energético: uso eficiente de la energía
El reemplazo de las lámparas incandescentes por las de bajo consumo involucró un fuerte ahorro energético sin resignar la calidad de la iluminación disponible en casas, lugares de trabajo y en la vía pública. Es importante avanzar en la educación sobre estos temas y en la implementación de nuevos desarrollos.
Industria del software
Nuestro país, por el nivel educativo medio de la población, y por los estímulos que el gobierno ha venido otorgando al sector, tiene un alto desarrollo de esta industria con un importante nivel de exportaciones.
La relación entre los diferentes Proyectos Nacionales y sus Estilos Tecnológicos fue puesta de manifiesto por Oscar Varsavsky en un mundo al que muchos pensábamos caminando en línea recta al socialismo. Las circunstancias políticas han cambiado pero las relaciones demostradas por Varsavsky conservan su pleno valor. La hora exige creatividad: utilizar los principios científicos sin copiar automáticamente las conclusiones. En todos los casos la centralidad del Estado Nacional resulta indispensable para garantizar el Desarrollo con Inclusión. Conclusiones El Proyecto Nacional de Desarrollo Inclusivo, actualmente en desarrollo, privilegia un crecimiento del país que tracciona la educación, la generación de puestos de trabajo de calidad creciente, la integración del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación al sector productivo; a su vez, esta inclusión social desarrolla un poderoso mercado interno que tracciona del desarrollo. No cualquier Estilo Tecnológico es compatible con este Proyecto Nacional: hemos discutido la necesidad de basar nuestro desarrollo en la generación local de tecnología y en la necesidad de que el Estado Nacional cumpla un rol central con un importante desarrollo del Estado Empresario.
La formación de más y mejores ingenieros, físicos, químicos, etc. aumentando el desarrollo de la infraestructura universitaria, del equipamiento de los laboratorios universitarios y de las
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remuneraciones de los docentes universitarios conjuntamente con la formación de vocaciones tecnológicas desde Tecnópolis, constituyen gigantescos esfuerzos del gobierno nacional para impulsar el Estilo Tecnológico adoptado. Comisión de Desarrollo Tecnológico – Carta Abierta
Chevron también en Noruega
Alejandro Rofman
Esto lo obtuve hoy de INTERNET. Es una noticia que consigna que Chevron va a gastar 845 millones de dólares para extraer petróleo y gas en zonas aledañas a Gran Bretaña y Noruega, Según la noticia: "Una asociación inter-empresarial, con Chevron con el 40 % del capital, Statoil SA (la empresa estatal de petróleo de Noruega) con el 30 % y otros 30 %, con diversos aportes menores" Como verán, en el texto, las reservas de gas y petróleo detectadas y ya certificadas son muy abundante
Es un acuerdo muy similar - por lo que se intuye de las líneas precedentes - al que acaba de firmar YPF con Chevron. Pero hay una gran diferencia en cuanto a los socios del emprendimiento. La empresa estatal de Noruega es famosa porque le permitió a ese país explotar, en el último cuarto de siglo, petróleo y gas en yacimientos del Mar del Norte linderos con Noruega y así obtener muy elevados beneficios para el estado noruego, que los empleo en programas productivos y sociales. Noruega es, además, muy conocida porque no lleva estadísticas sobre pobreza dado que no tiene pobres. La extensa trayectoria de la empresa estatal le permitió capitalizarse y adquirir tecnología adecuada pese a lo cual acude a un inversor experimentado como Chevron para asociarse con él conservando una alta participación en el emprendimiento. Nosotros privatizamos YPF, ellos fortalecieron Statoil.
Poder y tiempo
Jorge Ferreyra
Junio 2013
Cómo acceder al poder político del gobierno del Estado Nacional y como retener dicho poder está en el abc, de todos los que se dedican a la actividad política en cualquier parte del mundo. “Nosotros - decía J. D. Perón para referirse a su derrocamiento en setiembre de 1955- entre la sangre y el tiempo elegimos el tiempo”. Dejando de lado la sangre (que es otro debate) el tiempo es entonces el elemento que puede (o no) jugar a favor del que construye poder político en una democracia formal como es el caso de la República Argentina que es “representativa, republicana y federal” de acuerdo a su Constitución (“la ley que rige todas las leyes” según expertos constitucionalistas) y que al ser en primer lugar “representativa” es democrática en su esencia fundamental.
El caso de las corporaciones que construyen y estructuran su poder y con ello sus privilegios según acumulen dinero, propiedades, medios de producción, grandes extensiones de tierras cultivables, amplios grupos de fieles, muchas armas y también la que se arroga el único derecho y la custodia en el cumplimiento de las leyes. Todas resultan muy demostrativas: todas tienen tiempo ilimitado. Es muy distinto el caso del poder político (ejecutivo y legislativo ) en un régimen democrático formal (que respeta las formas bajo las cuales ha sido concebido): tiene tiempos finitos para llevar a cabo sus proyectos políticos. ¿Qué sucede cuando desde el poder político se busca “democratizar o transformar” a favor de las mayorías el comportamiento de las corporaciones? Sucede lo que venimos observando desde el 25 de Mayo de 2003: corporaciones multinacionales o nacionales de distinto tipo que resisten de múltiples formas o ponen obstáculos (permanentes o temporarios) al poder político y el movimiento social que lo sostiene. Este poder político es el que poco a poco se fue haciendo central en la sociedad argentina, a fuerza de decisiones a favor de las mayorías populares y las minorías postergadas.
Existe en la sociedad argentina una batalla político-cultural por el sentido (del compromiso social, de la vida, del futuro, del sistema de valores, etc.) que hace muy intenso este presente. Por un lado una identidad cada vez más fuerte de un colectivo social reformista (que se denomina a sí mismo “nacional, popular, democrático, inclusivo” y con los apellidos históricos que se quieran darle) que tiene un proyecto a favor de las mayorías populares (más igualdad, soberanía, justicia social, etc. etc.) y distintas variantes de lo que se denomina genéricamente “la derecha” en la sociedad que mezcla en distintas dosis (según los grupos políticos de referencia) conservadurismo, liberalismo, progresismo, reaccionarismo, republicanismo, nacionalismo, y todos los “ismos” que se nos ocurran como “tendencia hacia” la vuelta al pasado argentino. Creo que “sacarse las máscaras” y llamar a las cosas como son deviene en que cada vez queda más claro que existen dos (2) proyectos reales de país: 1) el que quiere seguir “profundizando” la democracia y las transformaciones de todo tipo (el “cambio social” propio del “poder, política y pueblo”) 2) el que con distintas variantes sugiere “volver para atrás” con los llamados “consensos” disfrazados de “republicanismo” (pactar con las corporaciones) bajo el “mantra” del “neoliberalismo” ideológico, político, económico, social, cultural, ambiental etc.
La muerte de Néstor Kirchner le quitó al proyecto (supongo una secuencia Néstor/Cristina/Néstor/Cristina) “el tiempo” (según un bloguero) para buscar equilibrar el poder de las corporaciones. Este hecho desgraciado plantea como sigue el proyecto después del 2015 y la “masa crítica” necesaria para continuarlo contando siempre como piso con un “núcleo duro” del orden del treinta (30) por ciento del electorado según distintos consultores. Si partimos de la base de la heterogeneidad de la sociedad argentina hay que sumar al “núcleo duro” la “masa crítica” necesaria para hacer “irreversible” el cambio social.
Creo que muchas de las contradicciones que tiene la mayoría de la sociedad argentina -para mantener el rumbo a favor de sus propios intereses- tienen que ver con 1) nuestra propia historia trágica con elites oligárquicas y golpes militares 2) los medios de comunicación dominantes y sus “comunicadores” (los miedos, las sospechas y todo tipo de slogans fáciles que introducen en el “sentido común” de la sociedad argentina acerca de la corrupción, la inflación, la inseguridad por poner tres (3) temas que siempre “venden” y “compra” buena parte la sociedad) 3) la correlación de fuerzas de cada momento que se da entre el poder político mayoritario (para el caso este proyecto ya alcanza los diez (10) años) y el poder de las corporaciones de distinto tipo que resulta mas estructural en el tiempo 4) los “errores” o “debilidades” o “incoherencias” que muestra el proyecto (propio de los seres humanos en general) que para el caso, lo apoyan, (con organizaciones y desorganizados) muchos ciudadanos (parte con entusiasmo y parte con dudas) lo gestionan desde el Estado Nacional, las administraciones públicas de las provincias y los municipios (con todas las falencias en efectividad y eficiencia que se quieran ) y lo lideran (Cristina)
Si este parece ser el cuadro actual de una sociedad heterogénea y compleja como la argentina que es también competitiva (como la obliga las PASO y las elecciones de octubre) el antagonismo puro y duro aparece más como un slogan de minorías testimoniales que la necesidad de articulación de mayorías a construir para aquellos proyectos que tienen vocación de poder político como es el caso del Frente para la Victoria.
Aparece como obligado el hecho de colaborar para articular mayorías (que no son más que la suma de distintas minorías) y que son esencialmente heterogéneas. Lula y Dilma en Brasil son un buen ejemplo. (1) No podrían gobernar el Estado Nacional y su proyecto inclusivo sino “pactan” “acuerdan” “articulan” al interior del PT y al exterior (determinadas tácticas políticas para mantener el rumbo) con el PMDB (el centro del espectro político) en distintas instancias de gobierno. (legislaturas nacional y estaduales gobernadores y municipios) Resulta claro que al interior del “kirchnerismo-peronista” y sus aliados existen también tensiones que obligan a colaborar sin dejar de competir. Esta es la paradoja que J.D. Perón (otra vez) mostraba que era (y es) una cuestión eminentemente empírica “funciona o no funciona” al interior y al exterior de un movimiento político y es “inestable” por eso hay que prestarle atención permanentemente a la relación de fuerzas y a las distintas tácticas que hay que ir articulando y construyendo para mantener el rumbo (en este caso la estrategia inclusiva como derecho).
Las PASO son un buen ejemplo para testear el momento actual de la “opinión pública”, cuales son los comportamientos reales de la población argentina, y la competitividad de la “oferta” de los diferentes espacios políticos. El querer “no confrontar con nadie” de Sergio Massa aparece como una táctica política que por lo que se observa en la presentación de su lista de candidatos tiene poco margen para evitar la polarización k – anti k y lo que se deriva de la misma. Veremos como se mueve. Lo que aparece como cierto es que el arco de los que se dicen a si mismo de origen o devenidos peronistas en todas sus variantes es mayoritario en el pueblo argentino.
Mi opinión hasta aquí es que el movimiento que articula todo el espacio político que algunos denominamos “el proyecto” y otros “el modelo” se va a imponer por margen suficiente tanto en Agosto como en Octubre. La política económica puede hacer un importante aporte en materia de inversión, consumo y empleo junto con otras variables que definen la política social y cultural del gobierno. Todo sumado puede hacer que Cristina tenga en los dos (2) años que le quedan de mandato (después de octubre) una mayoría suficiente en ambas cámaras para seguir profundizando el proyecto.
(1) Mientras escribo esto suceden las manifestaciones de Brasil y la respuesta de Dilma: solicita cambiar la Constitución y al mismo tiempo realizar una consulta popular sobre varios aspectos de las demandas y que la apoyen los demás partidos para articular las reformas sociales que piden muchos brasileros. Es una jugada táctica de alto nivel.
IGUALDAD
Jorge Ferreyra *
21.09.11
Democracia y Capitalismo
1.- Cuando la presidenta Cristina expresa en un discurso “ya tenemos la libertad ahora vamos por la igualdad” desata un conjunto de supuestos e interrogantes. La igualdad como concepto y práctica social en un sistema capitalista de producción, distribución y consumo dispara muchas cuestiones para el debate y la reflexión. Teóricamente la democracia tiende a la igualdad de las personas mientras que la organización socio-económica de la sociedad basada en el capital tiende a la desigualdad.
La democracia real en el mundo - la que se práctica desde hace unos 200 años - no ha favorecido en general (hay excepciones desde los Estados) la igualdad de las personas sino que ha agrandado la brecha de desigualdad al quedar subordinada a la organización socio-económica capitalista. Los motivos, las razones pueden ser muchas entre otras se pueden incluir: 1) asimetrías manifiestas en la comunicación e información de la sociedad al momento de tomar decisiones electorales 2) tendencia a la centralización y concentración del capital 3) tendencia a la concentración de medios de comunicación masiva y un mensaje que trata a los receptores como consumidores de productos 4) utilización de metodologías y técnicas de marketing (originalmente pensadas para la venta de productos y/o servicios) en las campañas electorales 5) cooptación de las elites dominantes de los intereses de clase de los dominados (ausencia manifiesta de “conciencia de clase” etc.) 6) la liquidación de la etapa capitalista del “Estado Benefactor” con activa presencia de las organizaciones del trabajo (1946-1973) cuando se reduce la tasa de ganancia y comienza la etapa “neoliberal” con Reagan / Theacher y “No hay alternativa” como estandartes (1980) Se refuerza con la supresión del llamado “socialismo real” del Bloque Soviético (1989)
El “mercado” (según J.K. Galbraith) ha suplantado desde hace más de 50 años la palabra capitalismo para referirse a la organización socioeconómica de la sociedad. (Han hecho su trabajo al respecto los organismos internacionales) Es así que hablamos de diferentes “mercados”: “financieros” “de trabajo” “de consumo” “de materiales” “de bienes” “de servicios” etc. donde hay una oferta y una demanda. Pero, (siempre hay un pero) cuando hablamos de “demanda” en la organización capitalista de una sociedad hablamos de una “demanda solvente” nunca de la totalidad de la “demanda”. Es aquí donde aparece la asimetría y con ello la desigualdad manifiesta como tendencia. Si a ello le sumamos la etapa “neoliberal” que se resume en el “consenso de Washington” donde el capital financiero domina al capital productivo y donde “maximizar ganancias”, (a como sea) a favor de la velocidad que da la informática, se transforma en el centro de la actividad del capital entendemos porque la brecha de desigualdad se amplia.
Estado y Democracia
Cuando las sociedades organizan la producción, distribución y consumo de bienes y servicios bajo la forma capitalista es también el Estado el que aparece (en democracia) como el referente obligado. La captura o cooptación del Estado por las distintas elite se transforma en un juego donde la democracia pasa a ser un decorado que reviste de legalidad los actos que el verdadero poder (y su lucha al interior de las elites) realiza en su nombre. Todos hemos conocido los distintos nombres que hablan de su centralidad: “estado minimo” “estado benefactor” “estado terrorista” “estado subsidiario” “estado clientelista” “estado burocrático” según como se orienten las políticas del Estado.
La centralidad del Estado en tanto referente obligado para minorías (capitalistas) y mayorías (trabajadores) en el marco de una democracia formal representativa se transforma así en una lucha por su orientación política. Cuando Cristina habla de “igualdad” debemos suponer que quiere en sus palabras “profundizar el modelo” desde el Estado a favor de las mayorías populares pero al mismo tiempo ha dicho “sola no puedo” y “debemos institucionalizar el modelo” con lo cual la participación popular para “radicalizarlo” (1) cuidarlo y consolidarlo aparece como un requisito imprescindible.
(1) No hace mucho el viceministro de economía y actual candidato a diputado nacional por la capital federal Roberto Feletti habló de “radicalizar el populismo” y genero una fuerte replica en los medios concentrados y referentes conservadores y liberales económicos y políticos.
Necesidades y Derechos
“Donde hay una necesidad hay un derecho” es un dicho de Evita retomado por Cristina. La constitución de 1949 establecía muchos derechos para un amplio espectro de ciudadanos. La reforma de la constitución de 1853 –(restaurada por el golpe militar de 1955), introdujo en 1956 el famoso 14 bis que establecía derechos a la vivienda, la salud, la educación y el trabajo luego ratificados en la reforma de 1994. Tener necesidades (muchas) y tener derechos (amparados por la constitución) no significa que el Estado y la sociedad como tal satisfagan a ambos. Hay un largo camino de más de cincuenta (50) años donde por un lado se conculcaron libertades básicas (golpes militares del 55, del 66 y del 76) pero también no se satisfacieron ni necesidades ni derechos amparados por la constitución argentina.
Desde el 25.05.03 en adelante el Estado Nacional Argentino en un proceso largo y continuo trata de reparar necesidades trocandolas en derechos para la ciudadanía argentina. Esto que aparece como “reparador” como “justiciero” (pensemos en los derechos humanos ampliados por ejemplo) choca con conceptos básicos de la organización socioeconómica de la sociedad en base al capital en tanto son “los individuos en el marco de la libertad” los que deben procurarse satisfacer necesidades en base a su esfuerzo individual (transformarse en consumidores de los bienes y servicios que ofrece el mercado)
Igualdad y Solidaridad
Igualdad es una hermosa palabra que nos remite a muchas cuestiones humanas, muy humanas: “igualdad ante la ley” “igualdad de acceso a bienes y servicios” “igualdad de oportunidades” “igualdad de derechos” “igualdad de géneros” La igualdad es un bien escaso en un mundo donde la desigualdad - cuya tendencia en la fase neoliberal del capitalismo se profundiza - es un dato de la realidad demasiado presente para obviar. (los indicadores de esta realidad mundial están a la vista de quien quiera leerlos)
La Solidaridad (creo que es algo más que la “fraternidad” de la Revolución Francesa) como una actividad de apoyo, de asistencia, de ayuda, a sectores o grupos minoritarios o marginados por distintos motivos de la sociedad resulta – como actividad - un aporte que puede resultar significativo tanto desde organismos gubernamentales como no gubernamentales. Tienen como objetivo central mitigar en distintos grados las inequidades, las injusticias, que provoca con su tendencia a la desigualdad el mercado capitalista.
Derechos y Obligaciones
Un Estado que desde el 25.05.03 reconoce cada vez más derechos a los ciudadanos requiere de estos también obligaciones. Las obligaciones en un sistema de gobierno democrático como el argentino basado en mayorías que gobiernan y minorías que controlan suponen un conjunto articulado de comportamientos de la sociedad con sus distintos actores e instituciones: 1) consensos básicos sobre prácticas no violentas para dirimir los conflictos de distinto tipo que tiene la sociedad argentina (económicos, políticos, sociales, culturales, ambientales, etc.) 2) protección y cuidado de todo el ambiente (natural, construido y social) donde desarrollamos actividades de distinto tipo 3) responsabilidad social del sector capital para generar inversiones, cumplir con obligaciones impositivas, generar trabajo registrado, no fugar capitales, cuidar el medio ambiente etc. 4) responsabilidad social del sector trabajo para fortalecer y transparentar los sistemas de salud, utilizar métodos de lucha gremial que no afecten a otros trabajadores, generar mecanismos de difusión de las acciones gremiales para facilitar la comprensión de otros actores sociales.
En derechos y obligaciones la República Argentina tiene el privilegio de contar con los organismos de derechos humanos que con su práctica no violenta y su prédica constante de memoria, verdad y justicia son insoslayables para afirmar los derechos y las obligaciones de la sociedad argentina.
La democracia parece un derecho afianzado en la sociedad después de mas de 27 años de su práctica. (1983) No parece corresponderse con el comportamiento individual en cuanto a obligaciones después de más de 35 años (1975) de neoliberalismo que ha permeado desde la economía, la ideología, la política, y la cultura la sociedad argentina, sobre todo en grandes centros urbanos (CABA, GBA, Gran Rosario + Gran Córdoba suman más del 50% del total de la población argentina) El individualismo exagerado, el “salvese quien pueda”, la fascinación que tiene nuestra clase media por el dólar como reserva de valor, la protesta histérica por cualquier motivo (impulsada en muchos casos por los medios de comunicación) resultan ejemplos de un comportamiento instalado desde hace muchos años.
Las PASO del pasado 14.08.11 sin embargo, han demostrado que quizás lo colectivo, lo solidario, las obligaciones (sin olvidar los derechos) , comienzan a ser valorados por los argentinos como bienes sociales a defender.
Igualdad y Libertad
Me repito en la frase de Cristina cuando dice “libertad ya tenemos ahora vamos por la igualdad” resulta para mi, una invitación a toda la sociedad argentina a emprender una lucha continua, consciente, por un valor superior como es la igualdad. El marco de la libertad es un saludable marco cuando todos pueden decir lo que quieren de personas y hechos de la realidad actual y proyectar sus pesimismos u optimismos sobre la realidad futura.
Cuando vamos por la igualdad la situación se complica. Igualdad en un mundo que tiende a la desigualdad en una organización socioeconómica mundial dominada por el capitalismo neoliberal es un desafío muy grande. Hay que convencerse y convencer a muchos ciudadanos para dar la batalla político-cultural y enfrentar los conflictos que se avecinan. De allí la necesidad de acumular poder y también de reconocer a los otros en sus distintas miradas para incluirlos y respetarlos.
La igualdad como valor superior pone en entredicho los ordenes jerárquicos autolegitimados o naturalizados por los usos y costumbres y amplificados por los medios. En que tipo de conflicto nos metemos si “vamos por la igualdad”. La igualdad se opone al privilegio y son muchos los privilegios en la sociedad argentina. También se opone a la dominación e incluso a la indiferencia o al destino (“el destino de ser pobre”) como efectos de la desigualdad.
Historia y Hegemonia
Valga la paradoja. Los que efectivamente son y han sido hegemónicos en la sociedad argentina acusan a este proceso histórico encabezado por Néstor primero y luego por Cristina de pretender ser hegemónico. En mi opinión la lucha por la hegemonía en el marco de una democracia plural es muy buena para la vida democrática de una sociedad, en especial, cuando dicha hegemonía, como es el caso de este gobierno, es para favorecer a las mayorías populares y en especial a los trabajadores.
En los doscientos años (200) de revolución (25 de Mayo de 1810) y un poco menos de independencia, (9 de julio 1816) la Republica Argentina ha soportado la hegemonía de las elites dominantes asociadas a potencias extranjeras en algunos casos (con acuerdos y desacuerdos de las distintas fracciones políticas, militares, económicas, financieras y de la religión católica, a través del tiempo y la historia) pero siempre a favor de minorías excluyentes.
Con la excepción en cierta medida, del primer gobierno de Hipólito Irigoyen y en mucha mayor medida, del gobierno de Juan Perón entre 1946 y 1955 por la transformación que significó para millones de personas y para Argentina como colectivo social, esta – la hegemonía de las elites dominantes minoritarias ha sido la realidad social, económica, cultural y política de este país hasta el 25 de Mayo de 2003.
Esto no significa que no continúe la hegemonía de las elites dominantes minoritarias significa simplemente que en este momento argentino hay una lucha, un debate, una convicción, una política y una gestión, por convencer las subjetividades y por el sentido de una sociedad, de una identidad nacional, de una pertenencia, que poco a poco va trascendiendo a capas más amplias de la población argentina (la mayoría de los habitantes de la CABA y algunos centros urbanos favorecidos pueden ser la excepción aún, que confirma la regla actual por la lucha y el debate que se dan en la sociedad argentina) La palabra hegemonía es empleada aquí en los términos presentados por Antonio Gramsci hace muchos años, es decir que opera no sólo sobre la estructura económica y la organización política de la sociedad, sino además específicamente, sobre el modo de pensar, sobre las orientaciones teóricas y hasta sobre el modo de conocer que tienen los sujetos que integran una sociedad donde el fenómeno de la concentración de medios de comunicación y su mensaje reiterativo reviste un papel de alto impacto en ciertos comportamientos electorales y en el juego democrático. Las PASO vienen a mitigar ese impacto y a demostrar que las alternativas en comunicación e información por un lado, pero la política y la gestión efectiva por otro pueden ser cada vez más reconocidas por la sociedad.
Política y Gestión
La política, se define como “la actividad humana que tiende a gobernar o dirigir la acción del Estado” teóricamente “en beneficio de la sociedad” aunque en la práctica resulta en beneficio de las elites dominantes. También la política “es el proceso orientado ideológicamente hacia la toma de decisiones para la consecución de los objetivos de un grupo” . Otra forma de ver la política es como la “comunicación dotada de un poder para influir sobre la realidad” , y aún el estudio para “establecer los diversos grados de relación de fuerzas (políticas, sociales, culturales, económicas) en un contexto social determinado”.
Una ideología a su vez se define como “el conjunto de ideas sobre el sistema existente (económico, social, político, cultural). Si pretenden su conservación se habla de ideologías conservadoras si busca su transformación la misma puede ser radical o súbita, en cuyo caso hablamos de ideologías revolucionarias. En cambio si busca que dicha transformación del sistema sea paulatina y pacífica hablamos de una ideología reformista. Si el conjunto de ideas es cambio busca la restauración de un sistema previamente existente decimos que se trata de una ideología reaccionaria.” Las ideologías caracterizan a diversos grupos, sean un grupo social, una institución, o un movimiento político, social, religioso o cultural.
Las ideologías tienen dos componentes: una representación del sistema, y un programa de acción. La primera proporciona un punto de vista propio y particular sobre la realidad, vista desde un determinado ángulo, preconceptos o bases intelectuales, a partir del cual se analiza y enjuicia (crítica), habitualmente comparándolo con un sistema alternativo, real o ideal. El segundo (el programa de acción) tiene como objetivo acercar en lo posible el sistema real existente al sistema ideal pretendido.
Con estas definiciones podemos decir que la ideología que engloba el “fenómeno kirchnerista” (algunos hablan del “cristinismo kirchnerista” otros del “peronismo kirchnerista”) es una ideología reformista que busca en el marco de una democracia formal avanzar mediante el diseño de políticas y la gestión de las mismas desde la representación del sistema real (capitalista-individualista) a un sistema que podemos denominar “ideal” que implica una mayor democracia y un desarrollo integral con mayor inclusión social. Este “ideal” engloba en su accionar las banderas históricas de los nueve (9) años del peronismo (1946-1955) (justicia social, independencia económica, soberanía política) con rasgos de liberalismo (ley de medios, matrimonio igualitario, derogación de calumnias e injurias etc. ) republicanismo, (renovación de Corte Suprema, ley de Primarias, Abiertas, Simultaneas, Obligatorias PASO etc.) y la transformación política y cultural (las subjetividades y el sentido de la sociedad) y la centralidad del Estado como banderas históricas de la izquierda política.
Es con este ideario ideológico, según mi opinión, que el “fenómeno” o la “anomalía” (al decir de Forster) “kirchnerista” busca a través de la política como actividad humana esencial dirigir la acción del Estado Nacional teniendo en cuenta, las distintas correlaciones de fuerzas que le va permitiendo la realidad fáctica. Al mismo tiempo intenta de manera permanente forzar los límites que le impone la misma, a través de distintas formas de comunicar y producir hechos que le permite (como colectivo multitudinario) continuar construyendo poder, alentar nuevos proyectos y continuar transformando esa realidad.
Con el siguiente turno electoral (ya muy cercano) se trata no sólo de profundizar las políticas y la gestión y el proyecto de futuro para continuar con la transformación de todos los aspectos de la realidad (no quiero hablar de “modelo” ya que en mi opinión la palabra “modelo” remite a algo acabado que funciona en “automático” y en esta realidad que vivimos no hay nada “automático”) sino de tener más poder producto del juego democrático, para disputar hegemonías en los distintos campos del quehacer social, político, económico, cultural, ambiental de cara la sociedad argentina. Se trata de instalar cada vez más en el imaginario social que se puede transformar la realidad desde la política y la gestión del Estado con la participación activa de la sociedad. (las PASO lo demuestran) Realidad que siempre va a aparecer filtrada por los medios hegemónicos del discurso neoliberal y su matriz especulativo-financiera
*Miembro de la comisión de economía de Carta Abierta
Reseña de la última obra de Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero Resucitar a Marx
Manuel M. Navarrete
“En la ciencia no hay calzadas reales y sólo llegarán a sus cimas luminosas quienes no escatimen esfuerzos para escalar sus senderos escarpados” (Karl Marx, prólogo a la edición francesa de El Capital, 1872).
I
Este artículo pretende ser una reseña de El orden de El Capital , el último libro de los profesores Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero, que acaba de ser publicado por la editorial Akal, con prólogo de Santiago Alba Rico. Pretende, asimismo, ofrecer una somera exposición de ciertas claves de El Capital, acercando la obra magna de Marx a algunos de nuestros lectores que, a priori, podrían considerarla una lectura cuanto menos áspera. Trataremos de convencerlos de que, muy al contrario, afrontar El Capital les resultará siempre fascinante.
En esta nueva colaboración, los autores del polémico contramanual de Educación para la ciudadanía (y de una visión ilustrada de la Revolución Bolivariana publicada por Hiru: Comprender Venezuela, pensar la democracia) exponen tesis que, sin duda, van a dar mucho que hablar. Sin embargo, se piense lo que se piense de dichas tesis, nadie podrá discutir que esta nueva obra constituye un novedoso instrumento desde el que acercarse a El Capital y arrojar luz sobre sus implicaciones.
Fernández Liria suele comentar que, hace una década, justo cuando se disponía a publicar un libro sobre El Capital, Luis Alegre (por aquel entonces, alumno suyo) descubrió un pequeño hilo suelto en la argumentación y, tirando de él, toda la obra se deshizo. El problema surgió a partir del desconcertante hecho de que Marx, después de haber expuesto en el libro I de El Capital que toda mercancía tiene un valor de uso y un valor (de cambio), nos informa, en el libro III, de que las mercancías... no se venden a su valor (tal como éste concepto había sido definido en el libro I), sino a su “precio de producción”. ¿Qué sentido tiene entonces la ley del valor? ¿De qué fenómeno puede dar cuenta? ¿Qué realidad invisible puede sacar a la luz? ¿Para qué, en suma, la pone en juego Karl Marx?
II
Para empezar, hay que tener en cuenta el dispositivo conceptual que Marx desarrolla en la Sección 1ª del libro I de El Capital. El pensador alemán (un “Galileo de la historia”, en palabras de Liria y Zahonero), en su pretensión de hacer ciencia (y no mero empirismo), genera unas condiciones artificiales de laboratorio que le permiten aislar determinados fenómenos. De este modo, nos sitúa ante un mercado simple de libres productores independientes que intercambian sus mercancías (es decir, productos fabricados para ser vendidos, y no para consumirlos). En dicho mercado, se intercambiarían equivalentes, ya que cada productor buscaría su propio interés y esto generaría un equilibrio espontáneo. Pero ¿qué cualidades comunes podemos encontrar entre dos mercancías completamente diferentes, que posibilite que dichas mercancías sean intercambiadas? Únicamente dos: saciar necesidades humanas (valor de uso) y ser productos del trabajo (mediremos ese trabajo en horas de trabajo: valor de cambio... o valor). Sólo más tarde surgirá, necesariamente, una mercancía que será adoptada como equivalente general (el dinero) y con respecto a la cual se originará un fetichismo, que, erróneamente, hará percibir en ella (y no en el trabajo) la verdadera fuente del valor.
Al final de la Sección 2ª, sin embargo, Marx nos despierta de la ilusión, invitándonos a abandonar la ruidosa esfera de la circulación para seguirle hasta la zona de “No admittance except on business” . Nos recuerda, en este punto, que el mundo real no está constituido por productores independientes que intercambian mercancías equivalentes, sino estratificado en dos clases fundamentales, una de las cuales compra la fuerza de trabajo y otra de las cuales la vende. En este caso, las mercancías que se intercambian son salario por un lado y fuerza de trabajo por el otro. Resumiendo mucho, por razones de espacio, diremos que la fuerza de trabajo, al trabajar, genera una cantidad de valor superior a la que el salario podrá adquirir más tarde en el mercado. A ese “más-valor” Marx lo denomina, sencillamente, plus-valor. A la clase de hombres que compra fuerza de trabajo, clase capitalista. Al dinero que estos hombres vuelcan en la circulación con el objetivo de generar plusvalor, sencillamente capital. De este capital, una parte será constante (el empleado en materias primas e instrumentos de trabajo, como hoces y martillos) y otra variable (el empleado en contratar a la fuerza de trabajo, cuyo trabajo es el que hace variar la suma inicial de dinero, obteniendo más dinero que, más tarde, volverá a reinvertirse, dando lugar a una reproducción ampliada).
Pero ¿cómo se llega a esta situación, que ahora nos parece tan natural, pero que no deja de ser absurda, en la que unas personas son compradoras ricas y otras vendedoras pobres de fuerza de trabajo? ¿Cómo se desemboca en un mundo en el que unos hombres “eligen” trabajar gratis para otros durante varias horas al día (las horas en las que producen el plusvalor) y en el que el intercambio (fuerza de trabajo vs salario) no se da entre valores equivalentes (mundo en el que no rige, por tanto, el principio republicano de igualdad ) ?
III
En respuesta a estos interrogantes, en los dos últimos capítulos del libro I, Marx introduce algo que, a primera vista, podría parecer una enmienda a sí mismo, pero que cobra sentido dentro de su orden de exposición lógico-categorial: la “acumulación originaria” de capital, que, en toda Europa, tras finalizar la Edad Media, supuso un prolongado y violento proceso histórico de expulsión masiva de la población campesina de sus tierras. También nos habla de la historia de Mr. Peel, empresario de la época que llevó un ejército de trabajadores a Australia, junto con todos los materiales necesario para construir una fábrica, pero que se encontró con que sus trabajadores lo abandonaban para establecerse como campesinos en la tierra virgen de Oceanía (en la cual, por aquel entonces, aún no se había producido una “acumulación originaria”).
¿Qué significa esto? Que una persona sólo vende su fuerza de trabajo cuando ha sido privada de cualquier otro sustento vital (como la tierra). Para Liria y Zahonero, éste es un hecho fundamental, porque de él se deduce que, a pesar de la ficción con la que la sociedad moderna se representa a sí misma, nuestro mundo no está constituido a partir del principio de la propiedad individual (requisito kantiano de la independencia civil, es decir, del principio ilustrado por antonomasia, junto a la libertad y la igualdad), sino, precisamente, a partir de su aniquilamiento y sustitución por la gran propiedad capitalista (que supone, en palabras de Marx, la expropiación del 90% restante de la sociedad).
Sin embargo, en el libro III, nos encontramos con una nueva vuelta de tuerca: el plusvalor se convierte en ganancia y el valor en precio de producción. ¿Qué significa esto? En el libro I, que narraba cómo funcionaría la circulación mercantil si existiera, digamos, una sola empresa, sólo el capital variable hacía variar (y, obviamente, crecer) el valor inicial desembolsado por el capitalista, mientras que el constante (maquinaria y materia prima), al hacer uso de él, iba transmitiéndose al valor de la mercancía progresivamente. Ahora, sin embargo, en mitad de la concurrencia capitalista, nos encontramos con que se produce una nivelación de las tasas de ganancia y las empresas no obtienen beneficios en función del dinero invertido en capital variable, sino una cantidad proporcional al capital total invertido. ¿Por qué? Porque, en una situación de competencia, los precios que establece una empresa están determinados por la tasa de ganancia media de su rama, y no por la tasa de plusvalor creada en el interior de dicha empresa en particular. De este modo, si puede vender un poco más caro (aprovechando, por ejemplo, una productividad superior a la media), en su ánimo de lucro, lo hará. El juego de la oferta y la demanda, además, tiene también su influencia sobre el precio final de mercado.
Pero, entonces, ¿qué sentido tiene para Marx la ley del valor? ¿Por qué Marx, al inicio de El Capital, nos remite a un mercado generalizado de equivalentes, si éste nunca ha existido históricamente? ¿Por qué al final del libro I introduce lo que, sólo en apariencia, sería una auto-enmienda? ¿Y por qué en el libro III, miles de páginas más tarde, nos aclara finalmente la cuestión de los precios? ¿Qué sentido tiene, en suma, el desconcertante orden de los capítulos y libros de El Capital?
IV
Según la teoría de Liria y Zahonero, la ley del valor no consigue determinar los precios, porque tampoco lo intenta. Para Marx, la cuestión de cómo los capitalistas se reparten el plusvalor entre ellos es algo secundario (que se afronta, como hemos visto, en el libro III) . Lo primordial es investigar cómo es posible que en la sociedad moderna aparezcan dos clases fundamentales de seres humanos: los compradores ricos y los vendedores pobres de fuerza de trabajo. Para fundamentar el concepto de explotación, era estrictamente necesario construir previamente el concepto de plusvalor (y los conceptos de trabajo necesario y plustrabajo , dando cuenta de cuántas horas diarias trabaja el obrero para sí mismo y cuántas lo hace gratuitamente para engordar la fortuna del capitalista) y, obviamente, este concepto de plusvalor no podía construirse sin la teoría del valor. También es significativo que Marx abandone, desde el principio, la denominación “valor de cambio”, para hablar de algo diferente: el “valor”.
Pero no fueron pocos, nos dicen Liria y Zahonero, los marxistas que vinieron a embrollar aún más la situación, recurriendo al as en la manga de la aufhebung hegeliana, capaz de dar cuenta de una identidad entre contrarios (en este caso, entre los libros I y III de El Capital ). Al igual que Althusser (pero a diferencia de Lukács o, por citar un autor actual, Kohan), Liria y Zahonero consideran que Marx, tras su ruptura epistemológica, conserva la dialéctica como un mero recurso expositivo, pero no como dispositivo teórico fundamental ni como método de comprensión de la realidad. Para nuestros autores, el precio no es la verdadera expresión del valor , sino que estos dos términos remiten a dos consistencias estructurales diferentes , con implicaciones diferentes también. Porque la primera de ellas, la consistencia-valor, al estar determinada sólo por el capital variable, remite a las mercancías como productos del trabajo humano, no considerando todavía dicho trabajo como la consecuencia de una inversión de tipo capitalista. En cambio, desde la categoría “precio de producción” (es decir, desde los ojos del capitalista, desde la circulación del dinero como capital y no como simple dinero), las diferencias entre funcionar y trabajar (capitales constante y variable), o incluso entre invertir y trabajar (compra y venta de fuerza de trabajo), se diluyen, al no tener consecuencias económicas directas para su bolsillo. Sin embargo, para el científico social, dichas diferencias sí conllevan cruciales implicaciones metodológicas, porque someten al sistema a dos interrogantes distintos.
Así pues, la construcción, al inicio del libro I, de lo que anteriormente denominamos “condiciones artificiales de laboratorio” nos permite aislar un fenómeno (el de la explotación de una clase por otra), mientras que, en contraste, el libro III constituye ya una constatación empírica y descriptiva del funcionamiento real de la sociedad capitalista. Y el orden de los libros de El Capital no implica, como asumió una parte de la tradición marxista, que baste tirar del hilo de la “libertad-para-hacer-lo-que-quiera-con-lo-que-es-mío” (es decir, de la lógica del libro I) para obtener, sin más, el mercado generalizado capitalista (o sea, la lógica del libro III), sino que, por el contrario, para llegar a esta última situación fue necesario, como ya hemos visto, introducir un mecanismo completamente ajeno y diametralmente opuesto a esa o cualquier otra libertad: el terror y la sangre de la acumulación originaria.
V
Los economistas burgueses, por su parte, acusaron naturalmente a Marx de incoherencia, ya que no comprendieron (o no les interesó comprender) el papel de la teoría del valor en la Sección 1ª de El Capital. Además, en su grotesco afán por justificar la estructura del poder capitalista, estos economistas trataron de asimilar nuestra realidad a un mercado justo e igualitario, en tanto que todos, compradores y vendedores de fuerza de trabajo, aparecen como propietarios de algo, que intercambian libremente. Sin embargo, la Ilustración (empezando por Kant) jamás habría aceptado la ficción jurídica que supone llamar propietario al que no posee nada exterior a sí mismo, salvo su propio pellejo, porque, obviamente, tal noción carecería de sentido jurídico, ya que, en ese caso, nadie podría no ser propietario. El pensamiento ilustrado tampoco habría aceptado jamás que se pudiera considerar ciudadano a alguien desprovisto de independencia civil; es decir, a alguien que, al no poseer nada, depende de otros para obtener su sustento.
Ahora bien, efectivamente, una vez puesta en juego la “acumulación originaria”, una vez despojada la población de sus medios de subsistencia, los obreros aparecerán en el mercado y venderán su fuerza de trabajo libremente (aunque, en cambio, no tendrán libertad para cambiar de “sector” y pasar a ser compradores, en lugar de vendedores, de fuerza de trabajo...), especialmente porque la única alternativa a ejercer esa peculiar libertad (la libertad, recordemos, para vender fuerza de trabajo) será, en realidad, la muerte de hambre. Por otro lado, una vez activado este mecanismo, una auténtica liberación se hace imposible, porque, en la esfera económica, todo incremento de la libertad individual conllevará, automáticamente, un incremento de la dominación y un deterioro de las condiciones de vida. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, si la negociación de los contratos de trabajo es libremente individual, en lugar de imperativamente colectiva, dada la existencia de una masa permanente de parados (que Marx llama “ejército industrial de reserva”), siempre habrá alguien dispuesto a vender su mano de obra por un salario más bajo del que perciban los que ya estén trabajando. Así, de no existir la negociación colectiva y sindical, los salarios descenderían hasta el límite mínimo de la subsistencia, generándose, como demostró Karl Polanyi, unas condiciones sencillamente incompatibles con el ejercicio de cualquier libertad o derecho.
Así pues, ni igualdad, ni independencia civil, ni libertad. El capitalismo no fue (como trata de aparentar) el legítimo sucesor de la Ilustración, sino que, en un auténtico coup d'état, la traicionó y falsificó descaradamente. Tal es la tesis fundamental de este sugerente libro (tesis en la que aquí, por razones de espacio, no profundizaremos más, pero para cuya comprensión recomendamos la lectura directa de la obra de Liria y Zahonero).
VI
¿Qué alternativas nos deja esta situación? La socialdemocracia, nos dicen nuestros autores, ha tratado de reformar el capitalismo o de hacerlo “más humano”, sin comprender que el Estado de bienestar fue una excepción histórica, lograda hace más de medio siglo por un sindicalismo radicalizado y ante la presión política de la Unión Soviética (que tenía una “quinta columna” en todos los países del mundo), es decir, en una correlación de fuerzas que no volverá a darse en mucho tiempo, si es que se vuelve a dar. Para colmo, la socialdemocracia no tuvo en cuenta que el nivel de vida del Primer Mundo es un privilegio imposible de generalizar a todo el planeta, dato que ha sido demostrado matemáticamente por el Global Footprint Network (California). Obvió, asimismo, que, bajo el capitalismo, el Estado de bienestar sólo es posible sobre la base de lo que Emmanuel Arrighi denominó “intercambio desigual”. Dado que los capitales no chocan contra fronteras institucionales, pero las personas sí, la clase obrera no podrá trasladarse a las empresas del mundo que ofrezcan mejores salarios, sino que, con suerte, podrá elegir entre las que existan en un determinado país. Por tanto, aunque las tasas de ganancia tenderán, como siempre, a nivelarse a escala global (nivelación de la que, como vimos, dependen los precios), las tasas de explotación, en cambio, serán diferentes en cada marco de relaciones laborales, en función de los éxitos y derrotadas en las luchas políticas, sindicales y de clases. En consecuencia, un salario primermundista dará acceso a bienes en los que habrá cristalizada una cantidad de horas de trabajo tercermundista muy superior a la que el trabajador primermundista ha necesitado efectuar para cobrar su salario, produciéndose, de facto, un fenómeno de explotación global del norte al sur (lo que, obviamente, no anula la contradicción entre clases también existente en el norte).
Descartados el capitalismo (que motiva esta auténtica barbarie) y la socialdemocracia (ineficaz para contener al capitalismo), como conclusión, Liria y Zahonero aclaran cuál es la alternativa que proponen: el comunismo, la cooperativización o incluso estatalización de los medios de producción. Sin embargo, aclaran también que, como proyecto político, no están dispuestos a defender cualquier versión posible del comunismo (como tampoco lo estuvo Marx), sino sólo una versión que respete los principios de la Ilustración (que el capitalismo, como hemos visto, proclama pero a la vez anula): la igualdad, la independencia civil y la libertad, como exigencias irrenunciables de la razón. Además, matizan que, en una sociedad socialista, podrían encomendarse determinadas funciones, como la asignación de recursos escasos, a un mercado controlado.
VII
Ésta es, pues, la resurrección de Marx que los autores de El orden de El Capital proponen. Una resurrección que, por supuesto, tendrá sus seguidores y sus detractores. Pero a la que todos, incluso sus detractores, tendrán que reconocer el mérito de ir más allá de la mera-repetición-inútil de las ideas de nuestro gigante del pensamiento y, en definitiva, de proponer algo mejor: una reapropiación crítica de su genial método de análisis de la sociedad capitalista. Un método que, a día de hoy, sigue demostrando extraordinaria fertilidad. Esperamos, para terminar, que no sea preciso insistir en la importancia (tan subestimada por la estrechez de miras del espontaneísmo) del análisis teórico para un correcto diseño de la táctica política. Por eso, como dirían los autores de esta magnífica obra, hay que leer, o seguir leyendo, El Capital.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.